Relaciones con la República Saharaui
Búsqueda - jueves 12 de enero de 2006 - pag.40

Sr.Director:

Motiva la presente una misiva publicada en “Búsqueda” el 5 de enero pasado, suscrita por el Sr.Dante Buonomo, quien se acredita como secretario docente del Instituto de Derecho Internacional Público de la Universidad de la República. En la referida misiva se cuestiona la decisión adoptada por el Sr.Presidente de la República, actuando en Consejo de Ministros, de reconocer a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).

Al respecto creo que cabría recordar, en primer lugar, que la RASD reúne todas las condiciones exigidas por el Derecho Intenacional para su reconocimiento, por lo que la decisión de reconocerla se enmarca perfectamente en esa línea de conducta que el Sr.Buonomo destaca cuando dice: “Nuestro país es respetado internacionalmente porque se sujeta al derecho internacional público, defiende la paz y la seguridad internacionales y sin abdicar de sus principios democráticos y republicanos, respeta las realidades y tradiciones de los demás integrantes de la comunidad internacional”

Sin embargo, el referido lector, a renglón seguido, procede a justificar el abandono de estos principios, afirmando que “los Estados en sus relaciones internacionales deben asimismo manejarse por sus intereses” y que “no ganamos nada” con este reconocimiento.

La concepción del Sr.Buonomo es clara: según él, nuestro país debe defender sus principios en la arena internacional únicamente cuando le conviene. Si bien no se nos escapa (aunque la referida carta no lo expresa) que el principismo en materia internacional debe ir de la mano con el pragmatismo, el empleo del criterio de la “ganancia” como único factor a tener en cuenta implica el no aplicar en lo absoluto los principios arriba señalados.

En cuanto a la valoración de lo oportuno o inoportuno del reconocimiento, el Sr.Dante Buonomo parece no estar informado respecto a los hechos que posicionan a la RASD en el escenario internacional. Por ejemplo la decisión del Tribunal de La Haya en torno a la misma, las resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas, el reconocimiento de la RASD por parte de la comunidad internacional , los esfuerzos de parte de los mediadores (entre ellos el Dr.Gros Espiell) tendientes a la realización de un plebiscito, la liberación de los últimos detenidos marroquíes en agosto del año pasado, y las condenas contra los manifestantes independentistas en El Aaiun y Smara el 13 de diciembre de 2005. Mucho menos toma en cuenta el actual proceso de acercamiento entre los países sudamericanos y árabes, la realidad del mundo árabe y africano y sus relaciones con la RASD, y otros elementos que para el Sr. Buonomo parecería que no son más que minucias, siendo el interés francés en la región, lo único que aparentemente sería digno de tenerse en cuenta.

Tampoco ha tomado nota el Sr.Dante Buonomo de la importancia del reconocimiento de un país con grandes riquezas pesquera y petrolíferas y que posee, además, inmensos depósitos de fosfato. Ni siquiera se le plantea la inquietud del derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. Y lo que es peor: minimiza al pueblo saharaui escribiendo: “pueblo” (entre comillas) porque se trata “sólo” de 300.000 habitantes. Sería bueno que el Sr.Buonomo, además de incursionar en el derecho internacional, se detuviera a pensar si el Uruguay no tenía derecho a su independencia porque en 1830 contaba con solamente 50.000 habitantes.

La carta finaliza con una serie de afirmaciones sin fundamento y de ataques personales e institucionales que, si no excusan, quizá contribuyan a explicar la ligereza del autor en el tema sustantivo. Considero que no vale la pena hacer comentarios al respecto, pues entiendo que a los demás lectores que se detuvieron en la carta de referencia les basta con su propia capacidad de raciocinio para darse cuenta de la falta de base de tales afirmaciones.

Me despido del Sr.Director, agradeciendo de antemano la publicación de la presente.
Muy atentamente

Bruno Faraone
Director General de Asuntos Políticos del
Ministerio de Relaciones Exteriore