NEW AGE - NUEVA ERA

Consideraciones previas

Su aparición en numerosas publicaciones específicas o de interés general, su irrupción en el ámbito de los medios de comunicación, la difusión que le han dado a algunos de sus preceptos actores, periodistas y deportistas, han hecho que el Movimiento New Age o Nueva Era ganara rápidamente los primeros planos de la consideración social.

En medio de la confusión de este fin de siglo, adornada por la permanente aparición de nuevos grupos sectarios, auge de los fundamentalismos y suicidios programados, muchos han considerado a la Nueva Era como un ingrediente más de esta indigesta tortilla.

Si bien cada uno de los conceptos mencionados merece una consideración específica, la Nueva Era más que todos ellos. No podemos confundirnos, no es una nueva secta, o una más; sí es posible considerarla muchas sectas como partícipes de este movimiento, que podría definirse como el gran movimiento contracultural del fin del segundo milenio.

Una reaparición de todo es oscurantismo cultural, de la cumbre de la irracionalidad y del pensamiento mágico en una remake post-moderna en el ocaso de la era tecnológica..

La Nueva Era necesita por parte de nuestra sociedad -particularmente de los cristianos-, una consideración especial, esperamos que estos breves apuntes puedan servir de apunte para esta tarea colectiva.

1. Introducción

En un artículo, un sociólogo alemán caracterizaba la situación religiosa del final del siglo XX como una "religiosidad vagabunda". ¿Cómo podemos entender esto?

A partir de la difusión del pensamiento iluminista, se ha intentado sistemáticamente separar la práctica religiosa del contexto social, dando así lugar al denominado secularismo; un intento de autonomía absoluta de lo social, con exclusión de las opciones religiosas.

Esta división forzada condujo a nuestra sociedad hacia la pérdida de credibilidad en la religión como portadora de las respuestas que exigen los cuestionamientos trascendentes de la humanidad, respuestas que consecuentemente debieron buscarse muchas veces en falsas promesas de salvación cuasi-religiosas, como las ideologías políticas revolucionarias o la absolutización de la ciencia.

La paradoja de nuestro tiempo es que las ideologías han perdido su fuerza convocante y el proyecto cientificista de constituir a la verdad científica como religión de la humanidad ha tropezado con serias barreras en el desastre ecológico y el peligro nuclear.

Pero la incertidumbre provocada por este fracaso no ha terminado con la eliminación del sentimiento religioso, sino en la generación de esta nueva 'religiosidad vagabunda', es decir, una búsqueda de lo trascendente pero que ya no está espontáneamente dirigida hacia las estructuras religiosas, sino que rebusca en cuanta oferta de trascendencia se le presenta -hinduísmo, budismo, magia celta, espiritismo, esoterismo, etc.-, sin discernir demasiado sobre su contenido de Verdad.

Así, no es de extrañar que esta "sed de trascendencia", en un contexto de consumismo creciente como el nuestro, de lugar a lo que también ya se ha llamado 'el supermercado de las religiones', o sea, una gama infinita de ofertas religiosas y seudo-religiosas que bajo distintos ropajes buscan captar la demanda insatisfecha: gurúes, exorcistas, adivinos, parapsicólogos, brujos, chamanes, maestros ascendidos... todo tiene cabida en nuestro supermercado espiritual. No es un simple rebrote pagano o seudo-gnóstico, es más bien la extraña conjunción de sociedad de consumo y ansias de un misticismo desbocado.

Este clima socio-religioso es el contexto en el que debemos comprender este complejo fenómeno que se ha denominado Nueva Era, New Age, Conspiración de Acuario, etc..

Cuando hablamos del movimiento New Age, estamos refiriéndonos a una amplia corriente cultural cuyo origen suele localizarse en la costa Oeste de los Estados Unidos, en la década de los '60, pero que recoge elementos diversos de culturas tan primitivas como pueda imaginarse a los que procura sintetizar en una presentación inarmónica de teología oriental, concepción mágica del universo, "sabiduría" de las culturas más dispares (desde los atlantes hasta los rosacruces), junto a medicina holística y "sicología" transpersonal, todo con un aderezo de mesianismo milenarista en clave OVNI.

No podemos referirnos a New Age como a una secta más, la realidad no es tan simple; estamos en realidad ante un fenómeno infinitamente más complejo, una verdadera corriente cultural, es decir, no sólo una religión, sino un nuevo concepto de Dios, del hombre y de la creación toda, una cosmovisión decididamente nueva y diferente, un nuevo modo de insertarse el hombre en el mundo y en la sociedad, de comprenderse el hombre a sí mismo.

2. Origen

Las raíces de la doctrina sustentada por este movimiento son de origen diverso y algunas de ellas tan antiguas como la naturaleza humana: detrás de su propuesta de salvación por el conocimiento, sigue siempre presente la tentación de la serpiente en el paraíso que atraviesa toda la historia y que va encontrando nuevas expresiones en cada tiempo: las antiguas ciencias ocultas egipcias, el mazdeísmo persa, la cábala judía, el gnosticismo cristiano de los primeros siglos, el sufismo musulmán, las ciencias druídicas, la alquimia medieval, la ciencia hermética renacentista, el budismo zen, etc.

El gnosticismo ha sido considerado por algunos autores como la más antigua tradición esotérica -esotérico quiere decir: reservada sólo a una minoría pretendidamente selecta que se distingue por su inteligencia y desarrollo espiritual- de Occidente, que no debe ser confundida propiamente con una religión o escuela filosófica determinada sino que se trata de una estructura de pensamiento que alcanza diferentes manifestaciones según las culturas con las que entra en contacto y que se puede caracterizar a través de algunos puntos distintivos:

Características del Gnosticismo:

    1. Dualismo del cosmos.
    2. Unidad del Principio Superior.
    3. El hombre, un híbrido: espíritu encadenado al cuerpo.
    4. Salvación como aceptación de un conocimiento revelado.

De esta manera, es fácil percibir que ingresar hoy en el mundo de la New Age es abandonarse a la seducción de la serpiente que vierte en nuestros oídos palabras de halago para hacernos creer que sabio es el que roba el conocimiento de "los designios ocultos de los dioses".

Esta moderna gnosis pseudo-cristiana reúne elementos propios de otras tradiciones primitivas que desarrollaremos más adelante; por lo pronto podemos reconocer una fuente clara e inconfundible en el siglo pasado, en la obra de Madame Blavatzki, medium espiritista que afirmó haber estado en el Tibet entre 1851 y 1858 recibiendo las enseñanzas de la "Gran Fraternidad Blanca". Ella fue la fundadora junto con Olcott de la Sociedad Teosófica en 1875, es ella la que comenzó la interpretación esotérica de los escritos de Saint Germán, y la autora de los libros "Isis desvelada" (1875) y "La doctrina secreta".

El primero de estos escritos, "Isis desvelada", será uno de los elementos doctrinales de los que se nutrirá en su origen el grupo ocultista inglés, la "Orden Hermética del Amanecer Dorado" (Golden Dawn), fundada por Mc Gregor Mathers; grupo que será considerado por muchos autores como abiertamente satánica.

En esta orden fue iniciado en la magia Aleister Crowley, uno de los más notables exponentes del satanismo contemporáneo, quien entre sus prácticas incluía el consumo de drogas alucinógenas y los rituales de magia sexual; Crowley conocía perfectamente el tarot y el I Ching,y sostenía que la historia debía dividirse en tres eras según la mitología egipcia, las cuales estaban caracterizadas por el ejercicio del poder por los distintos sexos.

Aleister CrowleySegún su visión de la historia, en 1904 se habría iniciado la Era de Horus, que corresponde al dominio del verdadero ser del hombre -la androginia o bisexualidad-, donde desaparecerá toda sumisión a autoridades religiosas, políticas o al mismo Dios.

Notemos en este paso superficial por "Amanecer Dorado" las importantes similitudes de fondo que existen entre esta enseñanza y el pensamiento New Age: comenzamos una etapa nueva, donde no deben existir autoridades de ningún tipo, ni leyes que no sean la única ley suprema del Amor; el período de la pluralidad de religiones está pasando, nos acercamos a la manifestación plena de la verdad del hombre, del "sí mismo" que es la recuperación de una unidad que primitivamente poseía y de la que ahora está despojado.

A la Orden Hermética del Amanecer Dorado fue admitido a su tiempo, Aldous Huxley, quien será iniciado personalmente por Crowley en los ritos mágicos. El mismo Huxley, viajará en 1937 a los EE.UU. en cuya costa Oeste fundará diversos grupos neo-paganos de tipo esotérico-mágico, y pondrá los cimientos de lo que se ha dado en denominar "la cultura del LSD".

Huxley mismo es una pieza clave en el comienzo del movimiento contracultural del rock ácido y el movimiento hippie que crecerá a partir de los años '60 tomando como base California.

No es por causalidad, que en la misma California, más precisamente en Big Sur, Michael Murphy y Richard Price fundarán Esalen en 1962; una comunidad cuya finalidad declarada es lograr la autorrealización del ser a partir de métodos como el nudismo y la inducción de visiones, a los que luego se anexaron las denominadas "medicinas blandas", (de gran impacto desde un principio entre los profesionales y ejecutivos americanos como terapias para combatir el stress), a las que actualmente se han sumado los "mind machine".

Esalén es para muchos, junto con Findhorn Fundation en Escocia (impulsada por Peter y Eileen Caddy), el principal foco del actual crecimiento de la conciencia de Acuario.

Su expansión en algunos círculos a comienzos de la segunda mitad de nuestro siglo puede vincularse con la aparición en 1948 de "El retorno de Cristo", un libro escrito por una discípula de Madame Blavatzki, Alice Ann Bailey (1880-1949), a quien también se adjudica la denominación de "Nueva Era". En este libro, se resta importancia al Cristo histórico; en realidad, dice Bailey, el cristo es una idea, una energía, un conjunto de vibraciones que puede reencarnarse en distintas apariciones: Buda, Hermes, Zarathustra, Jesús, etc. Según ella, estaría próxima una nueva reencarnación del cristo, que vendrá a manifestar a los hombres cómo pueden salvarse a sí mismos; para acelerar esta venida todos los fieles han de unirse en un Día General de Súplica, en el que la energía concentrada por esa unión de oración podrá cambiar el curso del mundo. Esa nueva encarnación crística es lo que denominan "Señor Maytreia", y que según parecen afirmar algunos, ya habría nacido en Francia u otro lugar del planeta.

Pero en realidad el empuje y despegue de este movimiento de raíces tan lejanas, parece que debe adjudicarse principalmente a Marilyn Ferguson, quien a través de su libro "La Conspiración de Acuario" ha vulgarizado los estudios realizados en 1974 por Willis Harman, director de política social del Instituto Stanford, sobre cómo transformar los Estados Unidos de Norteamérica en el "Mundo Feliz" que Huxley prefigurara en su obra que lleva el mismo título.

En este escrito, Ferguson considera la cultura de la costa del Pacífico como una visión social emergente que presagia algo sin precedentes,... no un nuevo orden mundial, sino una civilización mundial.

Es importante tener presente que en todo este recorrido histórico sólo pueden reconocerse nexos de influencia, pero nunca conexiones directas ya que el movimiento no reconoce ninguna estructura y se considera a sí mismo, en términos de M. Ferguson, una "dulce conspiración" que crece silenciosamente en la conciencia de cada hombre, relacionando y canalizando a individuos con inquietudes semejantes para que logren el crecimiento de su conciencia cósmica. Se trata de una "red", o "conspiración silenciosa" que prepara el advenimiento de la era de Acuario.

La Nueva Era en fechas:

1875

Mdme. Blavatzky publica "Isis desvelada".

1904

Aleister Crowley escirbe su "Liber Legis" presuntamente dictado por Aiwas.

1948

Alice Ann Bailey publica "El retorno de Cristo".

1962

Michael Murphy y Richard Price fundan Esalen.
Peter y Eileen Caddy crean la Findhorn Fundation en Escocia .

1974

Willis Harman publica sus estudios sobre "Un mundo feliz".

1980

Marilyn Ferguson publica "La conspiración de Acuario".

3. Algunas nociones previas

Como todo fenómeno cultural, la Nueva Era implica la aparición de un vocabulario propio, en el cual términos de uso habitual adquieren un significado nuevo, accesible sólo para quienes están insertos en esa corriente cultural, sus "iniciados".

Esto nos exige atender a algunos de sus conceptos centrales, antes de abordar una presentación más detallada.

3.1. "Era de Acuario"

Según esta particular visión del hombre y el universo, la historia de la Tierra se divide en períodos de tiempo o eras cuyo comienzo y duración estaría dominado por el "ingreso de nuestro sistema solar" en los distintos signos del zodíaco. Cada uno de estos ciclos dura entre 1970 y 2160 años (el cálculo varía según los autores). En el momento actual, luego de haber recorrido Tauro, Capricornio y Piscis, nos encontraríamos en la etapa de transición hacia el ingreso en Acuario.

La Era de Piscis es presentada como la era de desarrollo y dominio del Cristianismo. Se habría iniciado con el nacimiento de Jesús de Nazareth y estiman que está próxima a concluir. Este período se habría caracterizado por la división, el conflicto y el enfrentamiento, y que ha llevado a la humanidad al borde del desastre ecológico y la disgregación. Ruptura entre la Tierra y el Universo, entre el hombre y la naturaleza, entre el cuerpo y el alma, entre Dios y el hombre.

En contraposición, la nueva era de Acuario es presentada como un tiempo de concordia y armonía, de reconciliación de opuestos, de unificación; era de prosperidad, de paz y abundancia, pero a su vez de evolución interna del género humano hacia un nivel superior de conciencia cósmica.

3.2. "Conspiración de Acuario"

Una de las denominaciones que se suele dar a este movimiento es la de "conspiración"; pero en este contexto el término adquiere una significación distinta. No se refiere a "un acuerdo de voluntades para cometer un delito" como lo definiría un diccionario; sino que es un término acuñado por Marilyn Ferguson para referirse a un "espíritu que se respira juntos".

Los conspiradores serían los que co-inspiran este mismo aliento de la Nueva Era de Acuario que late y se manifiesta de maneras diversas en ambientes diversos, dando de este modo lugar a lo que la misma autora denominó también "red de redes".

3.3. "Armonía "

Este término es usado recurrentemente. La armonía y la unidad, son pregonadas como las características propias de esta Era de Acuario, la meta de todo acto humano.

Esta armonía no es concebida como superación de rupturas o síntesis de lo diverso; sino como coexistencia de los opuestos. En la concepción acuariana, a la armonía no se llegaría a través de un proceso de reedificación de lazos de unión rotos, sino mediante la superación de estas rupturas por un simple acto de voluntad. La armonía de la Nueva Era no implica superar diversidades o antagonismos, sino desestimarlos, ignorarlos.

3.4. "Dualidad"

Aunque a alguien pueda parecerle paradójico, el concepto de armonía que presenta la New Age está indisolublemente relacionado con el de dualidad; concepto tomado propiamente de la simbología china -particularmente del yin-yang-.

En este contexto, la dualidad de yin-yang es la expresión más elevada del hecho del cambio y la transformación del universo. Etimológicamente es el contraste entre la luz y la sombra: "yin" es el elemento femenino, intuitivo, conciliador, mientras "yang" es el elemento masculino, analítico, polémico y conflictivo. El dinamismo positivo de esta dualidad estaría dado porque la luz, el "yin", ha de penetrar finalmente en las sombras, el "yang", mientras las sombras son alcanzadas por la luz.

3.5. "Espiritualidad" vs. "religión"

"La New Age no es una religión, es una espiritualidad". Esta es una de las afirmaciones quizás más recurrentes en el debate sobre estas nuevas formas religiosas, planteando de este modo el interrogante sobre si es posible hablar de espiritualidad al margen de la religión.

Normalmente, cuando nos referimos a "cosas espirituales" estamos aludiendo a todo aquello que está relacionado con el cultivo de la vida espiritual del hombre, aquello que lo pone en relación con lo Divino, quedando de este modo implícita su relación con lo propiamente religioso.

Pero ocurre que en el contexto de Acuario, la religión ya no es considerada como una búsqueda de una relación verdadera con la trascendencia, sino a partir de la experiencia subjetiva de los estados de conciencia.

Para la Nueva Era, la religión es generadora de divisiones porque no se la percibe como camino que conduce a la realidad trascendente de un Dios personal; sino como un descubrimiento arbitrario de una voluntad ética divina, la cual es percibida como límite y barrera, "causa de división".

Por esto la Nueva Era reduce la vivencia religiosa a la búsqueda subjetiva de "sintonía" o identificación "mística" con la naturaleza y el universo con lo que se supone que el hombre alcanza la verdadera libertad y encuentra su puesto en el devenir cósmico.

A esta búsqueda de una experiencia de conciencia de libertad en comunión con el universo, al margen de toda realidad objetiva de lo divino, es a la que denominan ambiguamente "espiritualidad".

3.6. "Mística"

En esta nueva perspectiva nos encontramos con un hombre que "es religioso aunque sin Dios"; donde lo religioso es propiamente un sentimiento, una percepción de la trascendencia de su potencia. Así, no se denomina "místico" al encuentro personal con el Dios trascendente en la plenitud del amor de caridad; sino que la mística New Age es básicamente un movimiento de repliegue sobre sí mismo que tiene como objeto no la comunión unitiva con el Dios que es totalmente otro; sino la sensación presuntamente provocada por una experiencia de síntesis con el universo, de anulación de la propia personalidad en aras de una presunta disolución en la unidad de la totalidad.

La mística New Age, no es una mística de comunión sino de disolución; no es un camino de crecimiento personal en la unión con el Otro, sino de disolución personal para confundirse con un "todo cósmico"; lo que en lenguaje acuariano se denomina espiritualidad, es en realidad "sentimiento ecológico".

3.7. "Evolución"

Este es otro término que tomado de nuestro lenguaje común ha recibido en el contexto New Age un significado totalmente diferente.

Cuando un oyente desprevenido escucha hablar de diversos niveles evolutivos, de que el hombre de Acuario es aquel que ha alcanzado una instancia evolutiva superior, es muy posible que no termine de captar la idea ya que espontáneamente asocia el término "evolución" al evolucionismo biológico que relaciona a todos los seres vivos en un proceso histórico de interrelación más o menos homogénea.

La idea de evolución en la Nueva Era va mucho más allá de una mera evolución en el plano biológico, proyectando conceptos tomados del evolucionismo tradicinal al denominado "plano espiritual".

De este modo, se afirma la existencia de una fuerza inmanente, interior al hombre, que lo conduciría hacia planos de evolución espiritual superiores; fuerza sobre la cual el hombre no tiene dominio pleno ya que inevitablemente se proyecta y avanza siendo sólo demorada o acelerada por la bondad o maldad del obrar del individuo.

Así, el hombre -y con él toda la creación-, se encuentran inmersos en un movimiento necesario que lo arrastra hacia una "perfección" que no depende de su obrar y que consiste en una espiritualización creciente que culminaría (¿?) en la fusión con la divinidad.

4. ¿Qué es la Nueva Era ?

Ciertamente todo lo que podamos decir sobre los orígenes, conexiones y vocabulario propio del movimiento, no alcanza para dar respuesta al problema fundamental. ¿Qué es la Nueva Era?. ¿Podemos decir que estamos ante una nueva religión?, ¿quizás sea una filosofía, o una consecuencia de los modernos hallazgos de la ciencia?

Las respuestas a estos interrogantes son muy difíciles de precisar porque la conspiración de Acuario es todas esas cosas a la vez y ninguna de ellas en particular, y aún mucho más. Sus fieles no la reconocen como una religión, contestan que antes bien es una "espiritualidad"; tampoco aceptan ser considerados como una escuela filosófica, antes bien prefieren que se lo considere como un camino de "expansión de la conciencia".

Por esto, la presentación más acertada quizás sea la que da el Card. Danneels: "No es una religión, pero es por lo menos religiosa; no es una filosofía, pero es por lo menos una visión del hombre y del mundo, así como una clave de interpretación; no es una ciencia, pero se apoya en leyes "científicas", aunque haya que ir a buscarlas entre las estrellas. New Age es una nebulosa que contiene esoterismo y ocultismo, pensamiento mítico y mágico respecto de los secretos de la vida, y una pizca de cristianismo, todo revuelto con ideas que proceden de la astrofísica."

Una visión del hombre, del mundo y de la divinidad, con aspiraciones de científica, que puede describirse a partir de un conjunto de pilares o fuentes de inspiración:

Cosmología Una subestructura mítica pretendidamente científica.
Antropología La antropología: un intento de "nueva psicología".
Teología El recurso a las religiones orientales.
Las artes adivinatorias Las artes adivinatorias o "mancias".
Inminencia del fin de los tiempos La inminencia del "fin de los tiempos".

 

4.1. La cosmología de la Nueva Era: una subestructura mítica pretendidamente científica

La crisis ecológica, el temor a la contaminación radiactiva, las dificultades para controlar y detener enfermedades terminales, la aparición de nuevos problemas como consecuencias no deseadas del progreso tecnológico, han sido entre otros tantos algunos de los factores determinantes que han conducido a un replanteo del optimismo cientificista que suponía como principio indemostrable que todo podía ser solucionado y alcanzado por el progreso científico.

Paralelamente, el pensamiento científico se encuentra enredado en un enjambre de teorías e hipótesis, de informes y comunicaciones producto de su propia actividad, que hacen cada día más necesaria la colaboración interdisciplinaria, el acotamiento de los campos de investigación, el fluido intercambio de información.

Esta colaboración interdisciplinaria ha sido fecunda sobre todo al generar puntos de coincidencia entre áreas del pensamiento científico que en algún momento pudieron considerarse como totalmente diversas. Es así como se han ido tejiendo coincidencias desde campos tan dispares como la física cuántica, la acústica, la neurología, la óptica y la psiquiatría. Estos principios de coincidencia han servido básicamente para alimentar y alentar el deseo de reencontrar la primitiva unidad del saber perdida en el proceso de diversificación de las ciencias, pero por sobre todo para propiciar la apertura (desdichadamente no siempre encaminada con igual acierto) de las ciencias naturales a lo trascendente, a lo divino, a una visión de totalidad .

A partir de estos presupuestos se habla de una 'nueva ciencia', más humana, más ecológica, cuyos principios fundamentales Josef Sudbrack sintetiza en dos:

Estos dos principios surgen de la extrapolación de elementos tomados de la física atómica, según la cual la realidad última y auténtica del cosmos no está constituida por cosas y cuerpos sólidos tal como podrían hacernos suponer erróneamente nuestra conciencia cotidiana, sino por vibraciones, energías, movimientos ondulatorios. El elemento constitutivo de la materia no es algo sólido sino que son vibraciones.

De aquí deducen rápidamente que nuestra realidad diaria es sólo apariencia, superficie débil del ser, que en realidad es un todo vibrante. La misma divinidad es interpretada como vibración. Los minerales, los seres vivos, el alma del hombre y Dios en esta interpretación, son todas vibraciones aunque cada una de ellas "en distintas frecuencias".

La Nueva Era elabora así una visión propia del universo, al que considera como una gran masa energética en permanente oscilación, vibración que confunde con la vida y que deja sólo lugar a meras diferencias cualitativas.

Desde esta perspectiva, los planetas, las galaxias, son seres vivos dotados de afectos y pasiones -vibraciones de frecuencias diversas-, capaces de responder a la agresión o el cuidado de los hombres.

Por otro lado, esta característica vibracional de todo lo existente, es concebida como una hermandad de origen ya que todo el cosmos está constituido por una misma materia: la vibración primera, divina, de la que todo ha emanado. Todo es variación de una única y primigenia vibración; no hay verdadera distinción entre el ser divino y el ser de las criaturas, no hay un acto creador.

En estos aspectos, los seguidores de Acuario se manifiestan claramente como continuadores del más antiguo gnosticismo.

4.2. La antropología de la Nueva Era: un intento de 'nueva psicología'·

El hombre es parte de ese todo, del cosmos, y no sólo en lo que se refiere a la materialidad de su cuerpo o la espiritualidad de su alma, sino aún también en lo más profundo de su psiquis.

Pretendiendo fundarse en la que denominada "psicología transpersonal" de Karl Jüng, pero recibida en realidad a través de las enseñanzas de Abraham Maslow, la Nueva Era afirma que el "yo consciente" de cada individuo se encuentra inmerso en una conciencia suprapersonal, común a la humanidad entera, una especie de depósito de experiencias y conocimientos forjados por el conjunto de la humanidad desde sus orígenes, y a los cuales el individuo normalmente no accede de un modo consciente.

Este cúmulo de conocimientos se haría accesible habitualmente a través de formas de conocimiento a-racionales como la intuición, los sueños, los símbolos y mitos. Estas formas de "conocimiento" serían funciones propias del hemisferio cerebral derecho.

Ocurre (sostiene Nueva Era) que normalmente no solemos recurrir a estas formas de conocimiento ya que por educación hemos desarrollado mejor las funciones analíticas propias del hemisferio izquierdo. A priori afirman que el conocimiento analítico es parcial y carente de unidad, por lo que -en esta hipótesis- el hombre de Acuario necesita apelar a formas de educación no tradicionales para poder desarrollar las potencialidades del hemisferio derecho, el del conocimiento sintético, a fin de alcanzar un conocimiento totalizante y armonioso.

La educación, en consecuencia, debe centrarse en el desarrollo de las potencialidades de conocimiento no analítico -a las que consideran las más importantes, y menos desarrolladas hasta ahora-, ya que ellas nos permiten salir "conscientemente" al encuentro de nuestro "yo soy". Estas premisas de aprendizaje procuran aplicarlas especialmente a los niños, ya que ellos todavía no han sido sometidos a un proceso de aprendizaje analítico que dificulta el desarrollo de estas nuevas formas de percepción.

Con esto se tiene el sustrato de una nueva teoría educativa según la cual, el hombre debe centrar su aprendizaje en el descenso a lo más profundo de su yo, donde ha de encontrarse con sí mismo, con su "yo soy", es decir, el mismo Dios que es parte de cada una de sus criaturas. Este sería el que consideran un conocimiento verdadero, el que se alcanza no por la observación de la realidad sino por la introspección lograda a través de técnicas de auto-hipnosis y sueño dirigido. Este proceso suele recibir en el ámbito new age la denominación de "desarrollo de la conciencia crística".

Acorde con esta teoría psicológica, la Nueva Era sostiene que es posible vivir conscientemente algunos acontecimientos que serían fundamentales para el desarrollo del "karma" presente de cada uno de nosotros -como son el nacimiento y la muerte-, proponiendo terapias de "rebirth" y de "viaje a las puertas de la muerte".

A las dos anteriores suele sumarse otra técnica de gran importancia en el contexto acuariano: el "channeling", que "canaliza" supuestos mensajes de entidades que creen habitan más allá del mundo visible y que pueden ser tanto espítitus ya difuntos y aún no reencarnados, como entidades extraterrestres, incluido el mismo Jesús o algún otro de los "Maestros Ascendidos". Técnicas basadas en los procesos de hiper-oxigenación y auto-hipnosis tomadas de los ejercicios respiratorios del yoga, junto con el denominado "control mental" -de alto riesgo para el equilibrio psíquico y emocional de los individuos-, son recursos muy frecuentes entre los iniciados en la Nueva Era

4.3. Una teología New Age: el recurso a las religiones orientales

Detrás de este gran cambio cultural que impulsa la Nueva Era, subyace la necesidad del hombre contemporáneo de alcanzar una síntesis capaz de cubrir sus expectativas en los campos afectivo, intelectual y religioso, desde una perspectiva de unidad. Necesidad que al no encontrar satisfacción, ha generado en la cultura urbana del fin del presente milenio un cúmulo de tensiones de muy difícil resolución fuera del contexto de una fe cristiana integralmente vivida, celebrada y comprendida.

En realidad, la concepción de la realidad y del hombre propugnada por la Nueva Era es en gran medida es incompatible con la fe cristiana, ya que la New Age busca sus fundamentos en una teología de origen oriental.

El concepto de Dios

El origen de buena parte del esquema conceptual religioso implícito en las propuestas de la Nueva Era puede encontrarse fácilmente en las religiones nacidas a las orillas del Ganges, pero interpretadas al modo particular de los occidentales.

Su concepción de lo divino como un todo impersonal en el que se identifican como en una unidad absoluta el ser y la nada, el dios y la criatura, la luz y la oscuridad, es de origen claramente oriental.

La espiritualidad

De esta concepción de Dios surge una espiritualidad que se funda más en la experiencia sensible que en la razón y que antepone el sentimiento a la verdad. De este modo, la "espiritualidad" queda reducida a la esfera de lo sensitivo e irracional: al "sentirse bien", a una búsqueda excluyente del propio bienestar individual.

Así, la oración deja ya de ser un diálogo interpersonal con el Dios trascendente, para convertirse en un mero monólogo interior, en una búsqueda introspectiva del propio yo.

Lo más profundo del hombre ya no es el "interior intimo meo" de san Agustín, sino el propio yo. Dios no es la Trinidad Personal, sino que se lo hallaría en la inmanencia del propio "sí mismo".

El hombre queda así abandonado, en completa soledad ante sí mismo.

El pecado

En la propuesta de la Nueva Era lo humano se confunde e identifica con lo divino, por lo que la realidad del pecado pierde sentido, incluso llega a considerarse al hombre como incapaz de pecar.

Lo que en una visión más tradicional podría aparecer como pecado es interpretado por la Nueva Era como imperfecciones provocadas por la falta de evolución del individuo, que han de superarse a través de la toma de conciencia de su "yo soy".

La reencarnación

La evolución de la que se habla, no es por supuesto la evolución personal tal como habitualmente solemos comprenderla, sino una supuesta evolución espiritual que se daría a través de los distintos ciclos del karma, es decir, a través de sucesivas reencarnaciones hasta alcanzar un estado de divinización pleno.

No hay que olvidar que para la Nueva Era, el hombre es un "espíritu" o energía divina, una partícula del todo cósmico, en contínua evolución hacia la divinización.

4.4. Las artes adivinatorias o "mancias"

Cuando el hombre pierde el camino de la Verdad que lo conduce al gozo verdadero, dos son las sendas que se le presentan: la lucha detrás de un mesianismo temporal e inmanente, o la seducción de una falsa trascendencia manipulable por la magia.

En este sentido la Nueva Era no introduce ninguna novedad; con su exaltación sistemática de la irracionalidad, y su búsqueda de una sabiduría escondida en el mismo ser del hombre que le de una clave de interpretación del cosmos, no puede obviar el camino del ocultismo y el esoterismo que responden a la inclinación primitiva del hombre a apoderarse de la "sabiduría de los dioses".

Las artes adivinatorias de todo tipo, desde las cartas españolas hasta el I Ching, pasando por el Tarot, la lectura de la borra del café, la astrología de alto vuelo y todas las formas de percepción extra-sensorial, tienen un lugar privilegiado en el corazón de todo seguidos de la Nueva Era. A todas las considera igualmente válidas para intentar llegar más allá de las posibilidades de conocimiento del hombre, prescindiendo de la Revelación Cristiana.

El supuesto básico de esta convicción es aquella creencia en una comunión de origen de toda la creación, lo que hace que el destino de cada hombre particular esté indisolublemente unido, a través de una larga cadena de acontecimientos (de "causalidades") hasta con el de la más alejada de las estrellas. Por esto afirmarán que la astrología y las demás mancias, no son supersticiones o creencias sin fundamento, sino que son propiamente ciencias fundadas en la causalidad universal

Este supuesto se traduce en un cerrado determinismo, aunque siempre se reivindique la existencia del "libre albedrío", albedrío que nunca llega a clarificarse qué función cumple en el desarrollo de la historia.

De este modo, la responsabilidad personal en la construcción del bien común es inexistente; el progreso del hombre no está relacionado con el desarrollo libre y responsable de sus potencialidades, sino con un poder o fuerza impersonal e intrínseca a la creación que la conduce necesariamente en un sentido que dicen ser de unidad creciente.

Por lo tanto, el hombre ha dejado de ser el artífice y responsable de la propia cultura y de la propia historia, para pasar a ser en realidad un elemento anónimo más, parte de una red infinita, pasivo ante el devenir social, que debe dejar de lado toda preocupación efectiva por las realidades socio-culturales, para ocuparse simplemente de cultivar una espiritualidad de introspección, a la medida del propio gusto, cuyo sólo propósito es la comunión en "un plano vibracional más elevado", pero no con el otro, sino con una impersonal e indefinible onda de energía.

En la Nueva Era todo se confunde: las artes adivinatorias son "ciencias", los brujos son "parapsicólogos", y la curiosidad desordenada por conocer el futuro es "investigación".

En el contexto de Acuario, los dones paranormales ya no son dones sino capacidades que se adquieren y desarrollan por la práctica, los "parapsicólogos", canalizadores, investigadores o amigos, son los nuevos gurúes o maestros de esta espiritualidad cósmica.

A partir de esa búsqueda de unión y comunión en armonía con el universo, se ha elevado a categoría de una cuasi-religión a la ecología, convirtiendo a la naturaleza prácticamente en un objeto de culto, deformándola hasta convertirla de hecho en un camino místico-espiritual junto con muchas otras prácticas como las medicinas alternativas o los grupos de auto-ayuda, que se ven así también convertidos de repente en opciones religiosas.

Todos los libros de las civilizaciones antiguas adquieren indistintamente a la luz de la Nueva Era la categoría de "sagrados" por el sólo hecho de ser antiguos, de origen desconocido o legendario. Así, la Biblia es tan sólo uno más entre una multitud de libros; pero las "canalizaciones" realizadas por cualquiera de los "hermanos" tiene carácter de verdad indiscutible y constituyen parámetro de interpretación de toda otra escritura.


Los Diez Mandamientos de la Nueva Era

1. Tú esperarás con impaciencia la Era de Acuario.

2. Tú creerás firmemente en la gran mutación.

3. Despertarás atentamente tu nivel de conciencia.

4. De tu cuerpo te ocuparás activamente ya que es una parte del todo cósmico.

5. Tú seguirás a los gurú con respeto.

6. Creerás firmemente en lo irracional.

7. Venerarás religiosamente a la diosa Gaia.

8. Severamente rechazarás las religiones tradicionales.

9. A los espíritus les hablarás con toda naturalidad.

10. De la muerte te reirás, serenamente.

según Jean Vernette

4.5. La inminencia del fin de los tiempos

A los cuatro elementos o pilares enunciados hasta aquí, es oportuno agregar un último ingrediente que es preciso no olvidar al referirnos a la Nueva Era: su tono mesiánico.

Cada grupo y autor, de modo diverso, ha de hacer referencia - en cualquiera de sus versiones- al fin de la historia, del eón presente, a la catástrofe planetaria o al llamado "plan de evacuación planetaria".

En este punto hallamos una gran dispersión de opiniones: desde los que son optimistas y afirman que de un modo u otro el planeta encontrará su equilibrio, hasta los abiertamente pesimistas que consideran casi inevitable destrucción del planeta.

Es en este punto donde la referencia al fenómeno O.V.N.I. se hace más fuerte y recurrente, ya que se apela a naves y seres extra o intra terrestres para afirmar que estamos siendo custodiados, observados o impulsados en nuestro devenir histórico por una inteligencia ajena a nuestro tiempo y espacio. Serían ellos los que con sus enseñanzas guían y advierten al género humano acerca de los cambios por venir, los que intervienen en la historia nuestra auto-destrucción, e incluso los que tendrían a su cargo la evacuación del planeta en la eventualidad de un cataclismo planetario.

Este desarrollo de la referencia a fenómenos extra-terrestres ha llegado ha recubrirse con características cuasi religiosas: se habla de tener "fe" en los O.V.N.I.s y en los E.T.; se buscan referencias bíblicas de intervenciones similares a las planeadas apelando a la figura de los ángeles.

A partir de aquí, se ha creado un universo entero de "espíritus ascendidos" con sus nombres, a los cuales se presta veneración y respeto, y cuya enseñanza, supuestamente canalizada a través de diversos "canalizadores", se adopta como revelación de los dinamismos de la energía divina sobre el destino de la humanidad.

Todo aquello que según las Sagradas Escrituras no nos ha sido dado saber, parecería que estaría siendo comunicado en estos tiempos, a través de estas entidades.

5. ¿Qué pensar de todo esto?

Ciertamente la New Age es una propuesta atractiva para el espíritu contemporáneo: ofrece una perspectiva de unidad e integración de todos aquellos elementos que la esquizofrenia de la modernidad había dispersado.

No solo reúne el conocimiento científico con una opción religiosa y moral, sino que además integra en una síntesis nueva elementos propios de las culturas más lejanas que siempre se nos han presentado como atractivas. Y como si esto fuera poco, también pone al alcance de todos las respuesta a los interrogantes más sofisticados, dando respuesta simple a todo lo "misterioso" sin que deje de ser misterioso y por lo tanto seductor.

Estas son las características básicas que han llevado a muchos a considerar a la Nueva Era como "la religión de la globalización", ya que permite a cada individuo apropiarse de algo de cada cultura, con la condición de no que no se comprometa firmemente con ninguna.

Todo tiene lugar en el sistema, incluso elementos que no son de suyo cuestionables, tales como el yoga, la homeopatía, la ecología, la ovniología, las flores de Bach, la parapsicología, el estudio de la historia de las religiones, las prácticas de meditación, la gimnasia, etc.

Pero todo esto con una gran comodidad ya que la conciencia de Acuario no exige de nadie una conversión, sino simplemente un cambio de visión; no es necesario renunciar a nada, cambiar nada en profundidad. Lo único necesario realmente es adoptar una nueva perspectiva: el cristiano podría (en teoría) seguir siendo "cristiano" con la sola condición de que su dogmatismo no le impida armonizarse con los demás; el hedonista que busca sólo el cultivo del placer, no tiene porqué cambiar mientras estas actitudes no lo limiten en su evolución; el egoísta, se encuentra a sus anchas ya que la ley suprema se podría enunciar "ámate a tí mismo".

Buena parte de la seducción que produce el movimiento puede adjudicarse al cultivo de un "ocultismo ambiguo".

Un principio ocultista muy antiguo enuncia que la ciencia salvadora que el hombre necesita ha sido dada a conocer desde Adán y Eva a los hombres; pero no todos los hombres pueden acceder a ella sino sólo aquellos que han sido debidamente iniciados, aquellos que a través de su esfuerzo personal alcanzan el derecho de pertenecer a una elite reducida, depositaria y transmisora de este conocimiento a través de la historia.

En todas las tradiciones ocultistas, esta pertenencia a la elite se consigue a través de una serie de "trabajos" que prueban las cualidades y la integridad moral de quien pretende acceder a estos conocimientos; por esta razón tanto los rituales como el contenido mismo de la revelación permanecen ocultos, de allí la denominación de "ciencias ocultas".

La ciencia de Acuario ha revolucionado estos conceptos y ha logrado convertir lo que hasta hace poco era privilegio de solo un grupo reducido de elegidos, en un bien de consumo accesible a cualquier bolsillo de clase media. Se mantiene ciertamente un aura de ocultismo: se habla de conocimientos ancestrales ocultos al común de los hombres, incluso se divide a los hombres en espirituales y carnales -o en terminología acuariana: aquellos que alcanzan su conciencia crística y los que aún no han evolucionado-.

Pero el proceso de iniciación ya no se centra en sofisticados y temibles rituales secretos de magia, sino simplemente en la posibilidad de compartir las conferencias de un gurú, hacer un viaje para participar en los cursos de alguno de los grandes maestros, o simplemente comprar la bibliografía de moda.

Pero el interrogante más grave es otro: ¿Comer brotes de soja es New Age?, ¿Quién se preocupa por la ecología es New Age?, ¿Puede un cristiano adscribirse a la filosofía de la Nueva Era?

5.1. Distinguiendo el envase del contenido

Gran parte de los interrogantes que se plantean provienen de la manera confusa en que se presenta el movimiento utilizando la técnica de citar autoridades en temas afines para captar la benevolencia de sus seguidores. Así, por ejemplo, muchos católicos se encuentran confundidos ya que en numerosos casos suele citarse o hacerse referencia a gestos de la Madre Teresa de Calcuta o Juan Pablo II. Claro que siempre se trata de referencias marginales a sus personalidades: alguna referencia a temas ecológicos, o frases sobre el amor a los niños; nunca se presenta la integridad del mensaje, que en este caso supondría la aceptación de la fe cristiana.

Por esto es necesario ser muy cautos y ejercer un prudente discernimiento para distinguir claramente lo que es el núcleo central de esta corriente cultural, de toda una amplia gama de elementos que se han desarrollado independientemente y luego han sido parcialmente asumidos por ella.

Hay un sinnúmero de técnicas, elementos, inquietudes, cuyo origen es en muchos casos antiquísimo, y que actualmente son conocidos por el gran público bajo un ropaje exclusivamente New Age; tales son el caso de la homeopatía, las terapias y comidas naturistas, las técnicas de relajación, la misma psicología y la propia parapsicología.

Todos estos elementos tienen entidad, importancia y desarrollo por sí mismos, pero han sido asumidos como propios de esta Nueva Era y de hecho muchos tienden a confundirlos con ella.

En consecuencia, cada uno de estos elementos debe ser considerado y valorado en sí mismo, no necesariamente ligado o engarzado en el complejo cultural de Acuario. Apreciar los valores nutricionales de la miel y la jalea real no implican necesariamente aceptar los postulados ideológicos de la Nueva Era.

Claro que tampoco debe descuidarse el hecho de que muchos elementos que se presentan en el contexto New Age -especialmente los ligados al campo de las medicinas no convencionales y las terapias sacadas del campo de la psicología-, han sido desgajadas del entorno médico o psiquiátrico de origen, y que en consecuencia pueden resultar altamente perjudiciales si se utilizan bajo la guía exclusiva de un libro o un artículo de revista, y sin el adecuado asesoramiento profesional.

5.2. El núcleo del pensamiento acuariano y la fe cristiana

Hasta este punto hemos procurado dejar claro que aún cuando no se presente como una religión, las afirmaciones de la Nueva Era tienen indudablemente un contenido religioso que no se puede ignorar y que, a nuestro juicio, suponen un claro rechazo de las afirmaciones centrales de la fe cristiana.

A la luz de la fe cristiana, es entonces posible hacer algunas precisiones sobre el sustrato religioso de la Nueva Era y su correlación o no con la fe cristiana. Para este propósito, nos hemos valido de la exposición sistemática de la fe que ofrece el "Catecismo de la Iglesia Católica", a cuyos números hacemos referencia; pero en la esencia de las afirmaciones que siguen -creemos-, han de coincidir todas las confesiones cristianas.

1. Considerar a Dios como una fuerza o energía informe e impersonal, es negar la concepción judeo-cristiana de un Dios personal que conoce, ama, elige, revela, guía, enseña, entra en diálogo permanente con los hombres.
  "A su pueblo Israel Dios, se reveló dándole a conocer su Nombre. El nombre expresa la esencia, la identidad de la persona y el sentido de su vida. Dios tiene un nombre. No es una fuerza anónima. Comunicar su nombre es darse a conocer a los otros. Es, en cierta manera, comunicarse a sí mismo haciéndose accesible, capaz de ser más íntimamente conocido y de ser invocado personalmente." - Catecismo de la Iglesia Católica, n. 203 (en adelante Catecismo).

2. La concepción emanatista de la creación propia de la Nueva Era, se opone abiertamente con la doctrina bíblica de un Dios personal que crea por un acto de puro amor y con entera libertad a partir de la nada, de la absoluta libertad del acto creador sin sombra alguna de necesidad.

  "Creemos que Dios creó el mundo según su sabiduría (cf. Sb 9,9). Este no es producto de una necesidad cualquiera, de un destino ciego o del azar. Creemos que procede de la voluntad libre de Dios que ha querido hacer participar a las criaturas de su ser, de su sabiduría y de su bondad: "Porque tú has creado todas las cosas; por tu voluntad lo que no existía fue creado" (Ap 4,11). "¡Cuán numerosas son tus obras, Señor! Todas las has hecho con sabiduría" (Sl 104,24). "Bueno es el Señor para con todos, y sus ternuras sobre todas sus obras" (Sl 145,9). "Creemos que Dios no necesita nada preexistente ni ninguna ayuda para crear. La creación tampoco es una emanación necesaria de la sustancia divina. Dios crea libremente "de la nada". "¿Qué tendría de extraordinario si Dios hubiera sacado el mundo de una materia preexistente? Un artífice humano, cuando se le da un material, hace de él todo lo que quiere. Mientras que el poder de Dios se muestra precisamente cuando parte de la nada para hacer todo lo que quiere (S. Teófilo de Antioquía, Autol. 2,4)" - Catecismo, nn. 295-296

3. El panteísmo New Age (todo es una parte de lo divino) que se deriva de su visión emanatista del origen del universo, es incompatible con la fe cristiana en un Dios absolutamente trascendente y distinto de su criatura.

  "Dios es infinitamente más grande que todas sus obras (cf. Si 43,28): "Su majestad es más alta que los cielos" (Sl 8,2), "su grandeza no tiene medida" (Sl 145,3). Pero porque es el Creador soberano y libre, causa primera de todo lo que existe, está presente en lo más íntimo de sus criaturas: "En Él vivimos, nos movemos y existimos" (Hch 17,28). Según las palabras de S. Agustín, Dios es "superior summo meo et interior intimo meo" ('Dios está por encima de lo más alto que hay en mí y está en lo más hondo de mi intimidad", Conf. 3,6,11). - Catecismo, n. 300

4. Así mismo, este panteísmo impide el reconocimiento de las criaturas como totalmente dependientes en su existencia del Único necesario que es Dios. La creación no es adorable, solo a Dios se debe adoración.

  "El mundo y el hombre atestiguan que no tienen en ellos mismos ni su primer principio ni su fin último, sino que participan de Aquel que es el Ser en sí sin origen y sin fin. Así, por estas diversas "vías", el hombre puede acceder al conocimiento de la existencia de una realidad que es la causa primera y el fin último de todo, "y que todos llaman Dios"" (S. Tomás de A., s. th. 1,2,3)" - Catecismo, n. 34.

5. La Nueva Era considera a Jesús de Nazareth como una manifestación más de lo que denomina "conciencia crística", que se habría encarnado de igual forma en Buda, Mahoma, Gandi, etc. Esto implica negar la originalidad de la Encarnación, y rechazar la afirmación central de la fe cristiana sin la cual esta pierde todo sentido: que Jesús, nacido de María, es verdaderamente el Hijo de Dios, Dios de Dios, consustancial al Padre; verdadero Dios y verdadero hombre.

  "La fe en la verdadera encarnación del Hijo de Dios es el signo distintivo de la fe cristiana: "Podréis conocer en esto el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa a Jesucristo, venido en carne, es de Dios" (1Jn 4,2). Esa es la alegre convicción de la Iglesia desde sus comienzos cuando canta "el gran misterio de la piedad": "Él ha sido manifestado en la carne". "El acontecimiento único y totalmente singular de la Encarnación del Hijo de Dios no significa que Jesucristo sea en parte Dios y en parte hombre, ni que sea el resultado de una mezcla confusa entre lo divino y lo humano. Él se hizo verdaderamente hombre sin dejar de ser verdaderamente Dios. Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre." - Catecismo, nn. 463-464.

6. La manera particular en que el pensamiento acuariano considera el alma del hombre como una parte (chispa) de la divinidad, deriva en una antropología totalmente incompatible con la verdadera concepción cristiana del hombre, según la cual, éste es un todo (cuerpo y alma) creado por Dios a su imagen y semejanza, -y por ende distinto de Él no divino-, llamado a una vocación trascendente, pero no por naturaleza sino por gracia.

  "La persona humana, creada a imagen de Dios, es un ser a la vez corporal y espiritual. El relato bíblico expresa esta realidad con un lenguaje simbólico cuando afirma que "Dios formó al hombre con polvo del suelo e insufló en sus narices aliento de vida y resultó el hombre un ser viviente" (Gn 2,7). Por tanto, el hombre en su totalidad es querido por Dios." - Catecismo, n. 362

7. Sostener la posibilidad de la reencarnación, conlleva negar puntos centrales de la fe cristiana como son: el sentido de la Pasión de Cristo, la necesidad de su Sacrificio redentor, la justificación por la sola Gracia, la existencia tanto del cielo como del infierno, la retribución para buenos y malos después de esta vida, el hombre como unidad sustancial de cuerpo y alma, etc.. Reencarnación y resurrección de los muertos no son conceptos semejantes, ni tan siquiera relacionados.

  "La muerte es el fin de la peregrinación terrena del hombre, del tiempo de gracia y de misericordia que Dios le ofrece para realizar su vida terrena según el designio divino y para decidir su último destino. Cuando ha tenido fin "el único curso de nuestra vida terrena", ya no volveremos a otras vidas terrenas. "Está establecido que los hombres mueran una sola vez" (Hb 9,27). No hay reencarnación después de la muerte" - Catecismo, n. 1013

8. Para el cristianismo, el fin del hombre no es la auto-divinización a través de un proceso evolutivo que abarca distintos ciclos de reencarnación -como sostienen los maestros de la Nueva Era-; sino que es el gozo eterno de la gloria en la presencia de Dios, al cual accedemos por pura Misericordia divina luego de ser juzgados al final de nuestras vidas presentes según nuestros méritos.

  "La muerte pone fin a la vida del hombre como tiempo abierto a la aceptación o rechazo de la gracia divina manifestada en Cristo (cf. 2Tm 1,9-10). El Nuevo Testamento habla del juicio principalmente en la perspectiva del encuentro final con Cristo en su segunda venida; pero también asegura reiteradamente la existencia de la retribución inmediata después de la muerte de cada uno como consecuencia de sus obras y de su fe. La parábola del pobre Lázaro (cf. Lc 16,22) y la palabra de Cristo en la Cruz al buen ladrón (cf. Lc 23,43), así como otros textos del Nuevo Testamento (cf. 2Co 5,8; Flp 1,23; Hb 9,27; 12,23) hablan de un último destino del alma (cf. Mt 16,26) que puede ser diferente para unos y para otros." - Catecismo, n. 1021

9. La "espiritualidad" que se deriva de la visión acuariana del hombre -centrada en la disolución y abandono de la persona en el todo-, no tiene punto real de contacto con la espiritualidad cristiana, que gira en torno a la respuesta libre, personal y por ende personalizante del hombre a Dios que se revela, respuesta que es en sí misma fruto de la gracia, nunca del esfuerzo del hombre.

10. En los ambientes Nueva Era se habla abundantemente de la oración, pero en realidad le dan esta denominación a una búsqueda introspectiva del propio ser; esta búsqueda, en realidad carece de semejanza con la oración cristiana que es un auténtico diálogo de amor con Dios, fundado en la realidad de que Él nos amó primero. En la praxis cristiana, la oración es diálogo no monólogo; es encuentro con Dios, no búsqueda del propio bienestar.

Es oportuno tener presente también que numerosas prácticas difundidas por la Nueva Era, originadas en rituales mágicos o en el espiritismo, no son aceptables por un cristiano bajo ningún pretexto, siendo muchas de ellas condenadas desde tiempos del Antiguo Testamento; nos estamos refiriendo a:

* el "channeling" o invocación de espíritus, sean estos de estra-terrestres, maestros ascendidos, familiares difuntos, o quiénes quiera.

* las "mancias" o artes adivinatorias (tarot, cartas españolas, borra del café, astrología, I Ching, buzios, runas, etc.)

* la aceptación de mensajes recibidos a través de la canalización como si fueran verdades divinas reveladas, y su adopción como guía de interpretación de la fe cristiana y las Sagradas Escrituras.

* el recurso a ritos mágicos o "trabajos" sean de magia negra o blanca, o tomados de rituales gnósticos, masónicos, paganos o de cualquier otro origen; sea su finalidad la obtención del propio progreso espiritual, algún beneficio material personal, o el influir en las decisiones de terceros.

"Dios puede revelar el porvenir a sus profetas o a otros santos. Sin embargo, la actitud cristiana justa consiste en entregarse con confianza en las manos de la providencia en lo que se refiere al futuro y en abandonar toda curiosidad malsana al respecto...

"Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone "desvelan" el porvenir (cf. Dt 18,10; Jr 29,8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a "mediums" encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios.

"Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo -aunque sea para procurar la salud-, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legitima ni la invocación de las potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo." - Catecismo, nn. 2115-2117

Desde la fe cristiana

1. Dios no es una energía
  Dios es personal.
2. El universo no ha emanado de Dios
  ha sido creado por Dios a partir de la nada.
3. El universo y Dios no son lo mismo
 

Dios es absolutamente trascendente y distinto del universo.

4. Las cosas creadas no son objeto de adoración
  sólo a Dios se ha de adorar.
5. Jesús de Nazareth no es una manifestación de la 'conciencia crística'
  es el Hijo de Dios hecho hombre.
6. El alma humana no es una chispa de Dios
  ha sido creada por Dios, distinta de Él.
7. El alma humana no se reencarna luego de la muerte
  sino que aguarda la resurrección de los muertos.
8. La esperanza del hombre no es la propia autodivinización
  es la vida eterna en la presencia de Dios.
9. La espiritualidad cristiana no es dilución de la persona,
  es maduración de la opción libre de fe.
10. La oración no es monólogo que busca bienestar
  sino diálogo con Dios aceptando su voluntad.

6. Mirando hacia el futuro

El fenómeno del estallido religioso contemporáneo y especialmente este despertar de un nuevo misticismo neo-pagano, debiera llevarnos a reflexionar no sólo sobre las causas objetivas que se puedan detectar, sino también sobre la respuesta que daremos al desafío que esto significa. Indudablemente que intentar mirar hacia adelante sin atender plenamente los antecedentes es caminar sin rumbo; a este respecto cabe recordar la afirmación del Cardenal Danneels: "Debe reinar un gran sufrimiento, una enorme insatisfacción en el corazón de nuestros contemporáneos, para que busquen su salvación en semejante mixtura..."

En realidad, la conspiración de Acuario es un asalto silencioso al corazón desprevenido de los cristianos, que intenta reemplazar de modo subrepticio al Dios verdadero por una energía impersonal; desplazar al sacerdocio católico por una colección de maestros, canalizadores y gurúes de vidriera; pervertir la esperanza cristiana en una vida luminosa en la presencia del Padre, convirtiéndola en un ciclo tiránico e inacabable de reencarnaciones; degradar la auténtica y libre conversión cristiana a un simple cambio de ropajes dando nombre nuevo a debilidades viejas.

Nueva Era es una oferta atrayente para una demanda religiosa insatisfecha ya que, sin configurar propiamente una verdadera religión, pone al alcance del consumidor un espiritualismo sin Dios, sin Iglesia, sin compromisos personales; una "espiritualidad" configurable a la medida de la necesidad del cliente.

En este contexto, el éxito de su expansión se centra en buena medida, en que no se presenta como una propuesta excluyente sino como una espiritualidad alternativa válida incluso para los cristianos, buscando convencer al desprevenido de que no hay incompatibilidad entre las prácticas New Age y la fe católica. Esto, sabemos que es una mentira, pero la mayoría de los cristianos carecen de la formación necesaria para percibirlo con facilidad.

7. Conclusión

La presencia y avance de sectas o movimientos como la Nueva Era que muchas veces no solo proponen doctrinas opuestas a la fe cristiana, sino que incluso llegan a agredir a la Iglesia Católica como a la autora y portadora de todos los males, provocan reacciones encontradas en el seno de todo fiel cristiano.

Por un lado la tentación de responder, de "combatir" a las sectas a través de una actitud de confrontación y enfrentamiento; por el otro, la tentación de un falso pluralismo y un mal entendido respeto de la libertad religiosa que lleva a no hablar del tema, a negarse a considerarlo como un desafío.

Entre ambos, se extiende un amplio campo signado por el amor a la Verdad, el respeto mutuo y el celo evangelizador que quiere que todos los hombres lleguen al conocimiento de la Verdad.

Atentos a esto, las vías de acción adecuadas parecen ser las siguientes:

I. La del esclarecimiento, es decir, la de aplicar esfuerzos específicamente orientados a clarificar a los fieles cristianos que a pesar de lo que los propulsores de estos movimientos declaren, estos movimientos no son cristianos. Esto debiéramos hacerlo sin juzgar sobre la buena fe de los adherentes; y en un contexto de verdadero respeto de la libertad religiosa ya que nadie puede verdaderamente elegir de modo libre si es engañado en su buena fe.

II. La de la profundización en la propia opción de fe, ya que la manera adecuada de evitar que los cristianos se vean tentados de recurrir a respuestas y salidas falsas, es trabajar para que encuentren las respuestas a sus interrogantes y la solución a sus ansiedades en la vivencia profunda de la propia fe bautismal.

III. La rectificación de nuestro pensamiento mágico. Aunque vivimos en la era de la tecnología y la globalización, es evidente que el pensamiento mágico invade los rincones más remotos de nuestra vida: las supersticiones, el deslumbramiento por lo "maravilloso" o lo "sobrenatural", el temor a lo desconocido... son todas dimensiones habituales de la existencia humana, que en nuestro tiempo pueden recubrirse fácilmente con un barniz falsamente científico. En este sentido, recuperar algunas pautas elementales del verdadero pensamiento científico puede ser un camino útil para salvar a nuestra razón del disparate de la magia.