1.
Concepto:
Cualquier empresa, para llevar a cabo su actividad, realiza
operaciones con el mundo exterior: compra, vende, etc.;
como consecuencia de estas actuaciones, su patrimonio se ve
alterado y obtiene resultados: beneficios o pérdidas.
La contabilidad financiera es el área contable que se ocupa
de emitir información relativa a este tipo de transacciones,
proporcionando datos que se refieren, principalmente, al
patrimonio poseído por la empresa en un momento dado y a los
resultados generados en cierto período de tiempo. Sobre ella
versa esta obra.
Para elaborar esta información, se sigue y aplica un
método específico, que engloba y reúne una serie de
postulados e hipótesis concernientes a cómo:
– Se captan o perciben los hechos económicos que
la entidad realiza. En la observación de la realidad
económica prima el principio de dualidad.
– Se
valoran las operaciones.
– Se traducen éstas a un
lenguaje contable, es decir, cómo se registran
contablemente.
– Se obtienen, tras la contabilización de
estas transacciones, unos estados sintéticos que contengan,
de manera ordenada, datos significativos, que muestren
adecuada y fielmente la realidad económica de la empresa. A
este proceso se le conoce con el nombre de
agregación.
2. Principio de dualidad
Consiste en distinguir en cualquier hecho empírico, al
menos, dos elementos que se relacionan entre sí (1). Este
principio también es aplicable a los hechos económicos.
Así, la empresa, al captar o percibir cualquiera de las
transacciones que realiza, distinguirá, como mínimo, dos
elementos que intervienen en la misma. Dentro de estos
elementos, habrá que diferenciar el que constituye el
origen o recurso de la operación (la causa) y al que se
considera el empleo o aplicación (efecto). Por ejemplo,
si una empresa compra al contado un camión, los elementos
involucrados en esta transacción son: el camión y el dinero,
que juegan los siguientes papeles:
EMPLEO O
APLICACIÓN |
<-- |
ORIGEN O
RECURSO |
Camión |
|
Dinero | |
Esta forma de captar u observar los hechos económicos no
sólo se aplica en contabilidad financiera, sino que es
extensible a las restantes áreas contables. De todos modos,
hay que advertir que los términos empleo y recurso se usan en
contabilidad nacional, mientras que los mismos conceptos en
contabilidad financiera se designan como Debe y Haber.
Ya Fray Luca Pacioli, en la obra comentada en el capítulo
anterior, se refirió a esta manera de captar la realidad
económica al hablar del método de la partida doble.
Es de notar que en una transacción en la que intervienen
dos empresas, los elementos que para una de ellas constituyen
recursos, para la otra son empleos. Por lo tanto, la misma
operación será registrada en la contabilidad de cada una de
estas entidades de forma diferente.
.:: Ejemplo 1 ::.
La Empresa “A”, compra un edificio a una
Empresa constructora, “B”, pagando parte al
contado y dejando a deber el resto.
Se pide:
Distinguir los elementos que
constituyen empleos y recursos desde la óptica
de las Empresas “A” y “B”.
.:: Solución ::.
|
Empleos (debe) |
Recursos
(haber) |
Empresa
"A" |
Edificio |
Dinero
Deudas a pagar |
Empresa
Constructora "B" |
Dinero
Derechos a cobrar |
Edificio | | |
3. Valoración
La contabilidad emite información económica eminentemente
cuantitativa. De ahí, la necesidad de valorar los elementos
que intervienen en las transacciones en que participa la
empresa.
Cada elemento se podría cuantificar atendiendo a distintos
patrones de medida: kilogramos, metro cuadrado, etc. Pero, si
cada elemento se midiera según un baremo diferente, la
información suministrada por la contabilidad no sería adecuada
a los fines que persigue, puesto que no mostraría la imagen
fiel de la situación patrimonial, financiera y de los
resultados de la empresa.
Así, dos empresas pueden poseer locales de igual superficie
o vender los mismos kilogramos de cierto producto, pero a los
usuarios de la información contable lo que realmente les
interesa conocer es cómo inciden estos hechos en los
patrimonios, en los resultados generados, etc., de estas
entidades y no cuáles son las dimensiones de sus naves o el
número de kilogramos de producto vendidos.
Por ello, para que la información contable resulte útil a
los distintos destinatarios, se establece un patrón de medida
común para todos los elementos, que será la unidad
monetaria de curso legal -en nuestro caso, la
peseta- que expresará el precio de éstos.