«La
crisis actual podría, vista en perspectiva, equipararse al
efecto tequila: con los números del primer trimestre en la
mano, el Ministerio de Economía ya calculó que la caída del
PBI es del 2,8%.
Cada
empresa tiene su propia excusa para explicar por qué este
trimestre le fue tan mal. Y, en algunos casos, mucho peor
que durante los tres primeros meses del tequila. Mientras
que en los años 1995/6 las cosas eran más simples (no había
crédito para pagar deudas), hoy los contratiempos son múltiples:
hay restricción crediticia, devaluación del real brasileño,
caída del precio de materias primas e insumos y una previsible
retracción del consumo, tanto en la Argentina como en Brasil.
Casi
todos los sectores están afectados: perdieron plata las automotrices,
los bancos, las siderúrgicas, las constructoras y las petrolers.
Y, ahora también, las alimentarias cayeron en la volteada,
pese a que son menos vulnerables porque atienden demandas
básicas.
Las
dos grandes lácteas, SanCor y La Serenísima, hundieron sus
resultados en la misma medida que Brasil depreciaba su moneda:
SanCor perdió 13,8% millones y Mastellone, 16,7%. "Tuvimos
un ajuste negativo del inventario de 9,1 millones de dólares
a causa de la caída en los precios, atribuible principalmente
a la devaluación de la divisa en Brasil"explicó Mastellone
a la Bolsa de Comercio.
Si
bien La Serenísima acumuló 16,7 millones de dólares de pérdidas,
pudo exhibir resultados favorables, porque los compensó con
los 44 millones de dólares que le ingreasron tras terminar
de vender a Danone su división de yogures y postres, que era
la verdadera gallina de los huevos de oro. SanCor, que en
los últimos años se posicionó para exportar leche en polvo
al Brasil, tuvo pérdidas por 13,8 millones de dólares, de
los cuales 12,4 millones fueron por vender a pérdida»
«Ni
por toda la plata del mundo vendería La Serenísima» Entrevista
a Pascual Mastellone, Presidente de La Serenísima
Clarín,
domingo 20 de junio de 1999. Por Claudia Boragni
Desde
hace 47 años, Pascual Mastellone -o "Don Pascual",
como lo llaman sus colaboradores- maneja el día a día de La
Serenísima, la empresa que en los años 30 fundó su padre,
Antonino, un inmigrante italiano que llegó al país, como tantos
otros, con le sueño de "hacer la América". La Serenísima
nació en una pequeña habitación que Antonino y su mujer, Teresa
habían construido junto a la casa que alquilaron en General
Rodríguez cuando llegaron de Italia. "Mi padre levantó una
pieza de ladrillo asentado en barrio donde instaló la primera
fábrica de muzzarella y ricota", recuerda. En ese mismo lugar
hoy funciona la planta principal de La Serenísima.
Pascual
Mastellone empezó a trabajar a los 7 años. Era el mayor de
tres hermanos varones. "Mi padre me pagaba 10 pesos, que depositaba
en una libreta de ahorros a mi nombre, por controlar que la
muzzarella alcanzara su punto de maduración. Cuando eso ocurría
hacía sonar una campana, instalada en la caldera, para que
los empleados comenzaran su trabajo", cuenta.
A
los 21 años, recién llegado de las conscripción, cuando aún
abrazaba el sueño de convertirse en camionero, su madre le
pidió hacerse cargo de la fábrica. "Mi padre había fallecido
y alguien tenía que asumir la responsabilidad del negocio",
recuerda. Lo secundaron sus hermanos Victorio y José. Con
el tiempo La Serenísima se convirtió en la segunda
empresa láctea más importante de la Argentina -después de
SanCor-, con una facturación que orilla los 700 millones de
dólares.
Tiene
plantas en General Rodríguez y está por inaugurar dos más
en Trenque Lauquen y Villa Mercedes -San Luis-. Este año,
vendió el 30% de la compañía al fondo de inversión Dallpoint
Investments -representado por Greenwich Investments- y la
línea de yogures, psotres y quesos untables a la francesa
Danone. Entre ambas operaciones embolsó 300 millones de dólares.
-¿Con ese dinero financiaron parte de la deuda? -No,
invertimos todo el dinero en programas de calidad, plantas
de clasificación, camiones-tanques y laboratorios. El año
pasado refinanciamos una deuda con un bono de 225 millones
de dólares. Ahora, la empresa está planteando bases muy sólidas
y nuestro objetivo es crecer en el negocio de los quesos,
que se lleva más del 50% de la leche que produce todo el país.
-En algún momento circuló el rumor de que habían recibido
ofertas por la compañía -No, no recibimos ninguna oferta.
-Se dijo que habían recibido una oferta del Pérez Companc
Family Group -No, eso no fue así.
-Ustedes se desprendieron del 30% de la empresa. ¿No analizaron
la posición de fusionarse con alguna otra firma?. -No
hay tantas empresas importantes como para hacerlo
-La
Serenísima es una de las empresas líderes del mercado, podría
generar algún interés de otras compañías... -Puede ser,
pero el interés sólo puede surgir de alguna empresa de mayor
magnitud. En ese caso, la empresa decidirá.
-En
ese caso, supongo que usted tendrá la última palabra...
-No le puedo decir qué voy a hacer mañana porque tampoco sé
con qué me voy a encontrar. Cuando me vino a ver la gente
de Danone ni remotamente pensé que le venderíamos la línea
de yogures. Puede ser que en algún momento el negocio se convierta
en inviable y tengamnos que vender, cosa que no creo que ocurra.
-¿Tampoco en los próximos años? -Creo que no. La
Serenísima está planteando bases muy sólidas como para
pensar en vender. Si usted me pregunta qué opino de la compañía
le voy a decir que nunca estoy conforme. En mi fuero íntimo,
si usted me ofrece toda la plata del mundo para comprarme
la empresa, nos e la vendo.
-¿Ni
aunque le hagan la mejor oferta? -No, hoy no vendo La
Serenísima
-¿Podría abrir la participación a nuevos inversores?
-Podría ser. Pero en ese caso sólo abriría hasta el 5%.
-¿Cuáles son las dificultades que afronta la industria?
-La baja de los precios, principalmente. Intentar colocar
la producción en un mercado que está saturado genera una baja
de precios y, en consecuencia, de rentabilidad. El productor
también tiene que bajar el precio de la materia prima. Se
está viviendo un momento muy difícil, de mucha competencia
y con una fuerte transformación interna.
-Pero el precio de la leche sigue siendo alto si se lo
compara, por ejemplo con el de Nueva Zelanda. -Lo que
pasa es que Nueva Zelanda exporta el 85% de su producción
y apenas consume el resto. Ellos están especializados en el
negocio de la exportación. Nosotros, en cambio, hacemos al
revés. Además, producimos para el mercado interno todo el
año. En Nueva Zelanda se produce durante 8 meses: cierran
las plantas industriales a fines de marzo y las vuelven a
abrir el 1 de agosto. Estoreduce mucho los costos. Los argentinos
consumimos 215 litros de leche por habitante. En este momento,
superar esa magnitud es muy difícil. No hay forma de colocar
más leche en el mercado interno
.
-¿Qué diferencia hay en precio con Nueva Zelanda? -Un
productor de Nueva Zelanda está en 13 centavos el litro de
leche, mientras que aquí estamos en 16 centavos.
-¿A qué cree que obedece el desembarco de jugadores internacionales
siendo que el mercado está saturado, como usted dice?
-Vienen a tomar parte del mercado de productos con mayor valor
agregado, donde la innovación tiene un valor importante. Los
jugadores internacionales no están en el negocio de la leche,
que es el más complicado. Además, tienen la ventaja de que
son multinacionales, además de estar especializados, como
Danone lo está en yogures y postres.
-¿Pero hay lugar para tantos? -No. Es más, creo que
en los próximos dos o tres años algunos van a desaparecer.
-¿Por qué se desprendieron de la línea de yogures?
-El problema que tenemos las empresas argentinas es cómo financiarnos.
Una forma de hacerlo es vendiendo parte del negocio. Por otro
lado, sabíamos que la gente de Danone iba a instalarse en
el país y consideramos que ellos estaban mejor preparados
que nosotros en la línea de yogures y psotres. Por eso fue
que preferimos aliarnos. Así, logramos los dos objetivos:
financiamos nuevos proyectos y nos asociacmos con una empresa
líder.
-¿Pero no es la línea de yogures la más rentable del negocio
lácteo? -Es rentable pero también se neesita un marketink
y un seguimiento especial. Ahora los yogures y los postres
los tenemos respaldado con Danone y nuestra estrategia es
crecer en quesos. En este momento, estamos poniendo en marcha
una planta en Trenque Lauquen para procesar 1,5 millón de
litros de leche por día, además de quesos frescos. El año
que viene vamos a inaugurar otra planta en Villa Mercedes
-San Luis- para elaborar quesos semiduros y duros.
-¿Qué
significa que la leche tiene el menor índice de bacterias?
-Que es más limpia. Antes la leche secontrolaba solamente
en el tambo; en cambio, ahora se controla desde el inicio
del proceso. Un tambo puede generar una leche con 50.000 bacterias
y por un descuido cualquiera, puede hacer que llegue a tener
5 millones de bacterias. Nosotros evitamos que eso ocurra.
-¿Cuál
es la estrategia de La Serenísima entonces? -Controlar
el 20% del mercado más chico, que es el de la lechería. Tome
en cuenta que en la Argentina se producen 9500 millones de
litros, aproximadamente; de esa cifra, 15000 millones de litros
van a la leche, leche fresca y yogures. En cambio, al queso
se destinan casi 5000 millones de litros. En el negocio importante
de la lechería, que es el de os quesos, que tiene volumen,
no estamos. Además, en leche ya no podemos creceer porque
tenemos una participación del 60% que es muy alta y es difícil
superar esa particiapción. La única posibilidad que tenemos
para crecer es incorporar el negocio de quesos.
-¿Es
negocio exportar, con la baja de precios? -Hay que hacerlo,
porque es necesario para ayudar a la lechería argentina. Pero
es el peor negocio por la baja de los precios internacionales:
bajaron de 1900 dólares la tonelada a casi 1400 dólares. Antes
que Brasil devaluara le vendíamos la leche en polvo a 2000
dólares la tonelada. Este año la estamos vendiendo a 1600
dólares.
-¿El
tener una subsidiaria como Leitesol en Brasil les jugó a favor?
-No. Leitesol también tuvo que bajar sus precios. Para nosotros
lo que juega en favor es el hecho de que de a poco vamos a
ir creciendo en el mercado brasileño.
-Se
dijo que estaban por armar una fábrica de envasado de leche
en San Pablo, aprovechando la infraestrucutra de Leitesol.
-Sí, Leitesol nos aportó una buena distribución. Nos permitió
ingresar a unos 10000 negocios en Brasil, lo cual es importante.
Nuestra idea inicial era la de hacer un depósito pero luego,
por razones de disponibilidad de dinero, lo postergamos. La
idea es construir un gran depósito en San Pablo para el envasado
de leche en polvo. Estábamos pensando en envasar leche fluída,
pero no es el momento.
-Ustedes acaban de armar un pool con otras empresas lácteas,
¿cuál es el objetivo? -Somos siete empresas: Manfrey,
Milkaut, SanCor, Verónica, La Serenísima, Williner y Molfino.
El objetivo es exportar y hacer saber al resto del mundo que
existe una sociedad de empresas lácteas argentinas que xportan
a otros mercados.
¿Cómo
ve el futuro del Mercosur? -Veo que está saliendo de una
gripe fuerte y que con el tiempo tendrá éxito. Brasil es un
mercado deficitario en leche y allí, pese a los problemas
ocasionados por la devaluación, tenemos buenas oportunidades.
-A qué cree que obedece este avance de grandes grupos económicos,
como Pérez Companc y Macri, en el sector agroindustrial?
-Creo que pensaron que la Unión Europea iba a reducir los
subsidios, pero por lo que se ve la UE no piensa moveerse
de su posición. Esto está convirtiendo a los alimentos en
un negocio no tan rentable. La ventaja de los grandes grupos
económicos es que pueden esperar. Pueden dejar pasar los años
malos que, seguramente, va a tener la industria. Ellos se
pueden plantear un horizonte, a diferencia del resto de las
empresas que tienen que seguir invirtiendo y hasta vender
parte de sus activos para hacerse de capital.
-¿Qué
balance hace sobre la gestión de Menem? -Yo diría que
no se dieron ciertas cosas. No se esperaba la crisis de México,
ni la de Asia, ni la de Rusia, ni la de Brasil, pero creo
que tampoco llegó a prever que dependíamos tanto de lo extreno.
Esto también forma parte del entrenamiento que tenemos que
adquirir como empresarios.
-¿Cuál es el peor enemigo del empresariado en la Argentina
de hoy? -La tasa de interés. No hace falta que lo diga
yo. Si tuviera dinero para financiarme al 5% o 6% abriría
tres fábricas más. Lo que no encuentro es cómo se sale, cómo
se consigue que la tasa de interés baje, cómo se genera confianza
entre los inversores. Entiendo que con una buena administración
y dando buenas señales, porque dependemos de los capitales
externos.
-¿Sigue siendo amigo de Cavallo? -Sí.
-¿Cree que la Alianza y el PJ respetarán la convertibilidad
si logran ser gobierno? -Sí, creo que van a mantener la
convertibilidad. Claro que las circunstancias del mundo se
dan muy defavorables, pero no creo que esté en la mente de
ellos tocar la convertibilidad.
-¿Coincide con Soros en que el peso está sobrevaluado?
-No hay que tocar el peso, pero sí reducir los costos. No
estoy hablando de reducir salarios.
-¿Que opina de la dolarización? -En eso no estoy de
acuerdo. Ya que aguantamos tanto tiempo con la convertibilidad
sigamos como estamos.
-¿Se lanzan a la Bolsa? -Por ahora, no
-Qué piensa cuando escucha que en la Argentina hay 13 millones
de personas que viven bajo la línea de pobreza? -Que es
circunstancial. Cuando ingresa capital y hay crecimiento económico
se incorpora gente al mercado laboral, pero cuando el país
deja de crecer, es evidente que hay mucha gente que pasa al
otro lado. Si fluyen de nuevo los capitales, el problema se
va a ir corrigiendo. Esto es lo que tiene la convertibilidad:
necesita del ingreso de capitales para mantener un crecimiento
de la economía de entre el 5% y el 6 por ciento.
El artículo finaliza con una nota donde se señala que «Aunque
Pascual Mastellone asegura haber compartido los mismos ideales
de su padre -Antonino-, sus estilos en la conducción de La
Serenísima no fueron los mismos.
"Aprendí
de mi familia el amor por el trabajo, pero no soy de los que
miran para atrás y se paran a contemplar lo mucho que lograron,
prefiero mirar hacia adelante para ver lo que aún me queda
por hacer", dice el presidente de La Serenísima.
Quienes
lo conocen aseguran que es un hombre de pocas palabras y decisiones
firmes. Que viaja poco, lee libros que no recuerda y que sueña
con llegar al 2002 para cumplir 50 años al frente del grupo
de empresas lácteas que comanda. Antonino Mastellone aprendió
el oficio de quesero en Cerdeña, su tierra natal, cuando era
joven (N.de la R. En realidad, Dn. Antonino Mastellone nació
el 12 de diciembre de 1899 en Piano di Sorrento, provincia
de Nápoles).
En
cambio, su hijo Pascual empezó a trabajar a los 7 años, cuando
todavía era un niño. "Cuando llegó a la Argentina, en los
años 30, mi padre levantó una pequeña empresa que hizo crecer
hasta que pudo, sólo empujado por la preocupación de asegurar
el sustento de su familia", cuenta Mastellone. El, en cambio,
se enorgullece de repetir que miró el negocio "a lo grande"
y convirtió a La Serenísima en la segunda empresa láctea más
importante del país.
Pascual
Mastellone es uno de los artífices de la Fundación Mediterránea,
el motor intelectual del equipo económio que, entre 1991 y
1996, lideró Domingo Cavallo, cuando fue ministro de Economía,
y que hoy nutre de técnicos a Acción por al República y también
al duhaldismo. "Cavallo tuvo total libertad para hacer lo
que consideraba mejor para el país. Yo sigo siendo su amigo",
dice. Antonino fue un gran admirador del poeta italiano Gabrielle
D'Annunzio que, en 1922, comandó una escuadrilla, llamada
La Serenísima, que, -según cuenta la leyenda- sobrevoló Viena
tirando panfletos en favor de la paz mundial. En honor al
poeta, Antonino llamó La Serenísima a la fábrica de quesos».
Clarín,
Miércoles 21 de Julio de 1999. «Por la recesión, se redujo
más del 3% el consumo de leche» «Si se incluyen el resto de
los lácteos, la caída de las ventas llega al 9% - La leche,
junto con el pan, son alimentos de consumo rígido - El sector
también está golpeado por la baja de los precios internacionales»
Pascual
Mastellone, el dueño de La Serenísima, tiene que hacer
un esfuerzo para recordar otros momentos donde la crisis haya
afectado tanto la venta de leche, que en la dieta de los argentinos
es tan elemental como el pan. Según sus propias cuentas "la
recesión se siente en el producto.
Nosotros
notamos una caída en las ventas de entre 3 y 4% respecto a
julio del año pasado", dijo ayer a Clarín. En este comportamiento
de la demanda influye claramente la caída de los ingresos
de la población, derivada -según los casos- del desempleo,
el subempleo o la baja en las horas trabajadas. Con 700 millones
de dólares de facturación al año, La Serenísima es la segunda
empresa láctea más importante de la Argentina, después de
SanCor. En ambas compañías perciben una fuerte merma en sus
ingresos.
En
SanCor no quisieron dar precisiones pero uno de sus gerentes
admitió "la dura realidad". Mastellone lo dijo sin rodeo:
"Estamos facturando entre un 8 a un 9% menos. Eso se debe
a que la gente elige las segundas marcas y a que nosotros
mismos hemos bajado los precios. Se está viviendo un momento
muy difícil, de mucha competencia y con una fuerte transformación
interna", añadió. Tanto en La Serenísima como en SanCor dicen
que no pueden compensar este bajón con ventas al mercado brasileño.
El
cuadro se completa con una disminución del precio internacional
de la leche que bajó de 1.900 dólares la tonelada a casi 1.400
dólares. "Antes que Brasil devaluara le vendíamos la leche
en polvo a 2.000 dólares la tonelada. Este año la entregamos
a 1.600 dólares, remarcó Mastellone. La Serenísima optó incluso
por paralizar en los próximos dos años las inversiones que
tenía planificadas en Brasil. "Allá el mercado también está
flojo y necesitaría que lo acompañemos más. Pero dada la restricción
financiera que existe para las empresas argentinas y los mercados
emergentes, ahora la plata no alcanza para todos y tenemos
que optar. Si pudiera financiarme al 6%, abriría tres fábricas
más. Pero la tasa de interés es hoy la gran enemiga", se quejó
el empresario.
Así,
la empresa Leitesol que La Serenísima tiene en Brasil y que
le permitió ingresar a los supermercados de San Pablo, postergó
la construcción de un depósito para el envasado de leche en
polvo. "Hemos decidido fortalecer nuestra presencia en la
Argentina y estamos terminando una planta en Trenque Lauquen",
acotó Mastellone. Se sumaría a la que ya tienen en General
Rodríguez y la que inaugurarán en Villa Mercedes, San Luis.
Finaliza la nota señalando una consideración del secretario
gremial de ATILRA, Alfredo Saavedra quien sostiene que las
usinas elaboran 10.000 millones de litros de leche, casi un
100% encima de las cifras de principios de esta década, situadas
en unos 5.000 millones de litros. "En la Argentina se producen
hoy 10.000 millones de litros, aproximadamente, de esa cifra,
1.500 millones de litros van a la leche fresca y yogures.
Y
a la producción de quesos se destinan casi 5.000 millones
de litros. Los productores rurales dudan que esa cifra se
mantenga. Cuentan que en la cuenca lechera, que abarca Buenos
Aires, Córdoba y Santa Fe, se resintió la producción por culpa
de las inundaciones". En un aparte se señala que «Pascual
Mastellone, está a punto de desprenderse de otra de las divisiones
de la empresa: negocia la venta de la leche chocolatada Cindor
a Danone. La firma francesa ya posee la línea de postres y
yogures que antes pertenecían a La Serenísima.»