LIBROS DE LA BIBLIA
Colección de los libros sagrados escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo y propuestos por la Iglesia como canónicos.
Los libros sagrados, tenidos como tales por la Iglesia, son los 71 enumerados por el Concilio tridentino (Trento) en la sesión cuarta, que recoge y canoniza la tradición eclesiástica.
ANTIGUO TESTAMENTO (44 Libros)
Libros escritos con anterioridad a la venida de Jesucristo, y en ellos se expone la alianza de Dios con Abraham, como padre del pueblo escogido, perfeccionada en la ley mosaica e interpretada por los profetas que no cesan de recordarle al pueblo de Israel sus obligaciones con Yaveh.
21 LIBROS HISTÓRICOS
16 LIBROS PROFÉTICOS
7 LIBROS DOCTRINALES
Libros históricos (21)
5 Pentateuco:
GÉNESIS |
Primer libro del Antiguo Testamento. Su nombre en lengua española tiene su origen en las palabras Genesis kosmou (griego, "origen del cosmos"), el título del libro en la Septuaginta. Los judíos, que han designado cada uno de los cinco libros del Pentateuco con la primera palabra (o al menos la primera palabra significativa) del texto hebreo, lo denominan Be-Reshit ("En el principio").Génesis, el primer libro de la Biblia, relata el comienzo del mundo desde el momento en que "creó Dios los cielos y la tierra" (1,1) hasta la muerte de José, el undécimo hijo del patriarca hebreo Jacob. La obra puede dividirse en dos partes diferenciadas. La primera (capítulos 1-11) está dedicada a la historia primigenia de la humanidad y contiene historias acerca del primer hombre y de la primera mujer, su pecado original, el primer hombre en morir y el primer homicida, el diluvio que Dios envió para destruir todas las cosas, a excepción de la familia directa del "hombre más justo y cabal" (6,9) y de las criaturas cuya conservación se le encargó, de la confusión de los idiomas y de la dispersión de otros pueblos. La primera parte del Génesis contiene también la primera alianza establecida por Dios con la humanidad a través de la persona de Noé (9,9-17). La segunda parte (capítulos 12 al 50) se centra sobre todo en el relato de las vidas de los patriarcas hebreos Abraham, Isaac y Jacob; es decir, una historia de los orígenes de la nación hebrea (véase Hebreos; Judíos).Objeto El principal objeto del Génesis es relatar la totalidad de la creación y, en concreto, explicar el papel de Israel en el mundo. Así, por ejemplo, las genealogías de la primera parte del libro (5; 10; 11,10-32) conectan a Adán con Abraham e indica el número de años transcurridos entre ambos. Las alianzas establecidas por Dios con Noé y con Abraham (17,2-21) expresan relaciones nuevas y permanentes entre Dios y la humanidad, y Dios y la nación hebrea.Fuentes Los especialistas han demostrado de forma convincente que el libro del Génesis fue compilado a partir de diversas fuentes. Puede consultarse una discusión general del proceso de compilación en la Biblia: El Antiguo Testamento.Interpretación Muchas personas consideran que Génesis es la versión literal de la creación, punto de vista sostenido por la mayoría de cristianos y judíos hasta la segunda mitad del siglo XIX. Hay quienes consideran que el libro contiene mitos y leyendas que no expresan más que creencias, supersticiones y costumbres tribales. Los estudios y la investigación científica han dejado en evidencia que resulta muy probable que numerosos acontecimientos, lugares y personas descritos y mencionados en el Génesis ocurrieron y existieron. Según algunos juicios, los que no pudieron ocurrir o existir tal como se cuenta o en la historia como se describen y citan, tienen un origen y existencia figurativa. Por ello, aunque podría parecer irrelevante profundizar, por ejemplo, en Adán y Eva y su pecado en el Edén, el relato de cómo la humanidad cayó en desgracia sigue siendo para muchos herederos contemporáneos de la cultura occidental una expresión viable y por lo general comprensible de una experiencia recurrente, íntima y en cierta medida inexplicable. Véase Ciencia bíblica. |
ÉXODO |
Segundo libro del Antiguo Testamento. Recibió este nombre porque relata la partida de los israelitas de Egipto y su travesía del desierto hasta llegar al monte Sinaí. Los judíos, que denominan a los libros que comprenden el Pentateuco con la primera palabra significativa del texto hebreo, lo llaman Shemot ("nombres"). Éxodo relata los acontecimientos ocurridos entre la muerte en Egipto de José, el hijo favorito del patriarca hebreo Jacob, y la erección por los israelitas del Tabernáculo en Sinaí. Los primeros 15 capítulos tratan de la opresión de los israelitas a manos de los egipcios tras la muerte de José, del nacimiento de Moisés y su salvación de una masacre, de la elección de Moisés por Dios para encabezar la salida de Israel de Egipto, de las 10 plagas que cayeron sobre los egipcios, y del rescate de los israelitas tanto de la tierra de Egipto como del ejército egipcio en el mar Rojo (o "Mar de las Cañas", en ocasiones identificado con la marisma situada al norte del mar Rojo, quizá el lago Timsah).Los acontecimientos más importantes del resto de Éxodo (capítulos 16 al 40) tienen como escenario el Sinaí, donde los israelitas establecieron su campamento tras vagar durante varios meses por el desierto (capítulos 16 al 18). Estos acontecimientos son: la propuesta y establecimiento de una alianza entre Dios y los israelitas (19,3-24,18); la comunicación de Moisés al pueblo israelita de los términos de dicha alianza, expresos en los Diez Mandamientos o Decálogo (20,1-17); la ruptura y renovación de la alianza (capítulos 32 al 34) y la construcción del Tabernáculo (capítulos 35 al 40), dentro del cual se guardaron diversos artículos sagrados, entre ellos el Arca de la Alianza.La liberación de la esclavitud en Egipto ha sido de fundamental importancia para el judaísmo y el pueblo judío, que lo conmemora cada año desde que se produjo. Sin embargo, mucho más que el éxodo, el establecimiento de la alianza entre Dios y los israelitas en el Sinaí ha sido un acontecimiento único y decisivo en la evolución del judaísmo y de la historia judía, ya que casi la totalidad de la vida religiosa y civil de los judíos a partir de ese momento se ha basado sobre los intentos de observar y obedecer las palabras "seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa" (19,6), pronunciadas por Dios en Sinaí. Los más modernos especialistas consideran que Éxodo, que por tradición se ha atribuido a Moisés, fue compilado en su forma actual por miembros de la casta sacerdotal hacia el 550 a.C. Se piensa que algunas partes del libro (por ejemplo, los capítulos 25 al 31), en las que Dios describe a Moisés de qué forma deben construirse el Tabernáculo y sus objetos sagrados, así como las vestiduras y el ritual de los sacerdotes, datan de tiempos más antiguos. La sección que contiene el código de las ordenanzas religiosas y civiles (20,23-23,33) se remonta a un pasado aún más lejano y es muy posible que tenga su origen en épocas pre-mosaicas. |
LEVÍTICO |
Libro del Antiguo Testamento, tercero de los cinco bíblicos que conforman el Pentateuco. Fue llamado por primera vez Levítico por los antiguos traductores griegos de la Biblia porque en su mayor parte está dedicado a los sacrificios y otras leyes rituales prescritas para los sacerdotes de la tribu de Leví. Los judíos, que se refieren a cada libro del Pentateuco con el nombre de su primera palabra (o al menos la primera palabra significativa) del texto hebreo, le denominan Va-Ikrá (hebreo, ‘Y llamó’).Contenido Levítico está dedicado a los sacerdotes levitas y a sus funciones. Contiene las leyes del culto, las enseñanzas morales y las normas sociales según las cuales "Yahvé habló así a Moisés" (una frase que se repite en el primer versículo de lo siguientes capítulos: 4, 6, 8, 11-20, 22-25 y 27) tras la erección del Tabernáculo. Los capítulos 1 al 7 contienen dos códigos legales relativos a los sacrificios; el primero (1,1-6,7) dirigido "a los israelitas" (1,2), y el segundo (6,8-7,38) a "Aarón y sus hijos" (6,9); es decir, a los sacerdotes. Los capítulos 8 al 10 presentan una descripción detallada de la consagración de Aarón y sus hijos al sacerdocio. Los capítulos 11 al 15 contienen las leyes dietéticas y sanitarias, e incluyen una lista de los animales puros e impuros que pueden o no comerse (capítulo 11), y los procedimientos de purificación de las parturientas (capítulo 12) y de los flujos corporales (capítulo 15). El capítulo 16 está dedicado al día de la Expiación (véase Yom Kipur).Los 10 capítulos siguientes (17 al 26) son denominados por algunos expertos con el nombre de "La Ley (o código) de Santidad", especialmente debido a la referencia recurrente a la santidad ritual de objetos y personas, y a la frecuente aparición de Dios en primera persona (20,7-8, por ejemplo). La Ley de Santidad incluye admoniciones éticas, leyes ceremoniales y normas sociales. Entre ellas, la prohibición de comer "bestia muerta o destrozada" y "la sangre de ninguna carne" (capítulo 17); las prohibiciones contra las costumbres sexuales "abominables" (capítulo 18); prescripciones morales (capítulo 19); leyes relativas al sacerdocio y a los sacrificios (capítulos 21 y 22); un calendario de las fiestas religiosas (capítulo 23); prescripciones relativas al Tabernáculo (24,1-9); y leyes sobre la tierra, la usura y la esclavitud (capítulo 25). Se incluye, asimismo, una exhortación a la estricta observancia de las leyes (capítulo 26). El capítulo 27, el último de Levítico, está dedicado a aranceles y tasaciones. Autor Los especialistas sostienen que los códigos conservados en Levítico fueron reunidos por los sacerdotes del Templo de Jerusalén en el siglo V a.C. A la sazón, se incorporó a estas compilaciones sacerdotales el material relativo a costumbres y culto de periodos anteriores y pertenecientes a otros santuarios israelitas como parte de un sistema centralizado más amplio de prescripciones éticas y leyes ceremoniales para gobernar los asuntos sociales y religiosos de la comunidad judía posterior al exilio. Por ejemplo, algunos especialistas datan la Ley de Santidad en el siglo VII a.C., porque consideran que es similar, en lenguaje y en espíritu, al código deuteronómico del siglo VII a.C. |
NÚMEROS |
Cuarto libro del Antiguo Testamento, así llamado porque los capítulos iniciales se refieren al censo, o numeración, de las tribus israelitas. El nombre en nuestro idioma se deriva del título del libro en la Vulgata, Numeri (latín, "números"). Numeri es, a su vez, una traducción del título del libro en su versión en griego llamada Septuaginta. Los judíos, que han designado cada uno de los cinco libros del Pentateuco con la primera palabra (o, al menos, la primera palabra significativa) del texto hebreo, lo denominan Ba-Midbar (hebreo, "en el desierto"). El libro continúa el relato de los orígenes e historia original del pueblo judío iniciados en los libros Génesis y Éxodo."En el desierto" sería un nombre más apropiado que "Números", ya que el libro está dedicado sobre todo a la travesía del desierto de los israelitas bajo la dirección de Moisés. Registra los acontecimientos que se produjeron desde sus últimos días en el monte Sinaí hasta su llegada, casi 40 años después, a las llanuras de Moab, cerca de la Tierra Prometida de Canaán. El libro suele dividirse en tres secciones: (a) los últimos días en el monte Sinaí (1,1-10,10); (b) un periodo de casi 38 años de nomadismo por el desierto situado al sur de la Tierra Prometida (10,11-20,13 o, como prefieren algunos especialistas, 10,11-21,13); y (c) la aproximación final a las fronteras de Canaán por el este.La primera sección está dedicada casi en exclusiva a asuntos estadísticos y legales. La segunda comienza con un relato de la partida de los israelitas del Sinaí. Cuenta, entre otras historias, la sedición de Aarón y Miriam, hermano y hermana de Moisés (capítulo 12); el envío de espías israelitas a Canaán, sus contradictorios informes; y la condena a los israelitas de vagar 40 años por el desierto (capítulos 13 y 14). El capítulo 17 refiere el florecimiento de la rama de Aarón, signo de la elección de la tribu sacerdotal de los levitas. La tercera sección de Números relata el fracasado intento de los israelitas de entrar en Canaán atravesando el país de Edom y la muerte de Aarón (20,14-29); la elección del líder hebreo Josué como sucesor de Moisés (27,12-23); y la asignación (capítulo 32) de las tierras situadas al este del río Jordán (Transjordania) a las tribus de Gad y Rubén. A continuación del resumen de las etapas del peregrinar de Israel desde Egipto hasta los límites de Canaán (33,1-49) aparece la descripción de las fronteras ideales de este territorio. El libro concluye con disposiciones para el reparto de la tierra, el establecimiento de las ciudades de los levitas y de las ciudades de asilo en las "que se refugiará el homicida", y las reglas de matrimonio para mantener intacta la heredad de las tierras de Israel (capítulos 34-36). Lo más notable es el énfasis puesto en las cuestiones de interés para los sacerdotes de Israel, lo que indica que la probable fuente principal de la temática central de Números, la así llamada fuente P (sacerdotal), que se remonta al siglo VI a.C.Para una discusión acerca de las hipótesis documentales, véase Biblia. |
DEUTERONOMIO |
Libro quinto del Antiguo Testamento, atribuido por tradición a Moisés. Su nombre, derivado de las palabras griegas deuteros (‘segunda’) y nomos (‘ley’) es erróneo, ya que el libro no contiene nueva legislación. Es, más bien, una repetición de las leyes anteriores, con una urgente exhortación a cumplirlas. Para titular cada uno de los primeros cinco libros de la Biblia o Pentateuco, los judíos utilizan la primera palabra (o al menos la primera palabra importante) del texto, por lo cual lo denominan Devarim (‘Palabras’).En su mayor parte, el libro lo forman homilías y sermones atribuidos a Moisés. Comienza con una recapitulación (capítulos 1 al 4) de los acontecimientos dignos de mención durante el peregrinaje de los israelitas desde que abandonaron el Sinaí hasta que llegaron a la tierra de Moab. Los dos capítulos siguientes repiten los Diez Mandamientos y exhortan a cumplir las leyes y estatutos divinos. Dentro de esta sección se incluye una exhortación, confesión de fe y resumen del credo del judaísmo, conocida como Shemá ("Escucha, Israel: el Señor es nuestro Dios, el Señor es el único"), que los fieles recitan cada mañana y cada tarde, y cuando están a punto de morir. La siguiente sección, la más larga (capítulos 7 al 26), consta de un cuerpo de leyes religiosas y civiles. Tras presentar el código de leyes, Moisés pronuncia una serie de bendiciones y maldiciones (capítulos 27 y 28) que auguran la recompensa al obediente y el castigo al desobediente. La última sección (capítulos 29 al 34) contiene los últimos discursos de Moisés, el relato de la designación de Josué como su sucesor, el Cántico (de despedida) de Moisés, la bendición final de Moisés a las 12 tribus e información acerca de su muerte y sepultura.La historia literaria del libro, en especial en lo que se refiere al material del código de leyes, es complicada y objeto de encendidas polémicas. Algunos especialistas consideran que la mayor parte del contenido es material tradicional transmitido de forma oral desde el siglo VIII a.C., registrado en el VII a.C., perdido y, más tarde, redescubierto (hecho del que se da cuenta en 2 Re. 22 y 23 y en 2 Crón. 34 y 35). Estos capítulos relatan el descubrimiento de un libro de la ley en el primer Templo durante el reinado de Josías en Judá. Otros estudiosos consideran que la mayor parte del Deuteronomio se compuso a finales del siglo VII a.C., siendo atribuido a Moisés con el fin de aprovechar el prestigio de éste en apoyo de las importantes reformas religiosas impuestas por Josías en el 622-621 a.C. La centralización del culto en Jerusalén fue una de las principales inquietudes del monarca, preocupación en la que hacen gran hincapié el autor o autores del Deuteronomio. |
JOSUÉ |
Libro del Antiguo Testamento. Según la tradición su autor fue Josué, el líder militar y héroe elegido por Moisés para sucederle y conducir a los israelitas fuera de Egipto hacia la Tierra Prometida. Sin embargo, la mayoría de los especialistas bíblicos modernos rechazan esta interpretación. Sus estudios han demostrado que el libro contiene material tomado de una serie de distintas fuentes, y los intentos de fecharlas no han sido, en su mayoría, definitivos. La única conclusión aceptada en la actualidad de una forma general es que los pasajes más antiguos del libro, que algunos tratadistas sitúan a mediados del siglo X a.C., fueron reescritos por completo y reelaborados en torno al siglo VII a.C. por uno o varios miembros de la llamada escuela deuteronómica. Más tarde, quizá después del 500 a.C., los editores preocupados por cuestiones sacerdotales añadieron o reescribieron gran parte de la segunda mitad del libro.El libro de Josué concluye el relato iniciado en Génesis, Éxodo y Deuteronomio acerca del origen e historia de los judíos. Comienza (capítulos 1 al 6) con una narración de la entrada de los hebreos a la Tierra Prometida, Canaán, y de la conquista de la antigua ciudad palestina de Jericó. A continuación (capítulos 7 al 12) relata cómo los hebreos se asentaron en todo Canaán y conquistaron otra antigua ciudad, Ai. Lo hicieron estableciendo una alianza con los atemorizados gabaonitas y poniendo en fuga a un ejército coaligado de cinco ciudades cananeas en el sur, y pasando a degüello a un ejército reclutado por otros reyes cananeos "en las aguas de Merom" (11,5), en el norte. La mayor parte de la segunda mitad del libro (capítulos 13 a 24) describe cómo distribuyó Josué entre las 12 tribus de Israel las tierras conquistadas. El libro concluye con la exhortación final de Josué (capítulo 23) llamando a Israel a respetar la alianza establecida con Dios en el monte Sinaí, y con un relato de la última asamblea de las tribus bajo Josué (capítulo 24), pasaje en el cual Josué y el pueblo establecieron una nueva alianza para servir y obedecer a Dios.El asunto central del libro de Josué es que Dios guiará a su pueblo si cumple su ley, pero que si lo niega o le desobedece, se volverá contra él, entregándolo a las naciones saqueadoras y a la férula extranjera. |
JUECES |
Libro del Antiguo Testamento, así llamado porque relata los acontecimientos ocurridos durante los tiempos protagonizados por los dirigentes temporales de Israel llamados "jueces". Narra la historia de Israel desde la muerte del líder y profeta hebreo Josué hasta el momento anterior al nacimiento del profeta hebreo Samuel. Es decir, en líneas generales, desde finales de la conquista israelita de Canaán en el siglo XIII a.C. hasta los comienzos de la monarquía en el XI a.C. (véase Judíos). La tradición ha atribuido el libro a Samuel, aunque la mayoría de los tratadistas bíblicos actuales lo consideran una obra compuesta. Se cree que algunas partes, como el Cántico de Débora y Baraq (capítulo 5), son escrituras que datan de épocas muy anteriores, y que incluso puedan ser las más antiguas que conserva el Antiguo Testamento. Por otro lado se considera que algunos capítulos (17 al 21) son añadidos de editores sacerdotales realizados durante el periodo siguiente a la cautividad de Babilonia, es decir, después del 538 a.C. Por lo general, se piensa que el grueso del libro (2,6-16,31) es obra de los editores deuteronómicos de los siglos VII y VI a.C. (véase Deuteronomio; Pentateuco).Jueces puede dividirse en tres secciones claras. La primera (1,1-2,5) resume de una forma sucinta la conquista israelita de Canaán, a partir de la muerte de Josué. Sin embargo, este relato difiere de lo narrado sobre la conquista que aparece en el Libro de Josué. En este último, por ejemplo, las tribus israelitas se unen bajo Josué y conquistan o matan a todos los cananeos. Por su parte, en Jueces cada tribu lucha por separado para conseguir territorios que ocupan sólo hasta cierto punto. La omisión de exterminar o de expulsar a la totalidad de los antiguos habitantes de Canaán presagia desgracias para los israelitas (2,1-5). La segunda sección (2,6-16,31) cuenta cómo los israelitas sufrieron varias veces la opresión ejercida por distintos pueblos extranjeros "que Yahvé dejó subsistir para probar con ellos a Israel" (3,1) y cómo cada vez surgió un adalid o una heroína para defender a los israelitas. Estos libertadores no son denominados jueces en el texto, aunque de la mayoría de ellos se dice que juzgaron a Israel durante determinado número de años. Los salvadores o jueces, que protagonizan esta parte del libro son Otniel (3,8-11), Ehúd (3,12-30), Débora (capítulos 4 y 5), Gedeón (capítulos 6 al 8), Jefté (10,17-12,7) y Sansón (capítulos 13 al 16). En esta sección se incluyen breves referencias a las hazañas de seis héroes menores y un capítulo (capítulo 9) dedicado en su integridad a Abimélek, hijo de Gedeón, que "gobernó tres años en Israel" (9,22), al cabo de los cuales halló la muerte por "matar a sus setenta hermanos" (9,56). La tercera sección de Jueces (capítulos 17 al 21) relata dos historias. La primera trata acerca de la migración de la tribu de Dan "a Laiš" (18,27). La segunda describe la guerra intertribal contra la tribu de Benjamín, que estalla tras abusar unos miembros de la misma en la persona de la concubina de un levita. Jueces posee un considerable valor histórico como fuente, la única bíblica, para determinar los acontecimientos y condiciones sociales del periodo que va desde la conquista israelita de Canaán hasta los tiempos de Samuel. Es asimismo valioso porque guarda fragmentos mucho más antiguos de literatura hebrea. |
RUTH |
Libro del Antiguo Testamento, cuyo autor y fecha exacta de redacción se desconocen. Según la antigua tradición judía, su autor fue el juez hebreo Samuel. Pero los especialistas modernos sostienen que el libro, aunque describe el periodo "en que juzgaban los Jueces" (1,1), date quizá del periodo posterior al exilio, más en concreto en algún momento entre el 400 y el 250 a.C. En las versiones cristianas del Antiguo Testamento, el libro de Rut aparece a continuación del libro de Jueces, aunque en la Biblia hebrea se encuentra en la tercera parte del canon, conocida como Hagiográficos. Rut es un antiguo relato breve hebreo (tal vez basado en una historia popular más antigua). El libro cuenta la historia de una familia de la antigua ciudad de Belén de Judá, que se refugia en el país de Moab durante una hambruna. Mientras se encuentra allí, los hijos de la familia proveniente de Judá contraen matrimonio con mujeres moabitas. Cuando mueren el padre y los dos hijos, la desconsolada madre, Noemí, decide regresar a su hogar en Belén. Insta a sus nueras a quedarse en Moab con su propio pueblo, aunque una de ellas, Rut, insiste en acompañar a Noemí (1,16-17). En Belén, la devoción y bondad de Rut pronto atraen la atención de Booz, pariente de Noemí (2,1-4,12). A pesar del hecho de que Rut es extranjera, el judío Booz contrae matrimonio con ella y se convierte en la bisabuela del rey David. Este hecho se destaca en la genealogía que aparece al comienzo del Evangelio según san Mateo. El libro de Rut ha sido interpretado de varias formas. Ha sido considerado como una protesta literaria contra las restrictivas reformas matrimoniales instituidas en los tiempos de los líderes judíos de la época posterior al exilio Esdras y Nehemías; como nada más que entretenimiento; como un romance idílico; como una nueva versión de un antiguo mito de fertilidad; y como un ejemplo de la conversa ideal. El énfasis en que Rut es una extranjera, su aceptación por parte del pueblo de Belén a pesar de este hecho, su lugar en la genealogía del rey David, y la inclusión del libro como parte del canon hebreo sugieren un objetivo más profundo y complejo que el puro entretenimiento o la protesta. |
REYES |
Nombre de dos libros del Antiguo Testamento que aparecen después de los dos libros de Samuel. En principio, estos cuatro libros constituían sólo dos: los actuales 1 y 2 Samuel el primero, y los actuales 1 y 2 Reyes el segundo. Su división en cuatro fue iniciada por los traductores de la Septuaginta, la traducción griega del Antiguo Testamento obra de judíos helenistas realizada aproximadamente en el 250 a.C. Los títulos de los dos libros de Reyes reflejan la numeración de la Septuaginta y la preferencia por el título Regum (latín, 'Reyes') del erudito bíblico san Jerónimo. El título en hebreo es Sefer Melajim, 'Libro de los Reyes'.Contenido Los libros de Reyes relatan la historia de los reinos de Israel y de Judá desde la muerte del rey hebreo David y la ascensión al trono de su hijo Salomón, hasta la cautividad de Babilonia. En sentido amplio comprende el periodo que va desde los albores del siglo X a.C. hasta la segunda mitad del siglo VI a.C. El contenido de los dos libros se centra en la coronación y reinado de Salomón y la construcción del primer Templo (1 Re. 1-11); el cisma y la historia de los dos reinos hasta la muerte de Ajab de Israel y Josafat de Judá (1 Re. 12-22); la historia de los reinos divididos hasta la caída de Samaria y la dispersión de Israel en el 721 a.C. (2 Re. 1-17); la historia de Judá desde el final del reino de Israel hasta la caída de Judá en el 586 a.C.; y la posterior liberación de la cárcel del rey Joaquín de Judá (reinó en el 598-597 a.C.) en el trigésimo séptimo año de su exilio (2 Re. 18-25).Autor Los estudiosos talmúdicos adjudicaron ambos libros al profeta hebreo Jeremías. Sin embargo, los especialistas bíblicos modernos lo atribuyen a dos o más autores o editores de la escuela deuteronómica. Se cree que estos escritores, al redactar o compilar los textos actuales de los libros, extrajeron su material de una serie de fuentes anteriores, muchas de las cuales se mencionan en el texto. Estas fuentes reconocidas son el "libro de los hechos de Salomón" (citado en 1 Re. 11,41); el "libro de los Anales de los reyes de Israel" (en 1 Re. 14,19); y el "libro de los Anales de los reyes de Judá" (en 1 Re. 14,29). Es probable que los tres libros perteneciesen a las colecciones oficiales de archivos y fuesen anales o registros históricos (el Libro de los Hechos de Salomón contenía también información legendaria). Sin embargo, los libros del Antiguo Testamento hoy llamados Crónicas, fueron compilados en época posterior. Los especialistas han identificado y designado con diversos nombres otras fuentes antiguas empleadas, aunque no mencionadas, en el texto actual. Entre ellas se incluye las así llamadas narrativas de la corte davídica o "antigua fuente de Samuel" (que puede encontrarse en 2 Sam. 9-20 y 1 Re. 1-2); dos ciclos de historias independientes, uno relativo al profeta hebreo Elías y el otro al profeta hebreo Eliseo, incluyendo ambos material histórico y legendario (1 Re. 17-19; 21; 2 Re. 1-13); y la así llamada fuente de Isaías, un conjunto de leyendas acerca del profeta hebreo Isaías que se incorporó primero a 2 Reyes (18,13-20,19) y más tarde se reprodujo en gran parte en el Libro de Isaías (capítulos 36 al 39). La mayoría de los especialistas cree que la obra del primer escritor data de poco antes de la muerte del rey de Judá y reformador religioso Josías, acaecida en el 609 a.C. Se considera que la obra del segundo escritor puede datarse en torno al 550 a.C., sobre todo porque el último acontecimiento histórico que recoge se produjo en el 561 a.C. y no hace mención de la caída de Babilonia en el 539 a.C. Como miembros de la escuela deuteronómica, ninguno de los autores es imparcial. Ambos evaluaron, interpretaron y comentaron sobre reinos, hechos y acontecimientos, guiados por la creencia de que la existencia nacional dependía, sobre todas las cosas, de la obediencia al Dios de Israel y de Judá. |
CRÓNICAS (PARALIPÓMENOS) |
Dos libros del Antiguo Testamento que interpretan la historia de Israel y Judá desde la creación de Adán hasta mediados del siglo VI a.C. Considerados por los cristianos como libros históricos de la Biblia, son los dos últimos del canon hebreo, en el que se hallan incluidos entre los Hagiográficos. Los volúmenes recapitulan sobre la mayor parte de la historia relatada en 1 y 2 Reyes y en 2 Samuel. En su versión original 1 y 2 Crónicas formaban un único texto junto con los libros de Esdras y Nehemías. Se les han asignado fechas que van entre los siglos VI y II a.C., aunque los estudios más recientes sugieren que la fecha más probable de su composición fue en torno al 300 a.C. Con frecuencia los cuatro libros son considerados obra de un mismo autor. Su nombre se desconoce, pero el material histórico y descriptivo contenido en 1 y 2 Crónicas sugiere que se trataba de un levita; es decir, de un miembro de la tribu sacerdotal. Según los especialistas los libros Génesis y Números fueron las principales fuentes de los nueve primeros capítulos de 1 Crónicas, que contienen tablas genealógicas de las tribus israelitas desde Adán hasta tiempos del rey David. El resto de 1 Crónicas y la mayoría de 2 Crónicas fueron tomados de relatos hasta cierto punto paralelos a 2 Samuel y de 1 y 2 Reyes. Se refieren sobre todo a los reinados de David y Salomón y a la historia subsiguiente de Judá hasta el cautiverio de Babilonia, periodo que se inicia con la caída de Jerusalén en el 586 a.C. y que prosigue hasta el 538 a.C. Al parecer, el autor de 1 y 2 Crónicas alteró con liberalidad los hechos históricos para hacerlos coincidir con su propio punto de vista sacerdotal. Por ejemplo, en las genealogías hace hincapié en los descendientes de Judá. Omite casi toda la información acerca del profeta Samuel y del rey Saúl, las dificultades políticas y las malas acciones personales de David y Salomón, y casi la totalidad de la información histórica relativa al reino del norte. Además, incluye detalles antaño inéditos sobre la construcción y rituales del Primer Templo, y presta gran atención a los papeles que desempeñaban los levitas y sacerdotes. |
ESDRAS |
Libro del Antiguo Testamento que, junto con el Libro de Nehemías, relata la supuesta historia de los judíos desde el 536 al 432 a.C. Está atribuido a Esdras, un sacerdote y escriba que representó una figura fundamental en el renacimiento del judaísmo en Palestina tras el cautiverio en Babilonia. Ese periodo de la historia de Israel se prolongó desde la caída de Jerusalén (586 a.C.) hasta la reconstrucción en Palestina de un nuevo Estado judío después del 538 a.C. Considerado por algunos como segundo fundador (después de Moisés) de la nación judía, Esdras fue responsable de la exhaustiva codificación de las leyes, incluyendo las que regían el culto en el Templo y el canon de las escrituras. Por otra parte, contribuyó de forma decisiva a la eventual sustitución de los sacerdotes por los rabinos.En su origen, los libros de Esdras, Nehemías y Crónicas (1 y 2) formaban una sola obra. Crónicas, una recapitulación de un largo periodo de la historia judía que aparece en otros libros del Antiguo Testamento, concluye con el final del cautiverio en Babilonia. Los libros de Esdras y Nehemías abarcan los 100 años siguientes. Véase Judíos.Los libros de Esdras y Nehemías son las principales fuentes de información acerca de la historia judía posterior al exilio. La primera parte de Esdras da cuenta del edicto del rey persa Ciro el Grande permitiendo a los judíos exiliados retornar a Jerusalén después del 538 a.C. (capítulo 1); presenta una lista de los que regresaron a Jerusalén (capítulo 2); y describe la reconstrucción del Templo, que en otros libros se detalla tan sólo en Ageo y Zacarías. La segunda parte del libro relata el regreso de Esdras desde Babilonia en el 458 a.C., a la cabeza de otro grupo de exiliados (capítulo 7), presentando una relación de sus compañeros (capítulo 8) y describiendo sus actividades en Jerusalén (capítulos 9 y 10). Los debates académicos relativos a la identidad del rey Artajerjes mencionado en Esdras 8,1 sugieren como alternativas el 398 ó 397 a.C. como fechas probables para situar en el tiempo el retorno de Esdras. Los especialistas creen que los libros de Crónicas, Esdras y Nehemías fueron obra de un mismo autor. Consideran también que este autor, en ocasiones denominado "el Cronista", utilizó diversas fuentes más antiguas, entre ellas quizá las memorias del propio Esdras y registros del Templo. En la actualidad se estima que los libros se remontan hacia el 300 a.C. |
NEHEMÍAS |
Libro del Antiguo Testamento. Está atribuido a Nehemías, un líder judío del siglo V a.C., que ocupó un cargo honorífico en la corte del rey persa Artajerjes I (reinó entre el 465 y el 425 a.C.) y que en el 444 a.C. fue designado por el rey gobernador de Judá, con autorización para reconstruir Jerusalén. La reconstrucción de Jerusalén y las reformas realizadas bajo su administración se relatan en el libro que lleva su nombre.El Libro de Nehemías pertenece a la tercera parte, los Hagiográficos, del canon hebreo. Desde el siglo IV d.C. ha aparecido en las versiones cristianas del Antiguo Testamento como obra separada, a continuación de los dos libros de Crónicas y del libro de Esdras. (En las Biblias hebreas, apareció por primera vez como libro independiente en el siglo XV). Sin embargo, en su versión original fue parte de una obra más grande, que incluía —además de Nehemías— 1 y 2 Crónicas, y Esdras. En conjunto, estos cuatro libros relatan la historia judía desde Adán hasta el último tercio del siglo V a.C.Autor Los especialistas modernos consideran que los cuatro libros son quizá la obra de un único autor o de un autor-editor. Suele denominársele "Cronista", por lo general se considera que fue un levita y que tal vez compuso o compiló la obra íntegra en torno al 300 a.C. Aunque algunos estudiosos han considerado que la obra es original, con muy poca dependencia, si acaso, de fuentes históricas o sacerdotales, muchos creen que el "Cronista" se basó en una serie de fuentes más antiguas, entre ellas quizás registros de templos, en las memorias personales del sacerdote y reformador hebreo Esdras y de Nehemías. Se aceptaba en general la hipótesis que supone que el autor incorporó una considerable parte de las memorias del propio Nehemías en el libro que lleva su nombre.Contenido El Libro de Nehemías comienza con un relato sobre cómo Nehemías, "encargado del vino" (2,1) en la corte del rey persa, se enteró de las lamentables condiciones de Jerusalén tras el cautiverio en Babilonia de los judíos desde el 586 hasta el 538 a.C. Más tarde, solicitó al monarca autorización para retornar a su hogar ancestral para ayudar a restaurar la ciudad. El rey le concedió un permiso limitado y le envió a Judá como gobernador. En Jerusalén, Nehemías persuadió al pueblo para que restaurara las murallas de Jerusalén, obra que bajo su dirección se terminó en 52 días (6,15) a pesar de la oposición de los pueblos vecinos. Nehemías instituyó reformas religiosas y sociales, incluyendo las siguientes: prohibición de los préstamos usurarios (que habían llevado a la esclavización de los hebreos de clase baja) y la condonación de las deudas de los pobres (capítulo 5); la exclusión de los no israelitas de la "asamblea de Dios" (13,1); una orden contra el trabajo o el comercio en sábado (13,15-21); y la prohibición de matrimonios mixtos con no israelitas (13,23-28). Además, adoptó medidas para asegurar la ocupación hebrea de Jerusalén (capítulo 11), para mantener el Templo reconstruido y sus servicios religiosos (9,38-10,39) y, junto con Esdras, para determinar la manera adecuada de leer "el libro de la Ley de Moisés" (8,1).Las secciones del libro que varios especialistas suponen que se derivan casi en su integridad de las memorias del propio Nehemías son 1,1-7,5 y los capítulos 11 al 13. El resto quizá fuera extraído sobre todo del material de Esdras (en especial Neh. 7,7-10,39), así como de registros del templo contemporáneos y posteriores. |
TOBÍAS |
Libro del Antiguo Testamento en las versiones de la Biblia que siguen a la Septuaginta griega (por lo general, versiones católicas y ortodoxas). No aparece en la Biblia hebrea, siendo uno de los libros llamados deuterocanónicos por católicos y ortodoxos, y apócrifos por los protestantes.La narración se sitúa en la antigua capital asiria de Nínive en algún momento entre finales del siglo VIII a.C., tras la derrota del reino de Israel a manos de Assur, y la destrucción de Nínive en el 612 a.C. Sin embargo, los especialistas modernos coinciden por lo general en que Tobías contiene muy pocos elementos que pudieran considerarse historia genuina, a excepción quizá de los nombres de algunos personajes. Ejemplo de la literatura sapiencial, el libro quizá fuera escrito en Palestina a finales del siglo II a.C., e incluso en el siglo I a.C., siendo su autor desconocido. El idioma del original fue arameo o hebreo. Sin embargo, el texto completo más antiguo y que ha perdurado está en griego. En 1955, entre los Manuscritos del Mar Muerto, en Qumran, se recuperaron fragmentos del libro en arameo y en hebreo. |
JUDITH |
Libro del Antiguo Testamento en aquellas versiones de la Biblia que siguen a la Septuaginta griega (por lo general, las versiones católica y ortodoxa). Judit se incluye entre los libros deuterocanónicos (llamados apócrifos por los protestantes), y no aparece en la Biblia hebrea. Obra de autor desconocido, se divide en dos partes casi iguales. En la primera (capítulos 1 al 7), el rey babilonio Nabucodonosor II envía a su general Holofernes a castigar a las naciones occidentales por haberse negado a unírsele en su guerra contra los medos. Holofernes marcha contra ellos, que se someten a sus tropas, a excepción de los israelitas. En este punto de la narración, un consejero advierte a Holofernes que Dios defenderá a los israelitas mientras se mantengan fieles a él. Sin embargo, Holofernes ignora la advertencia, y a continuación cerca a los israelitas en la antigua ciudad palestina de Betulia, próxima a Jerusalén. En la segunda parte del libro (capítulos 8 al 16), la piadosa y hermosa viuda Judit (hebreo, 'judía'), tras reprochar a su pueblo por perder la fe en Dios bajo el asedio, se ofrece para salvarles. Marcha hacia el campamento asirio, finge ser una informante contra su propio pueblo, y atrae la atención de Holofernes, quien la invita a un banquete en su tienda. Durante el banquete, Holofernes se embriaga y se queda dormido. Judit empuña una espada, lo decapita, envuelve la cabeza cortada en una alforja y regresa junto a su pueblo. Los eufóricos israelitas atacan a los asirios y éstos, sin líder, huyen despavoridos. Judit dirige al pueblo en un cántico de celebración y alabanza, y acto seguido todos marchan a Jerusalén para ofrendar una acción de gracias. La mayoría de los especialistas modernos consideran que Judit es una novela histórica escrita con fines didácticos. El irreal trasfondo del relato hace improbable en extremo que el autor haya narrado acontecimientos históricos. Por ejemplo, Nabucodonosor, que fue en efecto rey de Babilonia antes del cautiverio de los judíos en esta ciudad (586-538 a.C.), aparece descrito como rey de Asiria, y el relato está escenificado en una época posterior a la destrucción de la capital asiria, Nínive, en el 612 a.C., y tras la caída de Jerusalén, en el 587 a.C. Tal vez el libro fuera escrito en algún momento posterior al periodo Macabeo (es decir, los siglos II y I a.C., véase Macabeos). Lo más probable es que el autor haya tenido por objetivo alentar al pueblo judío en los esfuerzos que hacía en esa época por mantener su independencia religiosa y política. |
ESTHER |
Libro del Antiguo Testamento, uno de los que constituyen la tercera parte —Hagiográficos— del canon hebreo. Fue uno de los últimos libros aceptados como canónicos tanto por judíos como por cristianos. El Libro de Ester relata la salvación de los judíos de Persia, así como de la institución de la fiesta de Purim como conmemoración anual de este acontecimiento. Ester es una joven judía huérfana criada por su primo Mardoqueo. Seleccionada entre las doncellas más hermosas del imperio persa para ser la esposa del rey Asuero (Jerjes I) en sustitución de la repudiada reina Vasti. Encolerizado porque Mardoqueo se niega a rendirle pleitesía, Amán, el ambicioso ministro principal del rey, maquina la destrucción de Mardoqueo y de todo su pueblo. Persuade al monarca para que dicte un decreto autorizando la masacre de todos los judíos aduciendo que no cumplían las leyes del reino. Mardoqueo insta a Ester a que convenza a Asuero a derogar el edicto. Ester, arriesgándose a ser ejecutada por aparecer ante el rey sin haber sido llamada, revela a éste las intrigas de Amán, tras lo cual Asuero ordena la ejecución de su ministro y nombra a Mardoqueo en su lugar. A renglón seguido, el rey revoca su edicto, autorizando a los judíos a destruir a sus enemigos en todo el imperio. En el día señalado, los judíos llevan a cabo su sangrienta venganza. Más tarde y para celebrar su salvación, Mardoqueo y la reina Ester instituyen la festividad anual de Purim.Aunque los acontecimientos relatados en el Libro de Ester guardan escasa correlación con los sucedidos durante el reinado de Jerjes I, la historia refleja un considerable conocimiento de las costumbres persas y quizá se base en la salvación de los judíos de una persecución local en Persia. Sin embargo, en su forma actual se trata en esencia de un romance histórico secular, que expresa una fuerte preocupación por el patriotismo y la supervivencia nacional del pueblo judío. Dios no aparece mencionado y apenas si se desliza alguna mención aislada de las prácticas religiosas.Los estudios más recientes indican que el Libro de Ester fue redactado en el siglo II a.C. Debido a su tono vengativo y a su carácter laico, los primeros comentaristas judíos se mostraron reacios a incluirlo en el canon hebreo, aunque acabó por ser aceptado como respuesta a su popularidad y porque relataba con belleza el origen de la festividad de Purim. La versión griega del Libro de Ester contiene 107 versículos adicionales que no aparecen en el original hebreo. Fueron redactados en griego, al parecer en el siglo I a.C., con la intención de profundizar el carácter religioso de la historia, haciéndola más relevante en contraste con la situación del pueblo judío. En las Biblias protestantes estos pasajes se incluyen como libro separado entre los apócrifos del Antiguo Testamento. En la mayoría de las ediciones de la Biblia utilizadas por los católicos aparecen junto con la versión original del libro. |
MACABEOS |
Cuatro libros, dos de los cuales (1 y 2 Macabeos) son parte de los deuterocanónicos del Antiguo Testamento para los católicos y cristianos ortodoxos, aunque los protestantes los incluyen entre los apócrifos. Los otros dos (3 y 4 Macabeos) están considerados de diversas formas por las diferentes tradiciones cristianas. La iglesia ortodoxa griega incluye a Macabeos 3 en el canon de la Biblia, y a Macabeos 4 como apéndice del canon bíblico. Macabeos 3 y 4 son considerados por los protestantes como parte de los pseudoepígrafos, y por los católicos como parte de los apócrifos. Ninguno de los cuatro libros está incluido en la Biblia hebrea. El nombre Macabeos se deriva del seudónimo del líder militar Judas, o Iehudá, Macabeo (latín, del arameo maqqaba, posiblemente "el martillador"). Fue el más renombrado miembro de los Asmoneos, una familia de patriotas judíos de los siglos II y I a.C. (véase Macabeos).El primer libro Conocido como 1 Macabeos, esta obra histórica da cuenta de las actividades de la familia de los Asmoneos durante la lucha de los judíos por su independencia en el periodo que va desde el 175 a aproximadamente el 134 a.C. Se lo ha datado en torno al 100 a.C. Su autor es anónimo, aunque los especialistas creen que fue un judío palestino, probablemente un admirador de los Asmoneos. Modeló su libro en gran medida siguiendo el patrón de los libros de Reyes y Crónicas. El libro se conserva sólo en sus traducciones al griego, habiéndose perdido el original hebreo. Los capítulos 1 y 2 relatan sucintamente el trasfondo y el estallido de la revuelta macabea contra el rey seléucida Antíoco IV Epifanes. A continuación se presentan en detalle las biografías de Judas (véase 3,1; 9,22), Jonatán (9,23-12,53) y Simón (véase 13,1-16,17). El libro termina con una breve referencia al reinado de Juan Hircán (o Hircano), hijo de Simón (véase 16,18-24). Muchos especialistas consideran que 1 Macabeos es la mejor fuente de este periodo de la historia judía. El segundo libro Conocido como 2 Macabeos, se trata de un epítome, o versión resumida, de una historia en cinco volúmenes, al parecer una obra de Jasón de Cirene (2,23). El autor del resumen es anónimo; su libro se ha conservado en griego. Los especialista han datado a 2 Macabeos de forma diversa, entre el 125 a.C. y el 70 d.C. aproximadamente. El libro relata la historia de los judíos entre el 180 y el 160 a.C. (más específicamente, durante el periodo de la carrera de Judas Macabeo), por lo que es paralelo a 1 Macabeos 1,10 hasta 7,50. Parte de este material complementa al de 1 Macabeos, aunque en la narrativa se hace hincapié en la teología y en los milagros, por lo que la mayoría de los especialistas consideran que su valor histórico es inferior al de 1 Macabeos. Los teólogos han hallado de interés a 2 Macabeos debido a la referencia precristiana que se hace en él a la resurrección de los muertos (véase 12,43-45). Las dos cartas que prologan el relato de los acontecimientos, dirigidas a los judíos egipcios (véase 1,1-2,18), han sugerido a algunos especialistas que 2 Macabeos fue escrito para alentar la fidelidad de la comunidad judía de Egipto. El tercer libro Conocido como 3 Macabeos, esta obra reviste un mínimo valor histórico. Fue escrito por un judío de la ciudad greco-egipcia de Alejandría, probablemente en torno al comienzo de la era cristiana, y su idioma original fue el griego. Se han barajado diversas hipótesis para el nombre de este libro, que describe acontecimientos ocurridos en Egipto antes de la revuelta macabea. Es posible que el nombre haga referencia a la posición del libro cerca de 1 y 2 Macabeos en numerosas versiones manuscritas de la Septuaginta y a su temática central, un relato del triunfo del pueblo judío sobre otro opresor cronológicamente cercano bajo cuya férula había sufrido.El cuarto libro Conocido como 4 Macabeos, este libro es un discurso filosófico sobre la supremacía de la razón piadosa sobre las pasiones. El nombre del autor se ignora, aunque lo más probable es que fuese un judío helenista que lo escribió en griego culto en torno al comienzo de la era cristiana. La mayor parte de 4 Macabeos se refiere a aquellos judíos que sufrieron martirio por sus creencias religiosas durante la persecución de Antíoco Epifanes, y más específicamente el sacerdote Eleazar, los siete hermanos y su madre (véase 1,8-12; 5,1-18,24). El relato de los mártires macabeos parece haber sido extraído principalmente de 2 Macabeos 6,18-31 y 7,1-41. |
Libros proféticos (16)
12 Profetas menores
OSEAS |
Título del Antiguo Testamento, el primero de los 12 libros proféticos conocidos como Profetas Menores, debido más que nada a su brevedad. Se le ha atribuido a Oseas (siglo VIII a.C.), el único de los profetas incluidos en las Escrituras que vivió y profetizó en Israel o reino del norte. Sin embargo, varios especialistas consideran que determinados pasajes (por ejemplo, 1,10-1; 2,14-23), esperanzadores y conciliadores en comparación con el tono del resto del libro, son obra de editores posteriores, tal vez originarios de Judá.Contenido Oseas consta de 14 capítulos, que los estudiosos suelen dividir en dos secciones diferentes: los capítulos del 1 al 3, y los del 4 al 14. En los capítulos 1 al 3, el profeta compara la relación entre Dios e Israel con la de un hombre casado con una mujer infiel. Como la descripción de esta relación está personalizada —es decir, que el marido del libro es el propio Oseas y la mujer infiel su esposa Gómer—, muchos comentaristas han interpretado que el matrimonio es a la vez biográfico y parabólico. Otros comentaristas, al considerar la clara naturaleza simbólica de determinado material de los primeros tres capítulos —por ejemplo, el significado de los nombres de la hija, "Lo-Rujamá" ("No compadecida") y del hijo, "Lo-Amî" ("No mi pueblo") de Oseas—, han considerado que esta sección es una parábola de principio a fin. Oseas presenta una visión de la alianza, o unión, entre Dios e Israel, otrora basada en la ley, como vínculo espiritual basado en el amor. La expresión de esta visión se subraya mediante términos reservados por lo general para la descripción del amor físico. Oseas (Dios) es el marido traicionado. La esposa (Israel) es una adúltera. Tanto ella como sus vástagos serán castigados, pero cada vez que ella peque, será redimida, e incluso volverá a ser comprada (capítulo 3) porque el amor que el marido le profesa siempre conseguirá aplacar su cólera. Los demás capítulos conforman una serie de profecías breves relativas a la corrupción espiritual del pueblo, a la incompetencia moral de los reyes, los sacerdotes y los profetas, y al juicio y castigo que caerá sobre ellos como consecuencia de tal infidelidad y degeneración. El tono dominante de estos capítulos es el de un desastre inminente. Sólo en el último (14,4-8), las duras palabras del profeta se suavizan en una profecía de salvación para todos los realmente justos y temerosos de Dios. Temas importantes Oseas fue el primer profeta hebreo que recurrió al matrimonio humano como medio para expresar la relación espiritual entre Dios e Israel. Este tema aparece otra vez, de modo mucho más llamativo, por ejemplo en Ezequiel 16. Mucho más tarde jugó un papel relevante en el desarrollo de la teología cristiana. La temática del amor inamovible de Dios, dramatizada con grandeza en Oseas 11, donde Dios aparece retratado como en estado de agonía por culpa de su pueblo, reaparece en las lúgubres profecías del profeta Jeremías a Judá, cuando el reino del sur se enfrentaba al peligro de una invasión. La característica más singular de Oseas es, sin embargo, su deseo de "amor, no sacrificio, conocimiento de Dios, más que holocaustos" (6,6). Oseas es citado con frecuencia en el Nuevo Testamento, y en dos ocasiones por Cristo en persona: en Mt. 9,14, Cristo cita a Oseas (6,6); en Lc. 23,30, menciona a Oseas (10,8). |
JOEL |
Título del Antiguo Testamento, uno de los 12 libros proféticos conocidos como Profetas Menores, sobre todo debido a su brevedad. En las versiones hebreas del Antiguo Testamento, el libro se encuentra dividido en cuatro capítulos. El capítulo 3 de las versiones hebreas aparece como 2,28-32 en las versiones protestantes, en tanto el capítulo 4 se transforma en el capítulo 3. Contenido El libro puede dividirse en dos partes bien diferenciadas. En la primera (1-2:27) el profeta describe la devastación producida por una plaga de langostas. El pueblo es convocado a una ceremonia de ayuno "en la Casa de Yahvé, vuestro Dios" (1,14) e instado a orar allí por su salvación. El profeta, que interpreta la plaga como un augurio del inminente "Día de Yahvé" (1,15) o día del juicio, advierte al pueblo que llegado el momento sólo le salvará un arrepentimiento auténtico. Si se arrepienten, el Señor no sólo eliminará la plaga, sino que también restaurará la antigua fertilidad de la tierra y devolverá al pueblo su antigua abundancia. Y sabrán que Dios está "en medio de Israel" (2,27). En la segunda parte (capítulos 3 y 4) profetiza una era de salvación, en la que Dios derramará su "Espíritu en toda carne" (3,1) y realizará "prodigios en el cielo y en la tierra" (3,3), congregando "a todas las naciones" (4,2) en "el Valle de la Decisión" (4,14). Entonces los enemigos de Judá quedarán hechos una desolación "por su violencia contra los hijos de Judá", aunque "Judá será habitada para siempre, y Jerusalén de edad en edad" (4,19-20). Orígenes La tradición atribuye el libro al profeta hebreo Joel, acerca del cual los especialistas bíblicos no conocen más que el nombre. Sin embargo, a partir de las referencias del texto, la mayoría de los estudiosos han llegado a la conclusión de que el libro data del periodo próximo y posterior al exilio (después del 538 a.C.). Los teólogos cristianos siempre han atribuido especial importancia a la segunda parte de Joel. San Pedro creía que el pasaje relativo al espíritu de Dios era una profecía acerca del Espíritu Santo, y lo citó (He. 2,16-21) el día de Pentecostés. Los especialistas ven en la segunda parte de Joel un precoz y bien logrado ejemplo del estilo apocalíptico (escritos relativos a los acontecimientos que desembocan en el fin del mundo). |
AMÓS |
Libro del Antiguo Testamento que se destaca por sus imágenes pastorales y su lenguaje poético. Ha sido atribuido al profeta Amós, un pastor, y es uno de los 12 libros conocidos como profetas menores. Amós sostenía que Dios era el Dios de toda la gente, y no el mesías exclusivo de los judíos (1,3-15; 2,1-16). Dios exigía y esperaba más de los judíos por su alianza con él. Según Amós (2,6-3,2; 9,7), no tenían derecho a esperar favores especiales de Dios, sino que, por el contrario, eran responsables de demostrar un ejemplar acatamiento de su ley. En su libro Amós se muestra muy preocupado por la opresión de los ricos sobre los pobres así como por las prácticas religiosas inmorales. Hace hincapié en la responsabilidad personal de cada individuo ante Dios y profetiza que Israel será destruido si el pueblo no abandona sus costumbres corruptas.Además, Amós condenó el formalismo ritualista que no fuera acompañado por una auténtica rectitud en todas las interrelaciones humanas y divinas, profetizando un "Día de Yahvé" (5,18-20) en que los judíos serían llamados a dar cuenta de sus pecados ante Dios. En los últimos versículos (9,9-15), Amós predice la eventual redención, paz y prosperidad del pueblo de Israel. Es posible que estos versículos hayan sido añadidos algún tiempo después. |
ABDÍAS |
El libro más corto del Antiguo Testamento, ya que consta de un único capítulo de 21 versículos. Es uno de los 12 libros proféticos breves conocidos como Profetas Menores, debido fundamentalmentJOBe a su concisión. La tradición lo atribuye al profeta hebreo Abdías, del siglo VI a.C., aunque muchos especialistas modernos cuestionan la unidad del libro y lo atribuyen a más de un autor, uno de los cuales podría haber sido Abdías. Suele aceptarse que el libro data de la época posterior al Exilio; lo más probable es que los versículos 11 al 14 hagan referencia a la caída de Jerusalén en el 586 a.C. Sin embargo, se han sugerido varias fechas para los demás pasajes, los más antiguos datados en el IX a.C. y los más tardíos en el IV a.C.La primera parte de Abdías (1-14) profetiza la caída de Edom, el tradicional enemigo de Judá. El resentimiento específico contra Edom expresado en el libro se desencadenó, sin duda, por la hostilidad de los edomitas en los tiempos de la caída de Jerusalén. Al parecer, los edomitas ayudaron a la destrucción de la ciudad y a la captura de los refugiados israelitas. Se profetiza un "Día de Yahvé", momento en el cual, además de Edom, serán castigadas las naciones vecinas por su comportamiento agresivo hacia Israel. A partir de ese momento, Israel poseerá la totalidad de Palestina y "la realeza será de Yahvé". |
JONÁS |
El libro relata una serie de incidentes ocurridos en vida de un profeta hebreo del siglo VIII a.C. llamado Jonás. En el primer incidente, Dios ordena a Jonás: "vete a Nínive, la gran ciudad, y proclama contra ella que su maldad ha subido hasta mí" (1,2). Sin embargo, Jonás intenta huir por barco "lejos de Yahvé" (1,3; 1,10). Se levanta una tempestad y los atemorizados tripulantes lanzan a Jonás (a instancias de éste) por la borda, siendo el profeta tragado por "un gran pez" (2,1). En sucesivos episodios, Jonás reza dentro del vientre del pez (2,2-10), "que vomitó a Jonás en tierra" (2,11), y recibe de nuevo la orden de marchar "a Nínive… y proclama el mensaje que yo te diga" (3,2). Jonás predica (3,3-4), las gentes se arrepienten (3,5-9) y Dios, al ver sus obras, "se arrepintió…. del mal que había determinado hacerles, y no lo hizo" (3,10). En el capítulo final, Dios reprende a Jonás por disgustarse e irritarse (4,1) porque Dios tuvo lástima de "más de ciento veinte mil personas que no distinguen su derecha de su izquierda" (4,11). Orígenes Numerosos especialistas y comentaristas bíblicos de nuestros días consideran al libro una alegoría o parábola, ya que se han encontrado muy pocos indicios que lo legitimen como narración histórica. Por ejemplo, en ningún archivo conocido de la antigua Asiria se conserva documentación acerca de un arrepentimiento masivo como el que se describe en Jonás. Además, sobre la base de las pruebas internas, algunos especialistas sostienen hoy que el Libro de Jonás es obra de un autor anónimo posterior al exilio (es decir, después del 538 a.C.) y no fue escrito, como sostiene la tradición, por el profeta histórico Jonás. Entre estas pruebas se mencionan el estilo tardío del hebreo empleado por el autor y su aparente conocimiento de determinados libros bíblicos que datan de los periodos previos al exilio y así también los que le suceden. Otros especialistas siguen creyendo que puede datar de algún momento situado entre la época de Jonás y la destrucción de Nínive, es decir, entre mediados del siglo VIII y el 612 a.C. Parábola o alegoría También se ha discutido mucho acerca de la interpretación del libro como alegoría o parábola. El relato de Jonás y el pez que lo traga y lo regurgita al cabo del tiempo, suele ser considerado por los cristianos como un augurio de la sepultura y resurrección de Jesucristo. Por otro lado, en el Evangelio según San Mateo, el propio Jesús compara su sepulcro con el confinamiento de Jonás "en el vientre del cetáceo" (Mt. 12,39-41). Otros comentaristas ven en la historia de Jonás una parábola relativa a la negativa de los judíos de proclamar la palabra de Dios a los gentiles dispuestos a oírla, y su consiguiente sino histórico. Los judíos interpretan que el libro es un ejemplo de la misericordia universal de Dios. |
MIQUEAS |
Uno de los 12 libros proféticos del Antiguo Testamento conocidos como Profetas Menores, sobre todo debido a su brevedad. Se atribuye al profeta hebreo Miqueas, quien vivió en el siglo VIII a.C. Contemporáneo del profeta Isaías (aunque más joven que éste), comenzó a profetizar antes de la caída de Samaria en el 721 a.C. Autor La tradición atribuye la obra íntegra a Miqueas, aunque en la actualidad la mayoría de los especialistas coincide en que se trata de una obra compuesta. Los primeros tres capítulos (con la excepción de 2,12-13, que tal vez fuera añadido por un editor más tardío) suelen considerarse por lo general obra de Miqueas. Sin embargo, existe una importante disensión en cuanto al resto del libro. Hay quienes sostienen que se trata de dos recopilaciones de oráculos posteriores (capítulos. 4-5, 6-7), conservando unas pocas profecías genuinas de Miqueas. Otros afirman que todo el material de los capítulos 4 al 7 reflejan circunstancias posteriores a las de los tiempos de Miqueas; por tanto, el resto de la profecía debe de ser una adición posterior. Contenido Los tres primeros capítulos de Miqueas contienen amenazas de juicio divino dirigidas contra Samaria y Judá debido a la opresión de los pobres a manos de los ricos, a la corrupción de los sacerdotes y profetas, y a la irresponsabilidad e inmoralidad de los líderes políticos. Miqueas predice que, como consecuencia de estos males, Jerusalén y el Templo serán destruidos (3,12). Los capítulos 4 y 5 contienen profecías de una nueva era de paz universal (4,1-14), al llegar la cual "el Resto de Jacob" (5,7) será restaurado y gobernado otra vez por un descendiente del rey David (5,2-6). Este rey pastor nacerá, como David, en Belén. (Los cristianos han interpretado siempre este oráculo como una predicción del nacimiento de Jesucristo.) Para los versículos de estos capítulos se han sugerido fechas de antes, durante y después del exilio (586-539 a.C.). Los capítulos 6 y 7 contienen amenazas de condena (6,1-7,6) y un oráculo de esperanza (7,7-20). Entre los reproches y denuncias, dirigidos contra Israel en su totalidad por su corrupción generalizada, aparece un diálogo dramatizando el "pleito con su pueblo" que tiene Dios (6,2). El profeta recuerda a Israel que está obligado a "practicar la equidad, amar la piedad y caminar humildemente con… Dios" (6,8). Algunos expertos han sugerido que diversos versículos con amenazas pueden ser originales de Miqueas. El oráculo de esperanza puede datar de tiempos del exilio o posteriores. |
NAHÚM |
Libro del Antiguo Testamento atribuido al profeta hebreo Nahúm, del siglo VII a.C. Uno de los 12 libros proféticos conocidos como Profetas Menores, debido a su brevedad. Lo más probable es que fuera escrito entre el 663 a.C. y la caída de Nínive, la antigua capital asiria, en el 612 a.C.La primera parte diferenciada de Nahúm (1,2-11) es un poema acróstico inconcluso. Se utiliza casi la mitad de las letras del alfabeto hebreo, comenzando cada línea del poema por una letra diferente. Este poema describe a Dios como celoso y encolerizado, presto para vengarse de sus adversarios. El resto del capítulo 1 consta de sentencias proféticas relativas a la salvación de Judá y de un oráculo de ruina dirigido contra Assur, opresora de Judá.La segunda parte fundamental de Nahúm (capítulos 2 y 3) es una oda que describe el sitio y saqueo de Nínive, condenada por Dios a la destrucción.Nahúm muestra considerables diferencias con libros como Isaías y Jeremías por su énfasis teológico, ya que en éstos la ira profética contra las naciones extranjeras está aunada a una preocupación predominante por el bienestar religioso (y político) de Israel. Sin embargo, Nahúm no se centra tan sólo en la suerte de Nínive. Dios es descrito de modo muy explícito como universal y omnipotente (1,3-6), y puede inferirse que es contrario a cualquier nación perversa. Por su obvio mérito literario, Nahúm está considerado entre los maestros de la antigua poesía hebrea. |
HABACUC |
Libro del Antiguo Testamento. Se le atribuye al profeta Habacuc (c. 612-597 a.C.). Apenas se sabe nada de su vida y estas fechas se han fijado por las referencias que hace en su libro (Hab. 1,6) a la llegada de los caldeos, un hecho que tuvo lugar hacia el año 597 a.C. El libro de Habacuc, formado por tres capítulos, es uno de los doce libros proféticos del Antiguo Testamento escritos por profetas conocidos como Profetas Menores, sobre todo porque todos los libros son breves. La mayoría de los investigadores coincide en atribuir los capítulos uno y dos a Habacuc, ya que el tercero se lo atribuyen a un autor quizá posterior y desconocido. Esta teoría está fundamentada en que no hay ninguna referencia a este capítulo en los Manuscritos del Mar Muerto.El primer capítulo (Hab. 1,2-5) puede leerse como un diálogo entre Habacuc y Dios. Habacuc lamenta, protesta y cuestiona el sufrimiento del justo y la prosperidad del malvado. Dios declara que está levantando una nación que será conquistadora y violenta. Sin embargo, revela que la derrota de esa nación llegará para "aquél cuya alma no sea justa" (Hab. 2,4). Dios concluye su revelación afirmando que "el justo vivirá su fe" (Hab. 2,4), pasaje clave en la posterior teología protestante y recogido en el Nuevo Testamento (Rom. 1,17, Gál. 3,11 y Heb. 10,38). La segunda sección consta de cinco denuncias (que comienzan con "¡Ay del que…") dirigidas contra un pueblo no especificado. Este pueblo o nación saquea a los demás, busca la riqueza causando el mal, construye aldeas y ciudades con la sangre de los vencidos, degrada los pueblos vecinos avergonzándolos y rinde culto a ídolos de madera y piedra. Los caldeos, mencionados anteriormente en el libro (Hab. 1,6), han sido a menudo identificados con esta nación opresora. La tercera sección (el capítulo 3), 'Oración de Habacuc', es un poema descriptivo de la manifestación triunfante de Dios, que es la alegría y la salvación de su "ungido" (Hab. 3,13). La situación histórica reflejada en el libro de Habacuc no es fácil de determinar. Si la nación opresora eran los caldeos, las palabras de Habacuc pueden reflejar hechos ocurridos muchos años antes o poco después de la toma de Jerusalén por los caldeos en el año 597 a.C. Sin embargo, la oscuridad del texto abre la puerta a una gran variedad de interpretaciones. El mensaje religioso más importante que Habacuc quiere transmitir es que las malas acciones no pueden durar. Cada una de ellas tiene sus días contados en tanto la justicia siempre prevalece.
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SOFONÍAS |
Libro del Antiguo Testamento, uno de los 12 libros proféticos conocidos como Profetas Menores, debido a su brevedad. Autor La tradición ha atribuido la autoría de toda la obra al profeta hebreo Sofonías (siglo VII a.C.), aunque una serie de estudiosos modernos consideran que diversas secciones del libro (es visible sobre todo en los capítulos 2 y 3) son adiciones posteriores. Según el sobrescrito (1,1), la profecía fue revelada durante el reinado de Josías, rey de Judá. Condena las prácticas y creencias que Josías pretendió reformar en el 621, y se hace referencia a un peligro proveniente del norte, que quizá lo representaban los bárbaros escitas que amenazaron con dominar el Oriente Medio en torno al 625 a.C. Contenido La profecía consta de tres partes. En la primera (1,1-2,3) toda Judá es condenada a la destrucción por abandonar el amor de Dios adoptando la práctica de ritos religiosos extranjeros. A la sazón, en Jerusalén florecían ritos idólatras ajenos por completo al monoteísmo predicado por Moisés. Además, Judá era condenada por adoptar costumbres extranjeras y por su conducta violenta y falaz. Se predice la llegada inminente de un día del juicio, y se urge a Judá a arrepentirse para apaciguar la ira de Dios. En la segunda parte (2,4-15) se profetiza el juicio y la destrucción de las naciones enemigas. Filistea, Moab, Amón, Etiopía y Assur quedarán "en desamparo", serán pasadas por la espada y dejadas "en desolación" por haber sido arrogantes y haber maltratado a Judá. En la tercera parte (capítulo 3), se condena en concreto a Jerusalén a la destrucción por rehusarse a modificar su corrupto estilo de vida. Las naciones gentiles se convertirán, y el resto de los fieles y justos de Judá se salvarán y volverán a obtener renombre entre los pueblos de la tierra (3,9-20). La sección del libro que en la actualidad suele considerarse como una adición posterior es la correspondiente al 3,14-20, un pasaje en forma de salmo alabando a Dios por la futura gloriosa restauración del resto de Judá. La profecía de Sofonías acerca del terrible "día de Yahvé" (1,14-18) inspiró el conocido himno cristiano Dies Irae (en latín, 'Día de ira'). |
AGEO |
Uno de los 12 libros proféticos conocidos como Profetas Menores, debido a su brevedad. Nada se sabe acerca de la vida y la personalidad del profeta Ageo, a quien se atribuye la obra. Algunos especialistas han sugerido que el libro fue compuesto por un discípulo anónimo de Ageo. Esta opinión se basa sobre todo en la impersonalidad de las referencias a Ageo en tercera persona, y en las descripciones del mismo como "el profeta". La profecía de Ageo fue pronunciada en el 520 a.C., un año de plagas, sequía e insatisfacción generalizada de los exiliados que acababan de retornar a Jerusalén procedentes de Babilonia. El profeta atribuye estos males a la dilación en la reconstrucción del Templo. Declara que Dios les está castigando por ocuparse en decorar sus propios hogares antes de terminar la casa del Señor e insta a Zorobabel, gobernador de Judá, y a Josué, sumo sacerdote, a convocar al pueblo para la realización de su tarea principal (capítulo 1). Las obras se reanudan un mes después, pero muy pronto es necesario volver a animar a la gente. Ageo les convoca por segunda vez profetizando que el espíritu de Dios estará junto a ellos, que Dios les traerá plata y oro "de todas las naciones" y que llenará el nuevo Templo con su gloria (2,1-9). El libro concluye con dos profecías más pronunciadas cuando el año ya se halla muy avanzado. La primera (2,10-19) cuestiona a los sacerdotes en relación a los rituales puros e impuros en el Templo, condena a determinadas personas —posiblemente los samaritanos— por sus costumbres licenciosas. La segunda profecía (2,20-23) augura un día en que todas las naciones paganas serán destruidas. El valor histórico de Ageo reside en la descripción del periodo inmediatamente posterior al exilio, narrada de forma sucinta respecto a los libros más largos de Esdras y Nehemías. En el Nuevo Testamento, Ageo y el breve Libro de Zacarías echan la única luz sobre este importante, aunque bastante desconocido periodo. La importancia religiosa de Ageo reside en el énfasis puesto en la reconstrucción del Templo en Jerusalén y en la reinstauración en él de los rituales adecuados, sin los cuales se hubiesen perdido antiguas creencias y prácticas del judaísmo. |
ZACARÍAS |
Libro del Antiguo Testamento. Se atribuye al sacerdote y profeta hebreo Zacarías (siglo VI a.C.). Es uno de los 12 libros proféticos conocidos como Profetas Menores, sobre todo debido a su brevedad. Autor Sólo los primeros ocho capítulos del libro pueden haber sido escritos por Zacarías. Los estudiosos han datado el ministerio profético de Zacarías en torno al 520-518 a.C. Está generalizada la opinión de que el registro de sus profecías, tanto por sí mismo como por un discípulo, fue completada poco tiempo después. Los eruditos modernos consideran que los capítulos 9 al 14, que difieren de los ocho precedentes en su estilo, teología y antecedentes históricos, fueron escritos un siglo después. Años atrás se sugería que los capítulos 9 al 14 podrían haber sido escritos antes de la cautividad de Babilonia; es decir, antes del 586 a.C.Contenido Los primeros ocho capítulos reflejan el periodo posterior a la cautividad de Babilonia (esto es, después del 586 a.C.) y se refieren a la reconstrucción del Templo y de Jerusalén en preparación de la era mesiánica. El texto hace hincapié en el compromiso y la obediencia individuales, en la espiritualidad interior y en un mundo pacífico en que judíos y gentiles adorarán juntos a Dios. Estos capítulos se dividen en cuatro partes. La primera (1,1-6) es una breve exhortación al arrepentimiento. La segunda (1,7-6,8) contiene profecías en el acostumbrado estilo profético, entremezcladas con una serie de ocho visiones nocturnas que el profeta experimentó en el 518 a.C. Las visiones, pletóricas de imágenes apocalípticas y que un ángel interpreta para Zacarías, predicen en general la inminente llegada de una era mesiánica. La tercera parte (6,9-15) describe la coronación simbólica de un sacerdote que conducirá al pueblo hacia la reconstrucción del Templo. La cuarta parte (capítulos 7 y 8) consta de profecías que describen las condiciones que prevalecerán en la Jerusalén restaurada. Los seis capítulos restantes de Zacarías constituyen una de las partes más confusas del Antiguo Testamento. Están formados por oráculos apocalípticos con numerosas alusiones que hoy son difíciles de comprender y que, en general, se refieren a la elaboración de temáticas anteriores. Los más importantes de estos temas son la restauración de Israel tras la derrota de sus enemigos (capítulos 9 al 11); el advenimiento del Mesías; y el inminente y gran "día de Yahvé", cuando se restablecerá la alianza y el Dios de Israel será adorado por todo el mundo. El tono de estos capítulos está lleno de desesperanza, y se hace hincapié en la intervención sobrenatural como único medio posible para la postergada, aunque aún esperada, salvación del yugo de los gentiles. Los cristianos atribuyen especial importancia a varios pasajes de los últimos seis capítulos, considerándolos profecías que, más tarde, fueron cumplidas por Jesucristo. Así, se cree que Zacarías (9,9) se refiere a la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén; a su reino universal (Zac. 9,10); a la traición de Judas por 30 monedas de plata (Zac. 11,12); a las heridas infligidas a Jesús (Zac. 12,10 y 13,6); y a Jesús como al Buen Pastor que se sacrificó por sus ovejas (Zac. 13,7-9). |
MALAQUÍAS |
Último libro profético del Antiguo Testamento. Autor Una serie de antiguos comentaristas judíos atribuyeron la autoría del libro al sacerdote y reformador hebreo Esdras (siglo V a.C.), aunque los especialistas modernos lo dudan. Dudan también que la palabra hebrea Malají, utilizada como nombre en 1,1, sea un sustantivo propio. Significa (en sentido literal) 'mi mensajero', un apelativo que aparece en 3,1. Aunque Malaquías es el último libro del Antiguo Testamento en las versiones cristianas de la Biblia, y aparece como el último de los 12 libros proféticos breves (conocidos como Profetas Menores, en particular debido a su concisión) en la segunda parte del canon hebreo, quizá no sea el último en haber sido compuesto. Las pruebas internas apuntan a una fecha posterior al exilio, acaso en torno a la década del 460 al 450 a.C., o antes de la implantación de las reformas de Nehemías, un líder judío del siglo V a.C. Contenido El libro consta de un prólogo (1,1); de oráculos proféticos presentados en una singular forma didáctica (el método del autor consiste en formular preguntas y, a continuación, responderlas, en lugar de profetizar oráculos en la forma usual de los profetas); y de dos apéndices (4,4-6), que los especialistas creen que son adiciones editoriales. La primera profecía (1,2-5) confirma el amor de Dios por su pueblo elegido Israel, y su eterna enemistad hacia Edom. En la segunda profecía (1,6-2,9), los sacerdotes y el pueblo son censurados por despreciar el nombre de Dios al sacrificar animales defectuosos, y se predice el castigo a los sacerdotes si insisten en ignorar sus obligaciones. La tercera profecía (2,10-16) se refiere al divorcio y a los matrimonios mixtos de judíos y gentiles; el divorcio es reprobable a los ojos de Dios, y a través de los matrimonios mixtos se introducen costumbres y creencias paganas, violando así la Alianza del Sinaí. La cuarta profecía (2,17-3,5) advierte que Dios vendrá, anunciado por su mensajero, y juzgará a los malvados que ya no le temen como al "Dios del juicio" (2,17). La quinta profecía (3,6-12) explica que las cosechas han fracasado porque el pueblo está robando a Dios al no ofrendar "el diezmo íntegro" (3,10) que exige la ley. Si ofrendan lo mandado, Dios retirará su maldición y enviará ricas cosechas. La última profecía (3,13-4,3) anuncia que la obediencia a Dios será recompensada cuando llegue el día del juicio. Los dos apéndices instan al pueblo a recordar "la Ley de Moisés" (3,22) y predicen que será enviado el profeta Elías "antes que llegue el Día de Yahvé, grande y terrible" (3,23). Algunos eruditos creen que este último versículo fue añadido para identificar al mensajero de 3,1 con Elías. Desde tiempos de Jesucristo, se ha interpretado como la profecía del advenimiento de Juan el Bautista. El libro de Malaquías ofrece valiosa información histórica acerca de la situación religiosa y social de Palestina tras el cautiverio de los judíos en Babilonia entre el 586 y el 538 a.C., y antes de la reorganización del pueblo judío bajo Nehemías. Para los cristianos tiene importancia teológica debido al valor que otorga a la figura del heraldo mesiánico. |
4 Profetas mayores
ISAÍAS |
El más largo de los libros proféticos del Antiguo Testamento. Isaías, considerado por la tradición como autor del libro que lleva su nombre, hijo de Amós, nació en el seno de una familia aristocrática de Jerusalén hacia el 760 a.C. Profetizó durante los reinados de Ajaz, rey de Judá, y de su hijo y sucesor Ezequías. Según la tradición, sufrió martirio en el 701 o el 690 a.C. La belleza de su estilo y la constante nobleza de su mensaje le convirtieron en uno de los autores bíblicos más reverenciados. Aunque la totalidad del libro se atribuye a Isaías, la mayoría de los especialistas considera hoy que se trata de una obra compuesta, que tal vez alcanzó la forma en que es conocida antes del 180 a.C. Con frecuencia, los comentaristas dividen el Libro de Isaías en dos secciones, que tienen su origen en épocas diferentes y que se caracterizan por destacadas y distintas perspectivas teológicas y estilos literarios. Los primeros 39 capítulos datan sobre todo de la época del Isaías histórico; es decir, en un sentido amplio, la segunda mitad del siglo VIII a.C. Por lo tanto, el grueso de esta sección se atribuye al profeta histórico y se denomina Primer Isaías. La segunda sección del libro (capítulos 40 al 66) ha sido atribuida a diversos autores, y suele subdividirse en Segundo y Tercer Isaías. Primer Isaías La primera sección (capítulos 1 al 39) es diversa en su carácter y forma. Por ejemplo, los primeros 12 capítulos contienen varias profecías de juicio, numerosas denuncias de abusos religiosos y sociales, algunos episodios biográficos (como el relato en primera persona del profeta acerca de su vocación en 6,1-13), una parábola (5,1-7) y un salmo de acción de gracias (12,1-6). La mayor parte de este material también es plural en su forma y estilo literarios. Además, las diversas subsecciones datan al parecer de periodos históricos diferenciados. Las principales ideas teológicas se hallan concentradas en los 12 primeros capítulos. Según el profeta los sacrificios rituales para apaciguar a Dios son considerados aborrecibles si quienes los ofrendan tratan con injusticia al prójimo, en especial a los más pobres y desfavorecidos. Los tratados con otras naciones son vanos, porque es la mano de Dios la que rige todos los acontecimientos históricos y salva a quienes sólo creen en él. Y por último, que el pueblo de Israel será castigado por sus pecados, pero que una elite se salvará para morar en una era perfecta bajo los designios de un justo vástago de Jesé. Los comentaristas cristianos consideran que las profecías de los capítulos 7 al 12 son descripciones del Mesías y de la era mesiánica. En ocasiones, esta sección de Isaías es denominada Libro de Emmanuel. Los capítulos 13 al 23 son pronunciamientos, en especial contra las naciones extranjeras y los enemigos de los reinos de Israel y de Judá, la mayoría de los cuales datan de la época del Isaías histórico, aunque no por la fuerza de este motivo tienen en ella su origen. Las principales excepciones son los pasajes posteriores relativos a Babilonia (13,1-22; 21,1-10), que no sucumbió sino hasta el siglo VI a.C. Los capítulos 24 al 27 contienen el material que suele encontrarse en escritos apocalípticos posteriores, un estilo literario que se refiere al fin del mundo. Los especialistas en la Biblia suelen titular esta subsección con el nombre de Apocalipsis de Isaías, para resaltar que la totalidad de los diversos poemas apocalípticos de salvación, los himnos procesionales y apocalípticos, las profecías escatológicas relativas al Día de Yahvé, o día del juicio y los pronunciamientos de maldición y salvación eterna, pertenecen quizá al periodo posterior pero cercano al exilio, iniciado con la reconstrucción de Jerusalén después del 538 a.C. Los capítulos 28 al 33 datan del último periodo del magisterio de Isaías. Su principal preocupación muestra el intento de que Judá obtenga apoyos contra Asiria mediante una alianza con Egipto (30,1-7; 31,1-3). El profeta advierte que todos los intentos serán en vano, porque el pueblo ha dejado de pretender la salvación divina y de creer en ella (28,14-22; 30,1-17). Esta subsección incluye asimismo denuncias contra Samaria y Assur, y varios pasajes de consolación (estos últimos prometiendo la felicidad futura en una tierra restaurada bajo el reinado de un monarca recto y amante de la paz). Es probable que la mayoría de los versículos de consolación date de una fecha más tardía, acaso posterior al exilio. El capítulo 33, que aquí parece fuera de contexto debido a su fuerte estilo y formato litúrgico, es considerado como otra adición posterior. Los capítulos 34 y 35 están constituidos por dos profecías en las que se recurre a temáticas escatológicas, y se estima que datan del periodo posterior al exilio. El relato en prosa (capítulos 36 al 39) del sitio de Jerusalén por Senaquerib, rey de Asiria —similar a una descripción de los mismos acontecimientos en 2 Reyes 18,13-20; 19— tal vez resulte anterior al exilio. Deutero-Isaías La segunda sección principal del Libro de Isaías (capítulos 40 al 66) puede dividirse a su vez en dos subsecciones. La primera (capítulos 40 al 55) se atribuye hoy a un autor anónimo que escribió en la época de la caída de Babilonia, en el 539 a.C. Suele denominarse Libro de la consolación de Israel, Deutero-Isaías o Segundo Isaías. El autor (o autores) de la segunda subsección (capítulos 56 al 66) es llamado Trito-Isaías o Tercer Isaías. Segundo Isaías Las temáticas principales de los capítulos 40 al 55 son las siguientes: (a) el dios de Israel "Dios de toda la tierra se llama" (54,5) y no existe otro sino él; (b) Israel, su siervo, será redimido del "crisol de la desgracia" (48,10) donde Dios lo dispuso "por un breve instante" (54,7) debido a su pasada ceguera y sordera para con su ley; (c) el instrumento divino para consumar la redención de Israel será el rey persa Ciro (44,28-45,4); (d) después que Dios castigue a los opresores de Israel (capítulo 7), Sión será restaurado y Dios trocará "el desierto en Edén y la estepa en paraíso de Yahvé" (51,3). Desde las épocas bíblicas, cuatro versículos del Segundo Isaías han revestido especial importancia para los comentaristas cristianos y judíos. Se trata de los "Cantos del Siervo" (42,1-9; 49,1-6; 50,4-11; 52,13-53,12) que los cristianos han considerado por tradición profecías relativas a la misión y pasión de Jesucristo, pero que el acervo judío interpreta como una representación fidedigna del Israel posterior al exilio. Tercer Isaías Los capítulos 56 al 66 del Isaías posterior son considerados hoy, en general, una obra compuesta, en particular debido a las numerosas variaciones de tono, al carácter litúrgico de determinados versículos (56,1-57,21) y al aparente eco de temáticas precedentes. Según esta opinión, los diversos autores (que se habrán considerado así mismos discípulos del Segundo Isaías) vivieron y escribieron en Jerusalén entre el final del exilio (después del 538 a.C.) y el ministerio del profeta judío Nehemías. Las líneas maestras de su obra se caracterizan por su mayor énfasis en las reglas ceremoniales y del rito, como la observancia de los ayunos rituales y el sábado. Además, en estos capítulos, las relaciones explícitas e implícitas entre Dios y la humanidad y Dios e Israel, así como los lazos existentes entre el sufrimiento y el pecado, se aplican de una forma más restrictiva al resto de Israel. Sin embargo, los capítulos 60 al 62 recuerdan el tono apasionado, idealista y espiritual de las secciones precedentes: Jesús recitó parte de Isaías 61 en la sinagoga de Nazaret, precipitando una escena de gran dramatismo (Lucas 4,16-30). |
JEREMÍAS |
Libro del Antiguo Testamento. En algunas de las versiones inglesas de la Biblia católica se denomina Profecía de Jeremías. Biografía Jeremías nació en torno al 650 a.C., emprendió su vida profética en el 627 a.C., y murió en algún momento indeterminado tras la conquista de Jerusalén por Babilonia, hacia el 586 a.C. Su obra rompe un silencio casi absoluto de los profetas en Israel, desde las de Isaías unos 70 años antes. Además, marca un nuevo hito en la tradición profética. Aunque en los inicios de su carrera gozó de la protección de poderosos amigos en la corte, quizá incluso colaborando en las actividades reformadoras del rey Josías de Judá, tras la muerte del rey en el 609 a.C., Jeremías cayó en desgracia ante los dirigentes religiosos y civiles de su pueblo. El aura reverencial que en el pasado caracterizó sus profecías desapareció. En varias ocasiones fue sometido a arresto en su propia casa, se le impidió hablar en público, fue lanzado a una cisterna que hizo las veces de calabozo y asimismo se le consideró traidor y derrotista en tiempo de guerra. Con la derrota final de Jerusalén, Jeremías fue llevado a Egipto contra sus deseos por los más intransigentes oponentes a la conquista babilónica. La tradición judía que sostiene que acaso fuera asesinado por esa misma gente no cae en el campo de lo improbable, aunque sin duda se basa más en habladurías y relatos populares que en hechos probados. Origen del texto Al igual que todos los libros proféticos de la Biblia, Jeremías es fruto de sucesivas ediciones y redacciones. Las profecías conocidas por boca del profeta fueron recordadas, y sólo años más tarde transcritas por sus discípulos. Por lo general, son breves y tienen forma de poemas. En estos libros, cuando aparecen la prosa y prolongados pasajes proféticos, suele tratarse de las consecuencias del trabajo de editores que, en la mayoría de los casos combinaron párrafos más pequeños en su versión original, llegando en ocasiones a reformarlos. El libro de Jeremías posee una complicada historia de composición, parte de la cual puede discernirse con relativa facilidad a partir del propio texto, mientras que la elaboración de otras partes se basa sobre todo en conjeturas. En el capítulo 36 se discute el origen del libro. El rollo escrito por Baruc, discípulo de Jeremías, constituye la fuente principal, aunque no es factible reconstruir su contenido exacto a partir del texto que ha llegado a nuestros días, que también fue compilado gracias a otras fuentes. Con toda probabilidad esta situación se mantuvo durante un largo periodo de tiempo. Los críticos modernos han distinguido tres tipos de materiales utilizados para la composición de Jeremías: (a) oráculos proféticos y relatos narrados en primera persona por el propio profeta; (b) relatos en tercera persona acerca de Jeremías, que aparecen en un estilo coherente que quizá sea el de Baruc; (c) las llamadas secciones deuteronómicas, que constan de profecías derivadas de Jeremías, aunque ampliadas y modificadas por otros escritores, conforme a la tradición acuñada en el Deuteronomio. El libro de Jeremías es una de las obras del Antiguo Testamento que difieren de forma palmaria según se presenten en la versión hebrea tradicional (el texto masorético) y la antigua traducción griega del original (la Septuaginta). La versión griega es más amplia que la hebrea y aparece en un orden diferente. Esto sugiere que el libro de Jeremías fue tardío en lo que se refiere a alcanzar un estatus canónico fijo y concluyente en la Biblia hebrea. El material jeremíaco circuló con libertad y fue muy a menudo adaptado y aplicado a nuevas situaciones que afectaban a la comunidad judía. Contenido El libro de Jeremías puede dividirse en tres partes muy diferenciadas. La primera (capítulos 1 al 25) consta en mayor parte de las profecías contra Judá y Jerusalén pronunciadas por el profeta durante el reinado de los reyes Josías, Yoyaquim, Joaquín y Sedecías. Casi todas ellas, son profecías expuestas en primera persona y es probable que deriven en gran parte del rollo de Baruc. En esta primera parte se incluye asimismo un relato de la vocación de Jeremías (1,4-19); una serie de confesiones introspectivas de Jeremías (11,18-12,6; 15,10-21; 17,14-18; 18,18-23; 20,7-18), que son párrafos de naturaleza privada que, es de suponer, el profeta no tenía previsto publicar; detalles biográficos como el sermón de Jeremías en el Templo (7,1-15), y sus actividades en apoyo a las reformas religiosas del rey Josías (11,1-17). Los dos últimos capítulos refieren dos visiones sobre la caída de Judá y la cautividad de Babilonia. La segunda parte distintiva de Jeremías (capítulos 26 al 29 y 32 al 45) incluye un relato, compuesto casi por entero en prosa, de las actividades del profeta, de las pruebas a las que fue sometido y de las persecuciones que sufrió a partir del 608 a.C. hasta el final de sus días. El profeta aparece en esta parte en tercera persona, y es probable que la mayor parte de la narración sea obra de Baruc. Los acontecimientos históricos aparecen reflejados con precisión, aunque el orden original fuera modificado por escritores o editores posteriores. Los capítulos 26 y 45, por ejemplo, dan cuenta de los hechos que se produjeron bajo la monarquía de Yoyaquim, mientras que gran parte del material que nutre los capítulos 27 al 44 datan del reinado de Sedecías. Los capítulos 30 y 31, el así llamado Libro de la Consolación, son valorados como profecías originales del propio Jeremías, y auguran la restauración de Israel y de Judá, su reunificación y una nueva alianza "con la casa de Israel y con la casa de Judá" (31,31). La tercera parte que caracteriza a Jeremías está conformada por una colección de pronunciamientos contra las naciones extranjeras (capítulos 46 al 51) y por un apéndice histórico (capítulo 52, que quizá fuera extraído de 2 Re. 24,18-25,30). Indica el número de judíos llevados al cautiverio, un dato de gran valor histórico que 2 Re. no registra. Una serie de enseñanzas teológicas contenidas en Jeremías afectó de modo significativo a la evolución del judaísmo posterior al exilio. Entre las más importantes de éstas puede mencionarse la opinión de que el Dios de Israel y de Judá no tiene por qué adorarse tan sólo en los santuarios de Silo y Jerusalén, concepto que permitió a los judíos de la Diáspora conservar y perpetuar su religión. Otra aportación relevante es el énfasis puesto sobre el concepto de responsabilidad individual (31,30) que en última instancia hallaría su expresión adecuada en una nueva alianza entre Dios y su pueblo elegido (31,31-34). |
EZEQUIEL |
Importante libro profético del Antiguo Testamento, atribuido al profeta Ezequiel (profetizó entre 597-571 a.C.). Aunque es posible que el profeta haya sido responsable de la mayor parte del texto, la obra (en especial los capítulos 40 al 48) presentan claros indicios de una edición o compilación posteriores a cargo de sus discípulos. Orígenes La mayoría de los especialistas datan el Libro de Ezequiel en torno a la primera mitad del siglo VI a.C. El profeta fue uno de los cautivos deportados a Babilonia en el 597 a.C., 11 años antes de la caída de Jerusalén. Su papel como profeta y líder espiritual se remonta al 592 a.C.; sus conocimientos de los ritos del Templo indican que ejerció como sacerdote antes del exilio. Desde el 597 al 586 a.C., Ezequiel tuvo un papel de profeta iracundo, pero tras la caída de Jerusalén en manos de Nabucodonosor II de Babilonia, su mensaje se hizo consolador e inspirador. Con la restauración de Israel, Ezequiel se convirtió en legislador, codificador y diseñador de la forma y la estructura del rito hebreo. El islam identifica a Ezequiel (Hizkil) con el profeta coránico Ohu-I-Kifl. Contenido En líneas generales el libro puede dividirse en cuatro partes. En la primera (capítulos 1 al 24) Ezequiel reprocha al pueblo su idolatría y sus otros pecados. Por cuanto la nación entera se ha apartado de Dios, profetiza que Judá caerá, Jerusalén será destruida y el pueblo condenado al exilio y el cautiverio: tal es el justo e inevitable sino de todos los que violen la alianza con Dios. En la segunda sección (capítulos 25 al 32) Ezequiel profetiza la destrucción de los pueblos extranjeros y de los enemigos de Judá. Aquí Dios se revela como omnipotente y universal: es el Dios de las naciones de todo el mundo, no sólo el Dios de Judá. De esta forma, la segunda sección amplía un tema desarrollado por primera vez en el capítulo 1, con la visión del carro de Dios. En la tercera sección (capítulos 33 al 39) Ezequiel ofrece consuelo a los judíos, a la sazón en el exilio. Predice la restauración de Jerusalén y del Templo, y profetiza el regreso del espíritu, o la presencia, de Dios. La visión de Ezequiel de la vega "llena de huesos… completamente secos" (37,1-14), una de las más famosas del Antiguo Testamento, explica de forma muy gráfica cómo la presencia de Dios representa la diferencia fundamental entre los vivos y los muertos. En la última sección (capítulos 40 al 48) Ezequiel describe en todos sus detalles la futura patria teocrática de los judíos. Influencia sobre el judaísmo La naturaleza apocalíptica de determinados pasajes del libro (por ejemplo, la derrota final de Gog descrita en los capítulos 38 y 39, y la nueva Jerusalén descrita en los nueve capítulos finales), así como la repetida expresión "hijo de hombre", han tenido una enorme influencia sobre el cristianismo y sobre algunos libros del Nuevo Testamento (véase Escritos apocalípticos; Mesías; Apocalipsis). Además, varios temas importantes que contiene han influido de modo notable en el desarrollo del judaísmo. La concepción de Israel como nación sagrada y exclusiva se atribuye a Ezequiel. Fue también él quien inculcó una profunda creencia en la llegada del Mesías. Ezequiel fue el primero de los profetas hebreos importantes en considerar las consecuencias últimas de la retirada del espíritu de Dios del su pueblo elegido. Concibe el exilio y la destrucción del Templo como castigos inevitables a quienes desobedecen a Dios. Otra de sus concepciones centrales es la que presenta a Dios como soberano de la historia. Para enfatizar esta idea, utiliza con frecuencia la frase "y se sabrá que yo soy Yahvé" (o variantes de la misma) junto con una profecía desdichada contra Judá o un enemigo de Judá. La visión de la vega de huesos secos ilustra otro símbolo fundamental: que el espíritu de Dios es la fuerza animadora, creadora de la vida en el seno de la muerte. Ezequiel presenta un estilo muy expresivo y de gran inventiva, siendo su libro una obra maestra del Antiguo Testamento. Con todo, la importancia principal del libro reside en el papel que tuvo en el desarrollo del judaísmo. Ezequiel se ocupó de explicar el fundamento religioso de la experiencia histórica de los judíos, es decir, de su exilio. Al hacerlo, ayudó a los exiliados a conservar su legado religioso, ofreciéndoles la esperanza de restaurar su nación y su Templo. También se señala que fue una de las influencias fundamentales en el desarrollo del Código Levítico, donde se recoge la norma legal y moral del judaísmo. |
DANIEL |
Libro del Antiguo Testamento. Se atribuye al profeta Daniel, descrito en el texto como prisionero de los babilonios que fue deportado desde Jerusalén a Babilonia en torno al 606 a.C. Sin embargo, la fecha no coincide con la de ningún ataque histórico a Jerusalén. Por ésta y por otras razones, la mayoría de los especialistas coincide en que el libro fue obra de autor anónimo, que lo escribiría a mediados del siglo II a.C. Fue incluido en el canon hebreo de la Biblia en torno al año 90 d.C. y situado, quizá por su fecha de composición tardía, en los Hagiográficos o tercera sección del canon hebreo en lugar de hallarse en la sección segunda, Profetas. En las modernas versiones judía y protestante de la Biblia, el libro se divide en 12 capítulos. Las versiones de la Biblia aceptadas por los católicos añaden los siguientes apartados: Cántico de Azarías en el horno y Cántico de los tres jóvenes (a continuación de 3,23 en la versión estándar revisada); la historia de Susana y los dos ancianos (capítulo 13), y las historia de Bel y de "la gran serpiente que los babilonios veneraban" (capítulo 14). Mientras que católicos y ortodoxos incluyen estas secciones entre los deuterocanónicos, los judíos y protestantes las consideran apócrifas, al igual que Susana, Bel y el dragón y el Cántico de los tres jóvenes. Los primeros seis capítulos de Daniel relatan otras tantas historias. En cinco el protagonista es Daniel y entre éstas las más conocidas son las que cuentan de la interpretación que él, como protagonista, realiza sobre las imágenes que aparecen en los sueños del rey de Babilonia (capítulo 4), la lectura por Daniel de unas inscripciones en la pared del palacio real durante un festín ofrecido por el rey babilonio Baltasar (capítulo 5), y la salvación de Daniel en el foso de los leones. La sexta historia relata cómo tres amigos de Daniel (Azarías, Misael y Ananías) salen ilesos del horno al que habían sido lanzados por negarse a adorar un ídolo (capítulo 3). Los últimos seis capítulos del libro narran las cuatro visiones apocalípticas de Daniel. Gran parte de las imágenes que pueblan estos capítulos tienen su origen remoto en la mitología mesopotámica y persa. El Libro de Daniel, que en síntesis es el relato de un joven que se aferra a su fe a pesar de las tremendas presiones que recibe, quizá fue escrito para fortalecer y consolar a los judíos oprimidos por el rey seléucida Antíoco IV a mediados del siglo II a.C. Varios fragmentos del libro fueron hallados en los Manuscritos del Mar Muerto descubiertos en las cuevas cercanas a Qumran en 1947. |
Libros doctrinales (7)
JOB |
Libro del Antiguo Testamento atribuido a su personaje principal. Los especialistas bíblicos lo han situado en diversas fechas, desde tiempos mosaicos hasta la época posterior al exilio. Sin embargo, la datación preferida hoy por la mayoría de los eruditos corresponde al periodo postexílico posterior (desde el 500 al 250 a.C.). Se considera que el autor, anónimo, se inspiró en una historia popular o una epopeya israelita o edomita que se remonta a los inicios de la monarquía israelita como contexto para ambientar su diálogo poético. Más tarde otro escritor (o editor) añadió los discursos de un cuarto joven que acude a consolarle (capítulos 32 al 37). El libro es una parte de la literatura sapiencial del Antiguo Testamento, dentro de la que se incluyen el Eclesiastés y los Proverbios. El Libro de Job consta de cinco secciones diferenciadas: un prólogo en prosa (capítulos 1 y 2); una serie de discursos dramáticos que tienen lugar entre Job y tres de sus amigos, Elifaz, Bildad y Sofar (capítulos 3 al 31); un diálogo entre Job y Elihú, un cuarto amigo (capítulos 32 al 37); los discursos de Dios "desde el seno de la tempestad" (38,1-42,6), y un epílogo en prosa. El prólogo Job es un "hombre cabal, recto, que temía a Dios y se apartaba del mal" (1,1). Piadoso, rico y cabeza de una numerosa familia de cierto prestigio. Un día "en que los Hijos de Dios venían a presentarse ante Yahvé" (1,6), Dios pregunta a Satán qué opina de la rectitud de Job. Satán afirma que Job maldecirá a Dios si perdiese su riqueza, por lo que ambos acuerdan ponerle a prueba. Satán procede a despojar a Job de sus posesiones e incluso de sus hijos, y más tarde llena su cuerpo de llagas dolorosas en grado extremo. Con todo, Job se niega a maldecir a Dios. Tres de sus amigos, al tener noticia de sus pesares, llegan para confortarle, pero quedan aturdidos "y ninguno de ellos dijo una palabra, porque veían que el dolor era muy grande" (2,13). Job y sus amigos La segunda sección, tras el primer castigo de Job (capítulo 3), consta de tres ciclos de discursos. Durante cada uno de ellos, sus tres amigos hablan por turno y Job les responde tres veces. El núcleo de los discursos de los tres amigos es que las desgracias y el sufrimiento de Job deben de ser el resultado de su iniquidad, motivo por el que los merece. Job, que proclama su inocencia con resolución, primero se irrita y acto seguido monta en cólera contra sus amigos por sus opiniones quizá injustificadas y frívolas. Con todo, sigue buscando una explicación para sus sufrimientos: "¡Oh! ¿Quién hará que se me escuche? Esta es mi última palabra: ¡respóndeme, Šadday!" (31,35). La tercera sección consta de los discursos de Elihú. Su ira va dirigida contra Job "porque pretendía tener razón frente a Dios" (32,2) y "contra sus tres amigos, porque no habían hallado nada que replicar y de esa forma habían dejado mal a Dios" (32,3) Elihú sostiene que Job "a su pecado la rebeldía añade" (34,37) por cuestionar el juicio de Dios. Para fundamentar su alegación, dice que: "¡es Šadday!, no podemos alcanzarle. Grande en fuerza y equidad" (37,23). Habla Dios En la cuarta sección, Dios habla desde el seno de la tempestad. Parece ignorar por completo el deseo que tiene Job de una explicación o justificación de sus sufrimientos. En cambio, humilla a Job y le desafía para que explique cómo fue creado el universo y cómo se encuentra ordenado. Al parecer, el "error" de Job es su presunción de que los caminos y la omnipotencia de Dios son aprehensibles por el ser humano. Con preguntas acaso irrelevantes (40,8), Dios refuta a Job y presenta su respuesta más directa a una pregunta que éste formulara en el pasado: "¿Qué es Šadday para que le sirvamos, qué podemos ganar con aplacarle?" (21,15). Reconociendo al fin que sus palabras han estado guiadas por la ignorancia y que lo máximo que podrá acercarse a Dios es a través de una visión de éste, Job se arrepiente (42,1-6). Epílogo En la última sección Dios refuta los argumentos de los tres amigos de Job (Elihú no aparece) porque "no habéis hablado con verdad de mí, como mi siervo Job" (42,7). Otorga a Job el doble de las riquezas y posesiones que tuviera en otro tiempo, le bendice con siete hijos y tres hermosas hijas y prolonga sus días. El epílogo, al igual que el prólogo, está compuesto en prosa, y allí es donde se refleja con mayor claridad el probable origen popular de los discursos poéticos. |
SALMOS DE DAVID |
Salmos (del latín psalmus, 'canción'), libro del Antiguo Testamento, colección de 150 himnos o poemas también denominado Salterio. El libro se divide en cinco secciones (cada una rematada al final por una doxología: Salmos 41,13; 72,18-29; 89,52; 106,48; 150), quizá una imitación del Pentateuco, los primeros cinco libros del Antiguo Testamento. El nombre hebreo del libro es Tehilim (Alabanzas o Cánticos de Alabanza). Los Salmos es el primer libro de los Hagiográficos, la tercera parte del canon hebreo. En las versiones cristianas de la Biblia, se encuentra entre los libros de Job y Proverbios.Algunos de los Salmos parecen haber sido escritos para el recitado individual, y otros para el de toda la congregación. Muchos de ellos fueron escritos por músicos profesionales e incluyen instrucciones musicales para los instrumentistas. Algunas instrucciones, tales como la respuesta congregacional "Alabado sea" o "Aleluya" son todavía comprendidas y utilizadas con carácter litúrgico. Una clasificación parcial de los salmos individuales podría ser la siguiente: himnos de alabanza aclamando a Dios como al creador del mundo (19,65), soberano de la historia (107) y rey de Jerusalén (47, 135); súplicas y lamentaciones recitadas por individuos que buscan la salvación en tiempos de crisis personal (3, 77) y por el pueblo entero en épocas de peligro o adversidad nacional (137); salmos reales (72,110); cantares de fe y confianza en Dios (23); enseñanzas sapienciales y meditaciones (1, 101); maldiciones (59). En el Libro de Salmos aparecen numerosas formas literarias, muchas de ellas siguiendo el modelo de la poesía ugarítica de los siglos XIV y XII a.C. (de la ciudad cananea de Ugarit, hoy Ras Shamra, al norte de Siria). El texto atribuye 74 salmos al rey hebreo David, 12 a su hijo y sucesor Salomón y 1 a Moisés; 32 salmos se identifican con otros personajes, pero el resto son anónimos. Algunos ostentan títulos descriptivos como "Canción de las subidas" (120-134) y "Salmo para la acción de gracias" (100). Las antiguas tradiciones eclesiásticas judía y cristiana sostienen que fue David el autor del libro (y editor final de aquellos salmos que el texto adjudica a otros), aunque los especialistas bíblicos modernos coinciden en que el libro fue compilado a partir de colecciones independientes más antiguas. Hay quienes han sugerido que en Salmos 42-83, donde se emplea Elohím, un nombre para designar a Dios que no se encuentra en los demás salmos (donde se utiliza Yahvé), debe de haber sido una antología separada perteneciente al reino del norte, Israel. La opinión más aceptada de su fecha de composición sostiene que la colección refleja un largo periodo, desde el Éxodo (hacia el 1300 a.C.) hasta el periodo posterior al exilio (después del 538 a.C.).A menudo, Jesucristo citó los Salmos o se refirió a ellos; por ejemplo, cuando fue sometido a la tentación (Mt. 4,6), en el Sermón de la Montaña (Mt. 5,4; 5,35; 7,23) y en la crucifixión (Lc. 23,34; Mt. 27,46). Es probable que las primeras congregaciones cristianas utilizaran extractos del libro en sus servicios públicos. El doctor de la Iglesia del siglo V, san Agustín, denominó al libro "lenguaje de devoción", mientras que Martín Lutero consideró los Salmos como "una Biblia en miniatura". |
PROVERBIOS DE SALOMÓN |
Libro del Antiguo Testamento pletórico de expresiones de sabiduría y experiencia. Es uno de los libros que forman la tercera parte, los Hagiográficos, del canon hebreo. Los comentaristas y especialistas lo consideran como uno de los ejemplos de la literatura sapiencial del Antiguo Testamento. La tradición ha adjudicado la obra entera al rey hebreo Salomón, de cuya sabiduría se decía que "era mayor que la sabiduría de todos los hijos de Oriente y que toda la sabiduría de Egipto" (1 Re. 5,10). Sin embargo, en la actualidad esta tradición se reconoce como ejemplo de una antigua costumbre de rendir tributo a personajes famosos y atraer para las nuevas obras el prestigio atribuido a los grandes nombres. Los proverbios son una colección de breves proverbios morales compuestos o compilados por una serie de personas anónimas. La opinión más generalizada es que estas personas eran sabios que ofrecían instrucción moral y religiosa a los jóvenes judíos de la clase alta. Aunque parte del material contenido en los Proverbios se remonta tal vez a la época salomónica, e incluso a la presalomónica, lo más probable es que la colección íntegra adquiriese su forma actual durante el siglo V o IV a.C. Según el encabezado textual, Proverbios consta de las ocho secciones siguientes: 1,1-9,18, "proverbios de Salomón, hijo de David, Rey de Israel"; 10,1-22-16, "proverbios de Salomón"; 22,17-24,22, "las palabras de los sabios"; 24,23-34, texto que también "pertenece a los sabios"; 25,1-29,27, "proverbios de Salomón, transcritos por los hombres de Ezequías, rey de Judá"; capítulo 30, "palabras de Agur, hijo de Yaqué"; 31,1-9, "palabras de Lemuel, rey de Massá"; y 31,10-31, alabanza de "la mujer completa". La primera sección incluye una breve introducción (1,1-6), donde se expone el título y el objeto de la obra. De esta sección, considerada por numerosos especialistas como el material más tardío del libro, se cree que es obra de un maestro del siglo IV a.C., quien quizá compilase también el libro íntegro para su uso educativo. Sus dos personificaciones de la sabiduría (1,20-33; 8,1-36) han sido propuestas como el origen de la doctrina del Logos, o Verbo, en el Evangelio de Juan. La segunda y quinta secciones constan de dichos proverbiales atribuidos a Salomón. Con escasas excepciones, cada proverbio es una línea poética separada, cuyas dos mitades se equilibran. Los proverbios se refieren a diversas virtudes y vicios, y a sus consecuencias. En cuanto a la segunda sección, se piensa que contiene el material más antiguo del libro. El modelo de la tercera sección se basa en gran medida en la Sabiduría de Amenemope, obra egipcia cuya datación es objeto de polémica entre los especialistas, que la sitúan entre el 1000 y el 600 a.C. La sección contiene 30 máximas y consejos referidos a la conducta personal, también escritos en líneas poéticas equilibradas. La cuarta sección, de fecha indeterminada, es similar a la tercera tanto en su contenido como en su forma. Las secciones sexta y séptima quizá fueran escritas por dos personas, que no se identifican pero que es posible que pertenecieran a los pueblos cananeos vecinos. La sexta sección consta de un diálogo que recuerda bastante a los más prolongados diálogos escépticos del libro de Job, y de una colección de proverbios numéricos. Un ejemplo de este tipo de proverbio es el 30,29-31. La octava sección es una descripción poética de la esposa ideal. En hebreo, esta última sección es un poema acróstico de 22 líneas, cada una de las cuales comienza por una letra sucesiva del alfabeto hebreo. |
ECLESIASTÉS |
Libro del Antiguo Testamento, llamado Cohélet en hebreo. El nombre en lengua española tiene su origen en un término griego, definido a grosso modo como "aquel que participa en (o el que habla a) la asamblea", que aparece en el versículo inicial del libro en la más antigua versión griega importante del Antiguo Testamento, la Septuaginta. El término griego es una conversión de la palabra Cohélet, por lo general traducida como "predicador", aunque su significado exacto no queda claro por completo. Por cuanto Cohélet se identifica a sí mismo como "hijo de David, rey en Jerusalén" (1,1), por implicación el Libro de Eclesiastés ha sido atribuido de forma tradicional al rey israelita Salomón. Eclesiastés consta de 12 capítulos, que contienen una serie de reflexiones, por lo general pesimistas, acerca del objeto y de la naturaleza de la existencia. La conclusión, expuesta en el comienzo mismo de la obra, es que "todo es vanidad" (1,2). Tanto si se persigue la sabiduría como la riqueza, tanto si se cultiva el placer como si se trabaja con ahínco; tanto si se deplora la injusticia y se lucha contra la maldad, el final siempre es el mismo: "también esto es vanidad y atrapar vientos" (4,4). La conjunción de esta temática recurrente con las hipótesis de que los fenómenos naturales son cíclicos (1,4-7; 3,1-8) e incluso se hallan predeterminados (3,15) lleva al autor a adoptar doctrinas hedonistas y cínicas (8,15-9,10; 12,1-8) tan contrarias al espíritu de los libros precedentes del Antiguo Testamento que los rabinos pretendieron suprimirlo. Sin embargo, su popularidad y el hecho de haber sido atribuido a Salomón aseguraron en última instancia al Eclesiastés un lugar en la tercera sección, los Hagiográficos, del canon hebreo. En la actualidad los especialistas modernos datan el libro en el siglo III a.C., época en que los judíos estaban bajo la influencia de diversos sistemas filosóficos griegos como el epicureísmo y el estoicismo. Eclesiastés forma parte de la literatura sapiencial del Antiguo Testamento, dentro de la que se engloban los libros de Job y Proverbios. |
CANTAR DE LOS CANTARES |
Uno de los libros del Antiguo Testamento, único por su colección de poesía amorosa. En las versiones cristianas de la Biblia suele aparecer después del Libro de Eclesiastés. En la Biblia hebrea, aparece a continuación del Libro de Job en los Hagiográficos, la tercera parte del canon. La tradición ha atribuido el libro al rey hebreo Salomón, que según se dice compuso numerosos proverbios y canciones (1 Re. 4,32). Sin embargo, en su forma actual, su origen oscila entre los siglos V y III a.C. Se desconoce quién lo escribió, si fue compuesto o no por más de una persona, e incluso de si se trata de una obra original. Los especialistas de nuestros días creen que contiene una sustancial cantidad de material anterior, quizá muy antiguo, originario de Israel, el reino del norte. Desde tiempos muy antiguos, el Cantar de los Cantares desafió a los intérpretes eclesiásticos y seculares. La predominante temática secular y la forma franca y natural de tratarla, las alusiones a elementos de naturaleza exótica, la frecuente combinación de imágenes naturales y eróticas, distinguen al Cantar de los Cantares de casi cualquier literatura judía precristiana existente. Además, el libro presenta un contenido bastante disperso, derivándose su semblanza de unidad sobre todo de lo inusual de su temática y del estilo similar de los poemas y fragmentos separados. No puede encontrarse ninguna otra fuerza, como por ejemplo un punto de vista único del autor ni una estructura unificada fácil de reconocer, que dé coherencia al todo o que guía al lector en el significado y objeto del libro. El Talmud y los comentaristas judíos medievales consideraron al Cantar de los Cantares un diálogo alegórico entre Dios e Israel, en el que Dios es el amante e Israel la amada. Quizá gracias a esta interpretación el libro ha sido incluido en el canon hebreo, a pesar de una importante oposición. La tradición eclesiástica cristiana ha interpretado al libro como las relaciones de Dios con la Iglesia o con el alma individual, o bien como un diálogo que describe el amor de Jesús por su novia, la Iglesia. Otra interpretación alegórica considera que el libro es símbolo de la íntima experiencia humana del amor divino. Desde los primeros años del siglo XIX, algunos especialistas han considerado el libro como un poema dramático con uno o más personajes: el amante real (Salomón) enamorado de una muchacha campesina; la muchacha (la "Sulamita" mencionada en 7,1) enamorada de un pastor; y el "coro" compuesto por las hijas de Jerusalén. Analizado como un drama de dos personajes, el libro se limita a celebrar el amor matrimonial. Por el otro lado, visto como un drama protagonizado por tres personajes (la muchacha y su amante pastor, con Salomón apareciendo y deseando llevarla a su harén), el libro puede considerarse como exaltador de la fidelidad premarital al amor verdadero. Una interpretación moderna, y aceptada de un modo general, considera el Cantar de los Cantares como una colección de piezas litúrgicas que tuvo su origen en un antiguo ritual del culto semita, específicamente en rituales paganos relacionados con las festividades agrícolas de primavera y otoño. La interpretación hoy más popular considera que el libro es, en síntesis, una colección de poemas de amor diferenciados entre sí. Según esta concepción, el erotismo que mana de ellos debe interpretarse como lo que es sin disimulo. Han fracasado todos los intentos de hallar una coherencia estructural en el todo, así como de revelar una moraleja subyacente. Quizá algunos de los poemas se cantasen en las bodas, pero las hipótesis formuladas a finales del siglo XIX, que considera a todos los poemas del libro como parte de un ciclo de poemas similar a los que se entonan en las modernas bodas populares sirias, ha dejado de ser plausible. Con todo, las cuatro interpretaciones: alegórica, dramática, litúrgica y lírica, conservan sus defensores. |
LIBRO DE LA SABIDURÍA |
Libro del Antiguo Testamento incluido en las versiones de la Biblia posteriores a la Septuaginta griega (por lo general, versiones católicas y ortodoxas). No aparece en la Biblia hebrea. Es uno de los libros deuterocanónicos de la Biblia católica, en tanto que los protestantes lo incluyen entre los apócrifos. Autor El libro pretende ser un trabajo del rey hebreo Salomón, aunque desde hace mucho tiempo que los especialistas dudan de ello. Sobre el sustrato de las pruebas internas, en la actualidad muchos consideran que el libro es obra de un judío desconocido, tal vez asentado en la ciudad greco-egipcia de Alejandría, durante la segunda mitad del siglo I a.C. La opinión generalizada es que el idioma del original era el griego. Es posible que el autor haya utilizado fuentes palestinas y greco-egipcias, incluyendo materiales originales en hebreo. Al parecer, escribió para los judíos educados en la lengua griega. Contenido Los primeros cinco capítulos del libro instan al lector a amar la rectitud y a buscar a Dios, ya que sólo así alcanzarán la sabiduría y la inmortalidad. Se compara el miserable sino de los impíos —es decir, los necios— con la esperada santificación de los justos. Los capítulos 6 al 9 representan una nueva alabanza del conocimiento como guía de la humanidad. Se describe la naturaleza de la sabiduría, su importancia, la forma de adquirirla y en primera persona, al parecer Salomón, describe su propia búsqueda de la sabiduría. En los primeros 10 capítulos la sabiduría suele personificarse como una mujer. Sin embargo, en el resto del libro la palabra sabiduría apenas aparece, y su concepto resulta bastante abstracto. Los capítulos 10 al 19, los últimos del libro, describen cómo Israel y sus antepasados fueron salvados merced a la sabiduría. Así, los capítulos 10 al 12 ilustran el poder salvador de la sabiduría desde los tiempos del legendario padre de la humanidad, Adán, hasta la época de Moisés; los capítulos 16 al 19 ejemplifican la importancia de conducirse con sabiduría y piedad, describiendo el diferente trato que Dios dispensó a egipcios e israelitas. Los capítulos 13 al 15, una disgresión, reflexionan sobre el origen y la insensatez de las diversas formas de idolatría. El libro parece acabar de forma abrupta. Es posible que se haya acabado la inspiración del autor o que se haya perdido el desenlace original del libro. |
ECLESIÁSTICO |
Libro del Antiguo Testamento en aquellas versiones que siguen la Septuaginta griega (por lo general, las versiones católica y ortodoxa, siendo por tanto uno de los deuterocanónicos). También denominado Sirá o Sirac, no aparece en la Biblia hebrea, y los protestantes lo incluyen entre los apócrifos. Conocido también como "La sabiduría de Jesús, hijo de Sirá" el libro fue escrito entre el 195 y el 171 a.C. por Jesús, hijo de Sirá (hebreo, Yeshuá ben Shirá). Se cree que el autor era un erudito que enseñaba la ley divina en una academia de Jerusalén. Es el único autor de un libro apócrifo que ha asignado su propio nombre a su obra (50,30). Hacia el 130 a.C., se realizó una traducción griega del original hebreo por una persona que sostiene, en un prólogo añadido (y desde entonces, parte del libro) ser nieto del autor. Debido a la gran popularidad que adquirió el libro fue traducido más tarde a otros varios idiomas. Sin embargo, el texto griego es el único que ha sobrevivido íntegro. Eclesiástico consta sobre todo de una serie de máximas con escasa relación entre sí y otros refranes de naturaleza proverbial, de manera similar al Libro de Proverbios. En sus capítulos, el autor explica cómo conducirse sabiamente en todos los aspectos de la vida. Identifica la sabiduría con la ley divina (24,23), aunque sus consejos se centran más en la ética que en la revelación. Además de sus numerosas y diversas instrucciones, Eclesiástico contiene varios poemas largos que alaban la sabiduría (1,1-20; 24,1-22), glorifican a Dios y a sus maravillosas obras (42,15-43-33) y elogian a los venerables patriarcas y profetas de Israel (capítulos 44 al 49). Digno de destacar es el capítulo 24, que presenta a la Sabiduría hablando, en primera persona, como deidad. Los primeros escritores cristianos lo consideran una anticipación o augurio del Logos (Verbo o Palabra de Dios), mencionado en el primer capítulo del Evangelio según san Juan. El Eclesiástico forma parte de la literatura sapiencial del Antiguo Testamento, dentro de la que se incluyen los libros Eclesiastés, Job y Proverbios. Algunos especialistas lo consideran la muestra más descollante de este género literario y como primer ejemplo del pensamiento judío desarrollado en épocas posteriores por las escuelas farisea y saducea. Aunque tenido en alta estima por los antiguos comentaristas judíos, que solían citarlo con frecuencia, Eclesiástico fue excluido del canon hebreo. Los rabinos que cerraron el canon consideraron que el periodo de inspiración divina había terminado poco después de la época del sacerdote y reformador hebreo Esdras (V-IV a.C.). Por lo tanto, Eclesiástico, que fue escrito mucho tiempo después de los tiempos de Esdras, no puede haber sido inspirado por la divinidad. Sin embargo, los primeros cristianos lo aceptaron junto con varios otros libros considerados espurios por los judíos. Desde entonces, tanto la Iglesia ortodoxa como la católica lo incluyen en su canon, mientras que los protestantes, siguiendo a Martín Lutero, lo incluyen entre los apócrifos. |
NUEVO TESTAMENTO (27 Libros)
Comprende los libros sagrados escritos con posterioridad a la venida de Jesucristo, y expone la nueva alianza de Dios con la humanidad, sellada con la sangre del Redentor y confiada al magisterio infalible de la Iglesia.
SAN MATEO |
Mateo, San (siglo I d.C.), Según el Nuevo Testamento uno de los 12 apóstoles de Jesucristo. De acuerdo con la tradición eclesiástica fue el autor del Evangelio primigenio, y por tanto uno de los cuatro evangelistas. Poco se sabe sobre Mateo. Los tres primeros Evangelios relatan que era un recaudador de impuestos en el antiguo puerto lacustre de Cafarnaum (Mt. 9,9, 10,3; Mc. 2,14-16; Lc. 5,27-29) lo que le sitúa en la clase que fue denostada ante el pueblo como de los "pecadores" (Mr. 2,16). Marcos lo llama "Leví, hijo de Alfeo" y Lucas sólo lo llama "Leví". Algunos estudiosos piensan que en su origen se llamaba Leví y que Jesús le adjudicó el nombre de Mateo después de hacerlo apóstol. El nombre viene del antiguo hebreo o arameo y significa 'don de Yahvé' (Dios). Mateo no destaca en los relatos del Nuevo Testamento sobre los 12 apóstoles. Tres de los evangelistas narran la historia de su vocación, otro habla de la fiesta que dio para celebrar el giro en su vida (Lc. 5,29) y tres mencionan que verdaderamente estaba entre los doce apóstoles (Mt. 10,3; Mr. 3,18; Lc. 6,15). Narran la historia de su vocación no como si fuese un apóstol importante sino más bien como un testimonio de la irresistible gracia de Jesucristo. Puesto que era recaudador de impuestos, al servicio del tetrarca Herodes Antipas o del gobierno romano, hubo de ser un personaje importante e ilustrado, hábil con la aritmética y capaz de hablar arameo y griego. Mateo es el patrón de los banqueros y de los recaudadores de impuestos. Su festividad se conmemora el 21 de septiembre. |
SAN MARCOS |
Marcos, San (siglo I), autor del segundo evangelio. La vida de Juan Marcos puede reconstruirse a partir de hechos concretos del Nuevo Testamento. Era hijo de María, en cuya casa se reunían los primeros cristianos durante las persecuciones (ver He. 12,12). Su sobrenombre romano (Marcos) y su parentesco con san Bernabé, un chipriota (ver Col. 4,10), confirman su origen helénico. San Pedro le llamó "hijo" (1 Pe. 5,13), apelativo que indica los sólidos vínculos personales que existían entre ambos. Lo más probable es que se convirtiera al cristianismo después de escuchar a san Pedro en Jerusalén y a partir de entonces fue intérprete del apóstol, que tenía escasos conocimientos de griego. Con su primo Bernabé y con san Pablo viajó a Antioquía de Pisidia desde Jerusalén (ver He. 12,25;13,5). Hacia el año 50 acompañó a Bernabé a Chipre y Pablo no quiso que lo acompañara en otro viaje. Nada se sabe sobre sus actividades durante los siguientes 10 años hasta que Pablo fue encarcelado por primera vez en Roma hacia el año 60, cuando Marcos se encontraba en la ciudad y a punto de marcharse a Asia Menor. Se reconciliaron y cinco años más tarde Pablo escribió a san Timoteo, que entonces se encontraba probablemente en Efeso, pidiéndole que le enviara a Marcos (ver 2 Tim. 4,11). Según afirma la tradición, escribió el evangelio en Roma basándose en las enseñanzas de san Pedro. Se cree que al final de su vida predicó en Alejandría, creando la primera Iglesia alejandrina, de la que fue el primer obispo. Marcos es el santo patrón de los notarios y su festividad se celebra el 25 de abril. |
SAN LUCAS |
Lucas, San (siglo I d.C.), en el Nuevo Testamento, compañero de san Pablo y, al parecer, su fiel amigo durante el encarcelamiento del apóstol (Rom. 16,21; II Tim. 4,11). Según la tradición de la Iglesia, fue médico y autor del libro de los Hechos de los Apóstoles y del tercer Evangelio sinóptico. Nada se sabe sobre su lugar de nacimiento ni de las circunstancias de su muerte. Es probable que fuera un gentil, pues Pablo le distingue de sus colaboradores judíos (Col. 4,10-14). Pudo haber sido Lucio de Cirene (He. 13,1), es decir, un habitante de Cirenaica, en el norte de Africa. Como parece indicar el uso de la primera persona del plural en los Hechos de los Apóstoles 16,10-17, y si el autor de los mismos fue el hombre de Macedonia (He. 16,9), Lucas se reunió con Pablo en Troade, la principal ciudad de la provincia romana de Asia y, más adelante, le acompañó en su segundo viaje misionero hasta la antigua ciudad macedonia de Filipos, donde Lucas se quedó varios años mientras Pablo viajó a Grecia y Macedonia; se reunieron de nuevo cuando el apóstol pasó por Filipos en su viaje a Jerusalén (He. 20,5-6). A partir de entonces debió permanecer con él y es muy probable que le acompañara durante su último encarcelamiento (Flm. 1,24). La festividad de san Lucas se celebra el 18 de octubre, y es el patrón de médicos, artistas, fabricantes de cerveza y carniceros. |
SAN JUAN |
Juan Evangelista, San (fallecido c. 101 d.C.), en el Nuevo Testamento, uno de los doce apóstoles, hijo de Zebedeo y hermano pequeño de Santiago el Mayor. También se le conoce como san Juan el Divino. Primero fue discípulo de Juan el Bautista y luego de Jesús, que le hizo apóstol y le llamó, junto a su hermano Santiago, boanerges (del griego, 'hijos del trueno') por su celo (Mc. 3,17). Como Santiago y Pedro, fue uno de los discípulos que contemplaron la transfiguración de Jesús y su agonía en Getsemaní. Cercano a Pedro, participó activamente en la organización de la primera Iglesia en Palestina, y más tarde, por toda Asia Menor.Según la tradición, durante el periodo de persecuciones romanas, huyó a Patmos, donde se cree que escribió el Apocalipsis, o Libro de la Revelación; después viajó a Éfeso y las mismas tradiciones dicen que escribió tres cartas y el cuarto evangelio. En Asia Menor se le venera como patrón y en las pinturas se le representa con varios emblemas, entre ellos el águila le identifica como evangelista, y un caldero hace referencia a la tradición que asegura que sobrevivió al martirio de ser sometido a estar dentro de una caldera con aceite hirviendo. Su festividad se celebra el 27 de diciembre. |
HECHOS DE LOS APÓSTOLES |
Quinto libro del Nuevo Testamento. Segunda parte de una obra histórica cuyo primer volumen es el Evangelio según san Lucas, Hechos es el relato de la evolución de la Iglesia cristiana bajo el impulso del Espíritu Santo. En Hechos, el Espíritu Santo es una figura tan prominente que en ocasiones se lo denomina el Evangelio del Espíritu. Autor Los especialistas coinciden en que Hechos de los Apóstoles es obra de la misma persona que escribió el Evangelio de Lucas. Sin embargo, por cuanto el original del propio libro no llevaba título ni especificaba el nombre del autor, la identidad de esta persona dista mucho de hallarse clara. Ya en el siglo II, la obra se atribuyó a san Lucas, compañero de san Pablo. No obstante las investigaciones más recientes han llevado a la opinión de que el autor tan sólo había tenido a su disposición un diario de viajes llevado por alguien que fue, en efecto, compañero de san Pablo. Por consiguiente, el autor debe de haber sido uno de los numerosos cristianos primitivos conocidos más tarde por las obras literarias anónimas que escribieron. Para facilitar las referencias, los especialistas siguen considerando que su autor es Lucas. Fecha de composición Parte del texto (He. 16,10-17; 20,5-21,18; 27,1-28,16) hace referencia al autor como a uno de los "nosotros" que viajaron con Pablo, aunque no se menciona la ejecución de éste y no se hace referencia alguna a sus epístolas. Algunos estudiosos han deducido que el libro fue escrito antes de la muerte de Pablo (acaecida en el año 61) y antes de la recopilación de sus cartas a principios del siglo II. Sin embargo, como Hechos fue preparado para servir como segundo volumen, la obra debe ser algo posterior al Evangelio de san Lucas, y éste a su vez es sin duda posterior al de Marcos. El resultado es que los dos volúmenes de Lucas deben situarse, en el tiempo, en algún momento de las dos últimas décadas del siglo I. Contenido Con un comienzo que se superpone con el final del Evangelio de Lucas, Hechos relata la historia del nacimiento de la Iglesia en Jerusalén (capítulos 1 al 5); el martirio de Esteban y la conversión de Pablo (capítulos 6 al 9); la toma de conciencia de Pedro acerca de la intención de Dios de admitir a los gentiles en la Iglesia (capítulos 10 al 12); los viajes misioneros de Pablo (capítulos 13 al 19); el último viaje de Pablo a Jerusalén (capítulos 20 y 21); su arresto, encarcelamiento y juicio en Jerusalén y Cesarea (capítulos 21 al 26); y al fin su viaje a Italia y confinamiento en una prisión romana donde aguarda el juicio ante el César (capítulos 27 y 28). De esta forma, los acontecimientos descritos en el libro están enmarcados en la expansión de la Iglesia por todo el Imperio, desde su nacimiento en Jerusalén hasta la propia Roma. Este relato, que abarca un periodo aproximado de 30 años, proporciona valiosa información de la Iglesia cristiana judía de Palestina, dirigida por Pedro y Santiago, aunque tiene su núcleo principal en el notable crecimiento de la misión entre los gentiles, emprendida por Pablo, quien es así el principal "héroe" en el plano humano. Dignos de resaltarse son los numerosos discursos de los principales protagonistas. El que pronuncia Pablo en el Areópago de Atenas (capítulo 17) debe de haber sido concebido por Lucas como modelo para predicar el Evangelio en el mundo gentil. |
EPÍSTOLA DE SAN PABLO A LOS ROMANOS |
Libro del Nuevo Testamento. La más larga de las epístolas de san Pablo, es la única carta paulina dirigida a una iglesia que el apóstol no había fundado personalmente. Fue escrita por Pablo en el año 58 d.C., probablemente en la antigua ciudad griega de Corinto. Su destino era Roma, donde existía una iglesia bien establecida. Pablo había finalizado su obra misionera en Asia Menor, y se disponía a partir hacia Jerusalén con las donaciones que había recogido para los cristianos necesitados de allí. Al parecer, ansiaba llevar el Evangelio a España, y esperaba visitar Roma de camino. La epístola tenía por objeto ser una presentación, tanto de sí mismo como de sus enseñanzas. Lo más probable es que deseara obtener el apoyo de la iglesia de Roma para su misión en España, aunque aparentemente sentía que sus obras misioneras y su interpretación del Evangelio eran vistos con suspicacia por varios cristianos de Roma. Pablo inicia su carta con la salutación y la acción de gracias usuales (1,1-7; 1,8-15). A continuación presenta el tema principal de la epístola (1,16-8,39): "del Evangelio, que es una fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree" (1,16). Explica que el mundo necesita la salvación, porque la culpa y el pecado son universales, y ni siquiera el conocimiento y la obediencia de la Ley pueden salvar a la humanidad (1,18-3,20). Sin embargo, las personas que han "recibido de la fe nuestra justificación" (5,1), explica Pablo, tienen una nueva relación con Dios, una vida bajo la gracia de Dios, libre de pecado, más allá de la fuerza de la Ley, y tienen garantizado el amor de Dios y la salvación final (5,1-8,39). En los capítulos 9 al 11, Pablo analiza la relación de Dios con Israel. Los judíos, que no creen en Cristo, parecen haber sido rechazados por Dios. No obstante, Pablo sostiene que la promesa de Dios no fue dada a "los hijos según la carne", sino a "los hijos de la promesa" (9,8). Los gentiles, al igual que los judíos, comparten el cumplimiento de la promesa de Dios. Además, continúa, los judíos han sido infieles a Dios "pues desconociendo la justicia de Dios y empeñándose en establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios" (10,3). Sin embargo, esta actitud, que ha llevado la salvación a los gentiles, no los condena totalmente: también los judíos serán salvados al final, porque Dios "usará con todos ellos de misericordia" (11,32). Por su parte, los cristianos no deben presumir de superioridad si no desean que Dios les aparte de su lado, ya que sus juicios son "insondables… e inescrutables sus caminos" (11,33). En la última sección principal de la epístola, Pablo presenta una serie de exhortaciones e instrucciones morales. Los lectores deben entregarse —ofrendando sus "cuerpos como una víctima viva" (12,1)— a Dios; deben amar a sus enemigos (12,14-21); prestar la obediencia debida a la autoridad civil (13,1-7); no tener con los demás "otra deuda que la del mutuo amor, pues el que ama al prójimo ha cumplido la ley" (13,8); recordar que Dios es el juez supremo de todo (14,1-2) y, en consecuencia, deben mostrarse tolerantes e indulgentes con quien "es débil en la fe" (14,1); y ser abnegados, siguiendo el ejemplo de Jesús, para bien de todos (14,13-15,13). Pablo concluye Romanos con una breve defensa de sus actividades misioneras, confirmando su intención de visitar Roma y Jerusalén, saludos personales y una doxología (15,14-16,27). Numerosos especialistas han sugerido que la casi totalidad del capítulo 16, que presenta una lista de numerosos amigos de Pablo (en una ciudad que nunca había visitado) e incluye versículos modernos que aparecen como apéndice del capítulo 15 en varios manuscritos antiguos, fue originalmente parte de una epístola paulina separada. Sin embargo, otros estudiosos siguen considerando al actual capítulo 16 parte del texto original de Romanos. Romanos es la exposición más completa, profunda y sistemática del pensamiento religioso de Pablo y, por ello, uno de los libros más importantes del Nuevo Testamento. Ha jugado un papel fundamental en todos los periodos importantes de renovación y regeneración del cristianismo. |
2 EPÍSTOLAS DE S.PABLO A LOS CORINTIOS |
Dos epístolas del Nuevo Testamento escritas por san Pablo a la Iglesia de la antigua ciudad griega de Corinto. Es probable que la primera fuera escrita en el 54 d.C. y la segunda en el 55 d.C. Durante la vida de Pablo, Corinto era una de las ciudades más importantes del Imperio romano. Servía como puente comercial entre Oriente y Occidente, atrayendo a inmigrantes, mercaderes, comerciantes y viajeros de todas las regiones del Mediterráneo. Sus habitantes, provenientes de diversas culturas, mantuvieron numerosas costumbres sociales y creencias religiosas traídas de sus lugares de origen. Por otra parte, los corintios eran muy conocidos por su hedonismo y lasitud moral. Por eso, la Iglesia de Corinto se veía expuesta a una multitud de hábitos y creencias, y a una corrosiva atmósfera de inmoralidad pública, todo lo cual alentaba la relajación de las costumbres y las tendencias escisionistas en la comunidad cristiana, de mayoría gentil. La primera epístola Pablo escribió 1 Corintios en parte para responder a preguntas formuladas en Corinto en relación a determinadas prácticas sociales y religiosas, en parte debido a los informes que indicaban que los cristianos se dividían en facciones y toleraban la inmoralidad y también para exponer sus puntos de vista sobre la resurrección. En los capítulos 1 al 4 Pablo aborda el problema de las facciones, diciendo a los corintios que todos los que predican el Evangelio y que creen en él son "colaboradores de Dios" (3,9). Pasando a continuación a los problemas de indignidad y corrupción (5 y 6) amonesta con severidad a la congregación por tolerar prácticas de "una inmoralidad tal que no se da ni entre los gentiles" (5,1). A renglón seguido les insta: "Arrojad de entre vosotros al malvado" (5,13). La parte más importante de 1 Corintios (capítulos 7 al 14) incluye las respuestas de Pablo a las preguntas formuladas por la comunidad acerca del matrimonio, del "ornato de las mujeres", de la forma cristiana de celebrar la Cena del Señor y de los dones espirituales (carismas). Pablo consideraba al matrimonio a la luz de su creencia en el inminente advenimiento de un nuevo mundo (7,29-31). Exhorta a los cristianos a evitar cualquier compromiso que pudiera "crear obstáculo alguno al Evangelio de Cristo" (9,12). A partir de esta convicción y preocupación, Pablo prefiere y aboga por el celibato (7,7-8). Sin embargo, a quienes "no pueden contenerse" les recomienda que "mejor es casarse que abrasarse" (7,9). Recrimina a los corintios la manera impropia de celebrar la Cena del Señor (11,17-34), recordándoles cómo el propio Cristo se comportó durante la cena que conmemora este sacramento. Por último, en relación al tema del valor relativo de los diversos dones espirituales (capítulos 12 al 24), Pablo exalta el amor o la caridad (capítulo 13). El capítulo 15 está dedicado por entero a la resurrección. La primera epístola a los corintios contiene numerosos pasajes dignos de mención. Las creencias de Pablo sobre la crucifixión (1,18-2,2) y la resurrección (capítulo 15), han influido de modo muy profundo sobre el pensamiento cristiano. Los himnos a la caridad (capítulo 13) y a la inmortalidad (15,35-55) se cuentan entre los pasajes más poéticos del Nuevo Testamento. La segunda epístola La segunda epístola a los corintios presenta numerosos problemas, difíciles para los especialistas. El motivo por el que fue escrita puede deducirse tan sólo a partir del propio texto. Además, muchos estudiosos creen que se trata de un texto compuesto, ya que algunos párrafos parecen fuera de contexto o tienen un tono diferente. Al parecer, poco después de escribir la primera epístola a los corintios, llegó a Corinto un grupo de maestros de Palestina. Sostenían ser "ministros de Cristo" (11,23), hacían hincapié en su origen israelita (11,22) y se presentaron a sí mismos como auténticos "ministros de justicia" (11,15). Pablo, quien al principio los denomina de forma sarcástica "superapóstoles" (11,5) y a continuación los denuncia como "falsos apóstoles, trabajadores engañosos" (11,13), fue objeto de sus ataques (11,6-9). Para restablecer su autoridad, Pablo visitó Corinto. Sin embargo, esta visita fue al parecer breve y triste (2,1) y no resolvió la crisis. En la misma época la autoridad de Pablo fue puesta en entredicho por otro acto de desobediencia que no se especifica (2,5-11). Entretanto Pablo despachó una airada carta —lo más probable es que fuera de la ciudad jónica de Éfeso— donde defiende de un modo encendido su apostolado y exige que la persona desobediente sea castigada. Cuando se le informa que los corintios recibieron y en general obedecieron su carta (7,5-8), Pablo escribió a los corintios otra epístola (la mayor parte de la segunda todavía se conserva) desde Macedonia. En ella expresaba su gratitud y gozo, solicitando clemencia para el desobediente castigado (2,5-11) y en general se explaya acerca de la relación adecuada entre un apóstol y su congregación (2,14-6,13; 7,2-4). La mayoría de los especialistas cree que la carta en la que Pablo expresa su enojo — que suele denominarse "carta intermedia"— es 2 Corintios (6,14-7,1; 10-13). La importancia de 2 Corintios reside ante todo en los detalles relativos a la vida y ministerio de Pablo, y a su personalidad y carácter forjados en situaciones de tensión. |
EPÍSTOLA DE S.PABLO A LOS GÁLATAS |
Epístola del Nuevo Testamento dirigida por san Pablo a las iglesias que había fundado en la provincia romana de Galacia. A pesar de las intensas investigaciones, se desconoce la ubicación exacta en Galacia de las comunidades a las que se dirigió Pablo. Por lo general, los especialistas datan la epístola a mediados del siglo I, en torno al 54 d.C.El motivo de la epístola fue la creciente influencia sobre los gálatas de los cristianos de origen judío que proclamaban un estricto cumplimiento de la ley mosaica y de los ritos judíos. Al hacerlo este grupo negaba la importancia de la fe en Cristo como elemento fundamental del cristianismo, desafiando así el apostolado y autoridad de Pablo. Para contrarrestar este mensaje, que habría convertido el cristianismo en una simple secta del judaísmo, Pablo manifiesta, como tema central de la epístola, que la condición esencial para la salvación (capítulos 3 al 5) radica en la fe en Cristo, y no en los ritos de la ley. Al objeto de demostrar su derecho al apostolado y la verdad de su mensaje, Pablo sostiene que recibió ambos por revelación de Jesucristo y que su autoridad había sido aceptada por los cristianos de origen judío (capítulos 1 y 2). El epílogo (6,11-18) reitera el contenido central de la epístola. Al parecer, esta sección fue escrita de puño y letra por Pablo (6,11), a diferencia del resto de la epístola, quizá dictada. Sobre todo por la exposición que hace Pablo de la doctrina de la fe, la epístola a los gálatas ha sido una constante fuente de inspiración para los teólogos cristianos. A menudo se la denomina Carta Magna de la libertad cristiana, porque en ella Pablo desarrolló su doctrina sobre la independencia cristiana respecto al judaísmo y sobre la eficacia total de la salvación obtenida a través de Cristo. Además, la epístola reviste un considerable valor histórico debido a la información autobiográfica contenida en los capítulos 1 y 2. |
EPÍSTOLA DE S.PABLO A LOS EFESIOS |
Libro del Nuevo Testamento, una de las epístolas más doctrinales atribuidas a san Pablo. La primera sección importante de la epístola (1,3-3,21) se refiere al objeto último de Dios, que el autor considera que designa la reunión y salvación en Jesucristo de todas las fuerzas y seres. Los pasajes fundamentales de esta sección son 1,20-23, una afirmación de la supremacía universal e infinita de Cristo, y la totalidad del segundo capítulo, donde Pablo habla de la salvación por la gracia (2,5) así como de la reconciliación de cristianos, gentiles y judíos en una "morada de Dios". La segunda sección importante (4-6,17) se centra de modo muy significativo en la naturaleza y papel de la Iglesia, considerada por Pablo como cuerpo de Cristo (5,30-32) y como instrumento de Dios para el logro de la unificación definitiva de un mundo carente de armonía y disgregado. En toda esta sección Pablo insta a los fieles a perseverar en las responsabilidades morales que el cristianismo les ha impuesto.La epístola ha sido atribuida a Pablo, aunque hoy la cuestión de si la escribió o no es objeto de polémica entre los especialistas. La tradición sostiene que en la época en que Pablo escribió Filemón y Colosenses, redactó una tercera epístola dirigida a la Iglesia de la antigua ciudad jónica de Éfeso. Sin embargo, comparada con las auténticas cartas de Pablo, tanto las que en sustancia giran en torno a controversias y problemas específicos como las que se sabe que dirigió a determinadas comunidades, el tono con que se dirige a los efesios es general e impersonal. Por ello, los estudiosos modernos sugieren que fue escrita para ser difundida entre todos los cristianos de la provincia romana de Asia. Las palabras "en Éfeso" que recogen las versiones protestantes deben de haber sido añadidas al versículo de saludo de algunos manuscritos sólo porque Éfeso era la principal ciudad del territorio.También la fecha y lugar de composición resultan inciertas. Si la epístola es de Pablo y contemporánea de Filemón y Colosenses, entonces lo más probable es que la escribiera en la antigua ciudad palestina de Cesarea o incluso en Roma, durante el periodo de su encarcelamiento (c. 60 d.C.). Sin embargo, las fechas de redacción sugeridas del texto varían entre el 60 y el 92 d.C. |
EPÍSTOLA DE S.PABLO A LOS FILIPENSES |
Libro del Nuevo Testamento. Años atrás se pensó que esta epístola, dirigida por san Pablo a los cristianos de la antigua ciudad macedonia de Filipos, fue escrita cuando el apóstol estuvo encarcelado en Roma, aproximadamente desde el 61 hasta el 65 d.C. No obstante, algunos especialistas modernos han sugerido que posiblemente date de un encarcelamiento anterior en la antigua ciudad jónica de Éfeso. Otros, los menos, sostienen que fue redactada cuando Pablo estuvo preso en la ciudad palestina de Cesarea.La iglesia de Filipos fue la primera que Pablo fundó en Europa (He. 16,9-40). En el transcurso de los años, la congregación cristiana siguió demostrando su devoción hacia el apóstol, donando dinero frecuente y generosamente para ayudarle en su misión. Una contribución posterior de los filipenses dio lugar a esta epístola (4,18), quizá la más cálidamente personal de las escritas por san Pablo. El apóstol aprovechó la ocasión para informar a los filipenses, en primer lugar, que "lo que me ha sucedido ha contribuido más bien al progreso del Evangelio" (1,12). Regocijándose porque "Cristo es anunciado" y "será glorificado" independientemente de lo que le ocurra a él, Pablo insta a los filipenses a luchar "por la fe del Evangelio" y a no temer sufrir por lo que creen (1,18-29). Por encima de todo, les llama a imitar el ejemplo de Jesús, que "se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte", siendo por ello exaltado por Dios y aclamado universalmente (2,8-11). Habiéndoles relatado sus circunstancias actuales y estado de ánimo, Pablo pasa a informar a los filipenses de sus planes futuros. Tiene esperanzas de enviarles a su asociado Timoteo y, en caso de ser liberado de prisión, de viajar a Filipos. El mensajero Epafrodito, quien entregó a Pablo la contribución de Filipos y más tarde le sirvió en prisión, es devuelto tras haberse recuperado de una enfermedad por la que estuvo "a punto de morir" (2,25-30). (Se supone que Epafrodito regresó como portador de la epístola.) Otros motivos de la epístola de san Pablo a los filipenses fueron advertirles contra los "obreros malos" y otros peligros para la fe verdadera (capítulo 3), instarles a la constancia y a la armonía entre los miembros de la congregación cristiana, y agradecerles su ayuda (capítulo 4). El párrafo poético que describe a Jesús como siervo y que hace referencia a la doctrina de la división trinitaria de su vida (2,5-11) es uno de los pasajes cristológicos más importantes de la literatura paulina (véase Cristología). Algunos estudiosos creen que representa un himno cristiano prepaulino, que posiblemente Pablo haya citado del material litúrgico de amplia difusión en la primitiva comunidad cristiana. Existen evidentes conexiones literarias con el "canto del siervo" de Isaías 53, aplicado por los cristianos a Cristo. |
EPÍSTOLA DE S.PABLO A LOS COLOSENSES |
Libro del Nuevo Testamento. Epístola escrita por san Pablo mientras se hallaba en prisión, al parecer en Roma, entre el 55 y el 63 d.C. Dirigida a los cristianos de la antigua ciudad frigia de Colosas, la Epístola augura el conflicto que la Iglesia tendrá con el gnosticismo. La preocupación principal de Pablo era alertar a los cristianos allí residentes contra las enseñanzas religiosas erróneas que ponían más énfasis en el conocimiento (filosofía) que en la fe, defendían el culto de los ángeles como medio principal para alcanzar la salvación, y consideraban al mundo perverso por su propia esencia. Los errores descritos tenían su origen en las influencias gnósticas.Pablo, aunque no negaba la importancia de los mediadores angélicos, denuncia con energía el culto de los ángeles como alternativa a la veneración de Cristo. Por ello insta a creer en Cristo crucificado y resucitado, en cuya persona se encarna Dios. La fe en Cristo, sostiene, salva a los creyentes de la falsa sabiduría mundana y del ritual vacío de contenido. La Epístola concluye con una exhortación a imitar a Cristo en su vida de amor y servicio gozoso a Dios y a la humanidad. La Epístola contiene varios pasajes muy conocidos, entre ellos 1,15-20 sobre la Iglesia como Cuerpo de Cristo y 2,12-15 sobre el bautismo. |
2 EPÍSTOLAS DE S.PABLO A LOS TESALONICENSES |
Dos libros del Nuevo Testamento. La primera de las epístolas de san Pablo, 1 Tesalonicenses, fue escrita aproximadamente en el año 50 d.C. Si 2 Tesalonicenses es, en efecto, obra de Pablo, es posible que haya sido escrita a finales de dicho año. Aunque algunos especialistas han cuestionado que se atribuya 2 Tesalonicenses a Pablo, en la actualidad suele creerse que sí fue su autor. Ambas epístolas fueron redactadas en la antigua ciudad griega de Corinto, y fueron dirigidas a los recientes conversos al cristianismo residentes en la antigua ciudad macedonia de Tesalónica, o Salónica.1 Tesalonicenses El libro fue escrito al regresar a Corinto el ayudante misionero de Pablo, Timoteo, al parecer con un informe de que la recientemente fundada iglesia de Tesalónica se mantendría leal a pesar de la hostilidad judía y pagana. La respuesta de Pablo a las buenas nuevas es, fundamentalmente, de alegría y gratitud, y de amorosa preocupación por los nuevos conversos (cap. 1-3). La epístola incluye los recuerdos de Pablo de su misión y obras apostólicas en Tesalónica (2,17-3,10). Los capítulos 4 y 5 contienen mayormente instrucciones y directrices éticas y doctrinales. Se exhorta a los lectores a llevar una vida casta, de acuerdo con el Evangelio tal y como lo habían enseñado los apóstoles, amándose los unos a los otros, dedicándose a sus propios asuntos y evitando el ocio, trabajando "con vuestras propias manos". En estos capítulos, los últimos de 1 Tel., se hace referencia a dos temas que, al parecer, afligían a los tesalonicenses. Pablo les asegura que no tienen que preocuparse por los cristianos que mueran antes de la Parusía, o Segunda Venida de Cristo, ya que estos cristianos serán llevados al cielo cuando Cristo resucite (4,13-18). En lo que se refiere al tiempo y al momento de la Resurrección y del Día del Juicio, los lectores no tienen necesidad de recordatorios escritos, porque saben que el fin de los tiempos vendrá "como un ladrón en la noche", cuando las gentes crean que están en paz y seguridad. Así, ninguno de los hijos de las tinieblas escapará a la ira de Dios, mientras que los fieles, los hijos de la luz, obtendrán su salvación (5,1-11). La temática escatológica y las imágenes apocalípticas de la epístola, especialmente en sus dos últimos capítulos, son las características sobresalientes de 1 Tesalonicenses. 2 Tesalonicenses Numerosos eruditos creen que fue escrita con motivo de otro informe, posterior, acerca de las condiciones en Tesalónica. Al parecer, los conversos seguían siendo perseguidos, y muchos de ellos, aparentemente por la severidad de las persecuciones, parecían haberse convencido de que el fin de los días se aproximaba. La reacción inicial de Pablo es de aliento. Dice a los tesalonicenses que los apóstoles deben dar gracias por la paciente resistencia a la persecución de los nuevos fieles. A continuación, Pablo pide a los "hermanos" que no se llamen a engaño: la llegada del "Día del Señor" no es inminente, ni será antes del advenimiento del "Hijo de perdición", suceso que, a su vez, estará precedido de una rebelión contra Dios. Por último, Pablo recomienda cómo aplicar disciplina a los miembros perezosos o desordenados. Al parecer, algunos de los integrantes de la congregación habían dejado de trabajar, "metiéndose en todo" (3,11), posiblemente porque esperaban la Parusía en cualquier momento. Pablo ordena a los tesalonicenses apartarse de la compañía de cualquier persona desordenada, negando el pan a aquellos que se nieguen a trabajar. Mediante una admonición fraternal, debe afearse la conducta de estas personas para que obedezcan (3,5-16). Los especialistas e intérpretes consideran de especial interés los pasajes apocalípticos de esta epístola, que hablan sobre el Anticristo y sus poderes (2,3-12) y del "misterio de la impiedad" (2,7). |
3 EPÍSTOLAS DE S.PABLO A TIMOTEO Y TITO |
Tres libros del Nuevo Testamento, en dos de los cuales se dirigen epístolas a Timoteo y, en el tercero, a Tito. Tanto Timoteo como Tito fueron discípulos y ayudantes de san Pablo. Por lo general, estas tres cartas se denominan epístolas Pastorales, ya que en su mayor parte están dedicadas a la organización eclesiástica, a las obligaciones del ministerio (1 Tim. 3,1-13), a la homogeneización de la doctrina (2 Tim. 1,13-14) y a los códigos de conducta cristianos (2 Tim. 2,8-15; Tit. 2,1-3,8).Autor Aunque la tradición de la Iglesia ha atribuido las tres epístolas a Pablo, numerosos especialistas modernos han cuestionado que Pablo sea el autor. Según estos eruditos, el estilo y el vocabulario de las así llamadas Pastorales difiere significativamente de los auténticos escritos paulinos. Tampoco la situación histórica reflejada en las tres epístolas Pastorales coincide con ninguna situación de la vida de Pablo tal y como ha quedado registrada en Hechos de los Apóstoles y en las genuinas cartas paulinas. En la actualidad, está generalizada la opinión que atribuye las Pastorales a un único autor anónimo de finales del siglo I, que las atribuyó seudónimamente a Pablo. Es posible que fuera un discípulo de éste, utilizando para su obra material paulino auténtico. El orden de su composición se desconoce. Tampoco existe un acuerdo en cuanto a sus destinatarios, aunque al parecer las dos epístolas a Timoteo estaban dirigidas a las iglesias de Asia Menor, y la de Tito fue enviada a Creta. Con todo, a diferencia de las otras cartas paulinas, éstas no van dirigidas a la congregación cristiana, sino a sus líderes. Objeto El principal objeto de las epístolas Pastorales fue proporcionar instrucciones para la organización y administración de la iglesia cristiana, así como combatir las herejías que amenazaban destruirla mediante el desorden doctrinal y moral (1 Tim. 4,1-6,2; Tit. 1,5-16; 3,8-12). La necesidad de una organización administrativa y de una modificación doctrinal surgió, en parte, del cambio de expectativas: los cristianos del periodo apostólico creían que la Parusía, o Segunda Venida de Cristo, era inminente. Se mostraban indiferentes y hostiles hacia las cuestiones mundanas, porque no esperaban que sus existencias en este mundo fueran a prolongarse durante mucho tiempo. Sin embargo, a finales del siglo I, los cristianos debieron darse cuenta de que, como la Parusía no se había producido, debía cambiar la manera en que su iglesia consideraba su probablemente más prolongada permanencia en este mundo. Además, el número de cristianos había crecido, llegando a ser identificados por la sociedad y por el Estado como un movimiento religioso separado completamente de los judíos, como consecuencia de lo cual se habían incrementado la oposición pública y la persecución del estado. A la sazón se formulaban numerosas doctrinas cristianas y no se habían determinado las categorías de ortodoxia o de herejía. Por consiguiente, era necesario identificar y salvaguardar las auténticas enseñanzas de la Iglesia, en especial frente a las interpretaciones falsas y a las especulaciones de los primeros gnósticos. |
EPÍSTOLA DE S.PABLO A FILEMÓN |
Libro del Nuevo Testamento. Escrito por san Pablo, evidentemente mientras se encontraba en prisión (versículos 1, 9-10, 13 y 23), aunque todavía no se ha identificado con seguridad el lugar y fecha. La mayoría de los especialistas se inclinan por Roma, aunque recientemente algunos han sugerido la antigua ciudad jónica de Éfeso. Si se aceptase Éfeso como el lugar de la redacción, entonces la epístola data de aproximadamente el 56. Si fuera Roma, tendrá que se en torno al 61-65.Filemón es la única epístola de San Pablo dirigida a un individuo sobre un asunto de naturaleza fundamentalmente privada. Contiene sólo 25 versículos. En ella, San Pablo se dirige a Filemón "nuestro querido amigo y colaborador" (1,1) residente en la ciudad de Colosas (suroeste de Asia Menor), para interceder en favor de su esclavo (de Filemón) Onésimo. Al parecer, Onésimo había abandonado a su amo, posiblemente después de robarle. Sin embargo, bajo la influencia de Pablo, Onésimo había llegado a ser un "muy útil" converso al cristianismo. Pablo hubiera conservado a Onésimo a su lado, pero al no tener la autorización de Filemón, lo devolvía (junto con la epístola) a su amo "y no como esclavo" sino "como un hermano querido" (1,16). Pide a Filemón: "acógele como a mí mismo", que si algo le debe lo "ponga en mi cuenta", e incluso insinúa su emancipación (1,21). Pablo no atacó abiertamente la esclavitud, una institución aceptada que gozaba de la protección legal de muchos pueblos de la antigüedad. En cambio, dice de manera implícita que, en este caso, Onésimo —merced a su conversión— se había transformado en un hermano en Cristo; es decir, igual en Cristo. Que Onésimo el esclavo fuera "hermano" de Filemón, su amo legal, constituía en aquella época una idea revolucionaria. |
EPÍSTOLA DE S.PABLO A LOS HEBREOS |
Epístola que la tradición atribuye a san Pablo. Orígenes Quién es el autor de esta epístola ha sido un tema sujeto a controversias desde los tiempos de los primitivos cristianos, ya que ha sido atribuida a diversos personajes, además de a Pablo. Algunos de los escritores más antiguos, como el teólogo Tertuliano (siglo III), la atribuyeron a uno de los padres apostólicos, o a un escriba desconocido que se supone que había registrado las enseñanzas orales de Pablo. Otros, en especial los teólogos asociados a la famosa escuela catequética de Alejandría, desde el siglo II en adelante, la consideraban obra de Pablo, propia o realizada a través de un traductor. Tal fue la opinión que adoptó en el siglo V san Agustín, debido a cuya influencia fue aceptada por la mayoría de los autores de la Iglesia que le siguieron.Los especialistas modernos coinciden de forma casi unánime en que la epístola no fue escrita por Pablo. Basando esta opinión sólo en las pruebas internas —esto es, en el propio texto— señalan una serie de divergencias con los textos conocidos de Pablo en cuanto a vocabulario, estilo, estructura gramatical y modelos de pensamiento. Por ejemplo, el griego empleado en esta epístola es más puro que el de cualquier otro texto del Nuevo Testamento. El autor cita siempre la versión Septuaginta (en griego) del Antiguo Testamento en lugar de la hebrea, y se guía por la traducción al griego de los originales hebreos. El estilo es rítmico, caracterizándose por una forma sistemática y planificada con extremo cuidado, en comparación con las bruscas y repentinas transiciones características de los escritos paulinos.Contenido La epístola no está remitida a nadie en particular y comienza sin incluir el saludo usual. Se supone que fue dirigida a una congregación (o congregaciones) compuesta en su mayoría por conversos del judaísmo. Al parecer, estos conversos comenzaban a dudar de la conveniencia del paso que habían dado, probablemente debido a la creciente persecución desencadenada contra los cristianos en el Imperio romano durante los últimos años del siglo I. La primera sección (la más larga) de la Epístola a los Hebreos (1,1-10,18) es en esencia un tratado teológico, cuyo argumento principal es la superioridad del cristianismo sobre el judaísmo. La breve parte final (10,19-13,25) exhorta a los cristianos a perseverar en la fe. Para fundamentar esta posición teológica, se enuncian y detallan tres argumentos principales. Cristo como Hijo de Dios supera por completo a Moisés, los profetas y los ángeles, ya que los suyos fueron ministerios inferiores entre Dios y la humanidad, en tanto que Dios convirtió a Cristo en "Aquel… [que] mediante el sufrimiento… iba a guiarlos a la salvación" (2,10). Cristo es el "Sumo Sacerdote" (4,14); su sacerdocio es "para siempre" (5,6) y "llegado a la perfección" (5,9); en consecuencia, es superior al "sacerdocio levítico" (7,11) en todos sus aspectos. Cristo como el Hijo y como sumo sacerdote es considerado uno en el tercer argumento. Como sumo sacerdote, Cristo se sacrifica, al ofrecer "de una vez para siempre" (10,10) su vida a cambio de la salvación eterna de todos, mientras que otros sacerdotes están "en pie, día tras día, oficiando y ofreciendo reiteradamente los mismos sacrificios, que nunca pueden borrar pecados" (10,11). En ocasiones se ha sugerido que Hebreos fue redactada antes del 70 d.C., fecha en que los romanos destruyeron el Templo, sobre todo porque tras la caída de Jerusalén no quedó ninguna comunidad de cristianos judíos. Sin embargo, algunos especialistas creen que Hebreos se refiere de forma muy acusada a problemas típicos de la era que siguió a la apostólica, y sugieren una fecha más cercana al final del siglo I d.C., quizá entre el 80 y el 90. El libro lleva su título actual desde el año 200. Cómo y por qué lo recibió todavía es objeto de algunas conjeturas académicas. |
DOS EPÍSTOLAS DE SAN PEDRO |
Dos libros del Nuevo Testamento, clasificados entre las siete epístolas denominadas católicas (o universales) por la iglesia primitiva, ya que están dirigidas a los cristianos en general y no a comunidades específicas. Se atribuyen al apóstol san Pedro. La Primera epístola de san Pedro está dirigida "a los que viven como extranjeros en la Dispersión: en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia" (1 Pe. 1,1); es decir, a los cristianos residentes en las provincias romanas del norte de Asia Menor. La Segunda Epístola de san Pedro está dirigida a "los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo les ha cabido en suerte una fe tan preciosa como la nuestra" (2 Pe. 1,1); es decir, a todos los cristianos. La tradición eclesiástica ha atribuido ambas epístolas a san Pedro, aunque fundamentalmente sobre la base de las pruebas internas, una serie de especialistas modernos han cuestionado que el apóstol sea autor de la primera epístola, y la mayoría dudan que haya escrito la segunda.Primera epístola La primera epístola dice ser de "Pedro, apóstol de Jesucristo" (1 Pe. 1,1), un "testigo de los sufrimientos de Cristo" (1 Pe. 5,1) y "por medio de Silvano… hermano fiel" (1 Pe. 5,12). Está escrita en un excelente griego, refleja el conocimiento de ciertas epístolas de san Pablo, y cita con precisión la Septuaginta griega, en lugar del texto hebreo del Antiguo Testamento. Fundamentalmente por estas razones, una serie de especialistas se muestran reacios a creer que san Pedro, un pescador palestino, pudiera haberla escrito. Afirman que fue redactada por un cristiano romano quien, siguiendo un antiguo recurso literario muy difundido de atribuir seudónimamente nuevas obras a figuras veneradas del pasado, atribuyó la epístola a san Pedro. Los estudiosos que aceptan la autoría de san Pedro sostienen que Silvano, un compañero de viaje de san Pablo, es quien posiblemente escribió la epístola para el apóstol. Si fue efectivamente san Pedro quien la escribió (tanto de su puño y letra como "por medio de Silvano"), es probable que date de entre el 64 y el 65 d.C., o inmediatamente después del comienzo de las persecuciones contra los cristianos en Roma, bajo el emperador Nerón. En caso de que fuese obra de autor desconocido, entonces la persecución a la que hacen referencia los versículos 4,12-19 y 5,9 sea posiblemente la más general que se produjo bajo el emperador Domiciano entre el 81 y el 96 d.C.; en tal caso, la epístola dataría aproximadamente del 96 d.C. Suele creerse que su lugar de redacción fue Roma, sobre todo por la frase "os saluda la que está en Babilonia" (1 Pe. 5,13), siendo Babilonia un nombre apocalíptico para Roma. Algunos especialistas han propuesto que la epístola realmente fue redactada en la antigua ciudad mesopotámica de Babilonia.La primera epístola está dirigida a los nuevos conversos al cristianismo para alentarlos a regocijarse y a perseverar en la fe, a pesar de las persecuciones y otras dificultades. Por cuanto "mediante la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha reengendrado a una esperanza viva" (1 Pe. 1,3), Pedro exhorta a sus lectores a vivir de una manera digna "de la gracia que se os procurará mediante la revelación de Jesucristo (1 Pe. 1,13); es decir, la segunda venida de Cristo. Se insta específicamente a los criados (esclavos) a demostrar obediencia, imitando el ejemplo de Jesús (1 Pe. 2,18-25), exhortando a las mujeres cristianas desposadas con no cristianos a ser "sumisas a vuestros maridos para que, si incluso algunos no creen en la Palabra, sean ganados no por las palabras sino por la conducta de sus mujeres" (1 Pe. 3,1). Todos deben llevar vidas rectas y santas, y no deben temer sufrir la injusticia, porque "también Cristo, para llevarnos a Dios, murió una sola vez por los pecados, el justo por los injustos" (1 Pe. 3,18). Se advierte a quienes desobedezcan, a quienes hagan el mal, a quienes no amen al prójimo, que "el fin de todas las cosas está cercano" (1 Pe. 4,7) y que "ha llegado el tiempo de comenzar el juicio por la casa de Dios" (1 Pe. 4,17). Segunda epístola La segunda epístola afirma ser obra de "Simeón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo" (2 Pe. 1,1), testigo de la Transfiguración de Cristo (2 Pe. 1,18), "hermano" de san Pablo (2 Pe. 3,15) y autor de 1 Pedro (2 Pe. 3,1). Sin embargo, la primitiva iglesia cuestionó la autoría de Pedro, y en la actualidad la mayoría de los especialistas lo dudan, sobre la base de pruebas internas y externas. Además, 2 Pedro incorpora virtualmente la totalidad de la Epístola de san Judas y demuestra conocer una serie de epístolas de san Pablo (2 Pe. 3,15-16) y de sus falsos intérpretes gnósticos. No es posible que Pedro conociera todos estos datos. Por consiguiente, suele considerarse que 2 Pedro fue obra de un personaje desconocido en el siglo II d.C. La epístola fue aceptada como canónica a partir del siglo IV d.C.La segunda epístola tiene por objeto fortalecer la fe cristiana en la segunda venida de Cristo, esperanza que había sido atacada como carente de fundamento, siendo ridiculizada por los agnósticos. La epístola puede dividirse en tres secciones básicas, cada una de las cuales constituye un capítulo separado. En la primera sección se recuerda a los lectores las promesas que Dios les hizo a través de Cristo. Además de creer en estas promesas, se les insta a llevar vidas auténticamente cristianas para ganarse el favor de Dios. La segunda sección principal está constituida por un ataque contra los falsos predicadores. Es en esta sección de 2 Pedro donde aparecen incorporadas partes de la Epístola de san Judas. En la tercera sección se refuta a los que hablan "en son de burla" (2 Pe. 3,3) y se confirma la llegada del "Día de Dios" (2 Pe. 3,12). Los cristianos no deben perder la fe, aunque pueda parecerles que se demora "el Día de Dios, en el que los cielos, en llamas, se disolverán, y los elementos, abrasados, se fundirán" (2 Pe. 3,12). Porque el sentido del tiempo de Dios no es igual al del hombre, señalando que "no se retrasa el Señor en el cumplimiento de la promesa… no queriendo que algunos perezcan, sino que todos lleguen a la conversión" (2 Pe. 3,9). |
TRES EPÍSTOLAS DE SAN JUAN |
Tres libros del Nuevo Testamento. La tradición eclesiástica los ha atribuido a san Juan Evangelista. Sin embargo, en la actualidad existe una considerable discrepancia en cuanto a la autoría de los cinco libros atribuidos a Juan: las tres Epístolas, el Evangelio y Apocalipsis. Así, por ejemplo, a pesar de estrechas similitudes de lenguaje, estilo literario y teología entre las tres epístolas y el evangelio, algunos especialistas atribuyen éste y 1 Juan a san Juan Evangelista, y 2 y 3 Juan a otro autor, quizá "el Presbítero" (un ministro de la Iglesia) mencionado en 2 Jn. 1,1 y 3 Jn. 1,1. Otros especialistas atribuyen las cuatro obras a la misma persona, acaso "el Presbítero", en lugar de a san Juan Evangelista. Otro grupo de estudiosos, que no menciona el evangelio, atribuyen 1 y 2 Juan a un autor, y 3 Juan a otro. Una opinión sostenida por numerosos comentaristas es que un autor, tal vez "el Presbítero", compuso las tres epístolas y el evangelio. Por lo general, los tratadistas coinciden en que las epístolas datan de las postrimerías del siglo I d.C. La primera epístola tiene forma de homilía más que de epístola tradicional, con su característico saludo (donde se indica el nombre del remitente y el destino de la carta) y el saludo final. Es probable que fuera escrita para ser difundida entre las iglesias de la región, quizá Asia Menor, en lugar de ser dirigida a una iglesia o congregación específica. El objeto principal del autor, nunca especificado en el texto, parece ser la actividad de ciertos "falsos profetas" (1 Jn. 4,1) que niegan que "Jesucristo, venido en carne" (1 Jn. 4,2) sea Dios. La predicación de estos "muchos anticristos" (1 Jn. 2,18) fue al parecer una forma incipiente de gnosticismo, una filosofía religiosa que afectó tanto a la unidad de las primeras iglesias que el autor aprueba la expulsión de algunos de estos anticristos de la comunidad cristiana (1 Jn. 2,19). Otra preocupación del autor es contrarrestar el "espíritu del error" (1 Jn. 4,6) al que inducen los falsos profetas. El autor recuerda a los fieles la revelación divina, que "Dios es Amor", que "nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados", porque "si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado a nosotros en su plenitud" (1 Jn. 4,8-12). La segunda epístola, el libro más breve de la Biblia (consta de 13 versículos), está dirigida a "la Señora elegida y a sus hijos" (2 Jn. 1,1). Los eruditos coinciden al afirmar que la "señora elegida" no hace referencia a una mujer, sino a una iglesia, y lo más probable es que se trate de alguna del Asia Menor. El autor presenta los argumentos principales de 1 Juan de manera mucho más abreviada (2 Jn. 1,4-9) añadiendo la advertencia, no obstante, de que "si alguno viene a vosotros y no es portador de esta doctrina, no le recibáis en casa ni le saludéis" (2 Jn. 1,10). Dicha persona es "el Seductor y el Anticristo" (2 Jn. 1,7) y quien le acoja con hospitalidad "se hace solidario de sus malas obras" (2 Jn. 1,11). La tercera epístola, también una carta breve, está dirigida a un individuo de nombre Gayo (3 Jn. 1,1), que parece ser un miembro ejemplar de la Iglesia. El motivo de la misiva parece ser la conducta de otro fiel, Diótrefes (3 Jn. 1,9). Éste se ha negado a reconocer la autoridad del "Presbítero", quien promete encargarse de Diótrefes en algún otro momento ("cuando vaya", 3 Jn. 1,10). El autor elogia a Gayo por conducirse de la forma apropiada (3 Jn. 1,3-7), y le insta a seguir siendo un colaborador "en la obra de la Verdad" (3 Jn. 1,8). |
UNA EPÍSTOLA DE SANTIAGO |
Libro del Nuevo Testamento, una de las siete epístolas conocidas como Católicas o Universales, debido a que cada una de ellas está dirigida a una Iglesia íntegra en lugar de a un grupo diferenciado. La tradición eclesiástica ha atribuido la epístola al apóstol Santiago, llamado el Menor. Sin embargo, en la actualidad la mayoría de los especialistas bíblicos sostienen que la tradición no está apoyada por evidencias antiguas ni recientes. Algunos se inclinan por creer que el autor fue un cristiano de origen heleno que dominaba el idioma griego, pues según se desprende del texto conocía o había leído algunas de las epístolas de san Pablo y san Pedro; los indicios apuntan que las escribió a finales del siglo I d.C. Sin embargo, otros estudiosos sostienen que el autor fue un cristiano judío y disienten en lo tocante a la fecha de su redacción (entre el 70 y el 132). Santiago es una variada colección de instrucciones y exhortaciones morales, de estilo similar, por ejemplo, al Eclesiástico y a la literatura sapiencial apócrifa judía. Las principales materias que se abordan en la epístola se refieren a la aplicación del cristianismo en el ámbito de la existencia cotidiana. Los creyentes deben buscar y preferir la "paciencia", "la sabiduría que viene de lo alto", la humildad y "la oración de la fe" (5,15), porque de las grandes riquezas, de la intemperancia en el hablar y de la "amarga envidia y espíritu de contienda" (3,14) siempre se desprenden corrupciones del alma. Los cristianos de fe inquebrantable deben resistirse a las más grandes tentaciones. Sin embargo, la fe en sí misma no es una salvaguardia en la vida diaria, porque "la fe, si no tiene obras, está realmente muerta" (2,17). Además, los cristianos deben demostrar su fe practicando buenas obras. Aunque la epístola de Santiago fue reconocida como texto canónico ya en el siglo II, entonces —o quizá más tarde— no todos aceptaron esta decisión sin manifestar sus reservas. Martín Lutero, por mencionar a uno de los opositores más encarnizados, objetó con energía contra el libro. Consideraba que partes del mismo se contradecían con las enseñanzas de san Pablo, y llegó a tildarla de "epístola de paja". Sin embargo, en los últimos años Santiago ha sido aceptado en general de forma más favorable. |
UNA EPÍSTOLA DE SAN JUDAS |
Libro del Nuevo Testamento. El primer versículo de esta Epístola, que contiene sólo 25, manifiesta que fue escrita por "Judas, siervo de Jesucristo, hermano de Santiago". La antigua tradición eclesiástica lo atribuyó a diversos personajes mencionados en el Nuevo Testamento. Entre ellos, a Judas, un "hermano" de Jesucristo (Mt. 13,55; Mc. 6,3) y a "Judas de Santiago", uno de los 12 apóstoles (Lc. 6,16; He. 1,13), también llamado Tadeo. Los especialistas bíblicos modernos, conscientes de que el problema de identificación es complejo, han optado por dejarlo sin resolver o por sugerir que el autor es una persona desconocida que se llamaba a sí misma, o que era conocida como Judas. Las fechas sugeridas de su redacción van desde el 70 d.C. hasta principios del siglo II.La Epístola de San Judas está dirigida a los cristianos en general. Les exhorta a "combatir por la fe" (versículo 3) contra ciertos "hombres sarcásticos que vivirán según sus propias pasiones impías" (versículo 18). Estos individuos que "viven una vida sólo natural sin tener el espíritu" (versículo 19) serán juzgadas por Dios y "expulsados a la oscuridad de las tinieblas para siempre" (versículo 13). El autor recurre a ejemplos del Antiguo Testamento y cita también pasajes de dos libros no canónicos, el Libro de Enoc y la Asunción de Moisés, para recordar a los lectores cuál es el sino reservado a todos los infieles descontentos y murmuradores. |
APOCALIPSIS DE SAN JUAN |
Último libro del Nuevo Testamento, rico en alegorías y sujeto a numerosas interpretaciones legítimas. En ocasiones, la obra se denomina Revelación. Ambos nombres tienen su origen en la primera palabra de la obra en el original griego, apokalypsis ('revelación'). Autor El autor se llama a sí mismo Juan, y la tradición eclesiástica ha sostenido que se trata de san Juan Evangelista. Sin embargo, muchos especialistas, tomando en consideración pruebas tales como las diferencias lingüísticas entre el Apocalipsis y el Evangelio según san Juan (también atribuido por la tradición a Juan Evangelista) se sienten más inclinados a atribuirlo a algún otro destacado cristiano de la Iglesia primitiva, sugiriendo, por ejemplo, que fuera el apóstol Juan Marcos o Juan el Viejo. Está generalizada la opinión de que fue redactado en la isla de Patmos, una de las del Dodecaneso en el Egeo, a la cual el autor quizá fuera desterrado "por causa de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesús" (1,9). Allí, quizá durante el reinado del emperador romano Vespasiano (69-79 d.C.), aunque con mayor probabilidad bajo el del emperador Domiciano, el autor oyó "una gran voz como de trompeta" diciéndole "lo que veas escríbelo en un libro y envíalo a las siete Iglesias: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea" (1,10-11).Fue escrito para preparar a los cristianos ante la última intervención de Dios en los asuntos humanos. La primitiva Iglesia creía que este acontecimiento no tardaría en llegar. Cuando se produjera comenzaría una nueva era en el mundo, en la que Cristo y la Iglesia resultarían triunfantes. Sin embargo, antes se agravarían e intensificarían los males y terrores del orden mundial existente. El autor del Apocalipsis parece haber interpretado el empeoramiento de las condiciones de los cristianos durante el imperio de Domiciano como una señal del comienzo de este periodo catastrófico. Al parecer, escribió sobre todo para alentar a los cristianos a resistir durante esta aterradora crisis final, en la confiada esperanza del advenimiento de una inminente era justa para la eternidad. Forma literaria Se coincide en que Juan, al comunicar a sus correligionarios cristianos "lo que has visto, lo que ya ves y lo que va a suceder más tarde" (1,19), eligió deliberadamente un vehículo literario que pudiese ocultar su mensaje de los enemigos de la Iglesia. Este vehículo fue un apocalipsis, un estilo caracterizado por una interpretación simbólica y una predicción de acontecimientos que por lo general se presentaba en forma muy elaborada. Los símbolos apocalípticos se inspiran en los libros proféticos del Antiguo Testamento y en la tradición cristiana común. Indudablemente, los primeros lectores del libro comprendieron sus visiones e imágenes, pero en los siglos transcurridos desde la redacción del Apocalipsis, se ha perdido la clave del significado original de su simbolismo. Los esfuerzos por recuperarla han generado sistemas de interpretación muy divergentes, aunque ninguno puede afirmar que ha acertado sin discusión en la interpretación del sentido del autor. En nuestros días, el Apocalipsis es altamente apreciado por su magnífica calidad literaria, por su descripción de una crisis histórica del cristianismo, por su sublime dramatización de la lucha contra el mal, y por sus visiones de Dios y su última redención eterna de los justos. |