PELUCOS

 

Verdes prados,

mar inmenso,

que perseveran mis secretos,

que me mecen con sus olas

y en sus parajes me pierdo.

 

No existen azules cielos

ni otros lugares mas bellos

que cautiven mi mirada

o me atrapen en su seno

con tanta fuerza y firmeza

como la tierra que quiero.

 

Cual  roble vencido al viento

robusto y tosco en su intento,

de mantener la firmeza

de no sucumbir al tiempo.

 

Lluvias que riegan sus hojas

sol que da vida a su cuerpo

quizás hoy cansada y yerta.

 

Flor silvestre lo acompaña,

su dulce aroma y su calma,

suaves pétalos al tacto,

tierna esencia en sus entrañas, 

dan sensación de armonía 

y hasta a el roble da esperanza.

 

Regios montes los albergan

y aquellos que al mar se enfrentan

se sienten mas orgullosos

porque su lucha no es fuerza, 

quieren que sus aguas traguen 

sus faldas, con tal violencia,

que las convierte en arena 

y viajar entra las olas

y arribar con la marea 

en las playas que el destino

determino para ellas, 

y querer volver algún día

aun sin ser ya quienes eran.

 

Yo entre susurros confieso

que hoy me siento como ellas,

 y entre llantos y alegría

la tierruca nos sustenta.