Otra tragedia en una escuela

A finales de noviembre pasado fue en Italia. Esta semana pasada ha sido en Turquía. Un terremoto se ha dejado sentir en ese país y algunos edificios se han caído con su secuela de muertos y heridos. En San Giuliano sólo se derrumbó la escuela, en Bignol, además de otros, también la escuela. En ambos casos muchos niños y niñas y algún profesor han muerto. Hay otra coincidencia: en ambos lugares se denunció inmediatamente después que las escuelas se habían construido sin atender las normativas de seguridad y prevención ante movimientos sísmicos.

Parece que Turquía e incluso Italia nos quedan muy lejos, a varias horas de avión. Lejanos en la distancia, pero desde Pamplona somos muchas las personas que vemos esa situación como muy cercana. En Pamplona se está rehabilitando un antiguo edificio para albergar en él el colegio del Casco Viejo. Hay una normativa de construcción que marca las medidas a tomar para prevenir riesgos en caso de incendio. Una de ellas dice que un colegio con la altura del edificio de Teresianas debe tener dos escaleras protegidas hasta la planta de salida. Sin embargo el proyecto del Gobierno preveía que sólo una de las dos previstas lo fuera. Los padres y madres de alumnos del colegio recurrimos contra el proyecto ante el Ayuntamiento, que es el organismo que debe examinar el informe de seguridad. La respuesta fue que la escalera interior debería ser protegida contra incendios pero sólo desde la cuarta planta a la tercera. A nadie se le escapa que la tercera planta no es una planta de salida.

Hay un Real Decreto que es norma legal de obligado cumplimiento para todos, incluidas las administraciones públicas como Gobierno de Navarra y Ayuntamiento de Pamplona. No hay ley que pueda impedir que se llegue a declarar un incendio en ningún edificio, pero sí hay ésta que prevé las situaciones y las medidas para paliar en lo posible sus consecuencias. Lo de la escalera protegida está claro: hay sesenta minutos para desalojar el edificio por dos vía diferentes. Sin embargo en Teresianas esas dos que se exigen quieren reducirlas a una y un tramo mínimo de la otra. Un incendio que se declare bien puede afectar a la tercera y cuarta planta de tal forma que sea imposible acceder a la escalera que sí es protegida. Los ocupantes de esas plantas se verían confinados entonces a ese tramo de escaleras protegido durante sesenta minutos contra incendio. No podrían acceder por sus propios medios a la planta de salida. Tendrían que esperar ahí, a ver si los bomberos llegan en ese tiempo. No a la entrada del edificio, sino a la tercera planta del mismo.

Recordemos que Teresianas es un edificio antiguo. Cuando se construyó, nadie hablaba de materiales resistentes al fuego, sino que se utilizó, sobre todo, la madera. Cualquiera se puede imaginar qué tipo de incendio puede desarrollarse ahí. Puede resultar imposible que los bomberos lleguen en 60 minutos hasta donde estén esos niños y sus profesores. También cualquiera puede imaginarse las consecuencias que ello tendría.

Los padres y madres de San Francisco estamos haciendo todo lo posible para evitar que se consuma este traslado. Defender la seguridad de nuestros hijos es una responsabilidad que tenemos. La sociedad ha tenido noticia de ello y creemos que hemos logrado su apoyo. Pero no hemos logrado el apoyo de los gobiernos foral y municipal. Al parecer piensan que somos unos catastrofistas. ¿Qué debe pasar para que se den cuenta de una vez que no hay justificación posible para someter a nadie a ese peligro?

Incluso en campaña electoral deberían entender que lo que hacemos desde la APYMA no es catastrofismo, sino pedir sensatez.

Pamplona-Iruñea, 3 de mayo de 2003

Volver