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El aura dorada de la motivación y el liderazgo en las organizaciones La motivación es un bien fundamental, tanto en épocas de crisis como en tiempos de prosperidad. El éxito de una compañía, depende en gran medida, de una buena política de incentivos no sólo restringidos al orden de lo material. Cada persona es portadora de una dosis de energía que puede ser alimentada y estimulada hacia el crecimiento, pero ¿cuáles son los secretos para lograr el verdadero compromiso de la gente con su compañía?... Marita Venturín Del Piero maritaventurin@diarioelzonda.com
Los principios de la motivación Covey, inevitable punto de referencia en temas motivacionales, da una serie de principios para lograr el buen desempeño de las personas en las organizaciones. Las claves, señala Covey, son la participación y la confianza. Padres, educadores, líderes y empleadores comparten por igual la misma preocupación con respecto a cómo convencer a las personas que dependen de ellos para que sientan y actúen en forma responsable. Para desarrollar la motivación y la responsabilidad, sugiero trabajar sobre dos principios que pueden ser muy efectivos: la participación y la confianza.
1. El proceso de capacitación es esencial. La mayoría de los líderes no confían demasiado en este proceso y lo delegan. Al saltearse este proceso, luego, a la larga, se deberá dedicar mucho más tiempo a la motivación externa y a aclarar malos entendidos que a menudo originan problemas muchos más graves como relaciones tirantes, conflictos de personalidad y una moral baja. 2. Si la capacitación está bien hecha y la comunicación es de dos vías, este compromiso será honesto y profundo. Si la capacitación es rápida y la comunicación es de una sola vía y limitada, el compromiso será poco profundo y desaparecerá fácilmente con el primer obstáculo o tormenta. 3. Una vez aceptado el compromiso, el supervisor es fuente de ayuda y no juez. Si la persona comprometida con la tarea no cumple con el trabajo, la actitud del supervisor debe tender a generar un vínculo de confianza y ofrecerle su colaboración.
Estos tres pasos están interconectados y se retroalimentan entre sí. Ejecutarlos bien requiere una considerable fortaleza de carácter, fe y paciencia en el líder. A muchos les falta la fortaleza y muchos trabajadores están tan condicionados por la supervisión constante, que esta filosofía de motivación en la confianza no siempre puede implementarse fácilmente. Pero recuerden, la confianza es la forma más elevada de motivación humana.
Recomendaciones para liderar organizaciones vivas Peter Senge, creador del concepto "learning organization", explica que el desarrollo de una empresa no difiere demasiado del de las semillas pues al igual que éstas, se trata de un organismo vivo. Senge hace una analogía entre un jardinero y un líder. Por descabellado que esto suene, hay varias características afines a ambos personajes.
¿Se imagina a un jardinero arrodillado en el suelo, gritando a las semillas "¡crezcan!"?... Una imagen simple pero poderosa. Los jardineros saben que una semilla tiene el potencial para crecer, pero también que el crecimiento no depende exclusivamente de ello. Depende de la interacción entre la semilla y el entorno, o más precisamente, del proceso de crecimiento que entre ambos generan. La semilla envía señales de entorno, y atrae agua y nutrientes. Su sistema comienza a desarrollarse, se extiende y atrae más agua y nutrientes. Ese es el primer principio del liderazgo: comprender los procesos de auto fortalecimiento del crecimiento. Si no funcionan, el cambio no generará energía sino que la absorberá.
Ahora bien: ¿cuáles son los procesos que promueven el cambio
significativo?.... Podemos identificar tres procesos de crecimiento que se
fortalecen entre sí. El primer proceso fortalecedor del crecimiento se ve
alimentado por mejores resultados del negocio, es decir, mejoras
que constituyen pruebas tangibles de los beneficios de la nueva práctica.
No obstante, hay que tener en cuenta que las mejoras tangibles pueden
tardar seis, doce o veinticuatro meses en aparecer. El segundo proceso se
centra en los resultados personales: la gente se compromete más si
el cambio los involucra personalmente.
§ La flexibilidad: si no se tiene la flexibilidad suficiente para invertir el tiempo y el esfuerzo necesarios para desarrollar nuevas capacidades, el cambio no sucederá. El ejemplo: si quieren alcanzar el éxito, los líderes deben "pregonar con el ejemplo". No sirve tener ideas brillantes o innovadoras si no se dedica a la gente el tiempo y el apoyo que necesitan para continuarlas.
§ El miedo y la ansiedad: los líderes deben estar preparados para los desafíos y también para los desafíos que surgen una vez que se pone en marcha el proceso de cambio.
§ La polarización: los líderes deben estar preparados para enfrentar la división entre "creyentes" y "no creyentes" que suele reflejar la reacción de la gente frente al cambio. la medición: los líderes tienen que manejar las mediciones de desempeño establecidas aunque no resulten del todo apropiadas para sus esfuerzos.
§ La fragmentación y la reticencia: tendrán que lidiar con estos efectos de las fronteras rígidas (problemas de difusión) y las estructuras de poder (gobernabilidad, estrategia y propósito).
La clave para identificar las fuerzas que pueden limitar el cambio es la disposición para observar profundamente la realidad. A menudo, este es el punto ciego de los innovadores apasionados, jardineros que creen tanto en sus semillas que olvidan cuáles son las condiciones necesarias del crecimiento.
En esta entrevista, Stephen Covey nos dice que la confianza y la integridad dentro de las organizaciones constituyen las piedras angulares del éxito de las mismas. Los altos ejecutivos no son bomberos. No pueden apagar todos los incendios. Por eso deberían aprender a centrar su vida sólo en las tareas de más alto rendimiento. Hoy es vital que los líderes se concentren en lo que para ellos resulte verdaderamente importante.
¿Cómo hace un líder para conciliar sus distintos roles como empresario, padre de familia, miembro de la comunidad, etcétera?... Tiene que elaborar el enunciado de su misión personal y pensar claramente qué es lo verdaderamente importante para él y luego hacer que ese enunciado sea su centro. Así todos los diferentes roles de su vida se ubicarán alrededor de ese centro, de manera que la persona no podrá descuidar a su familia por su trabajo y tampoco podrá descuidar la forma de ejercer su liderazgo en el trabajo en nombre de la parte del management, porque la parte del liderazgo es la más importante, no la del management. Cuando hay más liderazgo se necesita menos management porque la gente se maneja sola.
¿Usted realmente hace esto?... Sí, todo el tiempo. No dejo pasar una semana sin tener encuentros especiales con mis hijos y debo organizarme de esa forma porque para mí ellos son muy importantes, pero también dirijo una gran empresa y soy el presidente de la compañía.
La motivación del personal en la hora actual Fuente: Daniel Codner, titular de Codner & Asociados Motivar es mucho más que estimular con dinero o asegurando el trabajo. Es implicar a las personas en lo que se está viviendo. Para ello es necesario información y liderazgo. Los manuales de administración de recursos humanos pueden ser básicamente de dos tipos, unos provenientes de profesionales de la Administración de empresas y otros de grados más humanísticos.
Pero a la hora de hablar de motivación deben recurrir a las mismas fuentes. Las teorías de motivación del personal tradicionalmente se han dividido en múltiples escuelas. Todas coinciden en que el empleado debe sentir algo que lo estimule a superarse continuamente. Ese sentir algo está dentro de la persona, algún estímulo externo debe haber para que ese algo empuje. No alcanza con que el estimulo externo sea económico, es importante pero no fundamental. Mientras más calificado y más complejos los requerimientos de la tarea, menos preponderante es el tema del pago.
Gestión de recursos humanos y equidad Daniel Codner explica por qué la falta de equidad es generadora de malestar y de baja de rendimiento y competitividad. El gerenciamiento de emprendimientos que involucran personas trabajando en diferentes niveles requiere de cuidados especiales. En toda empresa hay una manera de hacer las cosas, que además de estar sostenidas en manuales de procedimientos y asignaciones de puestos y tareas, implica lo que se llama su cultura. La cultura tiene un componente importante y de mucho peso, son los llamados valores. Valores son ideas u objetos materiales estimados por las personas. Si estas ideas estimadas son muy abarcativas y terminantes, más que valores son principios.
Estos valores que circulan determinan lo bueno y lo malo, lo esperado y lo repudiado de la conducta de las personas. Las empresas originalmente pensadas y diseñadas con el modelo industrial llamado Tayloriano (un modelo organizativo piramidal, copiado de las organizaciones militares, con pautas y rendimientos estandarizados de manera rígida y absolutamente mensurables) están siendo reemplazadas por los modelos modernos. Este cambio de paradigma organizativo no es menor. Implica pasar de la organización férreamente estructurada a la implicación de mayor grado de compromiso de los protagonistas, es pasar de obedecer a querer hacer.
Esto es la subjetivizacion de la organización. El proceso de subjetivacion implica pasar de la estructura externa a un cambio interior en las personas, donde rinden y producen porque están gobernados por controles internos, estos controles internos no son otra cosa que los valores organizacionales. Estos guían las acciones fundamentales. Para que la organización así metida adentro de la gente, funcione bien, debe trasuntar equidad .¿Qué es la equidad?, en toda organización hay leyes o preceptos que se cumplen; si no, no es posible pensarla. La equidad es un valor en la distribución y aplicación de la ley.
Haciendo la plancha Fuente: Codner & Co. Personas & Organizaciones Soportar la crisis sin hundirse podría parecer ser una solución, pero no lo es. Sólo hay dos opciones reales a seguir: hundirse o salir adelante. En esta crisis, que pareciera no tener ni fin ni fondo, "hacer la plancha" se convirtió en una suerte de respuesta habitual cuando se le pregunta a alguien cómo le va con su emprendimiento. Hacer la plancha indica estar soportando, sin hundirse y gastando el mínimo de energía. Es como decir "acá estamos aguantando y viendo qué ocurre". Pero esto es falso. En esta situación no es posible hacer la plancha, creer que se está haciendo es estar hundiéndose irremediablemente. Sólo hay dos opciones: hundirse o salir adelante.
Las ciencias sociales, las ciencias de la administración y las ciencias de la conducta humana han definido hasta el cansancio qué es un líder. Hay cursos, entrenamientos, coaching y muchas cosas más para poder acceder a un buen nivel de liderazgo. Pero, basados en los resultados y en la experiencia hay tres cosas que definirán a un líder y ellas son: 1) Visión 2) Poder 3) Capacitador
Inexorablemente, reflexionar sobre el liderazgo nos ha llevado a dos temas absolutamente conexos, las emociones y la comunicación. No existe dinámica de grupos, de liderazgo y acciones si no se pueden compartir emociones. La resonancia dentro de un grupo pasa por el encuentro emocional, y las emociones unen si están ordenadas por medio de comunicaciones interpersonales apropiadas.
Liderazgo y Valores Humanos Fuente: Nestor Braidot El éxito en las organizaciones requiere hoy de cualidades personales de liderazgo, de inteligencia para tomar decisiones exitosas alineadas y centradas en valores humanos. En la empresa "proactiva" todos los integrantes son miembros de un equipo que, tanto en forma conjunta como individual, están preparados en todo momento para cumplir con cualquier rol o desafío que las circunstancias precipiten.
Al igual que los jugadores en un equipo de fútbol, las personas de la organización proactiva comprenden el plan de juego, no una sola jugada. Lo que en otros términos llamaríamos la visión y el propósito estratégico. Están siempre atentos a las señales dentro del constante caudal de información que circula dentro y en torno de la empresa transformándolo en conocimiento diferenciador, y son ellos mismos quienes hacen que se cumpla el trabajo, confiando los unos en los otros y en las habilidades que han adquirido.
El conocimiento es principalmente "tácito" (algo no muy evidente y difícil de expresar). Este tipo de conocimiento es muy personal y no es fácil de plantear a través del lenguaje formal, por lo que resulta difícil trasmitirlo y compartirlo con otros. La inteligencia superior, la intuición, las ideas y las corazonadas subjetivas son parte de él. Además, este tipo de conocimientos tiene sus raíces en lo más profundo de las acciones y la experiencia individual, así como en los ideales y valores humanos de cada persona. En términos específicos, el conocimiento tácito puede dividirse en dos dimensiones. La dimensión técnica, que incluye las habilidades no formales que se expresan en el término Know-how (saber cómo llevar a cabo una tarea o trabajo).
Los líderes que podríamos denominar "alineados, centrados y proactivos" consideran esta situación con detalle, y saben que hay que desarrollar estas dos tendencias en sí mismas. Saben que deben entregarse plenamente al equipo de trabajo y a la vez comprometerse con ellos mismos. No basta con uno u otro compromiso; hay que cultivarlos a ambos íntimamente.
La Guía del Manager perfecto Transformarse en un buen Manager requiere de altas dosis de habilidad, experiencia, conocimientos, trato humano y olfato empresarial. Para ello, Juan Javier Alvarez, director de la consultora española Estudio-Pymes, explicó los aspectos considerados como muy importantes a la hora de mejorar profesionalmente. Alvarez comenta siete claves.
1) Sea honesto, conózcase a sí mismo y acepte sus errores Mantenga una actitud totalmente abierta a los cambios, y adáptese a ellos. Cuando cometa un error, de nada sirve ocultarlo; es mucho más saludable admitirlo e instrumentar las medidas para corregirlo. Debe dejar de lado toda soberbia y suficiencia, totalmente absurdas en entornos multidisciplinarios como los actuales, donde dependemos de un sinnúmero de especialistas. Hay que aceptar las críticas y observaciones con naturalidad, intentando siempre capitalizarlas para mejorar, para crecer profesional y humanamente. Es de sabios el tomarse las cosas con mesura, evitando desbordes emocionales y pérdida de la compostura.
No trabajar en exceso, sino eficientemente, administrando adecuadamente nuestro tiempo: quien requiere de más horas para concretar una tarea demuestra que algo falla en su concepción del trabajo. O pierde el tiempo, o privilegia tareas que no son ni urgentes ni tampoco importantes. Nunca crea que llevarse trabajo a su casa es signo de extrema actividad; muy por el contrario, esto demuestra que no ha administrado bien su tiempo en la oficina. Tómese la costumbre de relajarse, y ejercítese practicando algún deporte. Divida aguas, y respete el tiempo que le dedica a su vida personal. Manténgase permanentemente actualizado en su disciplina, pero que esto no le lleve a un estado de ansiedad incipiente. Y sobre todo, adminístrese cada día una buena dosis de optimismo y motivación, e intente siempre contagiarla al resto.
2) No tenga miedo a afrontar situaciones conflictivas con sus empleados Cuando tenga que hablar con un empleado a causa de su escaso rendimiento, organice una reunión personal, cara a cara. No recurra al teléfono ni mucho menos al e-mail. Veamos algunos ejemplos:
§ El empleado puede estar desmotivado. Las causas son muy variadas, e incluyen un mal ambiente laboral, problemas personales, no sentirse debidamente reconocido, etc. Para conocer el motivo, usted debe establecer un diálogo franco y honesto con él, buscando entre ambos solucionar el problema. Si la causa pertenece a la empresa, instrumente cuanto antes un programa de mejora, porque si no lo hace, en poco tiempo ese problema se extenderá al resto del grupo. Si por el contrario es un problema personal propio del empleado, bríndele todo su apoyo y colaboración en lugar de presionarle.
§ El empleado no cuenta con las herramientas necesarias para cumplir con su labor. Al hablar de "herramientas" nos referimos sobre todo a la formación y preparación adecuadas al puesto. Remedie esto mediante cursos internos o externos, o bien, seminarios dictados por colaboradores con mayor experiencia.
§ El empleado no llega a comprender la importancia o necesidad del proceso que debe llevar a cabo. Aquí falla la comunicación interna. ¿Ha explicado, utilizando todos los medios adecuados, los objetivos a alcanzar, y por qué son importantes para el futuro de la empresa?... ¿Hace partícipes a sus colaboradores en la toma de decisiones, la elaboración de estrategias y la factibilidad de proyectos, o les considera meros ejecutores?... ¿Son sus canales de comunicación fluidos y bidirecccionales, de manera que permitan obtener el necesario feedback por parte de los colaboradores?...
Los despidos de un conjunto de empleados conforman la segunda alternativa. Como en el caso anterior, todos deben conocer cuáles son los parámetros de juicio que empleará la empresa para decidir quiénes deberán dejar la firma. Hay que comunicarles a qué áreas afectará la reducción de plantilla y por qué, sin ocultar los problemas que motiven tan drástica medida. Es deber de la empresa exponer ante sus colaboradores todas las alternativas que se agotaron antes de llegar a esta situación, y que todo sea perfectamente entendible por los empleados. Contar con el asesoramiento y apoyo de especialistas en outplacement resulta, en muchos casos, fundamental. Pero además hay que abocarse al resto de empleados, a los que quedarán en la empresa, para evitar temores injustificados o falta de motivación.
Se producirán cambios importantes en la empresa. Todo lo que afecte el "status quo" (fusiones, adquisiciones, expansión de productos/servicios, abarcar nuevos mercados, etc.) produce cierto grado de intranquilidad, reticencia y temor. Todo el mundo se siente cómodo con la inercia ya establecida, y cualquier cambio implica romper la comodidad y hábitos adquiridos a la fecha, para enfrentarse a algo totalmente nuevo. Por tanto, lo peor que se puede hacer es comunicar el cambio como un hecho consumado, sin hacer partícipe ni preparar debidamente al personal con la suficiente antelación. Organice jornadas y reuniones para explicar la necesidad del nuevo escenario, y los beneficios que se obtendrán. Instrumente planes formativos. Escuche y brinde solución a los cuestionamientos que, de seguro, existirán entre algunos empleados.
3) Desarrolle habilidades para Negociar Todo Manager debe negociar para su empresa. Pero negociar no es imponer nuestra voluntad e intereses; eso de nada serviría. Negociar es llegar a un acuerdo satisfactorio entre las partes. El resultado de la negociación debe beneficiar a todos. Para alcanzar este acuerdo, el negociador debe prepararse. Tiene que conocer a fondo el tema (y derivaciones del mismo) que se discutirá; poseer un estado de ánimo sereno (control de nervios y ansiedad); ser adaptativo a nuevos escenarios, ideas y situaciones; poseer el don de la empatía (acercarse al otro) y estar seguro de sí mismo y de llegar a los resultados previstos.
4) Ocúpese de la inducción de nuevos empleados Como Manager, ésta es una de sus funciones. Reciba a los nuevos colaboradores con un programa de bienvenida. El mismo puede tomar diferentes formas de instrumentación, aunque algunas de las más comunes son:
Reuniones internas, conducidas por los directivos, donde se presenta a la empresa, su historia, los objetivos y estrategias generales, su mercado, los logros obtenidos a la fecha y las perspectivas de futuro. Por otra parte, se enumeran sus departamentos, los aspectos relevantes de su cultura empresarial, las normas básicas y las reglas de comportamiento, sin olvidar las responsabilidades y objetivos del puesto en particular. Se detallan asimismo temas tales como horarios, vacaciones, incentivos, etc.
5) Cree un agradable clima de trabajo La empresa nos exige la consecución de determinados objetivos. Pero implícitamente, también nos exige que aportemos valor adicional a nuestra labor. Este valor toma la forma de un conjunto de acciones que realizamos a diario, y que van más allá de sentarnos a planificar o encauzar trabajos. Se refiere a lo que nuestra gestión promueve o deja a su paso. Un ejemplo: equipos fuertemente motivados, sobre los cuales es posible delegar infinidad de tareas y responsabilidades (que se haga a diario y se confíe plenamente en sus depositarios); manejo eficaz de situaciones de conflicto, atendiendo las inquietudes y quejas del grupo, y compartiendo con ellos, cuando fuera necesario, toda sobrecarga de esfuerzo dando siempre el ejemplo; toma de decisiones consensuadas, nunca en solitario y sin el conocimiento ni aporte de los demás; creación de ambientes de trabajo agradables, aún en entornos sumamente competitivos, que eviten el temido “burnout”; impulsar la creatividad, actitud ésta que no se circunscribe a tres o cuatro “iluminados” sino a todos los trabajadores de una empresa. Y por supuesto, una aguda visión y concreción de negocios.
6) Sepa relacionarse con los clientes De cara a los clientes, sea que tengamos relación directa o indirecta con ellos, hay que pensar que son el objeto de todos nuestros desvelos, y que el producto o servicio que se les brinda no acaba con la venta; continúa en cada proceso de la empresa. Deben existir procedimientos de Calidad Total. La empresa no sólo debe identificar y conocer a sus clientes; tiene que anticiparse a sus deseos, promoviendo una activa relación. Se debe incrementar el valor vitalicio de cada cliente, en la convicción de que es mucho más rentable y económico el vender más a un cliente existente, que captar siempre uno nuevo. Y por supuesto, debe el Manager descubrir, mediante el uso apropiado de la información recabada, posibles ampliaciones de negocios o ventas cruzadas. En entornos tan competitivos como los actuales, es crucial implementar políticas de fidelización, y controlar sus resultados. Evaluar asimismo, pero de forma objetiva y con números precisos, los resultados de toda acción de marketing. Y tener siempre presente que nuestra visión de lo que el cliente precisa en este momento debe concordar con la realidad; aquí no cuentan los pálpitos, las inspiraciones ni nada por el estilo: lo único que valen son los datos objetivos, fruto de las investigaciones y consultas pertinentes. Debemos estar en sintonía con la evolución del mercado, con todo cambio en hábitos, costumbres, formas de compra, etc. Caso contrario, regalamos nuestra cuota a la competencia.
7) Conozca a la competencia La competencia constituye nuestro próximo punto. Debemos estar seguros de conocerla bien, y de ingresar bajo este calificativo a todo producto o servicio sustitutivo que aparezca en el mercado, y que de alguna manera, nos reste posibilidades de venta. Pero al hablar de “conocerla bien” no nos referimos simplemente a tener identificados sus datos primarios, sino a conformar, por cada competidor, una base de datos completa, que nos permita vislumbrar sus futuras acciones y anticipar una respuesta adecuada. Si carecemos de esto, estamos en realidad a su merced, obrando reactivamente, dejándonos llevar por la estrategia planeada por cualquiera, menos por nosotros mismos. De hecho, la iniciativa en este combate cotidiano contra la competencia, por mínima que sea, debe estar de nuestro lado. Hoy en día, convivimos en un mundo donde los productos y servicios no se diferencian mucho unos de otros, donde existen infinidad de competidores que cuentan con la misma tecnología, y donde los clientes ya han adoptado una conducta de infidelidad crónica. Entonces, el vencedor en esta contienda lo hará empleando otras armas, que pasan por el trato totalmente personalizado, un servicio pre y postventa que satisfaga plenamente, y un cúmulo de valores agregados que hagan decir al cliente un “no vale la pena cambiar, aquí estoy a gusto”. Todo eso es nuestra responsabilidad.
Consejos de líderes para líderes Hay algunos personajes de las grandes empresas que con los años acumulan experiencia y la transmiten en forma transparente. Con alegorías, imágenes o consejos, muestran el camino a otros para evitarles trampas que ya conocen. Aquí, algunos consejos.
1) No trate de domesticar patos salvajes Una vez que selecciona personas que representan valores nuevos y diferentes, no las obligue a adaptarse a patrones viejos. Los conformistas no pueden ponerse al frente del cambio. Tenga en cuenta el caso del hombre a quien le gustaba mirar la migración anual de los patos salvajes. Para asegurarse de que los patos volaran donde él los pudiera ver, todos los años sembraba con alimento un lago que tenía cerca para que los patos se detuvieran allí a comer. Finalmente, algunos de los patos dejaron de volar hacia el sur para quedarse a pasar el invierno en el lago. Con el tiempo engordaron y se volvieron perezosos. Ya no necesitaban volar porque tenían a su alcance el alimento que buscaban.
2) Invierta en los mejores “Hay tres grupos de personas”, dice Ned Barnhold, de Hewlett-Packard: “los que aceptan inmediatamente una idea y se la llevan corriendo; los escépticos que no saben qué hacer con ella; y los que comienzan negativos y esperan que se disipe. Yo solía dedicar gran parte de mi tiempo a los más negativos, tratando de convencerlos y de hacerles cambiar de opinión. Ahora reservo mi tiempo para la gente del primer grupo. Invierto en mis mejores activos”.
3) El que aporta gana Los empleados de Industrial Computer Source se pueden vestir como quieren, decir lo que quieren, jugar al ping-pong y al billar en las instalaciones de su trabajo, y también hacer fiestas semanales. Se han ganado esos privilegios, dice el CEO Steven Peltier, pero pueden perderlos si no aportan algo al éxito de la empresa. “Nosotros somos muy claros en cuanto a lo que esperamos de nuestros empleados y lo que ellos pueden esperar de nosotros”, dice Peltier. “Nadie tiene un empleo para toda la vida, pero existe lo que nosotros llamamos un proceso de membresía... si usted trabaja bien para nosotros, nosotros no le abandonaremos”. La empresa fija objetivos cada vez más difíciles año tras año y espera que sus empleados los alcancen. Y eso nos da resultados. La firma no ha dejado de cumplir con su presupuesto anual en nueve años”.
4) No acepte excusas por una conducta inmoral La “Coast Guard” fija altos niveles morales para sus miembros, y no acepta excusas por infracciones. Hay una historia en su folclore que cuenta de un joven oficial, brillante y prometedor que aprendió esto de la manera más dolorosa. Un día, cuando estaba por entrar a un supermercado, el oficial vio una bolsa de carbón, aparentemente abandonada en un carrito fuera del edificio. Cuando salió del mercado un rato después, el carrito y el carbón seguían allí, solos. Pensando que alguien había comprado el carbón y se lo había olvidado, el oficial decidió que no estaba mal que él se lo llevara. Mientras estaba poniendo la bolsa en el baúl de su auto, fue agarrado por los guardias de seguridad. Había caído en un operativo especialmente montado para detectar pequeños hurtos. El cuento termina que el joven oficial pagó la bolsa de carbón con su carrera. La Coast Guard lo expulsó.
5) Sea un líder confiable Cuando los líderes no hacen lo que dicen, la gente no confía en ellos. Peor todavía, no los sigue. Los CEO que despiden gente para reducir costos y luego se auto adjudican bonificaciones exageradas destruyen la confianza. Roger Smith, CEO de General Motors, amplió el programa de bonificaciones para los ejecutivos de la empresa después de reducir los sueldos y beneficios de los obreros en US$ 2.500 millones en la década del ’80. Al Dunlap cobraba casi US$ 100 millones al año en sueldos y bonificaciones como CEO de Scott Paper entre 1994 y 1996. En ese lapso redujo 71% del personal de la casa central, 50% de los gerentes y 20% de los obreros.
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