SATANAKIA
Se
tiñe el universo de escarlata
de
sangre de una daga que ha cosido
mi
pecho a puñaladas, los latidos
de
acero en la hoja lisa que me mata.
Se
escuchan los mordiscos de una rata,
se
huelen sus perfúmenes podridos,
en
todos los silencios conocidos
resuenan
las patadas a una lata.
Me
estoy volviendo loco, la locura
me
pugna en pulso intenso, derrotado
me
tiendo sobre páramos inmensos.
Se
tiñe el universo, su textura
son
lonas de fractales, calcinado,
ceniza
de mis sueños son los piensos.
