Aquel
23 de agosto de 1998...
Protagonizaron
riña en la Penitenciaría
Violentos
incidentes de"garreros" en Mendoza (Argentina)
Autoridades
resolvieron sacarlos del penal. Un hincha chileno resultó con un
brazo fracturado en la reyerta con reclusos locales. Por
Alexis Cares.
Violentos
incidentes protagonizaron los 34 hinchas chilenos que fueron detenidos
en Mendoza. Cuando ya habían sido trasladados hasta la penitenciaría
local, se trenzaron con reclusos locales en una pelea que dejó varios
heridos leves de ambos bandos y un "garrero", el más grave, que
resultó con una fractura de brazo, según informaciones que emanaron
desde la enfermería del recinto de reclusión donde fue atendido
el joven, quien tampoco fue individualizado por las fuentes carcelarias.
Según testimonios del personal que intervino para terminar con la
riña, los problemas entre los adeptos colocolinos y parte de la
población penal del pabellón número 11 comenzaron en los tribunales
de justicia cuando concurrieron a declarar ante el juez Marcos Pereyra,
momento en el que se insultaron a viva voz. La situación se agravó
con la llegada de los barristas nacionales hasta el penal mendocino.
"Gritaron consignas anti argentinas y mostraban una clara actitud
desafiante", dijo un testigo. Según los periodistas que estuvieron
cerca de este caso, los hinchas chilenos mantuvieron esa postura
desde el inicio del conflicto, cuando se les acusó de agredir a
policías de guardia en la localidad de Maipú y, prácticamente, tomarse
el cuartel uniformado por algunos instantes.
Máxima
seguridad Tras la reyerta, los miembros de la Garra Blanca fueron
trasladados al pabellón número 7 de máxima seguridad y encerrados
en celdas de a dos. Posteriormente, y sólo cuando concluyó el horario
de visita de rigor, fueron sacados de la penitenciaría y derivados
hasta la Escuela de Cadetes de Villa Hipódromo en Godoy Cruz. Allí
quedaron con custodia interna a cargo del servicio penitenciario
y bajo vigilancia policial en lo que respecta al sector exterior.
Reporteros policiales del diario Los Andes afirmaron que el cónsul
de Chile en Mendoza, Felipe du Muncau, estuvo presente durante los
traslados. También dieron fe de las inútiles gestiones que realizó
el diputado chileno Alejandro Navarro, del PS, quien intentó,
derivar el enfoque de este conflicto hacia la figura de los apremios
ilegales en contra de los barristas nacionales. También se sabe
de la especial atención que la agrupación de reporteros gráficos
transandinos puso en el caso de su colega Luis Alexis Hidalgo, uno
de los 34 detenidos.
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En la
Escuela de Cadetes de la policía mendocina y con guardia reforzada
pasaron la noche los hinchas chilenos detenidos por los incidentes,
después de ser trasladados desde la penitenciaría.
Denunciaron
la desaparición de un hincha
La
desaparición de un menor que integró el grupo viajero de la Garra
Blanca a Mendoza denunciaron sus padres en una conferencia de
prensa ofrecida por integrantes de esa barra. Aquel día,
según Renato Loayza, obrero de la construcción, declaraba que
no ha podía dar con el paradero de su hijo Marco Antonio,
de 15 años, que no figura en la lista de detenidos que entregó
la policía mendocina ni tampoco regresó con los liberados. En
cambio, otros siete menores que estuvieron en el cuartel policial
fueron devueltos a Santiago. "Yo lo ví en la "peni argentina y
después se perdió, no sé qué pasó. Iba detrás mío y se esfumó",
dijo Pedro Fuentes, amigo del quinceañero. "Nos llevaron a un
hogar y Marco no estaba. Nosotros (los menores) estamos todos
en Chile y sólo falta él", argumentó. Los padres de Marco Antonio
Loayza recurrieron al club Colo Colo en busca de ayuda. "Ojalá
que la "secre del Colo pase luego el dato para que me auxilien.",
dijo el padre del menor, quien explicó que le extendió el permiso
notarial porque "es un niño tranquilo que no le hace mal a nadie".
Cinco parlamentarios, un dirigente (el vicepresidente Raúl Labán)
y dos integrantes de la barra viajaron a Mendoza para asesorar
a los detenidos. Aseguraron que llevarían fotografías y
radiografías para demostrar que la policía transandina actuó con
brutalidad. "Queremos justicia. A nosotros nos provocaron y nos
golpearon innecesariamente. Eso lo vamos a demostrar para que
nunca pase esto", relató un barrista que no reveló su identidad.
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