HISTORIA DEL
VALLE DE VALDEBEZANA

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Desde la Edad Media hasta nuestros días

Con Alfonso II rey de Asturias, llamado "El Casto", en los años finales del siglo VIII y principios del IX comienza la repoblación de las tierras, que es la primera forma de iniciar la Reconquista. Hay prisa por buscar espacio vital para las multitudes que viven amontonadas en los remotos e inaccesible valles de la cordillera Cantábrica. Así es como el abad Vitulo se dirige hacia las primeras estribaciones de la cordillera y funda nuevas poblaciones, entre las que destaca Area Patriani (Espinosa de los Monteros) en el año 800. El conde Gundesino se adentra más hacia el norte y el oeste fundando Sotoscueva y Bricia en el 811. Todas ellas son colonias de agricultores y pastores que llegan con sus aperos y rebaños y se establecen en los valles y llanuras, mientras que los guerreros lo hacen en las alturas, con el fin de proteger a sus vasallos.

En el año 814, los Anales Castellanos registran un éxodo compacto desde os picos de Europa hacia el norte de Palencia y Burgos.

Se puede afirmar por tanto que la población y colonización de manera estable del Valle de Valdebezana son llevadas a cabo por los vascones por medio de la repoblación iniciada por el abad Bituo hacia los años 800 y continuada por el cántabro-astur Conde Gundesino entre los años 811 y 814, en que podemos considerarla como definitiva.

Estas poblaciones de las estribaciones de la parte más oriental de los montes cántabros, las tierras del Monte Vindio donde habitaban los vadinienses, fueron el germen del nuevo reino de Castilla, al que dieron su propio nombre. a medida que se iban creando nuevas poblaciones se levantaban castillos desde los que los señores defendían los cultivos y ganados de los colonos. Esta zona es repoblada fundamentalmente por vascones en la zona oriental y Cántabros en el centro y el oeste. Estos repobladores están muy poco romanizados y exigen la concesión de fueros que resguarden sus derechos consuetudinarios y costumbres. Así se conocen los fueros de Brañosera, Castrosiero, Berbería, San Zadornil y por lo que a Valdebezana interesa, los fueros de Barrio y de Bricia, a los que sin duda estuvo acogido. Los foramontanos se establecen como pequeñas repúblicas independientes, con sus propias leyes, sus propias costumbres y los fueros otorgados. Para la impartición de tan antiguas y complejas leyes se ven obligados a crear la imagen de un hombre bueno que se encargará de administrar la justicia, aplicar los fueros y dirigir a las poblaciones en su lucha contra las razzias constantes de los árabes.

Con la llegada al trono de Asturias de Ordoño I en el año 850, se legaliza esta situación colocando esta zona oriental de su reino bajo la protección de un pariente suyo, el conde Rodrigo quien repuebla la destruida ciudad de Amaya y ataca sucesivamente a los moros en Pancorbo y Talamanca. Sin ninguna duda los hombres de Valdebezana participaron como guerreros en estas gestas.

Los diferentes condados de Castilla, templados por la lucha, fuertes con la riqueza y el botín y orgullosos de sus fueros comienzan a constituirse en una preocupación para los gobernantes por sus particularísimos. Se van sucediendo los condes -jueces que intervienen cada vez más decididamente en la política del reino de León y en las guerras internas de sucesión y contra los árabes en pos de la reconquista de los Territorios En el año 1.000 el condado de Castilla está bajo la legislatura del Conde Sancho, llamado el Conde de los buenos Fueros, casado con una hermana del rey Sancho III de Navarra, llamado El Mayor.

Se trata de un gran legislado y mejor guerrero, pero muere prematuramente en el 1.017 y deja como heredero a su hijo García, un niño de tan solo 9 años. Cuando el joven García cumple 19 años decide casarse con la princesa Sancha, hermana del rey de León, donde se dirige acompañado por su tío Sancho de Navarra. Allí es asesinado, el año 1.029 por los Vela, unos nobles alaveses que habían sido despojados de sus bienes por su padre.

Al quedar vacante la sucesión al condado, Sancho III de Navarra, casado con su propia sobrina Munia, hermana de García, toma posesión del condado para incorporarlo al Reino de Navarra. Esta situación se prolonga hasta que el rey de Navarra es vencido en la batalla de Atapuerca en el año 1.054 con lo que Fernando I, último conde de Castilla y primer rey de Castilla y de León incorpora a su reino todas las tierras del condado de Castilla.

El Valle de Valdebezana, como parte del condado de Castilla pasó por todas estas vicisitudes, por lo que se puede deducir la relativa independencia de que gozó hasta principios del siglo IX en que queda incorporado, posiblemente dentro del alfoz de Bricia o del de Sotoscueva, al naciente condado de Castilla hasta el año 1.029 en que pasa a depender del reino de navarra, y al reino de Castilla y León en 1.054.

La repoblación de las tierras de Valdebezana por parte de gentes venidas de las tierras vascas ente los siglos VII y IX, así como su pertenencia durante veinticinco años al reino de Navarra queda patente por la gran cantidad de términos y palabras a las que alude nuestra propia toponimia. Con respecto a ello baste citar todas las que aluden a los bascones (Villa-Bascones).

La segunda mitad del siglo XI, así como los siglos XII y XIII sigue una trayectoria unida al Reino de Castilla con una marcada tendencia feudal en su estructura económica y la política basada en el sistema de merindad, con administración por medio de los concejos abiertos (asamblea de todos los vecinos) quienes se ocupaban de la toma de decisiones en todo lo ateniente a la comunidad.

La alta Edad Media, en los siglos XIV y XV, encuentra el Valle de Valdebezana enfrentado consigo mismo, dividido en dos bandos y con frontera entre el marquesado de Cilleruelo de Bezana y el señorio de los Porras.

Una linea imaginaria que se pudiera trazar entre Las Torres y el alto del Escudo podría delimitar la frontera entre ambos dominios.

Así el marqués de Cilleruelo de Bezana, partidario del duque de Frías, levantaba su castillo de defensa -desaparecido entre finales del siglo XIX y principios del XX- en el pueblo de su nombre para oponerse a su rival, el noble Porras partidario del marqués de Espinosa de los Monteros, quien tenía su castillo -que hoy día aún se yergue orgulloso- en la Villa de Virtus.

Los siglos XVIII y XIX encuentran a Valdebezana dedicada a sus quehaceres fundamentales, agrícolas y ganaderos. Pero comienza a despuntar una nueva actividad: la hostelería.

Lugar de paso obligado entre el mar y la meseta, toman gran importancia como ruta comercial los dos "caminos reales" actuales carreteras N. 232 y N. 623, que atraviesan el valle. Así encontramos lugares y pueblos que crecen a partir de mesones (Me-SONCILLO, Quintanaentello-QUINTA de don Tello-, PARADORES de Bricia en el alto de Carrales), grandes casonas de piedra fácilmente reconocibles para este fin, en la casi totalidad de los pueblos. Prueba de la pujanza comercial del valle son las construcciones civiles, como las casas y la plaza de Soncillo, y sobre todo religiosas, iglesias de estilo neoclásico y racionalista propias de esta época de florecimiento económico en la práctica totalidad de los pueblos, añadidos en forma de nuevas capillas y pórticos a las construcciones románicas y tardogóticas ya existentes, como son los casos de las Iglesias de Virtus, Montoto, Bezana y Argomedo. La importancia antaño militar y estratégica de los pueblos, Virtus y Hoz de Arreba, va dejando paso a la nueva pujanza comercial de las encrucijadas de caminos y lugares de reposo, de los cuales son ejemplos sintomáticos Soncillo, Cilleruelo de Bezana y Cabañas de Virtus.

La aparición de los nuevos medios de comunicación, más rápidos y con menores necesidades de parada y estancia como es el caso del tren, de los automóviles y autobuses, relegó la actividad hostelera e hizo retroceder de nuevo a Valdebezana a su época anterior de economía puramente agrícola durante la primera mitad del siglo XX. La revolución industrial de los años 60 y 70 contribuyó a la práctica despoblación del Valle que loa llevado a su actual situación.

 

 

 

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Bibliografía consultada:

Crónica de los príncipes de Asturias y de Cantabria (F. De Sota
Antigüedades de España (F. Berganza
Fuentes para la historia de Castilla, El obispado de Burgos y Castilla primitiva (L. Serrano)
Historia del Condado de Castilla (J. Pérez)
Orígenes de Castilla, Origen de las libertades castellanas (C. Sánchez Albornoz)
Los jueces de Castilla (J.M. Ramos Loscertales)