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Entre
la noche del viernes y la mañana de sábado Olivera fue la
imagen de un pueblo sitiado por la Policía. Un móvil custodió
el principal ingreso a la localidad, otro permaneció en la estación
de trenes, un tercero recorrió permanentemente las solitarias calles
y un par más estuvieron apostados en la esquina de Juan XXIII y
San Martín.
La inaudita presencia de numerosos efectivos no obedeció a ningún
hecho de sangre en particular, sino a brindar apoyo a un operativo implementado
por la Dirección de Inspección General y Tránsito
de la Municipalidad para ponerle fin a la práctica del trueque
en el predio de la estación.
La decisión de impedir el funcionamiento del nodo "Las Palomas"
fue tomada hace unos 10 días, cuando la Municipalidad evaluó
y comprobó una serie de irregularidades que venían ocurriendo
en torno al trueque de Olivera. El desmedido crecimiento del nodo originó
un conflicto con un sector de la población que, con el correr de
los meses, terminó oponiéndose a esta práctica surgida
a la sombra de la crisis.
Frente a esto, el Municipio justificó la medida adoptada luego
de haber verificado que en reiteradas oportunidades, en este nodo, no
se cumplían con las disposiciones de una ordenanza recientemente
aprobada por el Concejo Deliberante, tendiente a regular este tipo de
actividad dentro del partido de Luján.
Debido a la enorme concentración de gente que todos los fines de
semana llegaba a la localidad de Olivera, la Municipalidad se vio obligada
a solicitar custodia policial para evitar que se producieran incidentes
entre los truequistas y los agentes municipales. Por esta razón,
a los móviles de la Comisaría Segunda de Luján se
le sumó personal llegado especialmente de las seccionales de Las
Heras y Navarro.
Desde las últimas horas de la noche del viernes y durante toda
la madrugada del sábado, los agentes municipales esperaron la llegada
de los truequistas -en su mayoría personas que no viven en Olivera-
pero no dejaron que nadie se apostara cerca de la estación, el
lugar donde hasta hace algunas semanas funcionó uno de los nodos
más importantes que tiene la red de clubes de trueques en toda
la zona oeste.
Como el cerrojo impuesto alrededor del predio dio resultado, muchos de
los prosumidores se dirigieron hacia la localidad de Goldney, partido
de Mercedes, donde desarrollaron la actividad en un terreno ubicado frente
a la escuela de fútbol.
UNA
PASION DE MULTITUDES
Según
cifras que maneja el Municipio, en algunas ocasiones llegó a reunirse
en Olivera unas 14.000 personas para intercambiar bienes o servicios.
Para una de las coordinadoras del nodo "Las Palomas" la cantidad
de prosumidores llegó a rondar las 22.000 personas. Cualquiera
fuera la cifra, indefectiblemente trajo aparejado un impacto social y
económico en una población que no llega a tener 2.000 habitantes.
Apenas las coordinadoras fueron notificadas de la sanción impuesta
por la Municipalidad, se pusieron en contacto con algunos de los "punteros
truequistas" del Gran Buenos Aires y en menos de una semana lograron
que su actividad no detenga su marcha.
Según indicó la coordinadora Loli Guerrero, el traslado
del nodo a Goldney fue posible gracias a la autorización que le
habría dado el intendente de Mercedes, Julio Cesar Gioscio, aunque
funcionarios de la Municipalidad de Luján ponen en duda que esto
sea cierto y señalaron a este medio que vecinos de Goldney ya habrían
manifestado sus quejas por la instalación del polémico nodo
en este pueblo.
Durante la madrugada, Guerrero esperó la llegada de los truequistas
-a quien define como "mi gente" y "mis chicos"- al
costado del camino asfaltado que une Olivera con Goldney. También
anunció que el nodo que coordina dejará de brindar la merienda
a unos 100 chicos de familias de escasos recursos, debido a la "suspensión
provisoria" que recibió el club del trueque que dirige.
A unos 300 metros del puente que cruza el río Luján la coordinadora
y un grupo de gente hicieron una fogata para pasar la noche. Con el correr
de los minutos se fueron sumando prosumidores que arribaban desde distintos
puntos del Conurbano a la espera de la apertura del nuevo nodo.
En el improvisado punto de encuentro, un hombre que dijo venir de Ciudad
Evita no concebía las razones que tuvo la Municipalidad para prohibir
la realización del trueque de Olivera. "Nosotros le paramos
un estallido social, porque si no fuera por el trueque ya se hubiera podrido
todo", repetía al lado del fuego.
Por su parte, trascendió que si la Intendencia no ponía
freno al invasivo trueque de Olivera, había vecinos dispuestos
a protestar en la puerta del Municipio. Y, ante los acontecimientos consumados,
ahora buscaría la forma para que el trueque quedara a cargo de
personas que viven en Olivera o, en su defecto, que el predio de la estación
se utilice para hacer una feria de artesanías y antigüedades
similar a la que funciona con éxito en Carlos Keen.
UN
LUGAR IDEAL
Para muchos
de los truequistas, Olivera es el lugar ideal para desarrollar este tipo
de economía no formal o alternativa. Argumentan que en este pueblo
encontraron "la paz" que no hay en otros puntos del Gran Buenos
Aires y por esa razón se puede explicar por qué llegan prosumidores
desde puntos tan disímiles como San Martín, La Matanza,
San Pedro o la provincia de Entre Ríos.
Otros reconocen que el sistema comenzó a desvirtuarse desde que
aparecieron "los vivos de siempre", que "venden algo más
caro de lo que vale" y "después que lo sacás,
esos mismos tipos te traen a cincuenta malandras".
Esto, que parecen ser las generales de la ley, según los truequistas
aún no sucede en el nodo que funcionaba en Olivera pero los vecinos
que se oponen al trueque dicen todo lo contrario.
Pese al frío que calaba hasta los huesos, los truequistas esperaron
la salida del sol para poner en marcha el trueque de Goldney y desarrollar
el intercambio "hasta que las velas no ardan", dijeron.
Entre las 5 y las 6 de la madrugada llegó el grueso de la gente
pero no hubo incidentes con los agentes municipales o con la policía.
De todos modos, los truequistas no se resignan a perder el predio de la
estación que el coordinador Municipal de Olivera, Juan Carlos Díaz,
les cedió en su momento para desarrollar la actividad.
"Si acá viene un programa de televisión se le pudre
todo a los políticos. Esto en La Matanza no pasa porque al intendente
le dan vuelta la ciudad. Pero acá la gente es pacífica",
dijo un viejo conocedor del sistema con tono desafiante, al tiempo que
sospechaba que la Municipalidad había prohibido el trueque porque
el nodo no había arreglado "la cometa" con los funcionarios
de turno.
Por su lado, en la Municipalidad admitieron que el movimiento de agentes
y policías desplegado este fin de semana es sólo el primer
operativo de su tipo. Para los próximos fines de semana se espera
que continúen realizándose dispositivos de esta índole,
hasta tanto los truequistas dejen de llegar a Olivera para alterar la
mansedumbre que caracteriza a este pueblo.
El
Civismo, Miercoles 17 de Julio de 2002
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