Desde
hace 47 años, Pascual Mastellone -o "Don Pascual",
como lo llaman sus colaboradores- maneja el día a día
de La Serenísima, la empresa que en los años
30 fundó su padre, Antonino, un inmigrante italiano
que llegó al país, como tantos otros, con le
sueño de "hacer la América".
La Serenísima nació en una pequeña
habitación que Antonino y su mujer, Teresa habían
construido junto a la casa que alquilaron en General Rodríguez
cuando llegaron de Italia.
"Mi
padre levantó una pieza de ladrillo asentado en el
barrio donde instaló la primera fábrica de muzzarella
y ricota", recuerda. En ese mismo lugar hoy funciona
la planta principal de La Serenísima.
Pascual Mastellone empezó a trabajar a los 7 años.
Era el mayor de tres hermanos varones. "Mi padre me
pagaba 10 pesos, que depositaba en una libreta de ahorros
a mi nombre, por controlar que la muzzarella alcanzara su
punto de maduración. Cuando eso ocurría hacía
sonar una campana, instalada en la caldera, para que los empleados
comenzaran su trabajo", cuenta.
A
los 21 años, recién llegado de las conscripción,
cuando aún abrazaba el sueño de convertirse
en camionero, su madre le pidió hacerse cargo de la
fábrica. "Mi padre había fallecido y alguien
tenía que asumir la responsabilidad del negocio",
recuerda. Lo secundaron sus hermanos Victorio y José.
Con el tiempo La Serenísima se convirtió
en la segunda empresa láctea más importante
de la Argentina -después de SanCor-, con una facturación
que orilla los 700 millones de dólares. Tiene plantas
en General Rodríguez y está por inaugurar dos
más en Trenque Lauquen y Villa Mercedes -San Luis-.
Este año, vendió el 30% de la compañía
al fondo de inversión Dallpoint Investments -representado
por Greenwich Investments- y la línea de yogures, psotres
y quesos untables a la francesa Danone. Entre ambas operaciones
embolsó 300 millones de dólares.
-¿Con ese dinero financiaron parte de la deuda?
-No, invertimos todo el dinero en programas de calidad, plantas
de clasificación, camiones-tanques y laboratorios.
El año pasado refinanciamos una deuda con un bono de
225 millones de dólares. Ahora, la empresa está
planteando bases muy sólidas y nuestro objetivo es
crecer en el negocio de los quesos, que se lleva más
del 50% de la leche que produce todo el país.
-En algún momento circuló el rumor de que
habían recibido ofertas por la compañía
-No, no recibimos ninguna oferta.
-Se dijo que habían recibido una oferta del Pérez
Companc Family Group
-No, eso no fue así.
-Ustedes se desprendieron del 30% de la empresa. ¿No
analizaron la posición de fusionarse con alguna otra
firma?.
-No hay tantas empresas importantes como para hacerlo
-La Serenísma es una de las empresas líderes
del mercado, podría generar algún interés
de otras compañías...
-Puede ser, pero el interés sólo puede surgir
de alguna empresa de mayor magnitud. En ese caso, la empresa
decidirá.
-En ese caso, supongo que usted tendrá la última
palabra...
-No le puedo decir qué voy a hacer mañana porque
tampoco sé con qué me voy a encontrar. Cuando
me vino a ver la gente de Danone ni remotamente pensé
que le venderíamos la línea de yogures. Puede
ser que en algún momento el negocio se convierta en
inviable y tengamnos que vender, cosa que no creo que ocurra.
-¿Tampoco en los próximos años?
-Creo que no. La Serenísima está planteando
bases muy sólidas como para pensar en vender. Si usted
me pregunta qué opino de la compañía
le voy a decir que nunca estoy conforme. En mi fuero íntimo,
si usted me ofrece toda la plata del mundo para comprarme
la empresa, nos e la vendo.
-¿Ni aunque le hagan la mejor oferta?
-No, hoy no vendo La Serenísima
-¿Podría abrir la participación a
nuevos inversores?
-Podría ser. Pero en ese caso sólo abriría
hasta el 5%.
-¿Cuáles son las dificultades que afonta
la industria?
-La baja de los precios, principalmente. Intentar colocar
la producción en un mercado que está saturado
genera una baja de precios y, en consecuencia, de rentabilidad.
El productor también tiene que bajar el precio de la
materia prima. Se está viviendo un momento muy difícil,
de mucha competencia y con una fuerte transformación
interna.
-Pero el precio de la leche sigue siendo alto si se lo
compara, por ejemplo con el de Nueva Zelanda.
-Lo que pasa es que Nueva Zelanda exporta el 85% de su producción
y apenas consume el resto. Ellos están especializados
en el negocio de la exportación. Nosotros, en cambio,
hacemos al revés. Además, producimos para el
mercado itnerno todo el año. En Nueva Zelanda se produce
durante 8 meses: cierran las plantas industriales a fines
de marzo y las vuelven a abrir el 1 de agosto. Estoreduce
mucho los costos. Los argentinos consumimos 215 litros de
leche por habitante. En este momento, superar esa magnitud
es muy difícil. No hay forma de colocar más
leche en el mercado interno.
-¿Qué diferencia hay en precio con Nueva
Zelanda?
-Un productor de Nueva Zelanda está en 13 centavos
el litro de leche, mientras que aquí estamos en 16
centavos.
-¿A qué cree que obedece el desembarco de
jugadores internacionales siendo que el mercado está
saturado, como usted dice?
-Vienen a tomar parte del mercado de productos con mayor valor
agregado, donde la innovación tiene un valor importante.
Los jugadores internacionales no están en el negocio
de la leche, que es el más complicado. Además,
tienen la ventaja de que son multinacionales, además
de estar especializados, como Danone lo está en yogures
y postres.
-¿Pero hay lugar para tantos?
-No. Es más, creo que en los próximos dos o
tres años algunos van a desaparecer.
-¿Por qué se desprendieron de la línea
de yogures?
-El problema que tenemos las empresas argentinas es cómo
financiarnos. Una forma de hacerlo es vendiendo parte del
negocio. Por otro lado, sabíamos que la gente de Danone
iba a instalarse en el país y consideramos que ellos
estaban mejor preparados que nosotros en la línea de
yogures y psotres. Por eso fue que preferimos aliarnos. Así,
logramos los dos objetivos: financiamos nuevos proyectos y
nos asociacmos con una empresa líder.
-¿Pero no es la línea de yogures la más
rentable del negocio lácteo?
-Es rentable pero también se neesita un marketink y
un seguimiento especial. Ahora los yogures y los postres los
tenemos respaldado con Danone y nuestra estrategia es crecer
en quesos. En este momento, estamos poniendo en marcha una
planta en Trenque Lauquen para procesar 1,5 millón
de litros de leche por día, además de quesos
frescos. El año que viene vamos a inaugurar otra planta
en Villa Mercedes -San Luis- para elaborar quesos semiduros
y duros.
-¿Qué significa que la leche tiene el menor
índice de bacterias?
-Que es más limpia. Antes la leche secontrolaba solamente
en el tambo; en cambio, ahora se controla desde el inicio
del proceso. Un tambo puede generar una leche con 50.000 bacterias
y por un descuido cualquiera, puede hacer que llegue a tener
5 millones de bacterias. Nosotros evitamos que eso ocurra.
-¿Cuál es la estrategia de La Serenísima
entonces?
-Controlar el 20% del mercado más chico, que es el
de la lechería. Tome en cuenta que en la Argentina
se producen 9500 millones de litros, aproximadamente; de esa
cifra, 15000 millones de litros van a la leche, leche fresca
y yogures. En cambio, al queso se destinan casi 5000 millones
de litros. En el negocio importante de la lechería,
que es el de os quesos, que tiene volumen, no estamos. Además,
en leche ya no podemos creceer porque tenemos una participación
del 60% que es muy alta y es difícil superar esa particiapción.
La única posibilidad que tenemos para crecer es incorporar
el negocio de quesos.
-¿Es negocio exportar, con la baja de precios?
-Hay que hacerlo, porque es necesario para ayudar a la lechería
argentina. Pero es el peor negocio por la baja de los precios
internacionales: bajaron de 1900 dólares la tonelada
a casi 1400 dólares. Antes que Brasil devaluara le
vendíamos la leche en polvo a 2000 dólares la
tonelada. Este año la estamos vendiendo a 1600 dólares.
-¿El tener una subsidiaria como Leitesol en Brasil
les jugó a favor?
-No. Leitesol también tuvo que bajar sus precios. Para
nosotros lo que juega en favor es el hecho de que de a poco
vamos a ir creciendo en el mercado brasileño.
-Se dijo que estaban por armar una fábrica de envasado
de leche en San Pablo, aprovechando la infraestrucutra de
Leitesol.
-Sí, Leitesol nos aportó una buena distribución.
Nos permitió ingresar a unos 10000 negocios en Brasil,
lo cual es importante. Nuestra idea inicial era la de hacer
un depósito pero luego, por razones de disponibilidad
de dinero, lo postergamos. La idea es construir un gran depósito
en San Pablo para el envasado de leche en polvo. Estábamos
pensando en envasar leche fluída, pero no es el momento.
-Ustedes acaban de armar un pool con otras empresas lácteas,
¿cuál es el objetivo?
-Somos siete empresas: Manfrey, Milkaut, SanCor, Verónica,
La Serenísima, Williner y Molfino. El objetivo es exportar
y hacer saber al resto del mundo que existe una sociedad de
empresas lácteas argentinas que xportan a otros mercados.
¿Cómo ve el futuro del Mercosur?
-Veo que está saliendo de una gripe fuerte y que con
el tiempo tendrá éxito. Brasil es un mercado
deficitario en leche y allí, pese a los problemas ocasionados
por la devaluación, tenemos buenas oportunidades.
-A qué cree que obedece este avance de grandes grupos
económicos, como Pérez Companc y Macri, en el
sector agroindustrial?
-Creo que pensaron que la Unión Europea iba a reducir
los subsidios, pero por lo que se ve la UE no piensa moveerse
de su posición. Esto está convirtiendo a los
alimentos en un negocio no tan rentable. La ventaja de los
grandes grupos económicos es que pueden esperar. Pueden
dejar pasar los años malos que, seguramente, va a tener
la industria. Ellos se pueden plantear un horizonte, a diferencia
del resto de las empresas que tienen que seguir invirtiendo
y hasta vender parte de sus activos para hacerse de capital.
-¿Qué balance hace sobre la gestión
de Menem?
-Yo diría que no se dieron ciertas cosas. No se esperaba
la crisis de México, ni la de Asia, ni la de Rusia,
ni la de Brasil, pero creo que tampoco llegó a prever
que dependíamos tanto de lo extreno. Esto también
forma parte del entrenamiento que tenemos que adquirir como
empresarios.
-¿Cuál es el peor enemigo del empresaariado
en la Argentina de hoy?
-La tasa de interés. No hace falta que lo diga yo.
Si tuviera dinero para financiarme al 5% o 6% abriría
tres fábricas más. Lo que no encuentro es cómo
se sale, cómo se consigue que la tasa de interés
baje, cómo se genera confianza entre los inversores.
Entiendo que con una buena administración y dando buenas
señales, porque dependemos de los capitales externos.
-¿Sigue siendo amigo de Cavallo?
-Sí.
-¿Cree que la Alianza y el PJ respetarán
la convertibilidad si logran ser gobierno?
-Sí, creo que van a mantener la convertibilidad. Claro
que las circunstancias del mundo se dan muy defavorables,
pero no creo que esté en la mente de ellos tocar la
convertibilidad.
-¿Coincide con Soros en que el peso está
sobrevaluado?
-No hay que tocar el peso, pero sí reducir los costos.
No estoy hablando de reducir salarios.
-¿Que opina de la dolarización?
-En eso no estoy de acuerdo. Ya que aguantamos tanto tiempo
con la convertibilidad sigamos como estamos.
-¿Se lanzan a la Bolsa?
-Por ahora, no
-Qué piensa cuando escucha que en la Argentina hay
13 millones de personas que viven bajo la línea de
pobreza?
-Que es circunstancial. Cuando ingresa capital y hay crecimiento
económico se incorpora gente al mercado laboral, pero
cuando el país deja de crecer, es evidente que hay
mucha gente que pasa al otro lado. Si fluyen de nuevo los
capitales, el problema se va a ir corrigiendo. Esto es lo
que tiene la convertibilidad: necesita del ingreso de capitales
para mantener un crecimiento de la economía de entre
el 5% y el 6 por ciento.
El
artículo finaliza con una nota donde se señala
que
"Aunque Pascual Mastellone asegura haber compartido los
mismos ideales de su padre -Antonino-, sus estilos en la conducción
de La Serenísima no fueron los mismos.
"Aprendí
de mi familia el amor por el trabajo, pero no soy de los que
miran para atrás y se paran a contemplar lo mucho que
lograron, prefiero mirar hacia adelante para ver lo que aún
me queda por hacer", dice el presidente de La
Serenísima.
Quienes
lo conocen aseguran que es un hombre de pocas palabras y decisiones
firmes. Que viaja poco, lee libros que no recuerda y que sueña
con llegar al 2002 para cumplir 50 años al frente del
grupo de empresas lácteas que comanda.
Antonino
Mastellone aprendió el oficio de quesero en Cerdeña,
su tierra natal, cuando era joven (Nota de Accion: En realidad,
Dn. Antonino Mastellone nació el 12 de diciembre de
1899 en Piano di Sorrento, provincia de Nápoles). En
cambio, su hijo Pascual empezó a trabajar a los 7 años,
cuando todavía era un niño. "Cuando
llegó a la Argentina, en los años 30, mi padre
levantó una pequeña empresa que hizo crecer
hasta que pudo, sólo empujado por la preocupación
de asegurar el sustento de su familia", cuenta Mastellone.
El,
en cambio, se enorgullece de repetir que miró el negocio
"a lo grande" y convirtió a La
Serenísima en la segunda empresa láctea
más importante del país.
Pascual Mastellone es uno de los artífices de la Fundación
Mediterránea, el motor intelectual del equipo económio
que, entre 1991 y 1996, lideró Domingo Cavallo, cuando
fue ministro de Economía, y que hoy nutre de técnicos
a Acción por al República y también al
duhaldismo. "Cavallo tuvo total libertad para hacer
lo que consideraba mejor para el país. Yo sigo siendo
su amigo", dice.
Antonino
fue un gran admirador del poeta italiano Gabrielle D'Annunzio
que, en 1922, comandó una escuadrilla, llamada La Serenísima,
que, -según cuenta la leyenda- sobrevoló Viena
tirando panfletos en favor de la paz mundial. En honor al
poeta, Antonino llamó La Serenísima a
la fábrica de quesos".