VESTIR A UN SANTO
Lucía Baquedano, Diario de Navarra (La ventana), 13 de noviembre de 2003
Que me parece a mí, que nuestras muy ilustres autoridades tenían que pensar de vez en cuando que lo del pueblo no son solamente ganas de fastidiar y oponerse a todo. Que los ciudadanos algunas veces piensan y proceden en consecuencia y, a lo mejor hasta tienen razón.
Y mira que una tiene ganas de tener una biblioteca en condiciones, que se le afilan los dientes y de codicia bibliófila brillan sus ojos cuando ve las de otras ciudades. Pero creo que en el fondo todos sentimos mala conciencia al ver que se está desnudando a un santo para vestir a otro. Que algunos, en nuestra ignorancia pensábamos que los escolares no perdían nada pasando de San Francisco al antiguo colegio de las Teresianas, que menudo aspecto tan señorial tiene su fachada, que al fin y al cabo es un palacio y eso se nota.
Pero claro, el señorío nada sabe ni de comodidad ni de docencia, y quien como yo ha estado alguna vez visitando a los alumnos de San Francisco y ha visto tan grandes aulas y galerías, no puede menos que recordar que si las Teresianas se mudaron a un colegio mucho más amplio, por algo será, y que quizás padres, alumnos y maestros tienen razón al no querer abandonar el edificio que hoy disfrutan.
Así que oyendo a unos y a otros, servidora lleva ya un tiempo en que ha dado en meditar cómo es posible que en Pamplona, por más que sea una pequeña ciudad, no haya nada, ningún otro lugar donde ubicar la Biblioteca sin perjudicar a nadie. ¿Reúne el colegio de las Teresianas condiciones para una escuela donde cada día han de estudiar, comer, jugar y correr varios cientos de niños, y en cambio no las reúne para Biblioteca? Porque me malicio que el cambio sería lo más sencillo.
Pero de no ser así, hace días que otra idea zumba en mi cabeza. Que el convento de las Salesas se ha quedado vacío, está en un bellísimo lugar y que a lo mejor el Gobierno no tendría que dejar que Caja Navarra se le adelantara para quedarse con él. Seguro que el precio es alto, y luego viene la reforma para adaptarlo y todo eso, pero ya se han sentado precedentes con la compra y reforma de otros tantos inmuebles, que aquí si llegamos a heredar el coliseo romano lo reconstruimos y no se hunde el mundo.
Y si nuestros escolares están bien donde están y a todos les duele abandonar su centro, nada caería mejor al pueblo llano como el que sus gobernantes dieran marcha atrás si así procede hacerlo. Y si no, fíjense en Gallardón renunciando a su idea de subir los impuestos a los madrileños.
Hasta más guapo y todo les parece.