Dseplego
su carisma, su buen gusto, su glamour, su femineidad y su distincion.
Concreta y, a la vez, eterea.
Como
salida del cuento de hadas con el que todas las mujeres sueñan alguna
vez.
Una mistica real, matizada por el encanto de la maternidad, de una hija rozagante
y feliz y de un principe de Holanda quela mira con amor y ternura.
Se
los noto plenos.
Y la Argentina se sintio un poco asi esta semana.
Puede parecer algo frivolo, pero no es poco ver a una chica joven, argentina,
de alto poder adquisitivo pero sencilla, llegar tan alto sin haberlo buscado
interesadamente.
La
sorprendio primero el amor y luego el titulo del candidato, que era Guillermo
Alejandro de Holanda.
En ese orden, y nunca al reves.
El hechizo habia comenzado, y todavia no termino.
Se
la ve inalcanzable en cada foto que llega de los Paises Bajos, en sus salidas
protocolares, en su compromiso, luego en su boda y en la presentacion de su
beba, Catharina Amalia.
Pero
las visitas a Buenos Aires la bajan a tierra.
La sentimos mas humana.
La vemos mama, fascinada con su primera hija.
La vemos mujer enamorada, al contemplar al hombre que eligio para compartir
su vida.
La vemos mujer activa, profesional, emprendedora, inquieta.
La vemos estupenda, delgada luego del parto, siempre bien vestida, siempre
con capacidad de sorprender con el look.
Con aires de princesa.
O, mejor dicho, con buenos aires de princesa.