MATERIAL AUXILIAR PARA EL MAESTRO

Texto Clave: Hebreos 7:25.

Objetivos para el maestro:

  1. Asegurar a los alumnos que Jesús está en el Santuario Celestial trabajando personalmente por ellos.
  2. Animar a los alumnos a que vayan confiadamente a Jesús, porque él puede comprenderlos.
  3. Invitar a los alumnos a experimentar la plenitud de la salvación.

Bosquejo de la lección:
I. Cuando tenemos confianza en Cristo, cualquier temor que sintamos sobre nuestra seguridad eterna es eliminado.

  1. Retengamos nuestra creencia en Cristo (Heb. 4:14).
  2. Él conquistó la muerte por todos nosotros (Heb. 2:9).
  3. Tenemos confianza en que cuando aceptamos a Cristo por fe, su muerte cubre nuestra pecaminosidad porque él llegó a ser como nosotros (Heb 2:17, 18).
  1. Vamos confiadamente ante su presencia debido a la confianza en su obra como Mediador por nosotros (Heb. 4:16).
II. Cualquier temor que tengamos de volver a la condición de no ser salvos (Heb. 6:4-6) puede ser afrontado con el poder salvador de Jesús.
  1. El poder de la palabra nos sostiene (Heb. 4:12).
  2. Nuestra confianza está basada en las promesas de Dios (Heb. 6:17-19).
  3. El sacerdocio de Jesús en el santuario celestial es un sacerdocio perfecto (Sal. 110:4; Heb. 5:6; 7:26).
  4. Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, puede salvar "perpetuamente" (Heb. 7:25).

Resumen:

Hebreos nos ayuda a comprender el plan completo de Dios para la salvación a través de la obra de Jesús en el Santuario Celestial. Permite que Jesús sea la garantía de tu salvación ya que vive para interceder por ti.

Comentario:

    "La lección de esta semana se centra en el ministerio salvador de Jesús en el cielo como se presenta en Hebreos. Tu tarea como maestro es realzar cómo el actual ministerio de Jesús le da al cristiano confianza y esperanza. El libro de Hebreos fue dirigido probablemente a un grupo de cristianos judíos que estaban bajo grandes presiones, pruebas y desánimo (12:3-13). Algunos de ellos tendían a abandonar sus reuniones (10:25) y aun a regresar a sus vidas religiosas anteriores (13:13). Verdaderamente, ellos habían perdido de vista a Jesús como "el autor y consumador de la fe" (12:2). Como los que recibieron esta epístola, nosotros también necesitamos recordar que el ministerio celestial de Jesús es en favor de nosotros y nos asegura nuestra salvación mientras permanezcamos fieles a él.

I. La superioridad del ministerio de Jesús.

    La Epístola a los Hebreos consiste esencialmente en comparaciones y contrastes entre los símbolos de salvación del Antiguo Testamento y la realidad del ministerio de Cristo en el cielo.
    El contraste y la comparación principal de este libro se centra alrededor de la superioridad de Jesús. "Cristo proveyó una revelación mejor de Dios que la que hicieron los profetas (1:1-4). Él tiene un nombre mejor que el de los ángeles (1:5-2:18) y es un mejor dirigente que Moisés (3:1-4:16). Él actúa como un sacerdote mejor (5:1-6:20) de un mejor sacerdocio (7:1-27) en un santuario mejor (8:1-6) y es el mediador de un pacto mejor (8:7-13). Como nuestro Sumo Sacerdote, ofrece los méritos de su mejor sacrificio por nosotros en la presencia de Dios (9:1-10:18)".--William Johnsson, "Hebrews: An Overview" [Hebreos: Un panorama], en Frank B. Holbrook, ed., Issues in the Book of Hebrews [Temas en el libro de Hebreos] (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute, 1989), p. 14..

II. El beneficio de la obra de Jesús en el cielo.

    En Hebreos 7 encontramos una comparación entre dos sacerdocios. El punto más importante de este pasaje es que el sacerdocio levítico, siendo del orden de Aarón, era un sacerdocio temporario, estando constituido por sacerdotes mortales que periódicamente necesitaban ser reemplazados (v. 23). El sacerdocio de Jesús, sin embargo, es superior porque es del orden de Melquisedec. Jesús es inmortal y nunca necesitará ser reemplazado (v. 24). "Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos" (v. 25).
    La salvación que Cristo ofrece a los pecadores por los cuales él intercede, es una salvación completa. Tal salvación trae seguridad al creyente. "Su ofrenda [de Cristo] es completa, y como nuestro intercesor ejecuta la obra que se ha impuesto a sí mismo, sosteniendo ante Dios el incensario que contiene sus propios méritos inmaculados y las oraciones, las confesiones y los agradecimientos de su pueblo...
    "La ofrenda es plenamente aceptable, y el perdón cubre todas las transgresiones... Cristo puede salvar hasta lo sumo a todos los que se acercan a él con fe".--"Comentarios de Elena G. de White" (7 CBA 942). 

III. Cristo, el ancla de nuestra vida.

    Saber que Jesús es nuestro Sumo Sacerdote, que está intercediendo por nosotros en el cielo, nos llena de esperanza. Esta esperanza está basada en la palabra de Dios y en la promesa de redimir a la humanidad (Heb. 6:13-18). Si alguna duda se deslizara en nuestras mentes con relación a la seguridad de nuestra salvación, Hebreos 6:18 al 20 nos dice que Dios ha hecho una promesa, y siendo que él es fiel, la cumplirá. Esta esperanza en un Dios fiel es como un ancla "que nos dará apoyo firme en la tempestad" (Himnario Adventista, No. 235). Nuestra ancla de esperanza está unida a Jesús, quien está en el santuario celestial intercediendo por nosotros.

IV. La realidad del sacerdocio de Cristo.

    Luego de presentar la certeza de las promesas de Dios (Heb. 6:13-20) y la superioridad del sacerdocio de Melquisedec (7:1-28), el autor de Hebreos concluye en 8:1 y 2 que Jesús es el cumplimiento de estos tipos y símbolos del Antiguo Testamento. Él quiere convencer a sus lectores de que la fe en Jesús trae certeza y confianza, y que la salvación está asegurada porque no hay nada mejor que pueda remplazar a Jesús.
    "Cuando Cristo inclinó la cabeza y murió como una ofrenda sin pecado, cuando por la mano invisible del Omnipotente fue rasgado en dos el velo del templo, se abrió un camino nuevo y vivo. Ahora todos pueden llegar hasta Dios por los méritos de Cristo. Los hombres pueden aproximarse a Dios porque el velo fue rasgado. No necesitan depender de un sacerdote o de sacrificios ceremoniales. A todos se les da la libertad de ir directamente a Dios por medio de un Salvador personal".--"Comentarios de Elena G. de White" (7 CBA 944).