EVE
Sencillo
es
conocer
gente nueva,
compartir
una sonrisa,
ofrecer
sugerencias.
Cuán fácil
es extender la mano
para
saludar;
cuán
grato el brindar ayuda
a quien lo
necesita.
Pero qué
extraño es hallar un buen amigo.
Solemos
llamar amigos a aquellas personas
que
apreciamos y con las cuales
compartimos
casi a diario.
Quizá no
nos hemos detenido a considerar
el
verdadero significado
de la
palabra Amistad.
La Amistad
va más allá
de los
intereses propios,
se niega
algún gusto por ayudar al amigo.
Aprende a
mirar y escuchar con el corazón,
padeciendo
los pesares del otro.
Comprende
la necesidad de afecto y compañía
sin que se
le pida.
Sobrevive
al tiempo y la distancia
siendo éstos,
elementos sin importancia
para
mantenerse a flote.
Es búsqueda
mutua,
pues la
comunicación se hace indispensable
para
continuar la vida.
Brinda la
confianza de expresarnos tal como somos
tanto en
los buenos momentos
como
cuando las iras, miedos y frustraciones
invaden
nuestro ser.
Nos acepta
tal como nos ha conocido;
aún con
las manías y malos hábitos.
No trata
de cambiar nuestros ideales,
sugiere
sin imponer su opinión;
se
preocupa por nuestro bienestar integral.
Celebra
cuando hallamos un buen amor,
se alegra
cuando contempla los éxitos del amigo.
Está
presente en cada momento importante,
en cuerpo
o pensamiento;
agradece
nuestras alegrías.
Nos lleva
a conocer el amor de Dios.
Extiende
su mano cuando el camino de la vida
nos golpea
con sus piedras
y las
tristezas parecen acompañar la existencia.
Amistad...
tesoro de
incalculable valor
no conoce
el significado de la palabra excusa,
y no le
teme al engaño pues tiene la certeza
que jamás
le conocerá.
Un
obsequio divino
que brinda
grandes satisfacciones
cuando la
cultivamos
y
aprendemos a compartir el corazón.
~ A
todos aquellos que sientan tener un amigo,
de esos
verdaderos, que nos llenan de felicidad
y buenos
recuerdos.
A hermosos
seres que Dios ha traído a mi vida.
A mis
buenas amigas Evaliz y Kathy (Gitanita);
porque no
tengo palabras para agradecer su
amistad.~