PLANIFICACIÓN
ESTRATÉGICA DE RECURSOS HUMANOS EN TIEMPOS DE CRISIS
Por Eduardo
José Betancourt G.[i]
La palabra
crisis está de moda en nuestro medio. Pero no sólo en nuestro país, la crisis
afecta a la mayoría de los países, hasta tal punto que parece estar naciendo una
nueva ciencia denominada "Crisisología". Es por eso que muchas empresas se
plantean si es posible, útil y necesario efectuar Planificación Estratégica de
Recursos Humanos en tiempos de crisis.
En este
trabajo nos proponemos examinar estas cuatro
interrogantes:
Ø
¿Vale la
pena planificar en tiempo de crisis?
Ø
¿Qué hay
que planificar?
Ø
¿Cómo
hacerlo?
Ø
¿Cuáles
son: el rol y las competencias del profesional de Recursos Humanos en esa
planificación?
Comencemos
por nuestra primera interrogante:
¿VALE LA
PENA PLANIFICAR EN TIEMPOS DE CRISIS?
Entendiendo
la crisis
Primero
tenemos que entender lo que es una crisis. Todos hemos pasado por diversas
crisis. Probablemente en estos momentos esas crisis están magnificadas por la
situación política, social y económica que vive el país. La palabra crisis viene
del griego "crisis" que quiere decir momento o punto decisivo y eso a su vez
viene del indo europeo "skeri" que a su vez quiere decir cortar,
separar.
Por lo
tanto podemos decir que crisis es una disrupción, o ruptura de un equilibrio
importante, que ocurre en el orden establecido, ya sea para mejorar o para
empeorar. Es por eso que cuando se escribe la palabra crisis en chino se escribe
con unos caracteres cuya parte superior significa amenaza, pero la parte
inferior significa oportunidad.
Todos hemos
pasado por crisis, por lo cual es conveniente examinar las etapas de una crisis.
Por ejemplo, recuerdo que mi primera " crisis " fue en mi adolescencia cuando mi
primera novia me anunció que habíamos terminado. La primera etapa que tenemos es
la de " shock ". Esta etapa tiene dos fases, la primera
es de incredulidad, yo no podía creer que eso me estaba ocurriendo. La segunda
es de aceptación.
Después
viene la segunda etapa de la crisis, que es la más severa, por qué es la etapa
de la incertidumbre. En ese etapa pasamos por varios
estadios, uno de ellos es la ilusión, donde creemos que todo se va arreglar
favorablemente. Sin embargo al ver que no ocurre pasamos por la apatía, donde no
nos importa nada, y finalmente pasamos por el fatalismo, donde vemos todo oscuro
y pensamos que eso no tiene solución.
Recientemente
la hija de una amiga, de apenas cinco años, al ver las colas que se armaban
frente a las estaciones de gasolina, ante un rumor de que la misma se estaba
agotando, recordó los momentos vividos durante el paro reciente, y le dijo a su
mamá: " por favor, vete al aeropuerto y salgamos de este país
".
Por último
viene la tercera etapa que es el desenlace, y éste puede ser positivo o
negativo, y muchas veces tiene poco que ver con los sucesos que hayan ocurrido
durante la crisis, y más con la manera como nosotros hemos afrontado la crisis.
Hace poco
decía un conferencista que las crisis son necesarias para mejorar lo que
tenemos. Se refería a que él no había conocido a nadie que hubiera realizado
mejoras en los momentos de éxito, si no en los momentos de crisis. En los
momentos de éxito nosotros celebramos. Necesitamos realmente los momentos de
crisis para reflexionar en lo que estamos haciendo y
mejorarlo.
Para que el
desenlace sea positivo, sin importar los acontecimientos que hayan ocurrido,
necesitamos derivar un aprendizaje de la crisis, que puede ser muy útil en lo
personal, en lo organizacional, y para el país.
Víctor
Frankl, quien fue un eminente psiquiatra vienés, y se dedicó a estudiar lo que era una
crisis, en carne propia, ya que fue prisionero de un campo de concentración
nazi, Auschwitz, durante tres años, decía que " con el final de la
incertidumbre, viene la incertidumbre del final ". Su
manera de sobrevivir al campo de concentración fue estudiar la psicología de los
prisioneros de guerra, y se imaginaba a si mismo dictando posteriormente una
conferencia, en un auditorio, explicando como sobrevivir al terror de un campo
de concentración.
Víctor
Frankl vivió hasta los noventa y dos años y durante su vida fue reconocido
internacionalmente por las contribuciones que dio en el campo de la psicología,
especialmente, en las formas como las personas pueden superar las
crisis.
Las crisis
despiertan emociones y comportamientos. En la primera etapa, en la de shock, la
primera emoción que surge es de rabia, no podemos entender que eso nos esté
ocurriendo a nosotros, y reaccionamos con ira. En el ejemplo de mi adolescencia,
lo primero que hice fue llamar por lo menos mal agradecida a la novia que me
dejaba.
Después viene la fase de culpa, donde nos
sentimos culpables de haber hecho algo, o de haberlo dejado de hacer. A esta
fase le sigue un sentimiento de indefensión, donde nos preguntamos en " y que va
a ser, ahora, de nosotros ". En muchas ocasiones surge
lo que Frankl denominó " la fantasía del indulto ", es decir la creencia de que
a última hora nos van a perdonar y todo seguirá igual.
En la etapa
de incertidumbre, viene una fase de lo que se denomina " existencia provisional ". Hace pocos días le pregunté a un amigo que
estaba pensando hacer al día siguiente y me respondió: " cómo quieres que te
diga lo que voy hacer mañana, si, con esta situación ni siquiera sé lo que voy
hacer esta noche ". Su respuesta se correspondía con la
fase que estaba viviendo.
Esta fase
se caracteriza por vivir al día y esperar los acontecimientos, y en la misma
aparecen emociones, sentimientos, pensamientos y conductas como el pesimismo,
las creencias mágicas (la persona cree que las cosas se arreglarán porque un
astrólogo se lo dijo), el borreguismo, los fanatismos, y otras más, producto de
la incertidumbre.
En la etapa
de desenlace puede venir una gran euforia, si el desenlace es considerado
positivo, muchas veces acompañada de deformidad moral, que se caracteriza porque
las personas hacen cosas que atentan contra sus propios principios morales y que
constituyen un desahogo a la situación que han vivido previamente. Si por el
contrario el desenlace se considera negativo, vienen sentimientos de amargura y
desilusión.
Nuestra
actitud hacia la planificación depende de cómo manejemos nuestras emociones
durante la crisis
Lo cierto
es que todo ser humano, especialmente en la etapa de incertidumbre, en una
crisis, tiende a alinear sus pensamientos, emociones y acciones. Cuando nosotros
nos dejamos dominar por las emociones, y pasamos de la emoción a la acción,
inmediatamente nuestro pensamiento se alineará con las mismas.
Típicamente
la persona que se siente deprimida, inmediatamente adopta una actitud corporal
cónsona con los sentimientos que tiene, y se encorvará, y sus pensamientos
inmediatamente se alinearán con sus emociones y su acción, y por lo tanto serán
negativos.
Recuerdo
que cuando a mi hija mayor le ocurrió lo mismo que a mí, es decir, cuando su
primer "noviecito" rompió con ella, estábamos en la playa, y ella muy triste, me
pidió que habláramos sobre el asunto. Como ya yo conocía el mecanismo de
alineación de pensamiento, emoción y acción, le pedí que lo hiciéramos trotando.
Al principio comenzó diciéndome cosas muy tristes, pero en la medida en que
trotábamos sus pensamientos comenzaron a ser más racionales y a explicarme las
lecciones que estaba derivando de su experiencia. Y tenía que ser así, porque no
creo que ustedes hayan visto nunca a alguien deprimido trotando. La acción de
trotar es incompatible con la emoción de estar deprimido. Y el cuerpo tiende a
alinear, en este caso, la acción con la emoción y la emoción con el
pensamiento.
Víctor
Frankl decía que " el hombre sólo puede vivir mirando al futuro, y esto puede
ser su salvación, aunque algunas veces deba forzar su mente para hacerlo ". Si decidimos pensar racionalmente, en momentos de
crisis, superando nuestros estados emocionales, tenemos la oportunidad de
visualizar posibilidades a futuro.
Cuando
éramos felices y no lo sabíamos
La crisis
no comenzó ahora, comenzó hace más tiempo del que creíamos, en nuestras
empresas, pero no nos habíamos dado cuenta. En los años cincuenta y sesenta, las
empresas eran estables, y estaban basadas en el modelo burocrático que se
caracteriza por hacer a la empresa predecible. De allí la cantidad de normas que
se establecían para acentuar esta predecibilidad.
Las
empresas eran predecibles debido a que el entorno era relativamente estable.
Recuerdo haber comenzado a trabajar con la Compañía Shell de Venezuela en el año
1964, y al llegar a la empresa me informaron el puesto que iba a desempeñar dos
años después.
El método
de planificación utilizado suponía que las estructuras organizacionales
permanecían más o menos estables, ya que eran suficientes para responder a las
demandas del entorno.
En esos
momentos la Planificación de Recursos Humanos en la empresa era sumamente
sencilla. Se limitaba a establecer, dentro de las estructuras organizacionales,
que difícilmente cambiaban, cuántas personas se iban a requerir en un período de
tiempo dado, para los diversos cargos, y cuántas personas estaban " listas ", "
casi listas "o " listas a largo plazo” para ocupar cada
uno.
La
planificación misma de la empresa estaba basada en el modelo más exitoso de
planificación que existía en esa época, que era el modelo soviético. En este
modelo se podía prever en un plazo de cinco años, por ejemplo, en dónde debía
estar la empresa ubicada y que debía hacer para lograrlo.
Este modelo
no sólo estaba internalizado en las empresas, sino también en nuestra vida
personal. Desde pequeño nos preguntaban "¿qué vas hacer tu cuando seas grande?"
Y nuestras respuestas eran: " ingeniero, médico, policía,... ". Ya yo sabía
desde mi adolescencia que iba a ser ingeniero.
Cuando
ingresé en la empresa también sabía que si ahorraba una determinada cantidad de
dinero mensualmente, en un período de dos años tendría suficiente para dar la
cuota inicial de mi vivienda. Estábamos hablando de una Venezuela donde la
inflación era del dos por ciento por año, y yo sabía que sí un apartamento, por
ejemplo en El Cafetal, tenía un valor de 100,000 bolívares, dos años después ese
mismo apartamento tendría aproximadamente el mismo valor y con una cuota inicial
de 20,000 bolívares podría adquirirlo.
En esa
época era posible saber cual sería nuestro próximo cargo con dos años de
anticipación, en las empresas organizadas, que adiestramiento íbamos a recibir,
y nos podíamos preparar, incluso mentalmente, para nuestras nuevas
posiciones.
Otra
característica de la empresa de los años 60, era que estaba enfocada en la
producción y no en el cliente. Las empresas producían y luego los vendedores
debían lograr que esos productos fueran adquiridos (esto era conocido como
"product out").
No había
mucha preocupación por las necesidades del cliente. Una anécdota atribuida a
Ford, decía que un comprador le preguntó si podría adquirir un vehículo del
color de su preferencia y la respuesta que obtuvo fue " que si,... siempre y
cuando prefiriera el negro ". El concepto de un buen
vendedor, en esa época, era la persona capaz de venderle cubitos de hielo a los
esquimales.
Otra
característica era la existencia de una ineficiencia aceptada. Cuando el mercado
es de compradores y la empresa no tiene problemas en vender su producción, se
crea una tolerancia al desperdicio, ya que las ineficiencias empresariales son
absorbidas en el precio pagado por los consumidores.
Una popular
marca de bujías, en esa época, anunciaba en los periódicos, de una manera muy
orgullosa, que el consumidor podía comprar su producto con confianza, ya que por
cada bujía que salía a la calle, el departamento de control de calidad rechazaba
dos, y mostraban la fotografía de una pila de bujías rechazadas. Lo que no
decían era quien pagaba por todo ese desperdicio.
La
siguiente característica, era la fe que existía en el poder corporativo. Se
consideraba casi imposible que personas con poco capital pudieran crear una
empresa capaz de competir con las grandes corporaciones.
En esa
época la forma de competir consistía en aniquilar a los nuevos competidores
cuando estaban naciendo, mediante prácticas reñidas con la libertad económica,
como eran las amenazas a los distribuidores de no suministrarles productos ya
posicionados en el mercado, si incluían en sus ventas productos de marca nuevas,
o simplemente rebajando los precios y haciendo “dumping”, hasta arruinar al
nuevo competidor.
Recuerdo en
uno de mis primeros cursos de planificación estratégica, tomado en el M. I. T.,
haber oído una exposición de una prestigiosa consultora de los Estados Unidos,
donde indicaban que cuando una empresa era dominante en el mercado, y otra
empresa más débil intentaba penetrarlo, " había que mandarle una señal ", y ya
sabemos cuál era la " señal ".
También
había resignación en los empleados. Quién obtenía un trabajo en una empresa
grande podía considerarse afortunado, ya que gozaría de estabilidad y podría
hacer su propia planificación personal.
Por último
existía otra característica que era la preeminencia de lo económico, en desmedro
de lo ético. La frase " business is business ", muy popular en esa época, y aún
ahora, reflejaba el pensamiento predominante.
Cinco
disrupciones que originaron la crisis
En los años
70, ya comienza a notarse la aceleración del cambio que estaba ocurriendo en el
entorno. Hay tres factores que contribuyen a la aceleración de dicho cambio: la
revolución tecnológica, la revolución de las comunicaciones y la
globalización.
La
revolución tecnológica comienza a manifestarse en los cambios acelerados que se
daban en la tecnología. Yo estudié Ingeniería, y el instrumento que utilizábamos
para nuestros cálculos, era algo que hoy nos parece prehistórico y que se
denomina " regla de cálculo ". Ese instrumento fue
utilizado por todos los estudiantes de Ingeniería, prácticamente desde que
nacieron los estudios en Venezuela hasta bien avanzados los años 60.
No es que
no existieran computadoras en esa época, si no que las mismas estaban reservadas
para las grandes empresas, y ocupaban un espacio equivalente a lo que serían dos
salones de clase. Eran costosas, difíciles de manejar, requerían conocimientos
especiales de programación y no estaban al alcance de cualquiera.
Sin embargo
a partir de los años 70, las computadoras empiezan a disminuir de tamaño, son
más potentes, aparece el ratón, se vuelven menos costosas y por último pasan a
ser portátiles.
Esta
revolución tecnológica, a su vez, se manifiesta en una revolución de las
comunicaciones, reflejada especialmente en Internet. Ahora la información estaba
al alcance de nuestras manos en cuestión de segundos y con ella los últimos
adelantos tecnológicos. Ya no teníamos que esperar a que los autores escribieran
libros, lo cual tardaba un período de uno a dos años, y a que posteriormente
esos libros llegaran a nuestros países, para enterarnos de los últimos
adelantos.
Paralelamente
aparece el fenómeno de la globalización, el cual se acentúa en la última década
del siglo pasado, donde acuerdos que comenzaron a gestarse después de la Segunda
Guerra Mundial, con el Tratado de Libre Comercio, se materializan en la
Organización Mundial de Comercio, pero a un ritmo tan acelerado, que hasta
países como China se ven obligados a participar.
Los
clientes y los ciudadanos empiezan a tomar conciencia de los bienes y servicios
que pueden disfrutar. El ciudadano común ahora tiene acceso, vía satélite, a lo
que ocurre en los países industrializados y del primer mundo, y comienza a
volverse más exigente.
Otra
disrupción, que va a marcar un nuevo paradigma en el manejo de las empresas, lo
constituye la ola de eficiencia y calidad que introducen, especialmente en el
campo automotriz, las empresas japonesas que vienen a competir, en la
fabricación de automóviles, con los gigantes tradicionales americanos y
europeos, y que empiezan a ganarles mercados en sus propios países.
Se dice que
el directorio de la General Motors le dio poca importancia a la entrada de
Toyota en el mercado norteamericano, aduciendo que no tendrían capacidad de
instalar puestos de servicio, como lo tenían las grandes empresas americanas,
para reparar las fallas en los automóviles nuevos que se vendieran, sin
sospechar que los automóviles fabricados por Toyota no se dañaban durante los
dos primeros años.
La
democratización de las empresas es otra disrupción que no se podía sospechar en
los años 60. Empresas como Microsoft o Macintosh, nacen prácticamente de la
nada, y se convierten en gigantes capaces de competir con empresas establecidas
como I. B M. Estas empresas basan su capital principalmente en el conocimiento
que poseen. Microsoft no fabrica computadoras, ni ningún otro artefacto. Se
derrumba el mito de que las empresas requieren grandes capitales en su
constitución para llegar a ser importantes.
Por último,
recientemente, hemos visto como la caída de Enron y de otras empresas, que
estaban haciendo trampas, derrumban también el paradigma de que la ética no
tiene nada que ver con los negocios y el viejo refrán de " business is business
" da paso a una nueva ola de consideraciones éticas en el manejo de las
empresas.
Los nuevos
paradigmas
Todo esto
nos lleva a un nuevo paradigma, que contrastando con el modelo anterior, concibe a la
empresa:
·
De una
manera estratégica, en la que la planificación ya no se puede hacer adivinando
el futuro, si no estableciendo diferentes escenarios, en un modelo sistémico,
·
Donde el
foco debe estar en el cliente y no en la producción (lo que se conoce como "
market in ", que consiste y averiguar primero lo que el cliente necesita para
producirlo después),
·
Donde surge
una obsesión por la calidad y la mejora continua de los procesos en la empresa,
declarando la guerra al desperdicio,
·
Donde se
reivindica la fe en el poder humano, lo cual a nivel empresarial se refleja en
la cooperación entre competidores para ampliar los mercados, lo que se conoce
como "coopetencia ", manifestaciones de lo cual podemos ver en las fusiones de
empresas que antiguamente eran competidoras a muerte, como el caso de Exxon
Mobil, y a nivel individual se manifiesta en una mayor participación de los
empleados en los procesos de planificación y mejora de la empresa, la cual
descubre que por cada dos manos, venía un cerebro gratis,
·
Y por
último, viene el redescubrimiento del poder de los valores, y el énfasis que
vemos actualmente en la ética empresarial.
¿Quiénes
están mejor preparados para sobrevivir a una crisis y aprovechar sus
oportunidades?
En Internet
está circulando un párrafo que dice:
"
Japón no tenía
nada y lo logró todo ",
"
Estados Unidos lo
tenía todo y lo logró todo ",
"
Argentina lo tenía
todo y no logró nada ",
y tenemos
que preguntarnos... ¿y Venezuela?
Tres
estrategias frente a la crisis
Frente a
una crisis podemos adoptar a tres estrategias:
Ø
Elaborar un
escenario único, para planificar, creer que se va a dar y encomendarnos a los
astros.
Ø
Trabajar
con lo que en planificación se llama una estrategia “ad hoc”. Una estrategia "
ad hoc " es un nombre elegante para decir que no tenemos ninguna estrategia. O
más bien que tenemos la estrategia de aquel personaje de una novela que decía "
que como vaya viniendo, vamos viendo
".
Ø
Una tercera
opción es la planificación por escenarios. A ella vamos a
referirnos.
La
planificación por escenarios
La
planificación por escenarios es la primera ruptura que ocurre en el paradigma
tradicional de las empresas de los años cincuenta. Se origina en el Grupo Shell,
donde un Equipo que se conocía como el tanque de pensamiento ("think tank"),
encabezado por Pierre Wack, se percata que los cambios bruscos en el entorno
impedían la planificación lineal como se había venido haciendo, y rompen el
paradigma tradicional de que el futuro se podía prever, sustituyéndolo por el
paradigma contrario: el futuro no se puede prever y es peligroso tratar de
hacerlo.
Si no
podemos prever el futuro, lo único que podemos hacer es visualizar varios
escenarios, generalmente por pares contrastantes, para ver lo que ocurriría en
cada uno y sus repercusiones en la empresa. Probablemente ningún escenario será
correcto, pero si estamos preparados para ambos escenarios extremos, estaremos
preparados para enfrentar el mundo real.
Para
elaborar un escenario, partiremos de unos determinados supuestos. Debemos
cuestionar continuamente los supuestos de los que partimos y al cambiar los
mismos, debemos cambiar los escenarios. Al hacerlo, también se rompe el
paradigma de la planificación por saltos. Ya no es válido hacer planes para un
determinado período, dos, tres o cinco años. La planificación hay que hacerla de
una manera continua, cuando cambian los supuestos, sin importar el
tiempo.
El objetivo
principal de la planificación no es hacer planes, si no cambiar
mentalidades
Pero más
importante todavía, es que cambia el objetivo de la planificación: el objetivo
fundamental de la planificación ya no es hacer planes, si no producir una
apertura mental que nos permita prepararnos para situaciones diversas y estar
atentos a las señales del entorno que nos indiquen hacia que escenario nos
estamos encaminando. O sea, el producto principal de la planificación no es el
plan si no el cambio de mentalidad.
De Geus,
quien fue Jefe de Planificación del Grupo Shell, decía que el beneficio
principal de la planificación era el desarrollo de la habilidad de aprender, y
que la habilidad de aprender más rápido que tus competidores era la única
ventaja competitiva sustentable de la empresa moderna. Y esto no solamente es
aplicable a la empresa, en sino también a nuestra vida
personal.
¿Vale la
pena planificar en tiempos de crisis?
Esto nos
regresa a nuestra primera pregunta. Es obvio que tendrán más probabilidades de
éxito aquellas empresas que estén mejor preparadas para los diversos escenarios
que puedan ocurrir. Se ha dicho que el A B C del éxito consiste
en:
Anticiparse
Buscar
oportunidades
Correr
riesgos
Anticiparse
supone elaborar escenarios y prepararse para escenarios extremos, para poder
estar preparados para el mundo real. Sin embargo tenemos también que buscar las
oportunidades, pues éstas no vendrán solas, y por último, tenemos que atrevernos
a correr riesgos para aprovechar ésas oportunidades.
Esto es un
proceso dinámico, donde, continuamente, el entorno está cambiando, y tenemos que
estar atentos a las señales del mismo y reelaborar continuamente los escenarios,
y volver a prepararnos para buscar las oportunidades.
¿QUÉ HAY
QUE PLANIFICAR?
Si
planificar no es fácil, hacerlo en el área de Recursos Humanos es más difícil
todavía. Contrariamente a lo que hacíamos en Recursos Humanos en los años
cincuenta y sesenta, donde las empresas eran estables, y la planificación era
estable también, en la empresa moderna, sometida a continuos cambios y
reestructuraciones para poder adaptarse a las exigencias del entorno, la
Planificación de Recursos Humanos también debe adaptarse a las demandas de la
empresa.
Necesitamos
por lo tanto un modelo que nos guíe en el funcionamiento de dicha empresa. El
Enfoque Sistémico de la Empresa o Institución (ESE) nos permite
visualizar a la empresa o institución, como un sistema destinado a satisfacer
las expectativas y necesidades de un sector de clientes o públicos determinados.
Lo que la
empresa quiere llegar a ser en un período determinado de tiempo, o sea como
quiere estar posicionada respecto a ese público o clientela, es lo que
constituye su visión. Por supuesto para eso se requieren recursos, establecer
objetivos y delinear planes. Sin embargo, la única manera de satisfacer esas
expectativas y necesidades, es generando productos y servicios con
características distintivas de competitividad, que hagan que el público los
prefiera en lugar de lo de los competidores en ese
mercado.
Esto es
válido aún en la Administración Pública. Si bien es cierto que la Administración
de turno no tiene competidores, debe competir con la Administración anterior, a
riesgo de ser sustituida en la próxima elección, si no lo hace
mejor.
La única
manera de producir esos bienes y servicios, es mediante procesos que transformen
insumos en productos. Y para producir las características distintivas de
competitividad en los mismos, se requiere el empresa utilice sus ventajas
comparativas, competitivas y complementarias.
El recurso
fundamental para realizar todo esto es el recurso humano. Para ello, debe tener
este recurso con las competencias y en la cantidad requerida para operar los
procesos de la empresa y producir los bienes y servicios requeridos con las
características distintivas de competitividad.
Por otra
parte los japoneses descubrieron que sin trabajadores motivados difícilmente
existen clientes satisfechos. Y lo último que están descubriendo las empresas es
la importancia de tener una cultura organizacional con valores sólidos que
permitan la cohesión interna del recurso humano y la capacidad de reacción
externa para adaptarse a las demandas del entorno.
La gente
como motor del empresa o institución
Al darnos
cuenta de que el centro del empresa son sus Recursos
Humanos, también podemos establecer qué es lo que hay que planificar de
ellos.
El Capital
Humano
Lo primero
que tenemos que planificar es la cantidad de personal requerida y las
competencias que debe tener. Esta cantidad y competencias hay que planificarlas
en función de los procesos que tenemos que desarrollar para obtener los bienes y
servicios con las características distintivas de competitividad que satisfagan o
excedan las expectativas y necesidades de los clientes o del público al que
queremos llegar, mejor que los bienes y servicios de la competencia, para poder
así realizar la visión del empresa.
Esto nos
lleva al concepto de lo que es desarrollar Capital Humano. Hay empresas que
consideran que porque tienen Recursos Humanos muy preparados tienen Capital
Humano. Eso no es cierto, la empresa tendrá Capital Humano cuando sus Recursos
Humanos sean capaces de manejar eficientemente los procesos y aprovechar las
ventajas comparativas competitivas y complementarias de la empresa para generar
los bienes y servicios, requeridos por el público, con las características
distintivas de competitividad antes mencionadas.
El Capital
Social
Por otra
parte, para mantener la cohesión interna y la capacidad de respuesta externa, la
empresa tiene que tener personal satisfecho y motivado, y alineado con una
cultura organizacional sólida.
Esto es lo
que ha comenzado a llamarse Capital Social de la empresa. Si no se crea dentro
del empresa el clima adecuado para que el personal acuda a un sitio agradable de
trabajo, donde exista la confianza necesaria entre supervisados y supervisores y
entre compañeros de trabajo, donde se respete al ser humano, y donde exista
justicia y equidad en la recompensa, tarde o temprano verá afectada su
productividad y su competitividad.
El detalle
qué faltaba: los cambios acelerados en el entorno
Sin embargo
habíamos mencionado que el problema que obliga a romper con el paradigma de la
empresa burocrática, es la aceleración de los cambios en el
entorno.
El modelo
que hemos venido describiendo está bien para una empresa con entornos estables.
Cuando el entorno se vuelve inestable comienza a presionar sobre las
expectativas y necesidades de los clientes y eso obliga, por lo impredecible del
futuro, a elaborar no una visión única del empresa, si no varias visiones
posibles de acuerdo a los escenarios que elaboremos.
Para cada
escenario tendremos necesidades diferentes de recursos, objetivos y planes. Ya
no podemos pensar en recursos, objetivos y planes únicos, si no en recursos,
objetivos y planes de acuerdo al escenario que estemos analizando, y por
supuesto esto va a repercutir en la necesidad de cambiar, o no, los procesos, y
por ende los recursos necesarios para operar dicho procesos. Eso nos complica la
Planificación de Recursos Humanos, ya que la cantidad y las competencias
dependerán de los cambios requeridos en los procesos.
Resumiendo:
lo que tenemos que planificar en el área de Recursos Humanos lo podemos
sintetizar en tres aspectos:
Ø
El Capital Humano de la
empresa teniendo en cuenta los diversos escenarios
Ø
El Capital Social de la
empresa para desarrollar una cultura organizacional sólida capaz de mantener la
cohesión interna y aumentar la capacidad de respuesta
externa
Ø
Los Procesos de Recursos
Humanos para obtener el Capital Humano y el Capital
Social.
El Capital
Humano comprende tanto las competencias como la cantidad de personal requerido,
en el período de planificación, y para el escenario previsto. Será necesario por
consiguiente, tener escenarios de la empresa para el período mencionado y
analizar las repercusiones de dichos escenarios en los procesos requeridos, para
generar los productos y servicios que necesite la empresa, con las
características de competitividad que le permitan aprovechar las oportunidades y
combatir las amenazas de cada escenario, lo cual a su vez va a tener una
repercusión en los requerimientos de Recursos Humanos.
El examen de
la cantidad y de las competencias
nos permitiría conocer si estamos en problemas en el presente y al
comparar con los requerimientos futuros, en un escenario dado, si estamos en
problemas o en crisis. Muchas personas se preguntan, y fue el caso reciente de
un cliente, si vale la pena planificar en estos momentos. Nuestra respuesta fue
¿y qué pasa si vienen momentos peores? Si no está preparado para ellos no tendrá
capacidad de reacción. Pero también podemos preguntar ¿y que pasa si vienen
momentos mejores? Generalmente cuando salimos de una crisis, la actividad que
viene es tan intensa, que quien no se haya anticipado, al menos mentalmente, no
tiene capacidad de reacción con la velocidad requerida.
Esto nos
lleva también a la importancia de planificar el Capital Social. La planificación
del Capital Social tiene una ventaja sobre la planificación del Capital Humano,
ya que no es tan cambiante. Lo que queremos decir, es que una vez que se
establece una cultura empresarial positiva, ésta tiende a perdurar. Lo malo es
que esto también es válido para los elementos negativos que se instalan en la
cultura informal de la empresa.
Cuando la
empresa no planifica la cultura formal que desea, generalmente la cultura que se
desarrolla corresponde a la cultura que existe en el medio externo. De allí la
importancia de definir sobre cuáles valores y otros elementos de la cultura
organizacional queremos incidir, para tener cohesión interna y capacidad de
respuesta externa ante situaciones imprevistas.
Uno de los
grandes problemas del modelo burocrático de empresa es que para poder hacerla
previsible, se requieren una gran cantidad de reglas, que podemos observar por
la proliferación de manuales de normas y procedimientos.
Esto
funcionaba bien cuando los entornos no estaban sujetos a cambios acelerados.
Pero cuando los cambios ocurren con la rapidez que vemos hoy en día, la empresa
burocrática se ve desbordada en su capacidad de adaptar las normas a las nuevas
circunstancias, y paradójicamente, para hacerlo requiere una gran cantidad de
esfuerzo que se traduce en una mayor ineficiencia operacional.
Recuerdo que
en una de las empresas donde trabajé, en el mismo piso de trabajo, había una
Gerencia denominada "Planificación de Organización", formada por 15 personas,
cuyo objetivo era mantener actualizadas las políticas y normas de la empresa en
el área de personal. Lo triste del caso, era que cada vez que lograban
actualizar una norma, y la aprobaba la Junta Directiva, para el momento de su
publicación ya no servía, por los cambios ocurridos en el entorno.
Lo que están
haciendo una gran cantidad empresas grandes es recolectar todas las normas y
procedimientos de personal y examinar cuáles eran los principios que inspiraron
dichas normas. Una vez identificados, se examina si esos principios están
vigentes o no, y si lo están, prefieren divulgarlos y reducir el número de
normas. Para el empleado es más fácil saber que tiene que cumplir con unos pocos
principios y valores, que con una infinidad de normas.
Un caso
extremo, pero interesante de observar en su desenvolvimiento, lo constituye lo
que está haciendo la empresa A E S, que como ustedes saben es la propietaria de
La Electricidad de Caracas. La filosofía de esta empresa es regirse por cuatro
valores fundamentales y dar un margen de discreción a todos los empleados para
su actuación, siempre y cuando se respeten dichos valores.
El tercer
aspecto que tenemos que planificar en el área de Recursos Humanos son los
procesos mismos de Recursos Humanos necesarios para obtener el Capital Humano y
el Capital Social requeridos.
Siguiendo el
Enfoque Sistémico de Empresas e Instituciones, el Capital Humano y el Capital
Social son productos (que a su vez se van a convertir en insumos en los procesos
de producción de la empresa), y como tales debe haber procesos los generen.
Estos procesos son los procesos de Recursos Humanos. Estos procesos también
deben ser planificados para adecuarlos a las circunstancias de la Empresa de
manera que sean capaces de producir el Capital Humano y el Capital Social
requerido.
¿CÓMO
PLANIFICAR RECURSOS HUMANOS?
Para
planificar Recursos Humanos, primero debemos entender el funcionamiento de la
empresa, los escenarios futuros por los cuales puede atravesar, y las
implicaciones de dichos escenarios en el área de Recursos
Humanos.
Planificar
Recursos Humanos, es responder a preguntas tales como:
La
globalización nos ha impactado de una manera tal, que incluso términos como
"outsourcing", " job posting ", " out placement " y otros similares, que hoy en
día usamos en Recursos Humanos, todavía no tienen una traducción satisfactoria
al castellano, y nos ha obligado también a cambiar las preguntas tradicionales
de la Planificación de Recursos Humanos.
El ciclo de
planificación y sus focos
Partiendo
del plan corporativo y de los escenarios de la empresa, el ciclo de
Planificación de Recursos Humanos comprende la elaboración de un pronóstico,
para determinar los requerimientos de Recursos Humanos, un diagnóstico para
determinar las disponibilidades futuras, y un análisis del entorno para examinar
las repercusiones del entorno, en diversos escenarios, sobre el pronóstico y el
diagnóstico. Con esto, podemos determinar la diferencia entre lo que
requeriremos y lo que dispondremos, en el área de Recursos Humanos, y eso no
permitirá establecer los macro objetivos.
Luego
podremos analizar las alternativas u opciones, para alcanzarlos, y escoger las
estrategias. Después lo que queda es efectuar a la implantación y seguimiento, y
las acciones correctivas cuando los resultados no se correspondan con lo
planificado, o cuando las condiciones hayan cambiado de una manera tal, que se
amerite examinar nuevos escenarios.
Planificando
el Capital Social
Sin embargo
este ciclo debe tener ciertos focos y el primero es el Capital Social. El
concepto de Capital Social es relativamente nuevo. Algunos autores señalan que
los componentes principales del Capital Social son: la confianza, el
comportamiento ético (el cual a su vez comprende el respeto, la orientación a la
vida, es decir reconocer que el ser humano busca fines trascendentes, más allá
del trabajo que realiza, y la capacidad de sacrificio, es decir, la capacidad de
anteponer el beneficio común al beneficio individual) y la capacidad de
asociación, es decir la capacidad de actuar con sinergia, como un Equipo cuyo
producto sea mayor que la suma de las partes.
Cuando nos
despertamos en la mañana y pensamos que tenemos que ir a trabajar, es muy
diferente como nos sentimos cuando sabemos que vamos a un sitio donde reina la
confianza entre los compañeros de trabajo y los supervisores, donde se respeta a
las personas y se toman en cuenta sus problemas fuera del trabajo, y donde todos
están dispuestos a colaborar, aún sacrificando intereses personales, para lograr
el beneficio común, que cuando vamos a un sitio donde existe el temor y la
desconfianza, el irrespeto, y donde cada quien está persiguiendo sus propios
intereses.
Una de las
características culturales del venezolano es que nos gusta ser solidarios. Si el
liderazgo de la empresa está atento a desarrollar el Capital Social y propicia
el ambiente requerido para que todos los elementos se den, es relativamente
fácil crear ésta cultura de la solidaridad.
La Cultura
Organizacional no solamente debe planificarse para lograr la cohesión interna.
También es necesario, en ambientes competitivos como los de ahora, generar una
Cultura de Servicios, que enfatice en las relaciones entre trabajadores y
clientes. Los momentos en que los clientes interactúan con algunos de los
trabajadores de la empresa determinan, en muchos casos, la lealtad del cliente a
la empresa. Es lo que Carlzon denominó: " los momentos de la verdad ".
Siendo los
Valores y la Cultura Organizacional elementos estables, se puede utilizar un
método de planificación lineal, es decir, podemos determinar donde queremos
llegar, en la empresa, sin importar los escenarios.
Planificando
el Capital Humano
El segundo
foco de planificación se orienta a lo que la empresa necesita de sus Recursos
Humanos. La formación de Capital Humano tiene que ver por lo tanto, con
reducción de costos, rentabilidad, gerencia del conocimiento y otros factores
similares, necesarios para ser competitivos. Esta referida a los diversos
escenarios y a las competencias y cantidad de personal requeridas en cada uno de
ellos.
Planificando
los procesos de Recursos Humanos
El tercer
foco de planificación son los procesos de Recursos Humanos, estos son los
procesos que la empresa tiene que desarrollar para poder obtener el Capital
Humano y el Capital Social requeridos. En estos procesos se necesita por un lado
eficacia, o sea, que produzcan lo que deben producir, y por el otro lado
eficiencia, es decir, que esos resultados se obtengan utilizando el mínimo de
recursos.
Los procesos
de Recursos Humanos, se asemejan a los procesos de la empresa. Esos procesos van
desde la Detección de las Necesidades en el área de Recursos Humanos, para un
período y para un escenario dado (es lo que sería el " marketing " de los
Recursos Humanos), pasando por el Diseño de Soluciones en el área de Recursos
Humanos y la Producción de esa soluciones, la cual se realiza a través de los
sub–procesos de Captación, Desarrollo, Mantenimiento, Desincorporación y
Relaciones, hasta los Servicios de Posventa que se deben ofrecer. Los Servicios
de Posventa, son aquellas actividades que la empresa debe realizar para mantener
o actualizar la funcionalidad de los productos suministrados. Por ejemplo,
muchas empresa, diseñan cursos para su personal, y después se olvidan de
actualizarlos continuamente para incorporar los cambios de
tecnología.
Por
supuesto, para planificar los procesos de Recursos Humanos requeridos, es
necesario tomar en cuenta los escenarios.
Conocimientos requeridos
para llevar a cabo el ciclo de planificación
Para poder
ejecutar este ciclo de planificación, el profesional de Recursos Humanos debe
adquirir adiestramiento en cómo efectuar las diversas fases del ciclo, es decir,
como realizar el pronóstico, el diagnóstico, el análisis del entorno. Debe
aprender cómo establecer objetivos y cómo desarrollar alternativas u opciones
para alcanzar ésos objetivos. Esto supone, además, mantenerse familiarizado
continuamente con las nuevas tendencias que existen en el área de Recursos
Humanos y desarrollar la habilidad necesaria para adaptar y no
simplemente adoptar los nuevos desarrollos en esta
materia.
Resumiendo,
para efectuar la Planificación de Recursos Humanos es importante utilizar un
modelo que nos guíe, como lo es el Enfoque Sistémico de la Empresa, aprender las
técnicas de realización de Pronóstico, Diagnóstico y Análisis del Entorno, en el
área de Recursos Humanos, aprender a establecer objetivos y jerarquizarlos,
conocer las técnicas de Análisis y Solución de Problemas en Equipo, mantenerse
actualizado en las nuevas tendencias de Recursos Humanos, y estudiar y entender
la cultura de nuestro medio, para proyectar la cultura requerida en la
organización, aprovechando sus puntos fuertes y neutralizando sus
debilidades.
ROL Y
COMPETENCIAS DEL PROFESIONAL DE RECURSOS HUMANOS EN LA
PLANIFICACIÓN
Esto no
lleva al último punto de nuestro tema ¿cuál es el rol y cuáles son las
competencias que debe tener un profesional de Recursos Humanos para hacer
planificación estratégica?
En nuestros
cursos de Planificación Estratégica de Recursos Humanos destacamos que hoy en
día se dan tres paradojas en la planificación: que los objetivos ya no son los
objetivos y la misión no existe, que las metas no sirven para alcanzar objetivos
y que los planificadores no son planificadores.
La paradoja
de que los objetivos ya no son los objetivos, se entiende fácilmente cuando
pensamos en escenarios. Como decía Yogui Berra, ya el futuro no es lo que solía
ser. Es decir, ya no podemos proponernos objetivos únicos, si no objetivos
dependientes de los escenarios que contemplemos, y adaptarlos continuamente a
los cambios del entorno y a las posibilidades que ofrece. La misión de las
empresas también varía de acuerdo a esas posibilidades y apenas en el sector
público, es posible mantener la misión de una manera más o menos
permanente.
La paradoja
de que las metas no sirven para alcanzar objetivos también se explica por la
variabilidad del entorno y por los cambios continuos a los que estamos
sometidos. Las metas sirven como referencia para encaminarnos hacia el objetivo,
pero tienen que ser revisadas continuamente.
Y por
último, los planificadores ya no son aquellas personas que diseñaban el futuro
que quería alcanzar la empresa. Como lo destaca Mintzberg el planificador tiene
cuatro roles principales: por una parte es un catalizador, es decir, alguien que
hace que se dé el proceso de planificación. El no es el planificador, sino el
que impulsa el proceso. Quienes planifican son las mismas personas que tendrán
que ejecutar lo planificado. Un segundo rol es el de analista profundo, es
decir, la persona que ve más allá de lo que ve el común de la gente. Un tercer
rol es el del descubridor, es decir, el de la persona que por tener acceso a las
diversas fuentes de la empresa, detecta lo que los demás, que sólo tienen vista
parcial de la situación, no pueden ver. Y un último rol es el de diseminador y
educador, la persona que permite la fertilización cruzada de ideas y la
diseminación de las más promisorias en todos los estratos de la
organización.
Competencias
que debe desarrollar el profesional de Recursos Humanos que aspire a cargos
directivos
Las
principales competencias que debe tener un profesional, no sólo de Recursos
Humanos, sino de cualquier otra área, que aspire a cargos directivos, la podemos
resumir en las siguientes:
Visión
Integral Sistémica: es decir una visión
integral que le permita identificar para que está su empresa, a que clientes
debe dirigirse, con que productos, con que características distintiva de
competitividad, que procesos requiere para lograrlos, con que insumos y de qué
proveedores. Esa visión incluye un análisis de los posibles escenarios y de sus
repercusiones en la empresa.
Cuando
decimos que el profesional debe desarrollar competencias, no estamos diciendo
que debe ser un superhombre sino que puede aprovechar las herramientas modernas
para desarrollar ésta visión, tal como el modelo sistémico de
empresa.
Focalización: el
principio de Pareto, enunciado por Juran, establece que el 20% de las causas es
responsable por el 80% de los efectos. Por lo tanto, hay que concentrarse en ese
20%, es decir, en " los pocos vitales " y no perder mucho esfuerzo en " los
muchos triviales ".
Capacidad de
Análisis: es la competencia que
permite formular los problemas y analizar sus causas, y las causas de las
causas, hasta llegar a las causas raíces, ya que solamente atacando a éstas, se
puede prevenir su repetición.
Creatividad: es la
competencia de pensar, más allá de las soluciones convencionales, en nuevas
soluciones que permitan resultados más efectivos.
Sentido de
Realidad: es decir la competencia
de "anclarnos" a la realidad de la empresa, o sea de adaptar las soluciones a
las condiciones de la empresa y del entorno, tomando en cuenta su costo y su
factibilidad de implantación.
Liderazgo: es la
competencia de lograr que otros logren. Es decir, a diferencia de lo que
tradicionalmente se había concebido, el líder moderno es una persona que logra
la participación de todo el resto de los trabajadores y aprovecha sus
habilidades individuales, mediante el trabajo en equipo, para lograr objetivos
que de otra manera serían imposible de
alcanzar.
En
resumen
Podemos
resumir lo visto hasta ahora de la siguiente manera:
·
Estamos en una
crisis.
·
Los resultados no
dependen sólo de lo que va a ocurrir, si no de cómo nos preparamos para lo que
ocurra.
·
La Planificación de
Recursos Humanos no es una opción, es una necesidad.
·
Podemos hacerla
científicamente, si no nos dejamos arrastrar por el
pánico.
La alegoría de la oveja
negra
Comenzamos
este trabajo diciendo que parecía estar surgiendo una nueva ciencia que era la
"Crisisología" y yo quisiera compartir con ustedes la alegoría de la oveja negra
del autor colombiano Álvaro Marín Hoyos (quien se define a sí mismo como
"crisisólogo") y que forma parte de un libro muy interesante denominado “Como
recuperar su empresa. El método C” donde el autor nos explica que las empresas
ya no viven un “vía crucis”, sino mas bien un “vía crisis”.
La alegoría
se refiere a un rebaño de ovejas que se dirigen a un despeñadero, y sólo una
oveja, la negra, se atreve a cambiar el rumbo. Por si acaso, les advierto que la
reproduzco con permiso de su autor:
Yo me he atrevido a añadir una tercera
situación:
Nota
[1] Conferencia dictada en las I Jornadas
Técnicas de Recursos Humanos, organizadas por La Asociación de los Recursos
Humanos de Venezuela (ANRI), el 8 y 9 de mayo de 2003, en el Hotel Hilton
Caracas.
Acerca
del Autor:
Eduardo
José Betancourt G. es
Ingeniero Mecánico (Universidad Central de Venezuela), Magister en
Ingeniería de Petróleos (Universidad del Zulia), Abogado (Universidad Central de
Venezuela), Especialista en Derecho Internacional Económico y de la Integración
(Universidad Central de Venezuela), Especialista en Desarrollo Organizacional
(Universidad Católica Andrés Bello).
Tiene
más de treinta y ocho años de experiencia en las áreas de Ingeniería,
Planificación Estratégica, Recursos Humanos, Desarrollo Organizacional,
Implantación de Sistemas de la Calidad e ISO 9000, en las empresas: Compañía
Shell de Venezuela y Petróleos de
Venezuela S.A., de donde es jubilado.
Actualmente
es docente en los Postgrados de
Gerencia de las Telecomunicaciones (Universidad Simón Bolívar), Administración de Recursos Humanos
(Universidad Central de Venezuela) y Gerencia de Recursos Humanos y Relaciones
Industriales (Universidad Católica Andrés Bello), en las materias de
Planificación Estratégica en la Empresa, Planificación Estratégica de Recursos
Humanos y Sistemas de Información de Recursos Humanos. Se desempeña como
Consultor de Empresas y es Director Gerente de Betancourt Consultores
C.A.
betancourte@cantv.net
o al
teléfono:
58-416-637.95.35,
Caracas, Venezuela