MATERIAL AUXILIAR PARA EL MAESTRO

Comentario:

    Las lecciones de este trimestre tratan acerca de la seguridad de la salvación. Comienzan con una lección acerca de la confiabilidad de la Escritura como una guía y un testimonio para nuestra salvación. Su propósito es destacar nuestra necesidad de estudiar la Escritura y de depender de ella como un mensaje de Dios. Comprender y aceptar el mensaje de Dios en la Biblia resulta en una seguridad profunda y perdurable. Por esta razón, anime a sus alumnos a colocar su confianza en la Escritura.

I.  La seguridad y la palabra de Dios--I.

    Puesto que no podemos salvarnos a nosotros mismos del pecado (Efe. 2:8, 9), sólo podemos basar nuestra certeza de salvación en la palabra de Dios. Dios otorga salvación al pecador arrepentido porque lo dice así. ¿Por qué deberíamos confiar en la palabra de Dios? La Biblia describe a Dios como fiel (1 Cor. 1:9; 10:13; 2 Tes. 3:3). Su fidelidad significa que él cumple sus promesas (Deut. 7:9). En Dios no hay sombra de engaño, falsedad o traición. Cuando le dice a un pecador arrepentido: "Hombre, tus pecados te son perdonados" (Luc. 5:20), quiere decir exactamente eso (1 Rey. 8:56).
    "No hemos de confiar en nuestra fe, sino en las promeas de Dios. Cuando nos arrepentimos de nuestras pasadas trangresiones de su ley y resolvemos obedecer en lo futuro, deberíamos creer que Dios nos acepta por causa de Cristo, y perdona nuestros pecados" (MJ 109).

II.  La seguridad y la Palabra de Dios--II.

    No sólo la palabra hablada de Dios es confiable, sino que también su palabra escrita es confiable y fiel.  La revelación de la voluntad de Dios como nos ha sido dada mediante la inspiración del Espíritu Santo en la Biblia, es un relato confiable de su obra para salvar la humanidad. Un estudio sincero de la Biblia nos asegurará de la salvación.
    "Sólo se puede obtener un verdadero conocimiento de la Biblia mediante la ayuda de aquel Espíritu por el cual fue dada la Palabra. Y con el fin de obtener este conocimiento debemos vivir de acuerdo con él. Debemos obedecer todo lo que la Palabra de Dios manda. Podemos acogernos a todas sus promesas. Mediante su poder, hemos de vivir la vida que ella recomienda. Sólo así considerada puede ser estudiada eficazmente la Biblia" (Ed 183).

III.  El poder creador de la Escritura.

    ¿Puede el leer la Biblia cambiar la vida de las personas? Ciertamente, porque la palabra de Dios es poderosa. Por medio de su palabra, él creó nuestro mundo (Sal. 33:6, 9) y recrea vidas devastadas por el pecado (Luc. 5:13). El ministerio del Espíritu Santo nos convence de que el mensaje de Dios en la Escritura es verdaderamente su voluntad para nosotros y su esperanza para un mundo perdido. El Espíritu impresiona nuestras mentes con la idea de que deberíamos confiar y obedecer la Palabra de Dios. Cuando cedemos a esta influencia, llegamos a ser nuevas criaturas en Cristo (2 Cor. 5:17).
    Comparte con tu clase unas pocas historias bíblicas que describen cómo fueron transformadas las vidas de las personas cuando confiaron en la palabra de Dios. Un buen ejemplo es el arrepentimiento de David después de haber cometido adulterio (2 Sam. 11 y 12; Sal. 51). Observa que la palabra de Dios a través del profeta Natán le dio esperanza y seguridad a David (2 Sam. 12:13, 24, 25).

IV.  La claridad de las Escrituras.

    Con la dirección y la iluminación del Espíritu Santo, cualquier persona, no importa la época, el lugar, la cultura o la educación, puede entender la Escritura en todo asunto relacionado con la salvación.
    En el Evangelio de Juan, Jesús prometió a sus discípulos que, después de su partida, enviaría al Espíritu Santo para que lo reemplazara (14:16). El Espíritu Santo guía al creyente a toda verdad (16:13). Puesto que el Espíritu Santo inspiró a los escritores bíblicos, él tambien abrirá nuestras mentes para que podamos entender lo que dice la Escritura (1 Cor. 2:14). Incluso cuando la persona no convertida lee la Biblia, el Espíritu Santo obra en su mente para efectuar la conversión (Isa. 55:11).

V.  La suficiencia de las Escrituras.

    ¿Es suficiente la palabra de Dios en la Escritura para traer a alguien a la salvación? ¿O necesita otros libros, revelaciones especiales, sueños o dones carismáticos?
    Elena de White hizo el siguiente comentario acerca de Ulrico Zwinglio, el reformador suizo del siglo XVI: "Se sometía a la Biblia y la reconocía como la Palabra de Dios y única regla suficiente e infalible. Veía que ella debía ser su propio intérprete. No se atrevía a tratar de explicar las Sagradas Escrituras para sostener una teoría o doctrina preconcebida, sino que consideraba su deber aprender lo que ellas enseñan directamente y de un modo evidente. Procuraba valerse de toda ayuda posible para obtener un conocimiento correcto y pleno de sus enseñanzas, e invocaba al Espíritu Santo, el cual, declaraba él, quería revelar la verdad a todos los que la investigasen con sinceridad y oración" (CS 184, 185).