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NUESTRA
CENA DE HERMANDAD |
Como viene siendo
habitual todos los años, el pasado dia 6, se celebró nuestra cena de
Hermandad, con gran afluencia de hermanos. En
el transcurso de la misma, se procedió a la imposición de las insignias
de oro a los hermanos que por su dedicación a la cofradía, se han hecho
merecedores de ella. 
Los
galardonados de este año, fuero: Carlos Veliila Roy, Jose Luis Gracia
Guisado, Jose Luis Sanchez Serrablo, Antonio Lamana Mareca, y Luis de Paz
Lasheras. Nuestro
hermano Carlos Velilla, que no ha perdido su buen humor, nos recordó que se
hizo hermano de nuestra cofradía tan solo por ascender un poco
en esta vida, y dejar de ser "velilla", para hacerse hermano de
vela. ¡¡ Enhorabuena por tu buen humor
Carlos !!

UNA INSIGNIA ESPECIAL
El
pasado día 6 de Abril, la cofradía decidió otorgarme la
insignia de oro de nuestra cofradía, algo de un incalculable valor
sentimental para mi.
Desde
que tengo 6 años, pertenezco a la Cofradía, y el sentimiento hacia ella
es algo muy especial.
Creo
sinceramente que hay muchos hermanos de la misma, que han dedicado mucho
mas de su tiempo que yo a la cofradía, y que se la merecen mucho mas,
como por ejemplo todos los miembros de las juntas de gobierno tanto
actual, como pasadas, que
desinteresadamente, han restado tiempo de sus familias y ocio para llevar
a buen puerto lo que ahora es nuestra cofradía. Por eso, recibo con
orgullo esta insignia, en nombre de alguien que dedicó muchos años de su
vida a la Cofradía, siendo Hermano Mayor durante 8 años, y que nos
enseñó, o al menos lo intentó, el significado de ser Hermanos de las
Siete Palabras, y ese no es otro que mi padre, Diego de Paz.
Por
esto, esta insignia tiene un valor especial, ya que la recojo con todo mi
cariño, y sirve de homenaje póstumo a quien realmente se la
mereció en vida.
Luis
de paz Lasheras
¿Que
sientes cuando entras a formar parte del concurso de tu Cofradía?
Somos
las dos primeras mujeres cofrades que han participado en el Concurso de
nuestra Cofradía, una bombo y otra tambor.
Nos llamamos Ana y Andrea y nosotras ahora mientras escribimos esto
nos
preguntamos cuál ha sido el sentimiento que nos ha empujado para formar
parte del Concurso. Desde que entramos en la Cofradía formábamos parte
de la Sección Infantil, y mientras nuestro responsable, Fernando Arnas,
nos daba descanso nosotras nos íbamos a ver como los mayores ensayaban el
toque conel que irían a ganar.
Cuando
estábamos en la Plaza de Toros siempre
tarareábamos el toque y siempre esperábamos que la cofradía quedara en
buen lugar si no nos enfadábamos mucho ya que no entendíamos el porque.
Cuando yo, Ana, cumplí los catorce años me fui del infantil puesto que
ya me
habían impuesto la medalla y ya podía entrar a formar parte del Concurso
de
los mayores. Andrea aun no podía porque tiene un año menos, pero al año
siguiente me prometió que entraría.
El
primer ensayo fue muy complicado porque yo veía como todos movían las
manos, me fijaba en los demás bombos y me veía incapaz de poder hacerlo,
realmente da mucho respeto estar allí porque no sabes si lo vas a
conseguir, el día que tocamos en el Príncipe Felipe estaba muy nerviosa
ya que no me imaginaba tocando delante de tanta gente, no imaginaba que
tanta gente estaría escuchando nuestra marcha, quería pasar inadvertida
pero era un poco complicado ya que era la primera chica que participaba en
el Concurso de mayores de nuestra Cofradía, los minutos que duró el
toque se hicieron interminables pero tras muchos ensayos mereció la pena
ya que me había demostrado a mi misma que era capaz de realizar algo que
creía imposible.
En
Híjar ganamos y lo primero que hice fue abrazar a mi hermano ya que el me
había ayudado mucho y me decía que seria capaz de hacerlo. Todo se acabo
y este año convencí a mi amiga. Yo, Andrea, pensaba que no sería capaz
porque sinceramente impone mucho estar rodeada de los que pertenecen
al Concurso y no saber si vas a ser capaz de tocar como ellos. Ya
tenía los catorce años, me dijo Rodolfo, responsable del Concurso, que
si quería formar parte de éste, yo no me lo creía y se lo pregunte a mi
hermano Jorge y el me dijo que era verdad, cuando llegue al primer ensayo
vi las muñecas de los que tocan el tambor y no sabía si seguir porque veía
que era imposible pero me quedé.
Decidí
probar ya que quería ver si era capaz. Tenía un problema ya que la
semana anterior a la Exaltación de Zaragoza no estaría en la ciudad
porque iba a estar de intercambio con mi Colegio en Francia, el toque ya
me lo sabía pero estaba muy nerviosa ya que creí que se me iba a
olvidar, mientras tocábamos quería que todo por una parte pasase pero
por otra parte quería demostrar que había sido capaz de tocar con los
mayores y lo demostré aunque en Híjar no ganáramos.
Hemos
resumido que es lo que hemos sentido el primer año que
tocamos en el Concurso, Ana ha sido la primer cofrade que ha entrado, en
el
año 2001, y Andrea un año después en el año 2002, realmente no
se puede
explicar que sientes cuando es el primer año que tocas; es una
mezcla de
miedo, nervios y ala vez ilusión ya que tras meses de ensayos el
esfuerzo
da frutos. Solo los que por ahora han formado parte del Concurso mientras
lean ésto recordaran la primera vez que tocaron y lo que sintieron. Esto
es
lo que hemos sentido nuestro primer año en el Concurso y lo que hemos
intentado transmitir.
Firmado: Ana Oche Marquino y Andrea Murillo Samper
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