MATERIAL AUXILIAR PARA EL MAESTRO

Texto Clave: Marcos 16:16.

Objetivos para el maestro:

  1. Repasar el significado de las ordenanzas sagradas.
  2. Enfatizar el beneficio personal y espiritual de participar en ellas.

Bosquejo de la lección:
I. La sagrada ordenanza del bautismo.

  1. El bautismo de Juan el Bautista era de arrepentimiento y perdón (Mar. 1:4).
  2. El bautismo de Cristo incluía el impartimiento del Espíritu Santo (Mar. 1:8).
  3. El bautismo simboliza el lavado de nuestros pecados y la aceptación de la muerte de Jesús como nuestra propia muerte ante Dios (1 Juan 1:7-9; Hech. 22:16; Juan 5:24; 2 Cor. 5:17).
  4. La cruz es la base de la seguridad que podemos encontrar en el bautismo (1 Ped. 1:18-23).

II. La sagrada ordenanza del lavamiento de los pies.

  1. En nuestro caminar cristiano tropezaremos y caeremos.
  1. La ordenanza del lavamiento de los pies nos habilita para acercarnos a Cristo nuevamente y experimentar su gracia. Por lo tanto, nos sirve para recordar que necesitamos continuamente de la limpieza y renovación que da Cristo.
  2. El lavamiento de los pies representa la limpieza del corazón, que resulta en el verdadero compañerismo de los creyentes entre sí y con Cristo.
  3. El lavamiento de los pies es la preparación para la Cena del Señor.
III. La Cena del Señor - "La comunión".
  1. Esta ordenanza hace que experimentemos la seguridad de la salvación y de la vida eterna con él (Mat. 26:29; 1 Cor. 11:26).
  2. Al participar de los emblemas es "la muerte del Señor [la que] anunciáis hasta que él venga".
  3. También significa vivir con él ahora y por la eternidad.

Resumen:

Cristo nos dio las sagradas ordenanzas mediante su ejemplo y su autoridad. Las ordenanzas nos ayudan a tener la seguridad de la vida eterna. Ellas sirven como un medio de gracia por el cual Dios muestra su fidelidad al nuevo pacto.

Comentario:

    El propósito de nuestra lección de esta semana es el de presentar de qué manera las tres ordenanzas del Señor constituyen actos de adoración que caracterizan nuestra relación con Dios. Recuerda a los miembros de tu clase que estas ordenanzas conmemoran eventos especiales en la vida de Cristo, y que por nuestra participación en ellas mostramos que deseamos estar en una íntima relación con él. Las ordenanzas del bautismo, del lavamiento de los pies y de la Cena del Señor son actos simbólicos que nos dan la seguridad del amor de Dios y de su ayuda permanente.
    Como muchos otros cristianos, los adventistas del séptimo día utilizan el término "ordenanza" para referirse a estas ceremonias, en lugar del término "sacramento". Mientras que una ordenanza es una ceremonia establecida por una orden directa de Jesús, y expresa en un acto simbólico nuestra relación con él, un sacramento es definido como un ritual que imparte gracia salvadora al participante, otorgando, por lo tanto, salvación inmediata. A pesar de que algunas veces autores adventistas del séptimo día usan la palabra "sacramento" para referirse a estas ceremonias (ver por ejemplo, DTG 611, 612), no los consideramos como sacramentos.

I. La seguridad divina en el bautismo.

    La forma en que Pablo entendía el bautismo, según Romanos 6:3 al 6, destaca el profundo significado espiritual de este rito. Él describe el bautismo como el ser bautizados en Cristo (6:3). El bautismo no efectúa una unión instantánea con él. Más bien, es una proclamación pública de que el creyente ha entrado en una relación salvadora con Cristo. El bautismo representa un pacto espiritual entre el creyente y Cristo.
    En el bautismo, el creyente participa simbólicamente en la muerte de Cristo, su sepultura y su resurrección (6:3-6). Cuando el creyente es sumergido bajo el agua, él o ella "muere" con Cristo, y es "sepultado" con él. Salir del agua simboliza "levantarse" con Cristo en su resurrección. Por lo tanto, cuando aceptamos por fe a Cristo como nuestro Salvador, nos unimos con él, y su vida llega a ser nuestra vida (Gál. 2:20). Entonces, nuestro bautismo viene a ser un símbolo de nuestra salvación y otorga seguridad y paz al cristiano.

II. La seguridad en el lavamiento de los pies.

    "El rito del lavamiento de los pies es un rito de servicio. Esta es la lección que el Señor quiere que todos aprendan y practiquen. cuando este rito se celebra debidamente, los hijos de Dios participan de una santa relación mutua que es ayuda y bendición para ellos...
    "Esta ceremonia significa mucho para nosotros. Dios quiere que entendamos toda la escena, y no sólo el acto aislado de la limpieza externa. Esta lección no se refiere únicamente a un acto. Debe revelar la gran verdad de que Cristo es un ejemplo de lo que, por su gracia, debemos ser en nuestra relación mutua. Muestra que la vida entera debiera ser un ministerio humilde y fiel... El rito del lavamiento de los pies ilustra hasta el máximo la necesidad de la verdadera humildad".--"Comentarios de Elena G. de White" (5 CBA 1112, 1113). 

III. La seguridad en la Cena del Señor.

    Como en el bautismo, la Cena del Señor es una ordenanza que nos recuerda nuestra relación de pacto con Jesús. Como en la celebración de la Pascua, nuestra participación en la Cena conmemora nuestra liberación del pecado. La Cena del Señor nos recuerda que, a través de su muerte, Jesús ha provisto de todo lo que es necesario para nuestra salvación, nuestro perdón y nuestra vida eterna. Comer del pan y beber del fruto de la vid simboliza nuestra aceptación de la vida y la muerte de Jesús como nuestra garantía de vida eterna.
    La Cena también destaca nuestra comunión corporativa con Cristo. Ningún cristiano es una isla, y esta ordenanza nos recuerda que todos somos parte del cuerpo de Cristo. La Cena celebra la unidad en la iglesia y en Cristo, y en nuestra mutua interdependencia.
    Cuando celebramos la Cena del Señor, mostramos nuestra expectativa de la segunda venida de Cristo. Pablo nos recuerda que cada vez que participamos de los emblemas, anunciamos su muerte hasta que él venga (1 Cor. 11:26). Haciendo esto, la Cena señala la expectativa máxima de la vida cristiana.