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El
Titanic era el ultimo exponente de la riqueza y la sociedad como centro del
afecto publico.
En 1912 no habia estrellas de cine, radio, ni de television; las grandes figuras
deportivas eran todavia desconocidas, y la sociedad de bares y cafes era totalmente
ignorada. El publico vivia pendiente de las figuras importantes de la sociedad
para alegrar con su brillo sus vidas mediocres.
Esto era ampliamente apreciado por la prensa.
Cuando zarpo el Titanic, el New York Times puso en primera pagina los nombres
de los pasajeros mas importantes. Despues de su hundimiento, el American, de
Nueva York, dio las noticias el dia 16 de abril, dedicando las primeras columnas
por entero a John Jacob Astor; al final mencionaba que tambien habian muerto
otros 1.800 pasajeros.
El Sun, de Nueva York, del dia 18 de abril, hablaba por el mismo estilo del
desastre desde el punto de vista de los seguros. La mayor parte de la informacion
giraba alrededor de las perlas de mistress Widener.
Nunca jamas el dinero volvio a ocupar los pensamientos de la gente de modo tan
completo y total.
Por otra parte, nunca jamas fue el dinero tan espectacular. John Jacob Astor
no dio la menor importancia al desembolso de 800 dolares para adquirir una chaqueta
de encaje que un comerciante trajo a cubierta cuando el Titanic se detuvo en
Queenstown.
Para los Ryerson el viajar con dieciseis baules no era nada excdpcional. Las
190 familias de primera clase estaban servidas por veintitres doncellas, ocho
ayudas de camara y diversas niñeras e institutrices, aparte de los centenares
de mayordomos y camareras.
Estos sirvientes personas tenian su propio salon en la cubierta C, para que
nadie tuviera que soportar las molestias de iniciar una conversacion con un
guapo desconocido que resultara ser, por ejemplo, el criado personal de Henry
Sleeper Harper.
Tomen, por ejemplo, la llegada a Nueva York de los supervivientes; Mrs Astor
fue recibida por dos automoviles con dos medicos, una enfermera, una secretaria
y Vincent Astor.
Mrs. George Widener no fue recibida en automovil, sino por un tren especial,
consistente en un pullman particular, otro coche que sirviera de lastre y una
locomotora.
A Mrs. Charles Hays la esperaba tambien un tren especial compuesto de dos salones
particulares y dos coches.
Era un recibimiento a tono con la gente que podia permitirse pagar la cantidad
de 4.350 dolares por una suite de lujo..., ¡y estos eran los dolares de
1912!
Tales suites disponian tambien de una cubierta de paseo, particular, que venia
a resultar a unos cuarenta dolares el pie de fachada por seis dias.
Por supuesto, esta clase de vida no estaba al alcance de todo el mundo. En efecto,
para Harold Bride, que ganaba veinte dolares al mes, eran precisos dieciocho
años para ganar lo bastante para viajar de este modo. Por tanto, los
privilegiados formaban gradualmente parte de un pequeño y cerrado grupo
que tambien parecio desaparecer con el Titanic.
El Titanic
bajo en cierto modo el telon sobre este modo de vivir. Jamas volvio el mundo
a ser lo mismo; primero vino la guerra, luego el impuesto sobre la renta lo
termino.
Con este mundo perdido se fueron tambien algunos de sus prejuicios... especialmente
una opinion firme y declarada de la superioridad del valor anglosajon. Para
los supervivientes, los que se habian metido en los botes eran «chinos»
o «japoneses»; todos los que saltaron desde cubierta eran «armenios»,
«franceses» o «italianos»
Pero con los
prejuicios, se perdieron algunos instintos mas nobles. Los hombres seguirian
siendo valientes, pero jamas lo serian del mismo modo.
Esos hombres del Titanic fueron grandes... habia algo en Ben Guggenheim cambiandose
de traje para vestirse de etiqueta... o en Howard Case tirando el cigarrillo
para saludar con la mano a Mrs. Graham... o incluso en el coronel Gracie jadeando
por las cubiertas en la busqueda valiente pero inutil de Mrs. Candee. Hoy
nadie seria capaz de esos pequeños gestos de caballerosidad, pero si
los hicieron aquella noche.
Un aire de noblesse oblige es algo que tambien se ha desvanecido
Y por encima
de todo lo demas, el Titanic marco tambien el final de la sensacion general
de confianza.
Hasta entonces los hombres creian haber encontrado la respuesta a una vida
civilizada, ordenada y firme.
Por espacio de cien años el mundo occidental disfrutaba de paz. Por
espacio de cien años la tecnica habia avanzado con paso seguro. Por
espacio de cien años los beneficios de la paz y del trabajo parecian
filtrarse satisfactoriamente por la sociedad. Una mirada retrospectiva nos
dira que parecian existir pocos motivos de confianza, pero tambien entonces
la gente creia que la vida era perfecta.
El Titanic les desperto. Jamas volverian a estar tan seguros de si. Especialmente
para la tecnica fue un golpe terrible. Ahi estaba el barco «insumergible»,
tal vez la maxima conquista de la ingenieria humana, hundiendose en su primer
viaje.
Pero el impacto
fue mas alla. Si esta obra suprema era tan tremendamente fragil, ¿que
ocurriria con lo demas? Si la fortuna significaba tan poco en aquella fria
noche de abril, ¿significaba mucho en el resto del año? Infinidad
de sacerdotes dijeron que el Titanic era una advertencia del cielo para sacar
a la gente de su complacencia, para castigarles por su gran fe en el progreso
material. Si era una leccion, fue efectiva..., desde entonces la gente no
ha vuelto a estar segura de nada.
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