El
9 de diciembre, el príncipe Guillermo Alejandro anotó a la nena en el registro
civil de La Haya en un acto oficial presidido por el alcalde de La Haya, Wim
Deetman, al que asistió también el primer ministro Jan Peter Balkenende. El
nombre surgió después de muchas idas y venidas. En familia la llamarán simplemente
Amalia.
La primera oferta matrimonial para la niña llegó de Bélgica. El senador flamenco
Vincent Van Quickenborne propuso derogar una ley de 1830 y que prohíbe las bodas
entre miembros de la casa real belga con miembros de la vecina casa real holandesa.
Todo para que Catharina Amalia pueda casarse con Gabriel, un bebé de 16 semanas,
hijo del príncipe heredero belga Felipe y de su mujer Matilde. Según el senador,
la idea no fue suya sino de cientos de holandeses que no paran de llamarle.
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