Hassan-Ben-SabbahASESINOS (HASHISHIES)

Los «asesinos», más exactamente los hashishíes («comedores de hashish»), dieron mucho que hablar, y entraron en la leyenda. Esta secta memorable nació a fines del siglo XI; el fundador de esos «ismaelitas del Este» fue el célebre Hassan-Ben-Sabbah [también Hassan-E-Sabbah, Hassam-i-Sabbah], natural de Jorasán (Persia).

Luego de apoderarse de la fortaleza de Alamut, al norte de Persia, pretendió ser el hudshet, o encarnación del último imán, y reclutó un buen número de adeptos. El «Viejo de la Montaña» se apoderó de numerosos castillos, tanto en Persia como en Siria, y su dominación se extendió rápidamente, gracias a secuaces devotos, fanatizados por el hashish o cáñamo de India (de ahí su nombre «asesinos»), encargados de suprimir a cuantos obstaculizaban sus designios de dominación.

La jerarquía iniciática, estrechamente subordinada al Jeque o Gran Maestro, comprendió siete grados, como en el ismaelismo clásico. Luego de la muerte de Hassan, en 1124, a la edad de noventa años, el poder de los asesinos siguió ampliándose. Pero, en Siria, chocaron con los Templarios, que poseían numerosos castillos al sur de los montes Ansariyah y les llevaron encarnizada guerra, hasta los obligaron a pagar tributo (se ha pretendido, sin pruebas decisivas, que los templarios copiaron de los asesinos sus doctrinas esotéricas).

La segunda mitad de siglo XIII vio el fin definitivo, tanto en Siria como en Persia, del poder político de los asesinos, cuyas fortalezas fueron tomadas por las tropas de los soberanos de esos dos países.