Prólogo
Es necesario efectuar en este tiempo un llamado
de clarín al evangelismo médico. Millares, sí,
decenas de millares de personas hoy en día se hallan inconscientes
de la condición de su salud espiritual y física. Están
lejos de seguir una forma de vida correcta y no sienten su peligro.
Se necesitan centinelas fieles para señalar el camino a la salud
y a la santidad.
El llamado al evangelismo médico fue transmitido
a los adventistas del séptimo día en primer lugar por el
ejemplo de Cristo y su propio misterio, y también por su comisión
evangélica a la iglesia. Aquel que "anduvo haciendo bienes
y sanando a todos los oprimidos por el diablo", manifestó que el
verdadero evangelismo comprende el ministrar a las necesidades físicas
así como las espirituales.
La historia del movimiento adventista se ha caracterizado
por un ministerio doble. La obra de la salud y la temperancia ha
sido siempre una parte del evangelismo mundial. Muchas importantes
reformas en pro de una vida sana son reconocidas como parte integrante
del mensaje evangélico del advenimiento. Al señalar
este mensaje el camino a una plena observancia de la ley de Dios, ha incluido
también el reconocimiento de las leyes de la salud.
En el desarrollo de los intereses médico-misioneros,
se han establecido instituciones y numerosos centros educacionales, y se
han proporcionado facilidades para la educación, con el propósito
de enseñar los métodos conducentes a una forma de vivir sana
y con la finalidad de capacitar a hombres y mujeres para ayudar a los demás.
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Pero de nuevo resuena en los oídos de los
adventistas el mandato: "Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos
a entrar, para que se llene mi casa".
Es imperativo avanzar; debe resonar una nueva rota.
Miles de hermanos laicos deben ahora escuchar y repetir el llamamiento
al evangelismo médico. Centenares de enfermeros y enfermeras
que han tenido una preparación cuidadosa en los sanatorios de la
iglesia deben ocuparse en el evangelismo médico, y con alguna preparación
adicional podrían ser dirigentes en esta obra. Veintenas de
jóvenes podrían adquirir la capacidad para ser conferenciantes.
Los médicos deben sentir plenamente sus responsabilidad de impartir
el mensaje de la salud y la temperancia en disertaciones y conferencias
en iglesias adventistas y ante auditorios no adventistas en las grandes
ciudades. Los ministros deben unirse como organizadores y maestros
de grupos de jóvenes evangelistas.
Para realizar con éxito este trabajo, se
han preparado materiales para conferencias, libros sobre la salud y la
temperancia, e instrucción con respecto a la organización
y la forma de dirigir clases sobre la salud y sobre el cuidado de los enfermos
en casa. Los que emprenden este trabajo deben procurar el consejo
y la ayuda de los dirigentes de las asociaciones.
La sierva del Señor, por medio de sus libros
corrientes, por los artículos publicados en la Review and Herald
y por medio de manuscritos, llama a toda la iglesia al evangelismo médico.
Que el estudio de estos mensajes conmovedores induzca a un gran movimiento
de avance entre adventistas del séptimo día en la obra médico-misionera
y en el evangelismo médico.
DEPARTAMENTO MÉDICO DE LA
ASOCIACIÓN GENERAL
Índice de lecciones