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Sus
padres, Jorge y Maria del Carmen Zorreguieta, habian llegado a La Haya en la
noche del domingo 30 de noviembre.
La prohibicion que pendia sobre don Zorreguieta -por su labor como secretario
de Agricultura en la ultima dictadura militar, que le valio el destierro de
la boda de su hija en febrero de 2002- se desintegraba del todo.
Pero, por si las moscas, paso sin ser visto. Y ella con su madre, ese mismo
jueves, salieron de shopping por el centro de La Haya: el ajuar las esperaba.
Cunas,
cambiadores y demas delicias de la vida maternal. Y Maria del Carmen seria
la primera en felicitarla tras el parto en la clinica Bronovo.
Jorge Zorreguieta, en cambio, estimo que su hija no daria a luz todavia. Ese
mismo jueves, zarpaba hacia Buenos Aires, para regresar a su trabajo como
presidente del Centro Azucarero Argentino.
La noticia lo capturo en el country Pinguinos, cercano a Ezeiza, donde pasa
los fines de semana.
Y al llegar, bolso en mano, a su departamento en Barrio Norte, lanzo fiel
a su sequia: "Estoy muy contento de ser abuelo, de que mi hija haya sido
mama, y de que todo haya salido bien".
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