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SOMOS adventistas del séptimo día. ¿Nos avergonzamos de nuestro nombre? Contestamos: "¡No, no! No estamos avergonzados de él. Es el nombre que el Señor nos ha dado. Nos señala la verdad que ha de probar a las iglesias" (Carta 110, 1902).

Lección 11 EXPERIENCIA PERSONAL DE ELENA DE WHITE COMO REFORMADORA EN PRO DE LA SALUD.

Para el  10 de Noviembre 2001

Vea sobre el pequeño sanatorio que Dios ha levantado en Honduras.


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Todos los textos Biblícos son tomados de la versión Reina Valera 1909, a menos de que se indique lo contrario. Todo enfásis suplido por  los compiladores de las lecciones.

Introducción.
El estudio de esta semana está basado en el Apéndice 1 de Consejos sobre régimen alimenticio.

[Al leer las declaraciones de la Sra. de White con respecto a sus prácticas dietéticas, el estudiante reflexivo reconocerá los siguientes principios: 
primero: "La reforma alimenticia debe ser progresiva" - M. C., 247. La luz no fue dada en su plenitud al comienzo. Fue concedida con fuerza reciente de tiempo en tiempo a medida que la gente se preparaba para comprender y obrar de acuerdo con ella, y era adecuada a las prácticas y las costumbres generales del comer en la época en que la instrucción fue dada.
Segundo: "No establecemos ninguna línea precisa para ser seguida en materia de alimentación"- 9 T 159. Se dieron advertencias reiteradas contra ciertos alimentos específicamente perniciosos. Pero en general, se presentaron los principios generales, y la aplicación detallada de estos principios amplios a veces debe ser determinada por la experimentación, y en base a las mejores conclusiones científicas asequibles.
Tercero: "Yo no me constituyo un criterio para nadie" - Carta 45, 1903. Habiendo adoptado en forma inteligente ciertas reglas para sí misma, la Sra. de White a veces describió el régimen alimenticio de su propio hogar, pero no como una regla por la cual otros debían regirse en forma rígida. -Los compiladores.]

 

Estudio

1. La primera visión de la reforma pro salud 
"
Fue en el hogar del Hno. A. Hilliard, ubicado en Otsego, Michigan, el 6 de junio de 1863 cuando el gran tema de la reforma pro salud fue abierto delante de mí en visión."
R & H., octubre 8 de 1867.
Nota: Hace más de 137 años.

2. Revelado como una obra progresiva. [Boletín de la Asociación General, abril 12, 1901]
"Según la luz que me fue dada hace tanto tiempo (1863), se me mostró que la intemperancia prevalecería en el mundo hasta un punto alarmante, y que cada miembro del pueblo de Dios debía asumir una posición elevada con respecto a la reforma de los hábitos y las prácticas... El Señor presento delante de mí un plan general. Se me mostró que Dios daría a sus hijos que observan los mandamientos, una reforma del régimen alimenticio, y que a medida que ellos la recibieran, sus enfermedades y sufrimientos serían grandemente disminuidos. Se me mostró que esta obra iría en progreso." C.H. 531

3. Una aceptación personal del mensaje
" Acepté la luz de la reforma pro salud como ésta me fue presentada. Ha sido una gran bendición para mí. Tengo mejor salud hoy, a pesar de mis 76 años, que la que tenia en mis días juveniles. Agradezco a Dios por los principios de la reforma pro salud."

4.  "Después de una prueba de un año- Beneficios recibidos
"Por años he pensado que debía depender de un régimen a base de carne para tener fuerza. He estado tomando tres comidas por día hasta hace pocos meses. Ha sido muy difícil para mí llegar de una comida a la otra sin sufrir languidez de estómago, y vahídos. El comer solía quitar esas sensaciones. Rara vez me permití comer algo entre mis comidas regulares, y he convertido en una práctica el ir a dormir a menudo sin la cena. Pero he sufrido grandemente por falta de alimento desde el desayuno hasta el almuerzo, y a menudo me he sentido desfallecer. El comer carne quitaba por el momento esa sensación de languidez y desmayo. Por lo tanto decidí que la carne era indispensable en mi casa.
Pero puesto que el Señor presentó delante de mí, en junio de 1863, el tema del consumo de carne en relación con la salud, abandoné el uso de la carne. Por un tiempo fue más bien difícil acomodar mi apetito al pan, por el cual, anteriormente, había tenido poca apetencia. Pero por medio de la perseverancia, he podido hacerlo. He vivido casi un año sin carne. Por seis meses la mayor parte del pan que se ha puesto en nuestra mesa ha sido bollos de harina de trigo sin cerner y no leudados, con agua y muy poca sal. Usamos frutas y hortalizas en forma abundante. He vivido ocho meses con dos comidas por día.
Me he dedicado a escribir la mayor parte del tiempo por más de un año. Durante ocho meses me he limitado estrictamente a escribir. Mi cerebro ha estado constantemente cargado, y he tenido sólo poco ejercicio. Sin embargo mi salud nunca ha sido mejor que durante los seis meses pasados. Mi languidez y mis vahídos anteriores me han abandonado. Cada primavera tenía el problema de falta de apetito. La primavera pasada no tuve ningún problema a este respecto.
Nuestra comida sencilla, tomada dos veces por día, es disfrutada con verdadero gusto. No tenemos carne, torta, ni ningún alimento concentrado sobre nuestra mesa. No usamos tocino, pero en su lugar tenemos leche, crema y algo de mantequilla. Preparamos nuestros alimentos sólo 580 con poca sal, y hemos abandonado toda clase de especias. Desayunamos a las siete, y tomamos nuestro almuerzo a la una. Raramente tengo una sensación de languidez o desvanecimiento. Mi apetito es satisfecho, Como la comida con mayor gusto que nunca antes."

5. "Una batalla contra el hábito del vinagre
6*. Acabo de leer su carta. Ud. parece tener un ferviente deseo de obrar su salvación con temor y temblor. Lo ánimo a hacerlo. Le aconsejo que descarte todo lo que haría que Ud. realizara una obra a medias en la búsqueda del reino de Dios y su justicia. Deshágase de toda complacencia que le resulte un obstáculo en su tarea de vencer. Pida las oraciones de los que pueden comprender su necesidad de ayuda.
Había un tiempo en que yo estaba en una situación similar a la suya, en algunos respectos. Había complacido mi deseo por vinagre. Resolví con la ayuda de Dios vencer este apetito. Luché contra la tentación, determinada a no ser vencida por este hábito. Por semanas estuve muy enferma; pero continué diciéndome una y otra vez: El Señor lo conoce todo. Si muero, que muera; pero no cederé a este deseo; la lucha continuó, y me vi agudamente afligida por muchas semanas. Todos pensaban que era imposible que yo viviera. Puede estar seguro Ud. de que buscamos al Señor con mucho fervor. Se ofrecieron las oraciones más fervientes por mi recuperación. Continué resistiendo el deseo de vinagre, y por fin vencí. Ahora no tengo ninguna inclinación a probar nada de esa índole. Esta experiencia ha sido de gran valor para mí de muchas maneras. Obtuve una completa victoria.
Le relato esta experiencia para su ayuda y su ánimo. Tengo fe, hermana mía, en que Ud. puede pasar por esta prueba y revelar que Dios es el ayudador de sus hijos en todo tiempo de necesidad. Si Ud. determina vencer este hábito, y lucha con perseverancia, puede obtener una experiencia del más alto valor. Cuando Ud. fije su voluntad resueltamente para quebrantar esta complacencia, tendrá la ayuda que necesita de Dios. Pruébelo, hermana.
Mientras Ud. acepte este hábito, complaciéndolo, Satanás 583 conservará su dominio sobre su voluntad, y hará que ésta lo obedezca a él. Pero si Ud. quiere determinar vencer, el Señor la sanará, y le dará fuerza para resistir toda tentación. Siempre recuerde que Cristo es su Salvador y Guardador." Carta 70, 1911

7. Un régimen escaso pero adecuado
"Como lo suficiente para satisfacer las necesidades de la naturaleza; pero cuando me levanto de la mesa, mi apetito es tan bueno como cuando me senté. Y cuando viene la próxima comida, estoy lista para tomar mi parte, y no más. Si tomara una cantidad doble de vez en cuando porque el alimento sabe bien, ¿cómo podría arrodillarme y pedirle a Dios que me ayude en mi obra de escribir, cuando no puedo obtener una idea a causa de mi glotonería? ¿Puedo yo pedir a Dios que se haga cargo de esa carga irrazonable impuesta a mi estómago? Esto sería deshonrarlo. Esto sería pedir para gastar en mis deleites. (Sant 4:3) Ahora yo como lo que creo que es correcto, y entonces puedo pedirle que me dé fuerza para realizar la tarea que él me ha dado para hacer. Y he sabido que el cielo ha escuchado y contestado mi oración, al hacer esta petición."

8. Una mesa bien provista
"Tengo una mesa bien provista en todas las ocasiones. No hago ningún cambio para las visitas, ora sean creyentes o incrédulos. Me propongo no ser sorprendida jamás por una falta de preparación para dar de comer en mi mesa desde una hasta seis personas adicionales que puedan llegar. Tengo suficiente alimento sencillo y saludable listo para satisfacer el hambre y nutrir el organismo. Si alguien quiere más que esto, está en libertad de encontrarlo en otra parte. No pongo en mi mesa nada de mantequilla ni de 584 carne. Raramente hay torta allí. Por lo general tengo una provisión amplia de frutas, buen pan y hortalizas. Nuestra mesa está siempre bien concurrida, y a todos los que participan del alimento les va bien, y su salud mejora. Todos se sientan a la mesa sin un apetito epicúreo, y comen con gusto las bondades suplidas por nuestro Creador."(1870) 2 T 487

9. Decisión final de seguir un régimen absolutamente exento de carne
"Desde el congreso campestre de Brighton (enero de 1894) yo he eliminado absolutamente la carne de mi mesa. Existe el entendimiento de que ora sea que esté en casa o afuera, nada de esta clase ha de usarse en mi familia, o ha de ponerse sobre la mesa. He tenido muchas presentaciones sobre este tema en las horas de la noche." Carta 76, 1895


"Tenemos abundancia de buena leche, fruta y pan. Ya he consagrado mi mesa. La he limpiado de toda carne. Para disfrutar de una solidez física y mental es mejor abstenerse de vivir a base de carne. Hasta donde sea posible debemos regresar al plan original de Dios. Desde ahora en adelante mi mesa estará libre de carne de animales muertos, y vacía de esa clase de postres que requieren mucho tiempo y energía para prepararlos. Podemos usar fruta abundantemente, y en diferente forma, sin correr el riesgo de contraer las enfermedades que vienen por usar la carne de animales enfermos. Debemos poner nuestro apetito bajo control, de manera que disfrutemos de alimento sencillo y sano, teniendo abundancia de él para que nadie padezca hambre." MS 25, 1894

10. Dos años después del paso avanzado
"Tengo una gran familia que a menudo cuenta con 16 miembros. En ella hay hombres que trabajan con el arado y que derriban árboles. Estos efectúan el más vigoroso ejercicio, pero ni una partícula de carne se coloca en la mesa. No hemos usado la carne desde el congreso campestre de Brighton. No era mi propósito tenerla en la mesa en ningún momento, pero se hicieron urgentes pedidos en que se declaraba que tal persona no podía comer tal o cual cosa, y que su estómago podía digerir la carne mejor que cualquier otra cosa. De esta forma fui tentada a colocar carne en mi mesa...
Todos los que vienen a mi mesa son bienvenidos, pero no pongo delante de ellos ninguna carne. Los cereales, los vegetales y las frutas frescas y conservadas constituyen nuestro menú. Ahora tenemos abundancia de las mejores naranjas, y muchos limones. Esta es la única fruta fresca que podemos conseguir en esta estación del año. . .
He escrito esto para darle alguna idea de cómo vivimos. Nunca gocé de mejor salud que la que tengo actualmente, y nunca escribí más que ahora. Me levanto a las tres de la mañana, y no duermo durante el día. A menudo estoy levantada a la una, y cuando mi mente está especialmente preocupada, me levanto a las doce para escribir acerca del asunto que ha sido traído con urgencia a mi mente. Alabo al Señor con todo el corazón y el alma y con mi voz por su gran misericordia hacia mí." Carta 73a, 1896


Para meditar y actuar.

Cuando recibí por primera vez el mensaje de la reforma pro salud, yo era débil, y estaba sujeta a frecuentes accesos de desfallecimientos. Pedí ayuda a Dios, y él abrió delante de mí el gran tema de la reforma pro salud. Me instruyó acerca de que los que guardan sus mandamientos deben ponerse en sagrada relación con él, y que por la temperancia en el comer y en el beber deben conservar su mente y su cuerpo en la condición más favorable para el servicio. Esta luz ha sido una gran bendición para mí. He hecho mi decisión como una reformadora en pro de la salud, sabiendo que el Señor me fortalecería. Tengo mejor salud ahora, a pesar de mi edad, de la que tuve en mis días más jóvenes.
Algunos han informado que yo no he seguido los principios de la reforma pro salud tales como los defendí con mi pluma; pero puedo decir que he sido una fiel reformadora en pro de la salud. Los que han sido miembros de mi familia saben que esto es cierto.(1909) 9 T 158, 159

Lea: Hay que firmar el voto de temperancia
Vea sobre el pequeño sanatorio que Dios ha levantado en Honduras.


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