MATERIAL AUXILIAR PARA EL MAESTRO

Texto Clave: Romanos 3:28.

Objetivos para el maestro:

  1. Aclara la diferencia entre salvación por las obras y la salvación por la fe..
  2. Estudiar la experiencia de Pablo mientras descubría el poder del evangelio.
  3. Comentar la obra del Espíritu Santo en relación con nuestra seguridad.

Bosquejo de la lección:
I. La experiencia de Pablo al pasar de la salvación por las obras a la salvación por la fe puede ser un modelo para todos.

  1. Pablo declara que si alguno pudiera reclamar las obras como medio de salvación, ese sería él (Fil. 3:4-6).
  2. Pero su experiencia del "camino a Damasco" cambió su visión de la salvación (Hech. 22).
  3. Aunque se lo conoce como el apóstol a los gentiles, Pablo también mostró que el concepto de que se le contara la justicia de Cristo a una persona no era una idea nueva para los hebreos (Lev. 7:18; Núm. 18:27; Gén. 15:6).
II. El mensaje de Pablo a los pecadores es que por la fe, la obediencia perfecta de Jesús puede ser acreditada al registro del pecador (Rom. 3:22; Fil. 3:9).
  1. El creyente es entonces tratado como Cristo es tratado (Efe. 2:6).
  2. La justificación y la santificación son partes de una unidad que no puede ser separada. En Cristo, somos tanto justificados como santificados (Gál. 2:15-21).

III. La obra del Espíritu Santo.

  1. La primera tarea es ministrar la seguridad de la salvación al creyente (Gál 3:2; Rom. 8:14-17).
  2. El Espíritu también nos da poder para testificar (Hech. 1:8).

Resumen:
La completa conversión de Pablo es una firme evidencia en favor de la fe cristiana. Se basa en el hecho de que Jesús se levantó de los muertos. Permite que la seguridad de Pablo sea la tuya hoy y siempre.

Comentario:

    La lección de esta semana se ocupa de la certeza de la salvación a través de los escritos del apóstol Pablo. La visión de Pablo con respecto al plan de salvación le llegó mientras estudiaba lo que tenía a su disposición de la Palabra de Dios. "La magnitud de la obra que le aguardaba le indujo a estudiar mucho las Sagradas Escrituras, con el fin de poder predicar el evangelio 'no en sabiduría de palabras, porque no sea hecha vana la cruz de Cristo', 'mas con demostración del Espíritu y de poder', para que la fe de todos los que lo oyeran 'no esté fundada en sabiduría de hombres, mas en poder de Dios' (1 cor. 1:17; 2:4, 5)" (HAp 104).

I. Pablo y la justificación por la fe.

    El concepto de justificación que usa Pablo surge del vocabulario de los tribunales de justicia.
    "En el Nuevo Testamento, la justificación es el acto declaratorio de Dios mediante el cual, sobre la base de la suficiencia de la muerte expiatoria de Cristo, proclama que los creyentes han satisfecho todos los requerimientos de la ley que les conciernen a ellos. La justificación es un acto forense que imputa la justicia de Cristo al creyente".-Millard J. Erickson, Christian Theology [Teología cristiana] (Grand Rapids: Baker Book House, 1983-1985), p. 956.
    En Romanos 4:4 y 5, Pablo señala que Dios acredita la justicia de Cristo a la cuenta del pecador arrepentido que confia en él. Esta es verdaderamente una obra de gracia de un Dios misericordioso y benévolo. Nuestra propia justicia no nos puede comprar la salvación, porque en el mejor de los casos, nuestra justicia es como trapos inmundos (Isa. 64:6). Para remplazar nuestras vestiduras inmundas, Dios nos da el manto de justicia de Cristo (61:10).

II. Justificados por la fe en Cristo.

    ¿Cuál es el papel de la fe en el proceso de la justificación? Pablo creía que al saber que "el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado" (Gál. 2:16).
    Esta fe no es solamente una mera creencia en la bondad de Dios, sino confianza completa en él. "No sólo implica confianza en las promesas de Dios, sino también una completa entrega del corazón y de la vida a Aquel en quien el creyente ha aprendido a confiar" (6 CBA 509).
    Pero ¿puede la fe ser considerada una obra de salvación? ¿No es nuestra fe la que nos salva? Realmente no. Nota que Pablo dice que somos salvos por gracia por medio de la fe (Efe. 2:8). Nada en la salvación es obra humana. Es todo obra de Dios, para que nadie se jacte (v. 9). Aun la fe (o la confianza) que tenemos en Dios es generada por Dios mismo que nos atrae a él (Juan 6:44, 65; 12:32).
    Pero debemos tener fe para ser salvos (Juan 3:16). Debemos responder al ofrecimiento de salvación que nos hace Dios. "La fe es la condición que Dios ha visto conveniente para prometer perdón a los pecadores, no porque haya virtud alguna en la fe por la cual se merezca la salvación, sino porque la fe puede aferrarse a los méritos de Cristo, el remedio proporcionado para el pecado... Cuando el pecador cree que Cristo es su Salvador personal, entonces, de acuerdo con sus infalibles promesas, Dios le perdona su pecado y lo justifica gratuitamente".--"Comentarios de Elena G. de White" (6 CBA 1073).

III. El Espíritu y nuestra seguridad.

    Una de las experiencias más hermosas que pueden vivir los individuos es sentir que Dios es su Padre. Esta vivencia, nos dice la Biblia, es el testimonio del Espíritu Santo que es dado a todo aquel que acepta a Jesús como Salvador (Rom. 8:13-17).
    ¿Cómo llega uno a ser hijo de Dios? Juan 1:12 responde que todos los que reciben a Jesús en sus vidas y creen en él son hijos de Dios. Antes de la conversión, éramos hijos de ira (Efe. 2:3) y enemigos de Dios (Rom. 5:10).
    El concepto de adopción en la familia de Dios que presenta Pablo también se conecta con nuestra justificación. En Romanos 8:14 al 17, Pablo nos anima "a pensar en nuestro Padre celestial en la forma más íntima posible, como un papito. Esto se contrasta con una relación de temor, que existía comúnmente entre un esclavo y su amo. Dios no está simplemente tolerándonos como un amo a sus esclavos. Dios desea una relación íntima con nosotros. Y se ha ocupado él mismo de quitar todas las barreras posibles".--Charles Stanley, Eternal Security: Can You Be Sure? [Seguridad eterna: ¿Puedes estar seguro?] (Nashville: Thomas Nelson Publishers, 1990), p. 38.
    Tal relación, como la testifica el Espíritu Santo en nuestras vidas, anima a todos los cristianos a compartir con otros las buenas noticias de la salvación.