LUIS E. PRIETO

MÁS ALLÁ DE LA INOCENCIA

 

Arreciaron los silencios.

 

Las palabras se tornaron en ofensas

y la vida siguió aprisionando

tan burda e insensible como siempre

con su capa de mentiras deseables.

 

Había llegado el tiempo de las lágrimas,

-gruesas perplejidades dolorosas

enlazadas en negros y llorosos

sentimientos del absurdo-,

la voz de los dolores gratuitos,

la de las sospechas manejadas con recelos,

el tiempo de miserias miserables

que chocan con venganzas cotidianas.

 

Entonces la voz se hizo huelga

y las manos se escondieron en el sitio

donde el aire sopla a contrapelo

de la vida solidaria, donde

nada importan los dedos, ni las palmas,

porque es el puño quien decide:

el puño,

la ira compartida,

el deseo de ser indescifrable,

los complejos

tamizados de verdades absolutas...

 

Justicias de justas sensaciones

más allá de la inocencia.

 

Arreciaron los silencios:

más allá de la inocencia

solo vi mi voz acobardada.

 

(¡Eh, tu, escribidor de fantasías!:

¿qué vas a hacer ahora

con las lágrimas que has ido repartiendo

con tu ingenuo carro de verdades?)

 

Arreciaron los silencios...

 

Luis E. Prieto

lepv@inicia.es