HUMBERTO GARZA

A todo renuncié por ser tu amigo 
cuando eras flor de luz y de sorpresa; 
mi confesión, tal vez no te interesa, 
yo, de todas maneras te la digo. 

Tu sinfonía de nardos y castigo, 
mi piel rasgada en el dolor, no besa, 
y como blanca nube hoy atraviesa 
mi sueño y las espigas de mi trigo. 

Hoy la sangre me fluye quedamente... 
tal parece que edito mi agonía 
en el rosado mármol de tu frente. 

Espero, la aflicción de mi elegía, 
con el acento de su voz doliente 
no empañe los fulgores de tu día.