«No hay inversión más rentable para cualquier comunidad que dar de beber leche a los bebés» W. Churchill 1874-1965 |
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Frecuentemente, sucede que un lugar es mentalmente asociado a una imagen; puede ser un acontecimiento histórico, un accidente natural o quizás alguna excepcional obra humana. General Rodríguez desprovisto de las dos primeras, comenzó a identificarse durante el siglo XX con el nombre de una empresa, La Serenísima, que vino a convertirse sino en punto de referencia, en su sinónimo. Profundamente enraizada física y espiritualmente en su comunidad, el desarrollo de General Rodríguez fue, sin lugar a dudas, el desarrollo de esta empresa y su destino, por lo menos hasta ahora, el suyo. No es este el sitio oficial de La Serenísima, sino apenas una semblanza de una de las principales empresas de la República Argentina siendo su referencia, como decimos, insoslayable cuando nos referimos a la Historia de General Rodríguez. Decimos semblanza, despojada de cualquier tipo de juicio de valor u opinión sobre su actividad empresaria. La Serenísima, desde sus domésticos comienzos «en familia» ha padecido, como muchas otras, las vicisitudes de una incoherente política económica y los furibundos embates de ineptos ministros de economía; que sin embargo no han podido con ella. Ha debido adaptarse a crónicas crisis que son eternas aunque cambien ministros y gobiernos y en los últimos tiempos ha debido tomar dramáticas decisiones para lograr su subsistencia, medidas criticadas sí, pero que considerando los principios que desde siempre la rigieron, esto es el respeto y la contemplación humana por sus trabajadores, quienes han debido abandonar la misma, no refiriéndose a ella amargamente sino con el profundo dolor de vivir una realidad afligente independientemente de ella y la constante preocupación en fijar sus objetivos en la producción, ausencia de una simple especulación financiera; nos permiten confirmar la responsabilidad de aquellos funcionarios que, faltos de preparación y previsión, no supieron, no quisieron o no pudieron resolver el problema del desempleo en nuestra localidad. Es esta la semblanza de una empresa y de su presidente, celebrando 71 y setenta respectivamente, quien a las 4,30 de la mañana mientras se afeita frente a su espejo toma las decisiones que influirán en la vida de una comunidad de cien mil habitantes, en miles de sus empleados y en sus familias y en quienes viven de ellos; decisiones que harán temblar o respirar de alivio estructuras económicas y que repercutirán en las finanzas de países vecinos; de este mismo hombre, a quien sonriente y sereno, con su infaltable bufanda, veremos ocasionalmente en la misa de nuestra parroquia. Semblanza, pues, del pensamiento, inquietudes, opiniones y también, lecciones, de uno de los empresarios con más poder de la República Argentina. |
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