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Fuertes
denuncias en contra de una coordinadora del trueque
"El
que no paga 50 centavos no entra"
Un
vecino acusó a Irma "Cata" Giovanettone de cobrar una entrada en pesos
para ingresar al nodo que funciona en el predio del Ferrocarril. Dijo
además que la coordinadora, de un tiempo a esta parte, mejoró considerablemente
su estilo de vida. Y la acusó de manejarse por intermedio de prácticas
mafiosas.
Darío
Soria, vecino de Luján, denunció a Irma "Cata" Giovanettone de cobrar
cincuenta centavos a todas las personas que se acercan a intercambiar
bienes y servicios en el nodo del Club del Trueque que funciona en el
predio de Ferrocarriles, sobre la calle Las Heras.
Por otro lado, aseguró que Irma Giovanettone, coordinadora del nodo cuyo
nombre es "Las Chicas Lindas", utilizó prácticas de tipo mafiosas con
el propósito de despejar el camino de competidores.
En tanto, Soria indicó que existe un expediente en la Municipalidad que
certifica que el predio fue solicitado tiempo atrás por cuatro personas,
entre ellas su esposa, María Luján Gugliotella. No obstante, sostuvo que
Giovanettone se ocupó de "echar" al resto de los coordinadores, con el
propósito de no tener que capitalizar mejor el negocio.
"Ella no puede cobrar dinero para que la gente entre al trueque -dijo-.
Firmó un convenio con la Municipalidad que le prohibe manejar plata. Pero
el domingo pasado fui al nodo y pretendió que le pagara cincuenta centavos".
Según Soria, Giovanettone hace "las cosas mal" con el objeto de alejar
gente de su lado, y en ciertos casos apeló al recurso de las amenazas.
"Cualquier cosa que a ella la pueda entorpecer se la saca de encima mandando
a sus matones -aseveró-. Esto no sólo lo digo yo, todo el mundo lo sabe
y todo el mundo lo denuncia".
Por otro lado, dijo que los vecinos de Giovanettone pueden certificar
cómo en un año la coordinadora mejoró su nivel de vida, y calculó mentalmente
que por fin de semana la mujer embolsa cerca de mil doscientos pesos.
"Si no hace más plata", manifestó.
Tanto en la comisaría como en la Municipalidad se radicaron "una pila
de denuncias" en contra de Giovanettone y del nodo que coordina, pero
misteriosamente "nunca pasó nada". "A mí también me amenazó. Me dijo que
tenía gente que me iba 'a atender'", aseguró.
Todo indicaba que el sábado el lugar iba a ser clausurado debido al mal
funcionamiento; pero antes de proceder, los inspectores municipales -según
confió Soria- habrían recibido la "contraorden" del jefe comunal, Miguel
Prince, para levantar la medida. "¿Será que ella le debe favores al intendente
o que el intendente le deberá favores a ella?", especuló.
En este sentido, se preguntó la razón por la cual el Departamento Ejecutivo
continúa brindándole su aval al nodo cuando los galpones ni siquiera cuentan
con baños, como estipula el reglamento. "Además ese galpón tiene 5 mil
pilas del ferrocarril en descomposición debajo del piso, y esto es una
barbaridad porque en el lugar se manejan alimentos", enfatizó.
Pese a que la gente sabe que las leyes del trueque prohiben la utilización
de dinero, la mayoría no pone objeciones al respecto. Y esta actitud,
para Soria, tiene una explicación. "Lo que pasa es que la gente necesita
comer -dijo-. Y si lo que sacan en el nodo les alcanza para comer no van
a hacer demasiados cuestionamientos. Todos saben que están siendo estafados.
Pero la cosa es simple y clara, el que no paga los 50 centavos no entra,
y a la gente le conviene pagar".
Soria persigue dos finalidades: deslindar a su mujer de toda responsabilidad
debido a que su nombre figura en la Comuna como una de las solicitantes
del predio (cuando en la práctica no es así) y que el nodo deje de funcionar.
"Porque no quiero que se siga perjudicando a los vecinos", afirmó.
La
solidaridad perdida
El trueque, desde sus orígenes, se propuso como un sistema diferente edificado
sobre la solidaridad de cada uno de los prosumidores. Sin embargo, y lentamente,
esa premisa inicial se fue debilitando y los principios que signaron el
comienzo de esta iniciativa fueron cambiando de rumbo.
En la actualidad, son varios los nodos que dejaron de utilizar el crédito
como única moneda de intercambio. Ahora, en muchos de ellos se puede ver
funcionando con absoluta libertad tanto pesos como patacones y lecops.
Y no sólo eso: la inflación también llegó al centro de este sistema. El
sábado, el nodo del predio del Ferrocarril manejaba los siguientes precios:
un rollo de papel higiénico, 100 créditos; una caja de puré de tomates,
300 créditos; un kilo de azúcar, 500 créditos, y un litro de aceite, 1.300
créditos. Estos precios no son muy distintos de los que se pueden encontrar
en otros nodos.
El
Civismo, Sábado 17 de Agosto de 2002
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