La
pasión colectiva que despertó la recién nacida tiene que ver también con
la popularidad de la argentina Máxima, que le dio una nueva vitalidad y
literalmente le cambió la cara a la realeza de los Países Bajos.
El 9 de diciembre de 2003 a las diez de la mañana hora local (las seis de la
Argentina), el nombre de la princesita quedo oficialmente asentado en el registro
civil de La Haya, adonde Guillermo Alejandro anoto a su primogénita en un acto
oficial al que también asistio el primer ministro holandés y otras autoridades. |
|