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La incapacidad de los coordinadores para
mantener un orden mínimo y la pérdida casi total del sentido solidario
por parte de los prosumidores (productos y consumidores), dejaron la puerta
abierta para que la Municipalidad de Luján, con sobrados argumentos, se
meta en la red global del trueque a controlar su desarrollo.
El gobierno de Miguel Prince pondrá un pie en los principales nodos locales
de intercambio (en total hay cerca de 60), porque funcionan en predios
municipales. En especial, se apuntará al multitudinario nodo de Olivera
y a los que realizan sus actividades en el predio de Ferrocarriles, a
la vera de la calle Las Heras.
Para formalizar su intromisión, el miércoles pasado, el Departamento Ejecutivo
elevó un proyecto de ordenanza al Concejo Deliberante. En esa propuesta
escrita se establecen pautas para registrar a los nodos; identificar y
asignar responsabilidades a los coordinadores; marcar condiciones mínimas
de salubridad, higiene y seguridad para el espacio en que se troca; y
algunas pretensiones un tanto más complejas de aplicar. Por ejemplo, la
Comuna quiere chequear el origen de la mercadería que se ofrece; fomentar
listas de precios máximos y revisar, desde lo bromatológico, los alimentos
que se llevan a los centros de intercambio.
EL CIVISMO accedió al expediente municipal Nº 2378/02, en el que se tramita
la aprobación del proyecto de ordenanza. Dada la conformación actual del
Concejo Deliberante, la sanción de esa norma es sólo una cuestión de tiempo,
porque fue redactada por el Departamento Ejecutivo y, por ende, contará
con el apoyo de la máquina de aprobar: el mayoritario bloque del Partido
Justicialista. Por ahora, sus detalles se discuten en las comisiones de
Economía, Presupuesto y Cuentas, y Legislación, Interpretación y Reglamento.
El proyecto de ordenanza determina la aceptación, dentro del distrito
de Luján, del intercambio de bienes o servicios como "actividad lícita
y permitida" en los denominados genéricamente "nodos del trueque".
Para ayudar a la interpretación de todas las disposiciones de la norma,
en su artículo segundo se definen términos y expresiones comunes para
la red. "Es un `nodo' el ámbito donde se reúnen los prosumidores y junto
a otros forman la red. Es `prosumidor' aquel miembro de una red que es
al mismo tiempo productor y consumidor de productos y servicios, conservando
su autonomía. Se entiende por `créditos' al vale impreso por una red,
cuya función es actuar como elemento compensador en las transacciones.
Es un signo representativo de valor sólo para los integrantes de los Clubes
de Trueque, no siendo convertible a la moneda circulante. Se entiende
como `coordinador/a' a la persona responsable de cada uno de los nodos".
Cuando entre en vigencia esta ordenanza, para desarrollar su actividad
los nodos deberán estar inscriptos en un "Registro de Nodos de Trueque",
cuyas características serán establecidas por el Departamento Ejecutivo
por la vía reglamentaria. El área encargada de esa inscripción (gratuita)
sería Política Social, se presume que a través de la Dirección de Desarrollo
Humano.
"La mera inscripción no generará derecho alguno con relación a la autorización
de funcionamiento", se aclara en el proyecto. Vale la aclaración, porque
tal como se detalló semanas atrás en un informe especial que EL CIVISMO
realizó sobre el fenónemo del trueque, el sistema y sus impulsores son
celosos de su autonomía e independencia de poderes políticos y/o económicos.
La inscripción de cada nodo en el registro se hará a nombre del coordinador/a
del cual dependa ese centro de intercambio. Y esa persona también tendrá
que presentar una declaración jurada con los siguientes datos: días y
horarios en los que desarrolla la actividad; lugar físico en donde tiene
lugar el nodo; infraestructura con la que cuenta, siendo obligatorio poseer
sanitarios para hombres y mujeres por separado y en cantidad suficiente
a la concentración de prosumidores.
DE COMPLEJA APLICACION
Con la sanción de la ordenanza de control, se endurecen las condiciones
de funcionamiento de los nodos, algo pedido por muchos prosumidores, sobre
todo después de la devaluación del peso, medida que impactó con fuerza
en la economía formal pero también en la informal.
Al aplicar la ordenanza, los nodos tendrán que inscribirse en el registro
municipal y el coordinador pasará a ser el responsable de informar a la
Comuna de todo cambio que suceda dentro del mismo.
Ese vecino también deberá garantizar la "no discriminación" y asegurar
un libre acceso al intercambio de bienes o servicios; denunciar ante la
autoridad que corresponda la irregularidad o conducta ilícita que tenga
lugar dentro del nodo; garantizar las condiciones mínimas de higiene y
seguridad tanto en el predio donde se desarrolla el trueque como de los
productos que allí se intercambian, debiendo exigir que los productos
perecederos estén envasados y con indicación de la fecha de elaboración.
En los lugares de acceso al nodo se publicarán los "valores de cambio
máximos fijados para cada producto o servicio, tomando como referencia
las publicaciones periódicas sobre el trueque". Y también en los ingresos
se especificarán en forma clara las monedas de intercambio aceptadas por
ese nodo.
En el primero de esos casos el cumplimiento será difícil, porque cuando
se fijaron tope en los precios la gente dejó de concurrir o prefirió trocar
a metros del nodo y nadie podía impedírselo.
Por lógica, en cada nodo se exigirá que los productos alimenticios cumplan
con las normas bromatológicas y sanitarias de rigor. Además, el sitio
de intercambio deberá contar con condiciones de salubridad, seguridad
e higiene.
Si bien en la ordenanza se especifica que el coordinador tendrá que certificar
"fehacientemente" la procedencia de los elementos que se troquen, sin
duda será uno de los puntos de más compleja aplicación. ¿Cómo cumplirá
el coordinador esa tarea? ¿Aceptará pedir boletas? ¿Qué pasará cuando
el prosumidor no tenga esa documentación? ¿Cómo distinguir entre mercadería
robada, comprada sin boleta o llevada al trueque por comerciantes que
cerraron sus negocios y tienen los productos guardados desde hace tiempo?
Las dos últimas imposiciones para los coordinadores se refieren a la prohibición
para trocar artículos procedentes de los diferentes planes de asistencia
social o cambiar en un mismo momento "productos incompatibles".
Otra disposición sostiene que los sitios para los nodos, en los horarios
declarados, sólo se podrán utilizar para trocar y el Departamento Ejecutivo
queda facultado para efectuar las inspecciones que crea necesarias, con
el fin de corroborar el cumplimiento de la ordenanza. En la infracción
sobre los puntos descriptos se establecerían multas que en ningún caso
serían menores de 100 pesos.
COMER O NO COMER
"Este fin de semana empezaremos a firmar convenios con la mayoría de los
nodos como para tener una relación de control, pero también de colaboración.
Tenemos que acompañar este fenómeno, pero se debe implementar de modo
ordenado", expresó el intendente Prince el mismo día en que enviaba el
proyecto de ordenanza al Concejo.
En rueda de prensa, afirmó que "todo se hará desde el reconocimiento de
que trueque sí o trueque no para mucha gente significa la diferencia entre
comer y no comer. Igual se apuntará a aspectos ligados a la bromatología,
seguridad y procedencia".
La ordenanza que esta semana el Ejecutivo giró al Concejo no se escribió
desde una hoja en blanco en despachos de funcionarios municipales. En
realidad, se armó fusionando los textos de un proyecto de ordenanza "modelo"
redactado por el subsecretario de Asuntos Municipales del Ministerio del
Interior de la Nación y de otro similar diseñado por el Concejo Deliberante
de Moreno.
No todo fue copia fiel, ya que los funcionarios lujanenses mantuvieron
reuniones con algunos coordinadores en las que se discutió acerca de los
abusos corrientes dentro de la red y las necesidades concretas de control.
Los coordinadores que más planteos realizaron son los responsables del
trueque de Olivera, el nodo más concurrido -y por ello problemático- de
toda la zona. En encuentros con las autoridades locales, se habló del
aumento de los robos; de la falta de sanitarios, higiene general y control
en los alimentos; de niveles de ruido insoportables; de grandes falencias
en materia de tránsito y estacionamiento y de la ineludible responsabilidad
de la Municipalidad, que cedió el predio de la estación para esta actividad.
El
Civismo, Sábado 18 de Mayo de 2002
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