VIENTO
EL
CIELO DESPEJADO
El cielo despejado, las
nubes ocultas
una
pequeña ave vuela siguiendo las corrientes
alegre
y despreocupada, buscando su lugar
en
pos de compañeras, que partieron hacia allá.
El
día tranquilo y soleado,
de
repente cambió, y un fuerte viento,
a
la pequeña ave arrastró.
Repuesta
del sobresalto inicial,
su
equilibrio recuperó,
y
deteniendo su vuelo hacia el viento se encaró.
Dime
amigo viento, dijo la pequeña ave,
que
te he hecho yo, para que pagues,
en
mi tu furor.
Nada
pájaro insignificante, el viento contestó,
nada
es tu fuerza comparada a la mía,
si
quieres pasar, habrás de pagar.
Nada
tengo para darte amigo viento,
salvo
la belleza de mi plumaje,
pero
del cual no me puedo desprender,
porque
a mi lugar, no he de llegar sin él.
El
viento volvió a enfurecer,
y
la pequeña ave, de nuevo trato en vano
de
luchar contra él.
Nuevamente
calmado, volvió a preguntar,
¿que
estas dispuesta a pagar,
si
por mis dominios quieres pasar?.
Nada
puedo ofrecerte te respondo nuevamente,
pero
una promesa te hago,
si
continuar mi camino me permites,
mi
primer canto de la mañana,
será
a ti dedicado, todos los días de mi existencia.
Al
viento aquello le complació,
y
la pequeña ave su permiso obtuvo,
dispuesta
pronto estuvo, a seguir su camino,
desplegó
sus alas nuevamente,
y
agradecida el vuelo emprendió rauda y veloz,
pero
agotada del esfuerzo que sus energías,
había
consumido, calló sin fuerzas al vacío.
Entonces
una mano invisible,
agitada
por el viento, la sostuvo y la mantuvo,
hasta
que las fuerzas recuperó.
Y
con un dedo de aire y fuerza,
su
vuelo de nuevo impulsó.
La
pequeña ave agradecida,
sintiendo
todas sus fuerzas recuperadas,
hasta
lo mas alto se elevó,
y
un glorioso canto su garganta emitió.
Y
cuentan los que aquel sonido escucharon,
que
jamás tan bellos trinos en el aire sonaron.
y
por muchas aves que después por aquel lugar pasaron,
jamás
volvió a sonar en el aire,
tan
hermosos trinos, ni tan bellos sonidos.