MASONERIA

Orígenes e historia

No pocos textos masónicos se atribuyen orígenes antiquísimos y legendarios, tales como la Antigüedad india, los constructores de los templos egipcios de Memphis y Tebas, el arquitecto del templo de Salomón (Hiram) o incluso los hijos de Noé. Otros renuncian a tan antiguas tradiciones para conformarse con aquella que los sitúa en las corporaciones conocidas como "Colegia artificum o fabrorum", instituidas por el legislador romano Numa Pompilio hacia el año 715 antes de Cristo.

En las citadas corporaciones o gremios se daría acogida a constructores, expertos en los conocimientos humanos, de todos los países y creencias, siempre y cuando reconocieran que todos los hombres eran hijos del Gran arquitecto del Universo. Sin embargo, todas estas teorías no son más que leyendas destinadas a aumentar el atractivo de la masonería.

El origen más probable, aunque también haya dado lugar a controversias, es el siglo XIV, y eso si hablamos de la "Masonería operativa", es decir la ligada a la actividad laboral de los constructores de edificios, formada por profesionales privilegiados que escapaban a los impuestos municipales.

Esta teoría explicaría el origen del carácter secreto de la masonería, ya que, en aquellos días, era costumbre de sus integrantes el reunirse en locales cerrados, o logias, para discutir los detalles técnicos, principalmente sobre la construcción de catedrales, que no deseaban que fueran conocidos por sus trabajadores. Hay que señalar también, que en aquellas logias, además de sus compromisos profesionales, todavía existían ciertos compromisos que hoy resultan sorprendentes, tales como ser buenos cristianos, asistir regularmente a las ceremonias religiosas, etc.

Esta masonería operativa sobrevivió en Francia e Inglaterra hasta el siglo XVIII, pero ya desde el siglo anterior se había empezado a admitir en las logias a "masones aceptados", es decir individuos que solo simbólicamente tenían algo que ver con la construcción.

Este fenómeno se había producido por el gran atractivo que ejercían sobre los profanos (la mayoría de ellos burgueses, nobles aristócratas y clérigos, todos ellos cultos y ricos) el secretismo de las reuniones, los símbolos arquitectónicos, las fórmulas y conocimientos exclusivos y los ritos un tanto misteriosos que se habían desarrollado dentro de la masonería operativa.

Poco a poco, los "aceptados" empezaron a desplazar a los constructores, y las logias inglesa y escocesa pasaron a convertirse en centros de conspiración política, donde se trazaban planes para aumentar el poder de sus ilustrados miembros. A esta nueva masonería se la conoce por "masonería especulativa", y es lo que hoy entendemos por "masonería" a secas.

No tardó esta "masonería" en quedar enteramente desligada de la actividad constructora, a lo que contribuyó el hecho de que comenzaran a ser admitidos, cada vez con mayor peso específico, profesionales liberales como cirujanos, mercaderes o letrados. Inevitablemente, los signos arquitectónicos pasaron a ser símbolos esotéricos y prácticamente se perdió la noción de su origen.

La fecha comúnmente aceptada para oficializar este paso es el 24 de junio de 1717, cuando las cuatro logias londinenses se unen y eligen un Gran Maestre con jurisdicción sobre todos los "hermanos". Esta sería la Gran Logia de Inglaterra, madre de todas las posteriores que han nacido en el mundo.

También es esta la época en la que la masonería define sus dos señas de identidad más llamativas. Por un lado adopta los principios filantrópicos y de tolerancia que querían convertir en su razón de ser, y por otro se rinde definitivamente a la fascinación por el ocultismo, la alquimia, la magia y en parte al rosacrucismo. De este modo, junto a la lucha por la fraternidad universal entre todos los hombres, la promoción de la justicia, la paz y la caridad, se adopta una simbología esotérica solo comprensible por los iniciados y una estructuración propia de las sociedades secretas.

En 1723, cuando el mecenazgo de los poderosos y la hermandad con personas ricas ya habían convertido a la masonería en una opción más que atractiva para cualquiera que quisiera medrar, Anderson redactó unas constituciones que fueron aceptadas por todos los masones británicos. Estas constituciones implicaban una masonería jerarquizada, con unos principios religiosos muy amplios y vagos, que se limitaban a un simple deísmo que admitía la participación de hombres de todas las religiones, tras el que no se debería descartar completamente la noble intención de crear un clima en el que pudieran convivir protestantes y católicos.

No obstante, hubo otra rama de la masonería, la escocesa, algo más influida en las formas por el catolicismo, pero mucho más esoterizada, que se mantuvo completamente separada de la rama mas "protestantizada" hasta el fin de los Estuardo, y que posteriormente daría lugar a otras ramas que han permanecido independientes hasta nuestros días.

La masonería especulativa se expandió rápidamente por Europa, y paralelamente a su expansión se multiplicaron sus ceremonias, ritos y el número de grados jerárquicos, del mismo modo que se elevó a la enésima potencia su atracción por el esoterismo. Como dato, baste decir que el rito de Memphis llegó a tener 96 grados distintos.

A finales del SXVIII en Francia había ya unas 700 logias donde se practicaba el magnetismo, la alquimia y la magia. Sus miembros seguían siendo burgueses y nobles, y las numerosas bulas papales no impidieron que muchos clérigos se les siguieran uniendo. Para dar una idea de la influencia que habían llegado a tener estos masones franceses, se afirma que el lema de "Libertad, Igualdad, Fraternidad" fue tomado de la masonería.

A estos días corresponde también el salto a las Américas, hecho fundamental ya que sería EEUU el país donde conocerían su mayor expansión (hoy cuentan con más de 4.000.000 de miembros) Los independentistas americanos, tanto del norte como del sur, muchos de ellos masones, se ayudaron mutuamente y recurrieron a sus hermanos de Europa para lograr sus fines. En la propia Declaración de independencia Norteamericana son reconocibles las influencias masónicas (filantropía y deísmo), como lo son también en algunas banderas sudamericanas.

Pero en este siglo, mientras que en los países anglosajones y nórdicos la masonería se las arreglaba para vivir en perfecta asociación con las Iglesias protestantes, la masonería latina adoptaba un carácter de liberalismo anticlerical que desembocaría en un enfrentamiento frontal con la Iglesia Católica llegado el S XIX.

Al tiempo, el progresivo aburguesamiento de la masonería le conferiría un carácter ambiguo que, años después, la llevaría a ganarse dos temibles enemigos: por un lado los fascistas, que todavía la consideraban demasiado liberal, y por otro los socialismos que la consideraban demasiado burguesa.

Sobre la influencia que los masones tuvieron en la política mundial durante los últimos tres siglos se ha especulado mucho. No cabe duda de que los hermanos cumplieron con sus votos de auxilio al margen de fronteras y gobiernos, y que, dada la categoría de muchos de sus miembros, tuvieron que influir a la fuerza en la política y en las altas finanzas, pero probablemente sobre este asunto ha habido algunas exageraciones. Casos recientes, como el de la Logia P2 en Italia, no han hecho sino aumentar una leyenda que, de ser cierta en un 50%, sencillamente pondría los pelos de punta. Se sabe que la mayoría de los Presidentes de los EEUU han sido masones, su presencia en el Scotland Yard así como en los servicios de información y los Parlamentos de otras naciones es una constante desde hace décadas y su lucha por impulsar las democracias liberales laicas es un hecho comprobado. Incluso su labor en pro de la Unión Europea está más que demostrada. Han influido pues en la alta política de muchos países, y como suele ocurrir en cuestiones de política, frente a episodios encomiables es fácil encontrar capítulos realmente oscuros.

En cuanto a la relación de la masonería con las confesiones cristianas, ya hemos dicho que, casi desde sus inicios, se produjo un enfrentamiento con la Iglesia católica que derivó en guerra abierta. No hay que descartar que en los primeros días fuera provocado por el miedo de algunas jerarquías eclesiásticas a perder sus privilegios, pero también es cierto que posteriormente fue avivado por el deísmo y el anticlericalismo masón. Los esfuerzos realizados en nuestros días por algunas Iglesias, como la alemana, por ver si era compatible pertenecer a la masonería y a la Iglesia al mismo tiempo han resultado infructuosos. La política masónica sobre la verdad revelada, la educación y los sacramentos han eliminado cualquier posibilidad de acercamiento, y, además, este enfrentamiento con la Iglesia Católica es muy bien visto por muchos masones ya que proporciona una cierta aureola de "víctimas de la intolerancia vaticana", que sin duda está muy de moda. En cuanto a las confesiones protestantes, se ha producido el proceso contrario.

Tras una larga historia de cooperación y pertenencia común a los más altos niveles, algunas de las más importantes confesiones como la Iglesia anglicana (inglesa), la Baptista (inglesa), la Evangélica (alemana), y algunas americanas han emitido documentos en los que proclaman la incompatibilidad de pertenecer al mismo tiempo a la masonería y a la iglesia.

Hoy en día la masonería puede dividirse en tres bloques: la masonería regular (de origen inglés), la irregular (de origen francés) y la marginal-ocultista, que ha sido matriz de numerosas sectas, y en cuyas logias priman de forma descarada las obsesiones ocultistas de todo tipo (neo druismo, magia, alquimia, etc.) frente a los supuestos principios filantrópicos.

Creencias, doctrina y enseñanzas
El corazón de la masonería está en su simbolismo, su hermetismo, su mandato de ayuda mutua y sus ritos secretos, cuyos orígenes ya hemos dicho que se encuentran en el arte de construir. Las ceremonias, a menudo largas y complicadas, deben conocerse de memoria, y se realizan utilizando un léxico y una indumentaria particular. Los símbolos habituales de la masonería son muy numerosos, pero los más conocidos son el Compás y la Escuadra, la Plomada y el Nivel, el Martillo y el Cincel (recuerdos de su origen arquitectónico), la estrella de cinco puntas, las columnas, etc.

La masonería niega que se trate de una doctrina y gustan de autodefinirse como "un sistema particular de moral enseñada bajo el velo de la alegoría mediante símbolos", osea un método que permite el librepensamiento y la libre discusión acerca de cualquier tema, excepto el método en si, con tal de que se respete la opinión de la mayoría. Es curioso, por no decir un tanto cínico, que los estatutos de la Gran Logia de España prohíban expresamente cualquier tipo de discusión política o religiosa.

Ésta teórica "tolerancia total" termina por traducirse en un "relativismo total", ya proclamado por los sofistas atenienses y el jainismo indio, es decir: no existe nada (verdad, error, pecado, norma, ética, moral, etc.) absoluto e inmutable. Más aún, tampoco interesan la verdad ni el bien moral en si, lo realmente importante es su búsqueda. Por ello el masón rechaza cualquier verdad dogmática o moral objetiva. En particular rechazan a la Iglesia Católica como paradigma del dogmatismo.

Sin embargo este relativismo no les impide expulsar a quienes no admiten las "reglas" de la masonería escritas hace siglos, como tampoco les impide excluir a las mujeres (en la regular). Cuando en 1947 se reunieron 51 potencias masónicas iberoamericanas con intención de formar una Confederación, la Gran logia de Inglaterra no tardó ni un instante en oponerse con la siguiente declaración: "No está en el poder de ningún hombre o grupo de hombres alterar o introducir modificaciones en los principios fundamentales de la masonería original, so pena de dejar de ser masonería".

Quizás sorprenda hoy saber que la Gran logia de Inglaterra dejó bien claro a principios del S XIX que el hombre conoce la apariencia de las cosas mientras que "Dios" ve en el corazón, por lo que un masón está sobre todo obligado a obrar de acuerdo con su conciencia, sea cual sea su religión y su forma de adorar a Dios. Ninguna religión impide que un hombre se una a la masonería, con tal de que se crea en el "Glorioso arquitecto del cielo y la tierra y se practiquen los sagrados deberes de la moral". Esta obligación de creer en Dios, aunque ambigua (deísmo), establece ya una diferencia entre la masonería regular (inglesa) y la irregular (francesa)

La masonería se muestra pues favorable a la "Religión", pero se opone a las "religiones" y más aún a las dogmáticas o reveladas, entre ellas sobre todo al cristianismo, y entre los cristianos sobre todo a los católicos.

A base de repetir que la masonería es solo un talante, compatible con todas las religiones, los masones parecen no comprender que han convertido la masonería en una religión, o mejor dicho en "la religión universal, eterna e
inmutable".

La masonería, esta vez en un ejemplo de coherencia, prescinde de la moral evangélica y opta por la moral civil, independiente y libre, o sea la racional al alcance de cualquier individuo, pero relativizada y adaptada a las circunstancias de cada individuo en cada momento de la historia. Es decir, se desplaza a Dios, aunque se crea en un "supremo hacedor", para poner al hombre como fuente de moralidad.

Para los masones, aquel que intenta vivir una fe revelada es sencillamente un intolerante, por no decir un idiota. No es de extrañar por tanto su anticlericalismo, su oposición a los sacramentos cristianos y su lucha por una educación laica.

Ya mencionamos anteriormente que las relaciones de la masonería con la Iglesia Católica nunca fueron precisamente buenas. Veamos ahora cuales son los principales puntos de confrontación que no han permitido que, tras el Vaticano II, se produjera un cambio sustancial de la actitud de Roma en este asunto:

Obligaciones del masón
Las obligaciones fundamentales del masón son tres:

Además, estas tres obligaciones se desglosan en multitud de obligaciones menores y tareas concretas:

Y otras muchas que afectan a todas las facetas de la vida del masón. Lo anterior vale para los masones en activo, no a los "durmientes" o en excedencia, que es el estado de aquellos que quieren dejar por un tiempo su logia, y que por ende es el que suelen adoptar aquellos que no se atreven a pedir la baja. Pero según los masones, una vez que se ha jurado el primer grado ya no se deja de ser masón nunca. Algo así como el carácter que imprimen los sacramentos cristianos.

Como anécdota, terminar diciendo que la masonería se adapta a los tiempos, y en el colmo del relativismo, anima a sus miembros a aceptar y promover las modas de cada época.

Organización
Ya hemos dicho que la masonería está lejos de ser un bloque homogéneo, pero en la base de toda obediencia masónica están los llamados grados simbólicos (1º, 2º y 3º) que se corresponden con las denominaciones de los antiguos gremios: aprendiz, oficial (o compañero) y maestro. La mayoría de los masones nunca superan estos tres grados llamados de la "masonería externa".

Desarrollan su actividad masónica dentro de sus logias que a su vez se suelen unir en una Gran Logia o Gran Oriente en cada país, y a cuyo frente se encuentra un Gran Maestre y un Gran Consejo de la Orden.

Solo un pequeño grupo de escogidos pasará a ocupar alguno de los grados de la llamada "masonería filosófica u oculta" (no confundir con ocultista) En el rito Escocés primitivo son 22, en el de Memphis 87, en el de Misraim 89, en el de York 6, y en el más extendido, que es el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, son 30, sumando los famosos 33. De estos últimos, del 4º al 18º son llamados capitulares, del 19º al 30º son llamados filosóficos y finalmente tenemos los tres grados sublimes, con algunas variaciones según los diferentes ritos.

En el grado 30º, llamado "Caballero Kadosh" o "del gran águila blanca y negra", se supone que ya se ha alcanzado la cima del esoterismo y el dominio de la complejidad ritual. Los tres últimos: "Gran Inspector", "Sublime Príncipe del Real Secreto" y "Soberano Gran Inspector General", son los que gobiernan efectivamente cada orden.

Es curioso que en teoría una logia tan solo necesita tener 7 hermanos para poder constituirse, pero que para poder dirigirla se necesiten 18 oficiales.

La masonería por principio no admite mujeres, si bien a lo largo de la historia ha habido varios intentos por hacerla mixta, o por crear logias femeninas que no fueron reconocidas. En la actualidad parece que las mujeres están ganando esta batalla, al menos en la irregular y en determinados países.

Es importante recordar que, en 1815, se produjo la gran ruptura entre la masonería regular o inglesa y la irregular o francesa, en gran parte debido al laicismo de los últimos frente al deísmo de los primeros. Hoy todavía se mantiene esa separación a pesar de los intentos por superarla, pero independientemente de la obediencia a la que pertenecen, los masones se reconocen y prestan apoyo en todo el mundo.

La Masonería en España en el 2000
Los datos estadísticos sobre la masonería son difícilmente comprobables, pero con cierta seguridad se pueden dar algunos sobre la masonería española de finales de siglo. Hay que recordar, no obstante, que España no es precisamente un país donde esté muy extendida, y que en los últimos 25 años, tras la muerte de Franco, ha vivido una restauración francamente convulsa.

En España se calcula que a finales del SXX hay alrededor de 3.000 masones divididos de la siguiente forma:

Como se ve, poca cosa comparado con los más de 4 millones que se calcula que hay en EEUU agrupados en 29.000 logias, o incluso con algunos países sudamericanos donde además tienen mayor influencia política.

Comentario Final
Es difícil llegar a una conclusión sobre la masonería ya que es un fenómeno extraordinariamente complejo. En teoría, en la masonería se fomentan ideales legítimos como el racionalismo y el laicismo, además de otros realmente bellos como la fraternidad universal, la defensa de la libertad, la paz, los derechos humanos, la tolerancia, la libertad, la dignificación del trabajo, la emancipación social, etc. Pero junto a ellos encontramos otros principios tales como el anticlericalismo, el relativismo religioso, la fascinación por el ocultismo, el esoterismo, el secretismo (difícilmente compatible con la fraternidad universal), y un "corporativismo feroz" que con frecuencia ha degenerado en conspiración y tráfico de información e influencias, y que por naturaleza es opuesto a sus teóricos ideales.

Por todo ello, y a pesar de las constantes declaraciones de inocencia y denuncias de "injusta persecución" elevadas por la masonería, no es sencillo dejar de abrigar serias dudas sobre la verdadera naturaleza de esta organización.