La historia nos señala la inevitable recurrencia de los conflictos. El Arte de la Guerra, escrito en China dentro del marco de la tradición taoísta, es interpretado en el contexto contemporáneo como un manual que nos enseña los principios que rigen la dinámica de los conflictos; y que nos enseña también que conocer a fondo esta dinámica es esencial para reducir al mínimo posible la confrontación abierta, la ira, el derramamiento de sangre.
Sin negar la importancia de las dificultades económicas que enfrentamos, lo que realmente amenaza nuestra existencia como grupo humano, como Nación, es la desintegración de nuestra moral colectiva, lo que en la mañana del cuatro de febrero el Presidente Caldera llamó "el morbo de la corrupción". Eliminar la corrupción en Venezuela ya no es tan simple como identificar un grupo de "corruptos" y llevarlos a la cárcel. No, la corrupción ha invadido nuestro sentido ético. Y por sentido ético quiero decir el sentimiento que sirve de balance entre los intereses que generan las naturales ambiciones de los individuos y los intereses que generan las necesidades comunes.
En una sociedad sana el sentimiento ético tiende a inhibir comportamientos que son destructivos para el colectivo; y tiende a estimular en los individuos comportamientos favorables al bienestar de todos. Pero en Venezuela ya no hay honor en la lealtad hacia la Nación, que en realidad es lo mismo que decir que no hay honor en la lealtad hacia nosotros mismos. ¿Quién respeta al juez que no cede ante presiones, al policía que no se deja sobornar, al maestro que cumple con su trabajo, al médico que no sustrae los equipos del hospital público donde trabaja? Sin sentido ético colectivo no hay progreso. El "morbo de la corrupción" es un enemigo que debemos combatir y vencer, cuanto antes.
Veamos este conflicto desde la perspectiva de Sun-Tzu, según la cual la evaluación estratégica previa a todo conflicto descansa en la ponderación cuidadosa de cinco variables: la coincidencia entre los objetivos de la gente y los de sus gobernantes, las condiciones externas, las condiciones materiales, la disciplina y el liderazgo. Fijemos nuestra atención en la última de estas variables: si queremos enfrentar con éxito la corrupción, ¿qué condiciones debe tener el líder sobre quien recaiga la reponsabilidad de dirigir el conflicto?
Según los principios expuestos por Sun-Tzu, hace mas de dos mil años: