Izquierdización del electorado

Marzo 2001

Sírvase el visitante disculparnos el forzado término de "izquierdización", con el cual queremos denotar la reciente tendencia del elector venezolano a favorecer a partidos de izquierda. En efecto, un análisis de los resultados de las últimas tres elecciones parlamentarias (1993, 1998 y 2000) comparadas con las siete elecciones previas (1958 a 1988), muestra un cierto desplazamiento de las mayorías desde el centro del rango de ideologías, hacia la izquierda.

Para explicarnos, usaremos el modelo gráfico que Anthony Downs aplicó a la competencia entre partidos y que había sido diseñado originalmente por Harold Hotelling para el ambiente empresarial. (Almond, G. y otros. Diez textos básicos de ciencia política. Editorial Ariel. Barcelona, 1992. p.93-111). En un sencillo gráfico de líneas tomaremos al eje horizontal como una representación del espectro de ideologías, desde la extrema izquierda a la exterma derecha; sobre el eje vertical se cuantificarán los resultados electorales, como un porcentaje del total de votos válidos.

Las elecciones parlamentarias que tuvieron lugar entre 1958 y 1998 favorecieron siempre a las tendencias de centro, ocupadas por los socialdemócratas (principalmente AD, URD y MEP) y los demócratacristianos (COPEI). El promedio de los resultados de las siete elecciones queda graficado de la siguiente manera:

Una situación así, en la cual los votantes prefieren el centro, es para Downs un buen soporte para la estabilidad del sistema. Teniendo los partidos de centro ideologías cercanas, y siendo favorecidos por la mayoría, el partido que en un momento dado esté en la oposición tendrá siempre buenas posibilidades de conquistar el gobierno democráticamente. No creará, por tanto, mayores conflictos. Por otro lado, cuando haya cambios de gobierno, el rumbo de las políticas públicas no sufrirá variaciones bruscas por motivos ideológicos, lo cual asegurará cierta continuidad en la gestión. Así fueron las cosas en Venezuela por muchos años.

Pero la aparición en escena de Hugo Chávez, con su fracasado intento de golpe de estado de febrero de 1992, inició la radicalización del electorado. En diciembre de 1993, las elecciones mostraron un desplazamiento de los votantes hacia la izquierda. Los electores que antes simpatizaban con los socialdemócratas de AD ahora preferían una salida política diferente:

Hugo Chávez estaba aún en prisión, y no podía obtener esos votos; su partido no existía siquiera. De este modo, el desplazamiento ideológico de los electores benefició a los socialistas, principalmente a los de La Causa R. Los demócratacristianos (básicamente Convergencia, surgida de una división de COPEI), que evidentemente no son izquierdistas, obtuvieron aún más votos. Debe tenerse presente, sin embargo, que los votos obtenidos por Convergencia fueron atraidos por Rafael Caldera gracias a un lenguaje populista, propio de la izquierda. Ambos crecimientos, de los socialistas y de los demócratacristianos, marcan así el inicio de la izquierdización que nos ocupa.

Cinco años después, en diciembre de 1998, el desplazamiento a la izquierda se acentuó:

El partido de Hugo Chávez (MVR, cuya ideología llamaremos militarismo de izquierda), comenzaba a cosechar los frutos de la izquierdización sembrada con el intento de golpe de estado de 1992. Las tendencias de centro socialdemócrata y demócratacristiana conservaban la mayoría, pero el crecimiento de una izquierda más radical que la de los socialistas anunciaba problemas.

Finalmente, en julio de 2000 la izquierda militarista obtuvo un éxito electoral con el que jamás habría soñado:

Los tradicionales votantes de centro se desplazaron a la izquierda o simplemente se abstuvieron de votar. Sabemos que el pueblo votó a favor del MVR más por Hugo Chávez mismo que por su ideología, pero es innegable que el discurso extremista de éste contó con la disposición favorable de las mayorías. Un pueblo no seguiría voluntariamente a un líder si su mensaje le repugnara; si la mayor parte del electorado venezolano favoreció con sus votos a Hugo Chávez, era porque su militarismo de izquierda le atrajo.

He aquí los hechos. Ahora bien, ¿qué se puede esperar? Si el sistema democrático venezolano dura lo suficiente, veremos en el futuro una de las dos situaciones siguientes: o las mayorías populares se desencantan del extremismo de Hugo Chávez y vuelven al centro, o la oferta ideológica venezolana se polarizará entre una izquierda y una derecha radicales.

En el primer escenario, quienes votaron por el militarismo de izquierda y quienes se abstuvieron, otorgarían nuevamente su confianza a los partidos de centro. Este caso, siendo el más favorable a la estabilidad del sistema, es también el más improbable; él depende de la habilidad política de un liderazgo socialdemócrata y demócratacristiano, e incluso socialista moderado, que no parece existir aún.

El segundo escenario es el de la polarización y la inestabilidad. Quienes favorecieron la opción militarista de izquierda seguirían allí, con Hugo Chávez o con algún otro. (Aclaremos lo de "algún otro": las disensiones y conjuras en las fuerzas armadas, que antes hemos predicho, abren la opción de un chavismo sin Chávez.) Paralelamente, algún partido trataría de obtener el favor de quienes antes se abstuvieron de votar. Tendría buenas posibilidades de lograrlo: bastaría con ubicarse en la derecha con suficiente claridad. En efecto, quienes dejaron de votar no simpatizaban con la ideología de Hugo Chávez, y tampoco deseaban favorecer a los tradicionales partidos de centro. Como en este escenario suponemos que las cosas seguirían así, sólo quedaría la derecha como opción. En el panorama actual, salvo que surja algún líder o grupo de última hora, el partido Primero Justicia parece ser el destinado a ocupar esa posición.

En fin, bajo esta segunda opción, las tendencias se polarizarían entre un militarismo izquierdista y una derecha dura, quedando el centro con muy pocos partidarios.

Existe en realidad una tercera posibilidad, bajo la cual los actuales simpatizantes de la posición izquierdista de Hugo Chávez volcarían su preferencia a la derecha radical. La probabilidad de que algo así se produzca en sólo unos pocos años es muy baja, salvo que ocurra algún evento imposible de prever objetivamente.

Una opción adicional es que las cosas sigan igual y una alta proporción de los votantes se abstenga nuevamente. La descartamos; los partidos distintos del MVR tendrían que mostrar una incapacidad política absoluta, para que esas personas que están expresándose actualmente por todos los medios no se pronunciaran en las urnas electorales.

Por mucho que quisiéramos que el electorado volviera a la moderación, para nosotros el escenario más probable es el de la polarización Dice Anthony Downs, con razón, que la polarización pone en riesgo a la democracia. En nuestra situación, ese riesgo simplemente será mayor al actual, porque, con Hugo Chávez dominando todos los poderes públicos, ¿no está ya en riesgo la democracia venezolana?.

 



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Fuentes de datos para gráficos:

1958/1993

http://www.megaelecciones.com

1998

http://www.politica.eluniversal.com/1998/12/conclusión/resultados/frame.htm

2000

http://www.archivo.eluniversal.com/2000/07/31/31109DD.shtml