PLANIFICACIÓN 
ESTRATÉGICA DE RECURSOS HUMANOS EN TIEMPOS DE CRISIS
Por Eduardo 
José Betancourt G.[i]
La palabra 
crisis está de moda en nuestro medio. Pero no sólo en nuestro país, la crisis 
afecta a la mayoría de los países, hasta tal punto que parece estar naciendo una 
nueva ciencia denominada "Crisisología". Es por eso que muchas empresas se 
plantean si es posible, útil y necesario efectuar Planificación Estratégica de 
Recursos Humanos en tiempos de crisis.
En este 
trabajo nos proponemos examinar estas cuatro 
interrogantes:
Ø      
¿Vale la 
pena planificar en tiempo de crisis?
Ø      
¿Qué hay 
que planificar?
Ø      
¿Cómo 
hacerlo?
Ø      
¿Cuáles 
son: el rol y las competencias del profesional de Recursos Humanos en esa 
planificación?
Comencemos 
por nuestra primera interrogante: 
¿VALE LA 
PENA PLANIFICAR EN TIEMPOS DE CRISIS?
Entendiendo 
la crisis
Primero 
tenemos que entender lo que es una crisis. Todos hemos pasado por diversas 
crisis. Probablemente en estos momentos esas crisis están magnificadas por la 
situación política, social y económica que vive el país. La palabra crisis viene 
del griego "crisis" que quiere decir momento o punto decisivo y eso a su vez 
viene del indo europeo "skeri" que a su vez quiere decir cortar, 
separar.
Por lo 
tanto podemos decir que crisis es una disrupción, o ruptura de un equilibrio 
importante, que ocurre en el orden establecido, ya sea para mejorar o para 
empeorar. Es por eso que cuando se escribe la palabra crisis en chino se escribe 
con unos caracteres cuya parte superior significa amenaza, pero la parte 
inferior significa oportunidad.
 
   
 
  
   
   
Todos hemos 
pasado por crisis, por lo cual es conveniente examinar las etapas de una crisis. 
Por ejemplo, recuerdo que mi primera " crisis " fue en mi adolescencia cuando mi 
primera novia me anunció que habíamos terminado. La primera etapa que tenemos es 
la de " shock ". Esta etapa tiene dos fases, la primera 
es de incredulidad, yo no podía creer que eso me estaba ocurriendo. La segunda 
es de aceptación. 
Después 
viene la segunda etapa de la crisis, que es la más severa, por qué es la etapa 
de la incertidumbre. En ese etapa pasamos por varios 
estadios, uno de ellos es la ilusión, donde creemos que todo se va arreglar 
favorablemente. Sin embargo al ver que no ocurre pasamos por la apatía, donde no 
nos importa nada, y finalmente pasamos por el fatalismo, donde vemos todo oscuro 
y pensamos que eso no tiene solución. 
Recientemente 
la hija de una amiga, de apenas cinco años, al ver las colas que se armaban 
frente a las estaciones de gasolina, ante un rumor de que la misma se estaba 
agotando, recordó los momentos vividos durante el paro reciente, y le dijo a su 
mamá: " por favor, vete al aeropuerto y salgamos de este país 
".
Por último 
viene la tercera etapa que es el desenlace, y éste puede ser positivo o 
negativo, y muchas veces tiene poco que ver con los sucesos que hayan ocurrido 
durante la crisis, y más con la manera como nosotros hemos afrontado la crisis. 
Hace poco 
decía un conferencista que las crisis son necesarias para mejorar lo que 
tenemos. Se refería a que él no había conocido a nadie que hubiera realizado 
mejoras en los momentos de éxito, si no en los momentos de crisis. En los 
momentos de éxito nosotros celebramos. Necesitamos realmente los momentos de 
crisis para reflexionar en lo que estamos haciendo y 
mejorarlo.
Para que el 
desenlace sea positivo, sin importar los acontecimientos que hayan ocurrido, 
necesitamos derivar un aprendizaje de la crisis, que puede ser muy útil en lo 
personal, en lo organizacional, y para el país.
 
   
 
  
   
   
 
   
 
  
   
   
Víctor 
Frankl, quien fue un eminente psiquiatra vienés, y  se dedicó a estudiar lo que era una 
crisis, en carne propia, ya que fue prisionero de un campo de concentración 
nazi, Auschwitz, durante tres años, decía que " con el final de la 
incertidumbre, viene la incertidumbre del final ". Su 
manera de sobrevivir al campo de concentración fue estudiar la psicología de los 
prisioneros de guerra, y se imaginaba a si mismo dictando posteriormente una 
conferencia, en un auditorio, explicando como sobrevivir al terror de un campo 
de concentración.
Víctor 
Frankl vivió hasta los noventa y dos años y durante su vida fue reconocido 
internacionalmente por las contribuciones que dio en el campo de la psicología, 
especialmente, en las formas como las personas pueden superar las 
crisis.
Las crisis 
despiertan emociones y comportamientos. En la primera etapa, en la de shock, la 
primera emoción que surge es de rabia, no podemos entender que eso nos esté 
ocurriendo a nosotros, y reaccionamos con ira. En el ejemplo de mi adolescencia, 
lo primero que hice fue llamar por lo menos mal agradecida a la novia que me 
dejaba.
 Después viene la fase de culpa, donde nos 
sentimos culpables de haber hecho algo, o de haberlo dejado de hacer. A esta 
fase le sigue un sentimiento de indefensión, donde nos preguntamos en " y que va 
a ser, ahora, de nosotros ". En muchas ocasiones surge 
lo que Frankl denominó " la fantasía del indulto ", es decir la creencia de que 
a última hora nos van a perdonar y todo seguirá igual.
En la etapa 
de incertidumbre, viene una fase de lo que se denomina " existencia provisional ". Hace pocos días le pregunté a un amigo que 
estaba pensando hacer al día siguiente y me respondió: " cómo quieres que te 
diga lo que voy hacer mañana, si, con esta situación ni siquiera sé lo que voy 
hacer esta noche ". Su respuesta se correspondía con la 
fase que estaba viviendo.
Esta fase 
se caracteriza por vivir al día y esperar los acontecimientos, y en la misma 
aparecen emociones, sentimientos, pensamientos y conductas como el pesimismo, 
las creencias mágicas (la persona cree que las cosas se arreglarán porque un 
astrólogo se lo dijo), el borreguismo, los fanatismos, y otras más, producto de 
la incertidumbre.
En la etapa 
de desenlace puede venir una gran euforia, si el desenlace es considerado 
positivo, muchas veces acompañada de deformidad moral, que se caracteriza porque 
las personas hacen cosas que atentan contra sus propios principios morales y que 
constituyen un desahogo a la situación que han vivido previamente. Si por el 
contrario el desenlace se considera negativo, vienen sentimientos de amargura y 
desilusión.
Nuestra 
actitud hacia la planificación depende de cómo manejemos nuestras emociones 
durante la crisis
Lo cierto 
es que todo ser humano, especialmente en la etapa de incertidumbre, en una 
crisis, tiende a alinear sus pensamientos, emociones y acciones. Cuando nosotros 
nos dejamos dominar por las emociones, y pasamos de la emoción a la acción, 
inmediatamente nuestro pensamiento se alineará con las mismas. 
 
   
 
  
   
   
Típicamente 
la persona que se siente deprimida, inmediatamente adopta una actitud corporal 
cónsona con los sentimientos que tiene, y se encorvará, y sus pensamientos 
inmediatamente se alinearán con sus emociones y su acción, y por lo tanto serán 
negativos.
Recuerdo 
que cuando a mi hija mayor le ocurrió lo mismo que a mí, es decir, cuando su 
primer "noviecito" rompió con ella, estábamos en la playa, y ella muy triste, me 
pidió que habláramos sobre el asunto. Como ya yo conocía el mecanismo de 
alineación de pensamiento, emoción y acción, le pedí que lo hiciéramos trotando. 
Al principio comenzó diciéndome cosas muy tristes, pero en la medida en que 
trotábamos sus pensamientos comenzaron a ser más racionales y a explicarme las 
lecciones que estaba derivando de su experiencia. Y tenía que ser así, porque no 
creo que ustedes hayan visto nunca a alguien deprimido trotando. La acción de 
trotar es incompatible con la emoción de estar deprimido. Y el cuerpo tiende a 
alinear, en este caso, la acción con la emoción y la emoción con el 
pensamiento.
Víctor 
Frankl decía que " el hombre sólo puede vivir mirando al futuro, y esto puede 
ser su salvación, aunque algunas veces deba forzar su mente para hacerlo ". Si decidimos pensar racionalmente, en momentos de 
crisis, superando nuestros estados emocionales, tenemos la oportunidad de 
visualizar posibilidades a futuro.
Cuando 
éramos felices y no lo sabíamos 
La crisis 
no comenzó ahora, comenzó hace más tiempo del que creíamos, en nuestras 
empresas, pero no nos habíamos dado cuenta. En los años cincuenta y sesenta, las 
empresas eran estables, y estaban basadas en el modelo burocrático que se 
caracteriza por hacer a la empresa predecible. De allí la cantidad de normas que 
se establecían para acentuar esta predecibilidad. 
Las 
empresas eran predecibles debido a que el entorno era relativamente estable. 
Recuerdo haber comenzado a trabajar con la Compañía Shell de Venezuela en el año 
1964, y al llegar a la empresa me informaron el puesto que iba a desempeñar dos 
años después. 
El método 
de planificación utilizado suponía que las estructuras organizacionales 
permanecían más o menos estables, ya que eran suficientes para responder a las 
demandas del entorno.
En esos 
momentos la Planificación de Recursos Humanos en la empresa era sumamente 
sencilla. Se limitaba a establecer, dentro de las estructuras organizacionales, 
que difícilmente cambiaban, cuántas personas se iban a requerir en un período de 
tiempo dado, para los diversos cargos, y cuántas personas estaban " listas ", " 
casi listas "o " listas a largo plazo” para ocupar cada 
uno.
La 
planificación misma de la empresa estaba basada en el modelo más exitoso de 
planificación que existía en esa época, que era el modelo soviético. En este 
modelo se podía prever en un plazo de cinco años, por ejemplo, en dónde debía 
estar la empresa ubicada y que debía hacer para lograrlo.
Este modelo 
no sólo estaba internalizado en las empresas, sino también en nuestra vida 
personal. Desde pequeño nos preguntaban "¿qué vas hacer tu cuando seas grande?" 
Y nuestras respuestas eran: " ingeniero, médico, policía,... ". Ya yo sabía 
desde mi adolescencia que iba a ser ingeniero. 
Cuando 
ingresé en la empresa también sabía que si ahorraba una determinada cantidad de 
dinero mensualmente, en un período de dos años tendría suficiente para dar la 
cuota inicial de mi vivienda. Estábamos hablando de una Venezuela donde la 
inflación era del dos por ciento por año, y yo sabía que sí un apartamento, por 
ejemplo en El Cafetal, tenía un valor de 100,000 bolívares, dos años después ese 
mismo apartamento tendría aproximadamente el mismo valor y con una cuota inicial 
de 20,000 bolívares podría adquirirlo.
En esa 
época era posible saber cual sería nuestro próximo cargo con dos años de 
anticipación, en las empresas organizadas, que adiestramiento íbamos a recibir, 
y nos podíamos preparar, incluso mentalmente, para nuestras nuevas 
posiciones.
Otra 
característica de la empresa de los años 60, era que estaba enfocada en la 
producción y no en el cliente. Las empresas producían y luego los vendedores 
debían lograr que esos productos fueran adquiridos (esto era conocido como 
"product out"). 
No había 
mucha preocupación por las necesidades del cliente. Una anécdota atribuida a 
Ford, decía que un comprador le preguntó si podría adquirir un vehículo del 
color de su preferencia y la respuesta que obtuvo fue " que si,... siempre y 
cuando prefiriera el negro ". El concepto de un buen 
vendedor, en esa época, era la persona capaz de venderle cubitos de hielo a los 
esquimales.
Otra 
característica era la existencia de una ineficiencia aceptada. Cuando el mercado 
es de compradores y la empresa no tiene problemas en vender su producción, se 
crea una tolerancia al desperdicio, ya que las ineficiencias empresariales son 
absorbidas en el precio pagado por los consumidores. 
Una popular 
marca de bujías, en esa época, anunciaba en los periódicos, de una manera muy 
orgullosa, que el consumidor podía comprar su producto con confianza, ya que por 
cada bujía que salía a la calle, el departamento de control de calidad rechazaba 
dos, y mostraban la fotografía de una pila de bujías rechazadas. Lo que no 
decían era quien pagaba por todo ese desperdicio.
La 
siguiente característica, era la fe que existía en el poder corporativo. Se 
consideraba casi imposible que personas con poco capital pudieran crear una 
empresa capaz de competir con las grandes corporaciones. 
En esa 
época la forma de competir consistía en aniquilar a los nuevos competidores 
cuando estaban naciendo, mediante prácticas reñidas con la libertad económica, 
como eran las amenazas a los distribuidores de no suministrarles productos ya 
posicionados en el mercado, si incluían en sus ventas productos de marca nuevas, 
o simplemente rebajando los precios y haciendo “dumping”, hasta arruinar al 
nuevo competidor.
Recuerdo en 
uno de mis primeros cursos de planificación estratégica, tomado en el M. I. T., 
haber oído una exposición de una prestigiosa consultora de los Estados Unidos, 
donde indicaban que cuando una empresa era dominante en el mercado, y otra 
empresa más débil intentaba penetrarlo, " había que mandarle una señal ", y ya 
sabemos cuál era la " señal ".
También 
había resignación en los empleados. Quién obtenía un trabajo en una empresa 
grande podía considerarse afortunado, ya que gozaría de estabilidad y podría 
hacer su propia planificación personal.
Por último 
existía otra característica que era la preeminencia de lo económico, en desmedro 
de lo ético. La frase " business is business ", muy popular en esa época, y aún 
ahora, reflejaba el pensamiento predominante.
Cinco 
disrupciones que originaron la crisis
En los años 
70, ya comienza a notarse la aceleración del cambio que estaba ocurriendo en el 
entorno. Hay tres factores que contribuyen a la aceleración de dicho cambio: la 
revolución tecnológica, la revolución de las comunicaciones y la 
globalización.
La 
revolución tecnológica comienza a manifestarse en los cambios acelerados que se 
daban en la tecnología. Yo estudié Ingeniería, y el instrumento que utilizábamos 
para nuestros cálculos, era algo que hoy nos parece prehistórico y que se 
denomina " regla de cálculo ". Ese instrumento fue 
utilizado por todos los estudiantes de Ingeniería, prácticamente desde que 
nacieron los estudios en Venezuela hasta bien avanzados los años 60. 
No es que 
no existieran computadoras en esa época, si no que las mismas estaban reservadas 
para las grandes empresas, y ocupaban un espacio equivalente a lo que serían dos 
salones de clase. Eran costosas, difíciles de manejar, requerían conocimientos 
especiales de programación y no estaban al alcance de cualquiera. 
Sin embargo 
a partir de los años 70, las computadoras empiezan a disminuir de tamaño, son 
más potentes, aparece el ratón, se vuelven menos costosas y por último pasan a 
ser portátiles.
Esta 
revolución tecnológica, a su vez, se manifiesta en una revolución de las 
comunicaciones, reflejada especialmente en Internet. Ahora la información estaba 
al alcance de nuestras manos en cuestión de segundos y con ella los últimos 
adelantos tecnológicos. Ya no teníamos que esperar a que los autores escribieran 
libros, lo cual tardaba un período de uno a dos años, y a que posteriormente 
esos libros llegaran a nuestros países, para enterarnos de los últimos 
adelantos.
Paralelamente 
aparece el fenómeno de la globalización, el cual se acentúa en la última década 
del siglo pasado, donde acuerdos que comenzaron a gestarse después de la Segunda 
Guerra Mundial, con el Tratado de Libre Comercio, se materializan en la 
Organización Mundial de Comercio, pero a un ritmo tan acelerado, que hasta 
países como China se ven obligados a participar.
Los 
clientes y los ciudadanos empiezan a tomar conciencia de los bienes y servicios 
que pueden disfrutar. El ciudadano común ahora tiene acceso, vía satélite, a lo 
que ocurre en los países industrializados y del primer mundo, y comienza a 
volverse más exigente.
Otra 
disrupción, que va a marcar un nuevo paradigma en el manejo de las empresas, lo 
constituye la ola de eficiencia y calidad que introducen, especialmente en el 
campo automotriz, las empresas japonesas que vienen a competir, en la 
fabricación de automóviles, con los gigantes tradicionales americanos y 
europeos, y que empiezan a ganarles mercados en sus propios países. 
Se dice que 
el directorio de la General Motors le dio poca importancia a la entrada de 
Toyota en el mercado norteamericano, aduciendo que no tendrían capacidad de 
instalar puestos de servicio, como lo tenían las grandes empresas americanas, 
para reparar las fallas en los automóviles nuevos que se vendieran, sin 
sospechar que los automóviles fabricados por Toyota no se dañaban durante los 
dos primeros años.
La 
democratización de las empresas es otra disrupción que no se podía sospechar en 
los años 60. Empresas como Microsoft o Macintosh, nacen prácticamente de la 
nada, y se convierten en gigantes capaces de competir con empresas establecidas 
como I. B M. Estas empresas basan su capital principalmente en el conocimiento 
que poseen. Microsoft no fabrica computadoras, ni ningún otro artefacto. Se 
derrumba el mito de que las empresas requieren grandes capitales en su 
constitución para llegar a ser importantes.
Por último, 
recientemente, hemos visto como la caída de Enron y de otras empresas, que 
estaban haciendo trampas, derrumban también el paradigma de que la ética no 
tiene nada que ver con los negocios y el viejo refrán de " business is business 
" da paso a una nueva ola de consideraciones éticas en el manejo de las 
empresas.
Los nuevos 
paradigmas
Todo esto 
nos lleva a un nuevo paradigma, que contrastando con el modelo anterior,  concibe a la 
empresa:
·                    
De una 
manera estratégica, en la que la planificación ya no se puede hacer adivinando 
el futuro, si no estableciendo diferentes escenarios, en un modelo sistémico, 
·                    
Donde el 
foco debe estar en el cliente y no en la producción (lo que se conoce como " 
market in ", que consiste y averiguar primero lo que el cliente necesita para 
producirlo después), 
·                    
Donde surge 
una obsesión por la calidad y la mejora continua de los procesos en la empresa, 
declarando la guerra al desperdicio, 
·                    
Donde se 
reivindica la fe en el poder humano, lo cual a nivel empresarial se refleja en 
la cooperación entre competidores para ampliar los mercados, lo que se conoce 
como "coopetencia ", manifestaciones de lo cual podemos ver en las fusiones de 
empresas que antiguamente eran competidoras a muerte, como el caso de Exxon 
Mobil, y a nivel individual se manifiesta en una mayor participación de los 
empleados en los procesos de planificación y mejora de la empresa, la cual 
descubre que por cada dos manos, venía un cerebro gratis,
·                    
Y por 
último, viene el redescubrimiento del poder de los valores, y el énfasis que 
vemos actualmente en la ética empresarial. 
¿Quiénes 
están mejor preparados para sobrevivir a una crisis y aprovechar sus 
oportunidades?
En Internet 
está circulando un párrafo que dice: 
" 
Japón no tenía 
nada y lo logró todo ", 
" 
Estados Unidos lo 
tenía todo y lo logró todo ", 
" 
Argentina lo tenía 
todo y no logró nada ", 
y tenemos 
que preguntarnos... ¿y Venezuela?
Tres 
estrategias frente a la crisis
Frente a 
una crisis podemos adoptar a tres estrategias:
Ø      
Elaborar un 
escenario único, para planificar, creer que se va a dar y encomendarnos a los 
astros.
Ø      
Trabajar 
con lo que en planificación se llama una estrategia “ad hoc”. Una estrategia " 
ad hoc " es un nombre elegante para decir que no tenemos ninguna estrategia. O 
más bien que tenemos la estrategia de aquel personaje de una novela que decía " 
que como vaya viniendo, vamos viendo 
".
Ø      
Una tercera 
opción es la planificación por escenarios. A ella vamos a 
referirnos.
La 
planificación por escenarios
La 
planificación por escenarios es la primera ruptura que ocurre en el paradigma 
tradicional de las empresas de los años cincuenta. Se origina en el Grupo Shell, 
donde un Equipo que se conocía como el tanque de pensamiento ("think tank"), 
encabezado por Pierre Wack, se percata que los cambios bruscos en el entorno 
impedían la planificación lineal como se había venido haciendo, y rompen el 
paradigma tradicional de que el futuro se podía prever, sustituyéndolo por el 
paradigma contrario: el futuro no se puede prever y es peligroso tratar de 
hacerlo.
Si no 
podemos prever el futuro, lo único que podemos hacer es visualizar varios 
escenarios, generalmente por pares contrastantes, para ver lo que ocurriría en 
cada uno y sus repercusiones en la empresa. Probablemente ningún escenario será 
correcto, pero si estamos preparados para ambos escenarios extremos, estaremos 
preparados para enfrentar el mundo real.
Para 
elaborar un escenario, partiremos de unos determinados supuestos. Debemos 
cuestionar continuamente los supuestos de los que partimos y al cambiar los 
mismos, debemos cambiar los escenarios. Al hacerlo, también se rompe el 
paradigma de la planificación por saltos. Ya no es válido hacer planes para un 
determinado período, dos, tres o cinco años. La planificación hay que hacerla de 
una manera continua, cuando cambian los supuestos, sin importar el 
tiempo.
El objetivo 
principal de la planificación no es hacer planes, si no cambiar 
mentalidades
Pero más 
importante todavía, es que cambia el objetivo de la planificación: el objetivo 
fundamental de la planificación ya no es hacer planes, si no producir una 
apertura mental que nos permita prepararnos para situaciones diversas y estar 
atentos a las señales del entorno que nos indiquen hacia que escenario nos 
estamos encaminando. O sea, el producto principal de la planificación no es el 
plan si no el cambio de mentalidad.
De Geus, 
quien fue Jefe de Planificación del Grupo Shell, decía que el beneficio 
principal de la planificación era el desarrollo de la habilidad de aprender, y 
que la habilidad de aprender más rápido que tus competidores era la única 
ventaja competitiva sustentable de la empresa moderna. Y esto no solamente es 
aplicable a la empresa, en sino también a nuestra vida 
personal.
¿Vale la 
pena planificar en tiempos de crisis?
Esto nos 
regresa a nuestra primera pregunta. Es obvio que tendrán más probabilidades de 
éxito aquellas empresas que estén mejor preparadas para los diversos escenarios 
que puedan ocurrir. Se ha dicho que el A B C del éxito consiste 
en:
Anticiparse
Buscar 
oportunidades
Correr 
riesgos
Anticiparse 
supone elaborar escenarios y prepararse para escenarios extremos, para poder 
estar preparados para el mundo real. Sin embargo tenemos también que buscar las 
oportunidades, pues éstas no vendrán solas, y por último, tenemos que atrevernos 
a correr riesgos para aprovechar ésas oportunidades. 
Esto es un 
proceso dinámico, donde, continuamente, el entorno está cambiando, y tenemos que 
estar atentos a las señales del mismo y reelaborar continuamente los escenarios, 
y volver a prepararnos para buscar las oportunidades.
¿QUÉ HAY 
QUE PLANIFICAR?
Si 
planificar no es fácil, hacerlo en el área de Recursos Humanos es más difícil 
todavía. Contrariamente a lo que hacíamos en Recursos Humanos en los años 
cincuenta y sesenta, donde las empresas eran estables, y la planificación era 
estable también, en la empresa moderna, sometida a continuos cambios y 
reestructuraciones para poder adaptarse a las exigencias del entorno, la 
Planificación de Recursos Humanos también debe adaptarse a las demandas de la 
empresa.
Necesitamos 
por lo tanto un modelo que nos guíe en el funcionamiento de dicha empresa. El 
Enfoque Sistémico de la Empresa o Institución (ESE) nos permite 
visualizar a la empresa o institución, como un sistema destinado a satisfacer 
las expectativas y necesidades de un sector de clientes o públicos determinados. 
Lo que la 
empresa quiere llegar a ser en un período determinado de tiempo, o sea como 
quiere estar posicionada respecto a ese público o clientela, es lo que 
constituye su visión. Por supuesto para eso se requieren recursos, establecer 
objetivos y delinear planes. Sin embargo, la única manera de satisfacer esas 
expectativas y necesidades, es generando productos y servicios con 
características distintivas de competitividad, que hagan que el público los 
prefiera en lugar de lo de los competidores en ese 
mercado.
 
   
 
  
   
   
Esto es 
válido aún en la Administración Pública. Si bien es cierto que la Administración 
de turno no tiene competidores, debe competir con la Administración anterior, a 
riesgo de ser sustituida en la próxima elección, si no lo hace 
mejor.
La única 
manera de producir esos bienes y servicios, es mediante procesos que transformen 
insumos en productos. Y para producir las características distintivas de 
competitividad en los mismos, se requiere el empresa utilice sus ventajas 
comparativas, competitivas y complementarias.
El recurso 
fundamental para realizar todo esto es el recurso humano. Para ello, debe tener 
este recurso con las competencias y en la cantidad requerida para operar los 
procesos de la empresa y producir los bienes y servicios requeridos con las 
características distintivas de competitividad.
Por otra 
parte los japoneses descubrieron que sin trabajadores motivados difícilmente 
existen clientes satisfechos. Y lo último que están descubriendo las empresas es 
la importancia de tener una cultura organizacional con valores sólidos que 
permitan la cohesión interna del recurso humano y la capacidad de reacción 
externa para adaptarse a las demandas del entorno.

La gente 
como motor del empresa o institución 
Al darnos 
cuenta de que el centro del empresa son sus Recursos 
Humanos, también podemos establecer qué es lo que hay que planificar de 
ellos.
El Capital 
Humano
Lo primero 
que tenemos que planificar es la cantidad de personal requerida y las 
competencias que debe tener. Esta cantidad y competencias hay que planificarlas 
en función de los procesos que tenemos que desarrollar para obtener los bienes y 
servicios con las características distintivas de competitividad que satisfagan o 
excedan las expectativas y necesidades de los clientes o del público al que 
queremos llegar, mejor que los bienes y servicios de la competencia, para poder 
así realizar la visión del empresa.
Esto nos 
lleva al concepto de lo que es desarrollar Capital Humano. Hay empresas que 
consideran que porque tienen Recursos Humanos muy preparados tienen Capital 
Humano. Eso no es cierto, la empresa tendrá Capital Humano cuando sus Recursos 
Humanos sean capaces de manejar eficientemente los procesos y aprovechar las 
ventajas comparativas competitivas y complementarias de la empresa para generar 
los bienes y servicios, requeridos por el público, con las características 
distintivas de competitividad antes mencionadas.
El Capital 
Social
Por otra 
parte, para mantener la cohesión interna y la capacidad de respuesta externa, la 
empresa tiene que tener personal satisfecho y motivado, y alineado con una 
cultura organizacional sólida. 
 Esto es lo 
que ha comenzado a llamarse Capital Social de la empresa. Si no se crea dentro 
del empresa el clima adecuado para que el personal acuda a un sitio agradable de 
trabajo, donde exista la confianza necesaria entre supervisados y supervisores y 
entre compañeros de trabajo, donde se respete al ser humano, y donde exista 
justicia y equidad en la recompensa, tarde o temprano verá afectada su 
productividad y su competitividad.
Esto es lo 
que ha comenzado a llamarse Capital Social de la empresa. Si no se crea dentro 
del empresa el clima adecuado para que el personal acuda a un sitio agradable de 
trabajo, donde exista la confianza necesaria entre supervisados y supervisores y 
entre compañeros de trabajo, donde se respete al ser humano, y donde exista 
justicia y equidad en la recompensa, tarde o temprano verá afectada su 
productividad y su competitividad.
El detalle 
qué faltaba: los cambios acelerados en el entorno
Sin embargo 
habíamos mencionado que el problema que obliga a romper con el paradigma de la 
empresa burocrática, es la aceleración de los cambios en el 
entorno.
El modelo 
que hemos venido describiendo está bien para una empresa con entornos estables. 
Cuando el entorno se vuelve inestable comienza a presionar sobre las 
expectativas y necesidades de los clientes y eso obliga, por lo impredecible del 
futuro, a elaborar no una visión única del empresa, si no varias visiones 
posibles de acuerdo a los escenarios que elaboremos.
Para cada 
escenario tendremos necesidades diferentes de recursos, objetivos y planes. Ya 
no podemos pensar en recursos, objetivos y planes únicos, si no en recursos, 
objetivos y planes de acuerdo al escenario que estemos analizando, y por 
supuesto esto va a repercutir en la necesidad de cambiar, o no, los procesos, y 
por ende los recursos necesarios para operar dicho procesos. Eso nos complica la 
Planificación de Recursos Humanos, ya que la cantidad y las competencias 
dependerán de los cambios requeridos en los procesos.

Resumiendo: 
lo que tenemos que planificar en el área de Recursos Humanos lo podemos 
sintetizar en tres aspectos:
Ø      
El Capital Humano de la 
empresa teniendo en cuenta los diversos escenarios
Ø      
El Capital Social de la 
empresa para desarrollar una cultura organizacional sólida capaz de mantener la 
cohesión interna y aumentar la capacidad de respuesta 
externa
Ø      
Los Procesos de Recursos 
Humanos para obtener el Capital Humano y el Capital 
Social.
El Capital 
Humano comprende tanto las competencias como la cantidad de personal requerido, 
en el período de planificación, y para el escenario previsto. Será necesario por 
consiguiente, tener escenarios de la empresa para el período mencionado y 
analizar las repercusiones de dichos escenarios en los procesos requeridos, para 
generar los productos y servicios que necesite la empresa, con las 
características de competitividad que le permitan aprovechar las oportunidades y 
combatir las amenazas de cada escenario, lo cual a su vez va a tener una 
repercusión en los requerimientos de Recursos Humanos.
El examen de 
la cantidad y de las competencias  
nos permitiría conocer si estamos en problemas en el presente y al 
comparar con los requerimientos futuros, en un escenario dado, si estamos en 
problemas o en crisis. Muchas personas se preguntan, y fue el caso reciente de 
un cliente, si vale la pena planificar en estos momentos. Nuestra respuesta fue 
¿y qué pasa si vienen momentos peores? Si no está preparado para ellos no tendrá 
capacidad de reacción. Pero también podemos preguntar ¿y que pasa si vienen 
momentos mejores? Generalmente cuando salimos de una crisis, la actividad que 
viene es tan intensa, que quien no se haya anticipado, al menos mentalmente, no 
tiene capacidad de reacción con la velocidad requerida.
 
   
 
  
   
   
Esto nos 
lleva también a la importancia de planificar el Capital Social. La planificación 
del Capital Social tiene una ventaja sobre la planificación del Capital Humano, 
ya que no es tan cambiante. Lo que queremos decir, es que una vez que se 
establece una cultura empresarial positiva, ésta tiende a perdurar. Lo malo es 
que esto también es válido para los elementos negativos que se instalan en la 
cultura informal de la empresa. 
Cuando la 
empresa no planifica la cultura formal que desea, generalmente la cultura que se 
desarrolla corresponde a la cultura que existe en el medio externo. De allí la 
importancia de definir sobre cuáles valores y otros elementos de la cultura 
organizacional queremos incidir, para tener cohesión interna y capacidad de 
respuesta externa ante situaciones imprevistas. 
Uno de los 
grandes problemas del modelo burocrático de empresa es que para poder hacerla 
previsible, se requieren una gran cantidad de reglas, que podemos observar por 
la proliferación de manuales de normas y procedimientos.
Esto 
funcionaba bien cuando los entornos no estaban sujetos a cambios acelerados. 
Pero cuando los cambios ocurren con la rapidez que vemos hoy en día, la empresa 
burocrática se ve desbordada en su capacidad de adaptar las normas a las nuevas 
circunstancias, y paradójicamente, para hacerlo requiere una gran cantidad de 
esfuerzo que se traduce en una mayor ineficiencia operacional. 
Recuerdo que 
en una de las empresas donde trabajé, en el mismo piso de trabajo, había una 
Gerencia denominada "Planificación de Organización", formada por 15 personas, 
cuyo objetivo era mantener actualizadas las políticas y normas de la empresa en 
el área de personal. Lo triste del caso, era que cada vez que lograban 
actualizar una norma, y la aprobaba la Junta Directiva, para el momento de su 
publicación ya no servía, por los cambios ocurridos en el entorno. 
Lo que están 
haciendo una gran cantidad empresas grandes es recolectar todas las normas y 
procedimientos de personal y examinar cuáles eran los principios que inspiraron 
dichas normas. Una vez identificados, se examina si esos principios están 
vigentes o no, y si lo están, prefieren divulgarlos y reducir el número de 
normas. Para el empleado es más fácil saber que tiene que cumplir con unos pocos 
principios y valores, que con una infinidad de normas.
Un caso 
extremo, pero interesante de observar en su desenvolvimiento, lo constituye lo 
que está haciendo la empresa A E S, que como ustedes saben es la propietaria de 
La Electricidad de Caracas. La filosofía de esta empresa es regirse por cuatro 
valores fundamentales y dar un margen de discreción a todos los empleados para 
su actuación, siempre y cuando se respeten dichos valores.
El tercer 
aspecto que tenemos que planificar en el área de Recursos Humanos son los 
procesos mismos de Recursos Humanos necesarios para obtener el Capital Humano y 
el Capital Social requeridos.
Siguiendo el 
Enfoque Sistémico de Empresas e Instituciones, el Capital Humano y el Capital 
Social son productos (que a su vez se van a convertir en insumos en los procesos 
de producción de la empresa), y como tales debe haber procesos los generen. 
Estos procesos son los procesos de Recursos Humanos. Estos procesos también 
deben ser planificados para adecuarlos a las circunstancias de la Empresa de 
manera que sean capaces de producir el Capital Humano y el Capital Social 
requerido.

 
¿CÓMO 
PLANIFICAR RECURSOS HUMANOS?
Para 
planificar Recursos Humanos, primero debemos entender el funcionamiento de la 
empresa, los escenarios futuros por los cuales puede atravesar, y las 
implicaciones de dichos escenarios en el área de Recursos 
Humanos.
Planificar 
Recursos Humanos, es responder a preguntas tales como:
La 
globalización nos ha impactado de una manera tal, que incluso términos como 
"outsourcing", " job posting ", " out placement " y otros similares, que hoy en 
día usamos en Recursos Humanos, todavía no tienen una traducción satisfactoria 
al castellano, y nos ha obligado también a cambiar las preguntas tradicionales 
de la Planificación de Recursos Humanos. 
El ciclo de 
planificación y sus focos
Partiendo 
del plan corporativo y de los escenarios de la empresa, el ciclo de 
Planificación de Recursos Humanos comprende la elaboración de un pronóstico, 
para determinar los requerimientos de Recursos Humanos, un diagnóstico para 
determinar las disponibilidades futuras, y un análisis del entorno para examinar 
las repercusiones del entorno, en diversos escenarios, sobre el pronóstico y el 
diagnóstico. Con esto, podemos determinar la diferencia entre lo que 
requeriremos y lo que dispondremos, en el área de Recursos Humanos, y eso no 
permitirá establecer los macro objetivos. 
Luego 
podremos analizar las alternativas u opciones, para alcanzarlos, y escoger las 
estrategias. Después lo que queda es efectuar a la implantación y seguimiento, y 
las acciones correctivas cuando los resultados no se correspondan con lo 
planificado, o cuando las condiciones hayan cambiado de una manera tal, que se 
amerite examinar nuevos escenarios.

Planificando 
el Capital Social
Sin embargo 
este ciclo debe tener ciertos focos y el primero es el Capital Social. El 
concepto de Capital Social es relativamente nuevo. Algunos autores señalan que 
los componentes principales del Capital Social son: la confianza, el 
comportamiento ético (el cual a su vez comprende el respeto, la orientación a la 
vida, es decir reconocer que el ser humano busca fines trascendentes, más allá 
del trabajo que realiza, y la capacidad de sacrificio, es decir, la capacidad de 
anteponer el beneficio común al beneficio individual) y la capacidad de 
asociación, es decir la capacidad de actuar con sinergia, como un Equipo cuyo 
producto sea mayor que la suma de las partes.
Cuando nos 
despertamos en la mañana y pensamos que tenemos que ir a trabajar, es muy 
diferente como nos sentimos cuando sabemos que vamos a un sitio donde reina la 
confianza entre los compañeros de trabajo y los supervisores, donde se respeta a 
las personas y se toman en cuenta sus problemas fuera del trabajo, y donde todos 
están dispuestos a colaborar, aún sacrificando intereses personales, para lograr 
el beneficio común, que cuando vamos a un sitio donde existe el temor y la 
desconfianza, el irrespeto, y donde cada quien está persiguiendo sus propios 
intereses.
Una de las 
características culturales del venezolano es que nos gusta ser solidarios. Si el 
liderazgo de la empresa está atento a desarrollar el Capital Social y propicia 
el ambiente requerido para que todos los elementos se den, es relativamente 
fácil crear ésta cultura de la solidaridad.
La Cultura 
Organizacional no solamente debe planificarse para lograr la cohesión interna. 
También es necesario, en ambientes competitivos como los de ahora, generar una 
Cultura de Servicios, que enfatice en las relaciones entre trabajadores y 
clientes. Los momentos en que los clientes interactúan con algunos de los 
trabajadores de la empresa determinan, en muchos casos, la lealtad del cliente a 
la empresa. Es lo que Carlzon denominó: " los momentos de la verdad ".
Siendo los 
Valores y la Cultura Organizacional elementos estables, se puede utilizar un 
método de planificación lineal, es decir, podemos determinar donde queremos 
llegar, en la empresa, sin importar los escenarios.
Planificando 
el Capital Humano
El segundo 
foco de planificación se orienta a lo que la empresa necesita de sus Recursos 
Humanos. La formación de Capital Humano tiene que ver por lo tanto, con 
reducción de costos, rentabilidad, gerencia del conocimiento y otros factores 
similares, necesarios para ser competitivos. Esta referida a los diversos 
escenarios y a las competencias y cantidad de personal requeridas en cada uno de 
ellos.
Planificando 
los procesos de Recursos Humanos
El tercer 
foco de planificación son los procesos de Recursos Humanos, estos son los 
procesos que la empresa tiene que desarrollar para poder obtener el Capital 
Humano y el Capital Social requeridos. En estos procesos se necesita por un lado 
eficacia, o sea, que produzcan lo que deben producir, y por el otro lado 
eficiencia, es decir, que esos resultados se obtengan utilizando el mínimo de 
recursos.
Los procesos 
de Recursos Humanos, se asemejan a los procesos de la empresa. Esos procesos van 
desde la Detección de las Necesidades en el área de Recursos Humanos, para un 
período y para un escenario dado (es lo que sería el " marketing " de los 
Recursos Humanos), pasando por el Diseño de Soluciones en el área de Recursos 
Humanos y la Producción de esa soluciones, la cual se realiza a través de los 
sub–procesos de Captación, Desarrollo, Mantenimiento, Desincorporación y 
Relaciones, hasta los Servicios de Posventa que se deben ofrecer. Los Servicios 
de Posventa, son aquellas actividades que la empresa debe realizar para mantener 
o actualizar la funcionalidad de los productos suministrados. Por ejemplo, 
muchas empresa, diseñan cursos para su personal, y después se olvidan de 
actualizarlos continuamente para incorporar los cambios de 
tecnología.
Por 
supuesto, para planificar los procesos de Recursos Humanos requeridos, es 
necesario tomar en cuenta los escenarios.
Conocimientos requeridos 
para llevar a cabo el ciclo de planificación
Para poder 
ejecutar este ciclo de planificación, el profesional de Recursos Humanos debe 
adquirir adiestramiento en cómo efectuar las diversas fases del ciclo, es decir, 
como realizar el pronóstico, el diagnóstico, el análisis del entorno. Debe 
aprender cómo establecer objetivos y cómo desarrollar alternativas u opciones 
para alcanzar ésos objetivos. Esto supone, además, mantenerse familiarizado 
continuamente con las nuevas tendencias que existen en el área de Recursos 
Humanos y desarrollar la habilidad necesaria para adaptar y no 
simplemente adoptar los nuevos desarrollos en esta 
materia.
Resumiendo, 
para efectuar la Planificación de Recursos Humanos es importante utilizar un 
modelo que nos guíe, como lo es el Enfoque Sistémico de la Empresa, aprender las 
técnicas de realización de Pronóstico, Diagnóstico y Análisis del Entorno, en el 
área de Recursos Humanos, aprender a establecer objetivos y jerarquizarlos, 
conocer las técnicas de Análisis y Solución de Problemas en Equipo, mantenerse 
actualizado en las nuevas tendencias de Recursos Humanos, y estudiar y entender 
la cultura de nuestro medio, para proyectar la cultura requerida en la 
organización, aprovechando sus puntos fuertes y neutralizando sus 
debilidades.
ROL Y 
COMPETENCIAS DEL PROFESIONAL DE RECURSOS HUMANOS EN LA 
PLANIFICACIÓN
Esto no 
lleva al último punto de nuestro tema ¿cuál es el rol y cuáles son las 
competencias que debe tener un profesional de Recursos Humanos para hacer 
planificación estratégica?
En nuestros 
cursos de Planificación Estratégica de Recursos Humanos destacamos que hoy en 
día se dan tres paradojas en la planificación: que los objetivos ya no son los 
objetivos y la misión no existe, que las metas no sirven para alcanzar objetivos 
y que los planificadores no son planificadores.
La paradoja 
de que los objetivos ya no son los objetivos, se entiende fácilmente cuando 
pensamos en escenarios. Como decía Yogui Berra, ya el futuro no es lo que solía 
ser. Es decir, ya no podemos proponernos objetivos únicos, si no objetivos 
dependientes de los escenarios que contemplemos, y adaptarlos continuamente a 
los cambios del entorno y a las posibilidades que ofrece. La misión de las 
empresas también varía de acuerdo a esas posibilidades y apenas en el sector 
público, es posible mantener la misión de una manera más o menos 
permanente.
La paradoja 
de que las metas no sirven para alcanzar objetivos también se explica por la 
variabilidad del entorno y por los cambios continuos a los que estamos 
sometidos. Las metas sirven como referencia para encaminarnos hacia el objetivo, 
pero tienen que ser revisadas continuamente.
Y por 
último, los planificadores ya no son aquellas personas que diseñaban el futuro 
que quería alcanzar la empresa. Como lo destaca Mintzberg el planificador tiene 
cuatro roles principales: por una parte es un catalizador, es decir, alguien que 
hace que se dé el proceso de planificación. El no es el planificador, sino el 
que impulsa el proceso. Quienes planifican son las mismas personas que tendrán 
que ejecutar lo planificado. Un segundo rol es el de analista profundo, es 
decir, la persona que ve más allá de lo que ve el común de la gente. Un tercer 
rol es el del descubridor, es decir, el de la persona que por tener acceso a las 
diversas fuentes de la empresa, detecta lo que los demás, que sólo tienen vista 
parcial de la situación, no pueden ver. Y un último rol es el de diseminador y 
educador, la persona que permite la fertilización cruzada de ideas y la 
diseminación de las más promisorias en todos los estratos de la 
organización.
Competencias 
que debe desarrollar el profesional de Recursos Humanos que aspire a cargos 
directivos
Las 
principales competencias que debe tener un profesional, no sólo de Recursos 
Humanos, sino de cualquier otra área, que aspire a cargos directivos, la podemos 
resumir en las siguientes:
 
   
 
  
   
   
Visión 
Integral Sistémica: es decir una visión 
integral que le permita identificar para que está su empresa, a que clientes 
debe dirigirse, con que productos, con que características distintiva de 
competitividad, que procesos requiere para lograrlos, con que insumos y de qué 
proveedores. Esa visión incluye un análisis de los posibles escenarios y de sus 
repercusiones en la empresa.
Cuando 
decimos que el profesional debe desarrollar competencias, no estamos diciendo 
que debe ser un superhombre sino que puede aprovechar las herramientas modernas 
para desarrollar ésta visión, tal como el modelo sistémico de 
empresa.
Focalización: el 
principio de Pareto, enunciado por Juran, establece que el 20% de las causas es 
responsable por el 80% de los efectos. Por lo tanto, hay que concentrarse en ese 
20%, es decir, en " los pocos vitales " y no perder mucho esfuerzo en " los 
muchos triviales ".
Capacidad de 
Análisis: es la competencia que 
permite formular los problemas y analizar sus causas, y las causas de las 
causas, hasta llegar a las causas raíces, ya que solamente atacando a éstas, se 
puede prevenir su repetición.
Creatividad: es la 
competencia de pensar, más allá de las soluciones convencionales, en nuevas 
soluciones que permitan resultados más efectivos.
Sentido de 
Realidad: es decir la competencia 
de "anclarnos" a la realidad de la empresa, o sea de adaptar las soluciones a 
las condiciones de la empresa y del entorno, tomando en cuenta su costo y su 
factibilidad de implantación.
Liderazgo: es la 
competencia de lograr que otros logren. Es decir, a diferencia de lo que 
tradicionalmente se había concebido, el líder moderno es una persona que logra 
la participación de todo el resto de los trabajadores y aprovecha sus 
habilidades individuales, mediante el trabajo en equipo, para lograr objetivos 
que de otra manera serían imposible de 
alcanzar.
En 
resumen
Podemos 
resumir lo visto hasta ahora de la siguiente manera:
·                    
Estamos en una 
crisis.
·                    
Los resultados no 
dependen sólo de lo que va a ocurrir, si no de cómo nos preparamos para lo que 
ocurra.
·                    
La Planificación de 
Recursos Humanos no es una opción, es una necesidad.
·                    
Podemos hacerla 
científicamente, si no nos dejamos arrastrar por el 
pánico.
La alegoría de la oveja 
negra
Comenzamos 
este trabajo diciendo que parecía estar surgiendo una nueva ciencia que era la 
"Crisisología" y yo quisiera compartir con ustedes la alegoría de la oveja negra 
del autor colombiano Álvaro Marín Hoyos (quien se define a sí mismo como 
"crisisólogo") y que forma parte de un libro muy interesante denominado “Como 
recuperar su empresa. El método C” donde el autor nos explica que las empresas 
ya no viven un “vía crucis”, sino mas bien un “vía crisis”.
La alegoría 
se refiere a un rebaño de ovejas que se dirigen a un despeñadero, y sólo una 
oveja, la negra, se atreve a cambiar el rumbo. Por si acaso, les advierto que la 
reproduzco con permiso de su autor:

 Yo me he atrevido a añadir una tercera 
situación:
 
   
 
  
   
   
Nota
[1] Conferencia dictada en las I Jornadas 
Técnicas de Recursos Humanos, organizadas por La Asociación de los Recursos 
Humanos de Venezuela (ANRI), el 8 y 9 de mayo de 2003, en el Hotel Hilton 
Caracas.
Acerca 
del Autor: 
Eduardo 
José Betancourt G. es 
Ingeniero Mecánico (Universidad Central de Venezuela), Magister en 
Ingeniería de Petróleos (Universidad del Zulia), Abogado (Universidad Central de 
Venezuela), Especialista en Derecho Internacional Económico y de la Integración 
(Universidad Central de Venezuela), Especialista en Desarrollo Organizacional 
(Universidad Católica Andrés Bello). 
Tiene 
más de treinta y ocho años de experiencia en las áreas de Ingeniería, 
Planificación Estratégica, Recursos Humanos, Desarrollo Organizacional, 
Implantación de Sistemas de la Calidad e ISO 9000, en las empresas: Compañía 
Shell de Venezuela y  Petróleos de 
Venezuela S.A., de donde es jubilado. 
Actualmente 
es docente en los Postgrados  de 
Gerencia de las Telecomunicaciones (Universidad Simón Bolívar),  Administración de Recursos Humanos 
(Universidad Central de Venezuela) y Gerencia de Recursos Humanos y Relaciones 
Industriales (Universidad Católica Andrés Bello), en las materias de 
Planificación Estratégica en la Empresa, Planificación Estratégica de Recursos 
Humanos y Sistemas de Información de Recursos Humanos. Se desempeña como 
Consultor de Empresas y es Director Gerente de Betancourt Consultores 
C.A.
betancourte@cantv.net     
o al 
teléfono:
58-416-637.95.35, 
Caracas, Venezuela