LA QUINTA INVESTIGACIÓN LÓGICA DE HUSSERL[*]
Autor: Dermot Moran
Traducción:
Dr. Raúl Velozo F.
La quinta Investigación Lógica, titulada “Sobre las vivencias intencionales
y sus ‘contenidos’”, consiste en una larga reflexión sobre la naturaleza
de los actos intencionales, especialmente de los actos de representación (Vorstellung,
en) que reciben su orientación general de la psicología descriptiva
de Brentano, aunque son caracterizados de un modo mucho más cuidadoso que los
conceptos de Brentano y ofrecen una diferencia especialmente más cuidadosa que
la efectuada por Brentano de los diferentes sentidos de “representación” (Vorstellung)
y “contenido” (Inhalt).
Husserl pone mucho énfasis en la importancia fundamental del concepto de
intencionalidad para el análisis de la consciencia pero considera muy engañador
el que Brentano haya situado la intencionalidad en el interior del proyecto de
intentar distinguir entre los fenómenos psíquicos y físicos;
considera esto como muy engañador respecto a la verdadera naturaleza de
la intencionalidad. Más aún, a
Husserl le parece completamente inadecuada la terminología brentaniana de
“actos psíquicos”, “representaciones”, “contenido inmanente”, como
asimismo, su descripción de la “percepción interior”, terminología que le
parece a Husserl cargada de ambigüedades muy peligrosas, incluso fatales.
Husserl pretende descartar o dejar de hablar de lo “psíquico” por
estar demasiado lastrado con prejuicios y en su reemplazo propone hablar
generalmente de “vivencias intencionales” (Erlebnisse)
o “actos intencionales” (Abte)
que no necesariamente se refieren a ninguna actividad consciente de parte del
sujeto o hacen afirmación alguna sobre la naturaleza de lo psíquico.
Por ejemplo, un acto de percepción, puede ser un acto pasivo, como
cuando no puedo evitar escuchar un sonido.
Según
la interpretación de Husserl de Brentano, la intencionalidad constituye la
esencia de los actos psíquicos: “En
la percepción algo es percibido, en la representación imaginativa algo es
imaginativamente representado, en el enunciado es enunciado algo,
en el amor es amado algo, en el odio es odiado algo, en el apetito es
apetecido algo, etc., etc.” (I.L., §10; Hna XIX/1, S. 380).
Por el contrario, como se sabe, Brentano sólo distingue tres tipos
fundamentales (Grundklasse)
de actos psíquicos, a saber, la representación, los juicios y los fenómenos
de amor y de odio, Husserl reconoce innumerables formas y nunca pone un límite
al número de posibles estructuras intencionales.
Lo fundamental es reconocer que “hay especies y subespecies de
intenciones que son esencialmente diferentes” (I.L., §10; Hna XIX/1 S. 381) y
que no hay otra forma de expresarlos que no sea en el lenguaje de la psicología
del sentido común: “Representarse
un objeto, por ejemplo, el Palacio de Berlín, es, decíamos, una modalidad de
estado psíquico de esta o aquella naturaleza descriptiva.
Juzgar (sobre) este Palacio, complacerse en su belleza
arquitectónica, o abrigar el deseo de poder hacerlo, son nuevas
vivencias caracterizadas fenomenológicamente de un modo nuevo.
Todas ellas tienen de común el ser modos de intención objetiva, los
cuales no podemos expresar normalmente de otra manera que diciendo que el
Palacio es percibido, fantaseado, representado en una imagen, que es juzgado, o
que es objeto de aquella complacencia, de aquel deseo, etc.”
(I.L. V, §11; Hna XIX/1 S. 388).
Las vivencias intencionales pueden ser simples, como las representaciones (o
teniendo representaciones) o más complejas, como cuando tenemos “racimos”
de actos intencionales “anidados” unos en otros, por ejemplo, cuando yo me acuerdo
de haberme sentido enojado acerca de algo. En verdad, la mayoría de nuestras experiencias involucran
estructuras complejas que requieren ser distinguidas cuidadosamente.
Un ejemplo favorito de Husserl es la diferencia entre la aprobación estética
y la valoración teórica (o teorética) de un objeto estético, una distinción
que analiza también en las Ideas II, para mostrar la diferencia entre
vivenciar un acto de experiencia y adoptar una visión más contemplativa de él.
Estos actos complejos se los comprende mejor como estructuras de
partes-todos, en los que los todos están “fundados” en las partes.
En el caso de los actos intencionales tales como suposiciones, juicios,
etc., que son actos no-objetivantes, Husserl piensa que deben estar fundados en
lo que Brentano llamaba “presentaciones” y que Husserl prefiere llamar
“actos objetivantes”, es decir, actos que presentan un objeto.
Al hablar de las partes de un proceso mental, debemos distinguir, por una parte,
entre el proceso psíquico real, que es un acontecimiento real actual en
el tiempo y que posee partes reales constituyentes que son
distinguibles, y por otra, los elementos intencionales abstractos, ideales que
son “ejemplificados” en el acto. Husserl
intenta formular esta distinción como la diferencia entre partes del acto
“reell” y “real”, pero no siempre es consistente con esta distinción
terminológica; parece definirse
por la distinción entre partes reales del acto y partes intencionales o ideales
del acto. Lo esencial es que hay
diferentes tipos de partes dependiendo de la manera en la cual enfocamos la Erlebnis.
Husserl acepta la concepción de Brentano (de) que en la percepción interna, en
aquellos actos en los cuales nuestros actos conscientes son reflexivamente
conscientes de sí mismos en el acto (por ejemplo cuando yo veo algo, soy también
consciente de que lo estoy viendo), el objeto (en este caso el acto mismo) es
dado por entero, enteramente; en
tanto que nuestra percepción externa revela siempre solamente “escorzos”,
“aspectos”, “perfiles” (Abschattungen)
del objeto. Esto permite a Husserl
poder tener acceso a las estructuras esenciales de nuestros actos conscientes.
Pero, al hablar de un objeto intencional, Husserl desea evitar toda
terminología de contenidos o de objetos inmanentes a la consciencia (I.L. V, §11; Hna XIX/1 S. 388). En
(un) cierto sentido, todos los objetos de pensamiento son trascendentes a la
consciencia y el acto intencional está directamente focalizado en el objeto, no
en su propio “contenido”. Incluso
un objeto ficticio, como el dios Júpiter, es trascendente, en el sentido
husserliano: por ejemplo, si yo
pienso en el dios Júpiter y disecciono (analizo) este pensamiento, no encontraré
al dios Júpiter, dentro, en el interior del pensamiento.
Husserl quiere poner el acento, enfatizar que en nuestra experiencia
intencional siempre estamos “trascendiendo” la consciencia hacia el objeto.
Aron Gurwitsch y Jean-Paul Sartre, harán de la “trascendencia” la
característica definitoria de la consciencia;
Sartre presenta muchas sugerentes descripciones de cómo el vacío de la
consciencia busca ser “llenado” (“implecionado”) por el objeto mismo.
Husserl concibe el objeto mismo como la “totalidad” o “unidad de
las series” generadas por el pensar desde y sobre el infinito flujo de
perfiles, Abschattungen
(Cfr. el ejemplo de la percepción de la caja,
I.L. V, §14). Pero Husserl
niega que nosotros experimentemos las series;
siempre experimentamos sólo el objeto.
Al describir la estructura intencional de un acto, abstraemos de todo lo empíricamente
real. Husserl prosigue para
acentuar la diferencia entre el contenido de la experiencia y las propiedades
del objeto trascendente a la consciencia. Cuando
yo veo un objeto, sólo lo veo siempre de un lado, en una cierta clase de luz,
desde un cierto ángulo, etc., etc. Cuando
camino alrededor de la caja (Cfr. el texto de las I.L. indicado más arriba) por
ejemplo, veo diferentes “perfiles” (Abschattungen)
de la caja y sin embargo yo sé que estoy echando ojeadas de y al mismo objeto
en diferentes actos perceptuales. Husserl
insiste mucho en que lo que vemos realmente es la caja y no un cierto conjunto
de sensaciones visuales. No veo
sensaciones de color sino cosas coloreadas y éstas son dadas siempre, en un
cierto “modo de presentación”.
De este modo yo no oigo un simple sonido, sino que oigo una puerta cerrándose,
tarareo unas pocas notas y usted capta inmediatamente cuál es la canción que
estoy tarareando. Puedo oír la
misma música de concierto en el vestíbulo o asordinada a través de las
murallas cuando estoy escuchando desde afuera, pero, no importa cuán diferentes
sean esas sensaciones auditivas, estoy convencido de que estoy escuchando el
mismo concierto. Es el mismo objeto
para mí.
Más aún, Husserl adopta una distinción tradicional extraída de la lógica clásica,
introduce una nueva e importante distinción entre la materia y la cualidad
de los actos intencionales (I.L. V, §20).
Aquí Husserl introduce un término técnico “cualidad del acto” para
caracterizar aquella parte abstracta del acto intencional que porta
(carrier) el contenido –puede ser una percepción, recordar, un preguntar (o
cuestionar), etc. Esto es
equivalente a la distinción contemporánea entre la actitud proposicional y el
contenido proposicional. Así,
cuando juzgo que “2+2 = 4” , la cualidad del acto es la del juicio y
la materia del acto es el contenido proposicional “2+2 = 4”. Más aún, la cualidad del acto Husserl la piensa como un momento
abstracto de la experiencia intencional;
no tiene ningún sentido hablar de la ocurrencia de un acto de juicio si
no es de un juicio de un contenido particular, determinado (I.L. V,
§20; Hna XIX/1 S. 430).
Cualidad de acto y materia de acto son partes mutuamente dependientes de
la Erlebnis (vivencia).
La materia es lo que hace al acto determinado.
Para Husserl, es la materia del acto la que determina la referencia intencional
al objeto y también la manera en que el objeto es aprehendido: “La materia debe ser para nosotros, pues, aquello
que hay en el acto que le presta la referencia al objeto con tan perfecta
determinación, que no sólo queda determinado el objeto en general que el acto
mienta, sino también el modo en que lo mienta”. (I.L. V §20; Hna XIX/1 S. 429;
lo destacado es de Husserl).
El contenido que proporciona la referencia al objeto no debe ser entendido como
una especie de materia informe de sensaciones, como en la explicación de Kant
de la relación de la forma con el contenido.
Para Husserl, el contenido de un acto ya contiene un cierto “sentido
interpretativo” (Auffassunssinn),
que es entonces manipulado por la cualidad de acto, ya sea una pregunta (un
“cuestionamiento”), un juicio, un deseo o cualquiera otra cosa.
Husserl quiere refinar la concepción de Brentano de que todo acto psíquico
es o una representación o está basado en una representación. Las representaciones no son los únicos tipos de contenido
que Husserl tiene in mente. Por
cierto, Husserl piensa que sería erróneo identificar contenido con sensaciones
en estado bruto (raw sensations).
No todos los contenidos, piensa Husserl, deben ser construidos
proposicionalmente. No todos los
aspectos de nuestros procesos mentales o experiencias vividas son intencionales
en el sentido de presentar algo a nuestra atención.
Las sensaciones son partes de la “materia” en tanto que la cualidad
de acto proporciona la forma del acto.
Según Husserl, las sensaciones no son intencionales, sino que más
bien acompañan al acto intencional como experiencias que simplemente se
padecen. Las sensaciones son una
parte real no-intencional o “momento” del acto.
Para Husserl las sensaciones son parte de todo acto perceptivo pero ellas
no son lo que hace al acto intencional.
Las sensaciones llenan (o implecionan) al acto, por decirlo así, pero es
el carácter del acto lo que determina lo que se entiende realmente.
Más aún, para Husserl es “el carácter de acto lo que, por así
decirlo, anima (ensouls) (el) sentido” (I.L. §14; Hna. XIX/1 S. 399).
Es una función del carácter de acto lo que determina si vemos una parte
(patch) roja como una instancia o ejemplo de “rojo” o de “color” y así
sucesivamente. Es de notar que
Husserl piensa de la organización o síntesis
del sentido
en el
acto inicial
de interpretación
(Auffassung) como
un acto no-conceptual, distinto de concebir y de nombrar un objeto.
Hay, para Husserl, pura percepción sensorial de objetos físicos y esto
no está necesariamente mediado por el lenguaje.
En obras posteriores, Husserl dedicará más tiempo tratando de dar
cuenta de esta experiencia receptiva de los objetos por medio de su paradójico
concepto de “síntesis pasiva”.
Al analizar la estructura intencional de un acto, no establece diferencia alguna
respecto a la naturaleza fenomenológica de la experiencia si el objeto existe o
no existe, si es ficticio o es, quizás, completamente absurdo (I.L. V, §11;
Hna XIX/1 S. 387). Husserl asumió esta posición mucho tiempo antes de que las Investigaciones
Lógicas fuesen publicadas. Él
había visto que el contenido de lo que es dado en un representación es lo que
es independientemente de si la representación se da en percepción o en fantasía.
Esta es una concepción (insight) esencialmente cartesiana.
El contenido de la percepción es dado como es, sin consideración
de su origen causal, de si proviene del contacto con un objeto externo o de un
acto interno de la mente. Sin
embargo, en la segunda edición de las Investigaciones Lógicas Husserl
insertó en varios puntos referencias a la necesidad de suspender la actitud
natural y reducir (se) a las estructuras esenciales puras de la consciencia.
Un
elemento extremadamente importante del análisis de Husserl de las modalidades
intencionales es su distinción entre las varias formas en las cuales el objeto
es representado o dado. Husserl había
mencionado ya en la Primera Investigación que, en la percepción tenemos una
consciencia directa (direct awareness) del objeto intencional in
propia persona, en carne y hueso, con plena “presencia corporal” (leibhaftig).
En la presentificación (Vergegenwartigung)
de la memoria y la fantasía, todavía tenemos una plena intuición del objeto
pero ya no representado con presencia corporal. En el lenguaje tenemos meramente un forma de significación
del objeto que puede ser una especie de “mención vacía” (Leermeinen).
Las
distinciones que Husserl efectúa aquí entre el objeto aprehendido y el modo
particular de representación o
Abschattung en el cual es aprehendido son muy similares a la distinción
de Frege entre sentido y referencia. El
sentido es el modo de representación de la referencia.
Mucho se ha escrito sobre esta relación entre Husserl y Frege, pero
pospondremos la discusión hasta el próximo capítulo cuando discutamos la teoría
del noema formulada por primera vez en Ideas I (1913) §§87-96.
Sin embargo, debemos hacer notar que la base para la distinción de
Husserl entre objeto y noema fue puesta ya en la Quinta Investigación,
en la que, especialmente en el parágrafo 17, Husserl distingue entre el
“objeto que es mentado” (der
Gegenstand, welcher intendiert ist) y “el objeto como es mentado”
(der Gegenstand, so wie er
intendiert ist) (I.L. V, §17; Hna. XIX/1).
Para utilizar el mismo ejemplo de Husserl, podemos pensar en el emperador
alemán (objeto que es mentado) como “el hijo del emperador Federico III” o
como “el nieto de la Reina Victoria”. Dos
personas pueden efectuar el mismo juicio y emplear la misma materia y no
obstante terminar con dos concepciones distintas y diferentes del significado.
Para hacer esto compatible, Husserl efectúa una distinción entre la esencia
semántica y el significado ideal del acto: la “abstracción
ideativa de esta (esencia) semántica proporciona un “significado” en
nuestro sentido ideal” (I.L. V, §21; Hna.
XIX/1 S. 431). La esencia semántica
es una unidad de la cualidad de acto y la materia del acto.
Dos personas pueden por ejemplo tener el mismo pensamiento de Greenland,
en tanto que la esencia semántica difiere considerablemente.
El método de Husserl en esta investigación es despejar
retrospectivamente el estrato de más complejidad en el acto intencional,
lo que lo lleva a una ruptura completa con la concepción primitiva de la
intencionalidad de Brentano y le proporciona su primer set de herramientas con
las cuales desarrollar su fenomenología de la consciencia.
En resumen:
Husserl ve nuestros procesos mentales en términos normales, como actos
dirigidos hacia los objetos. Cuando el acto está dirigido a un objeto material, el acto
es siempre sólo una vista parcial del objeto;
sin embargo, tiene el sentido de aprehender el objeto como es.
Este sentido de alcanzar el objeto y aprehenderlo tal como es es
posibilitada por
el substratum sensorial dado,
una vez
padecida la
experiencia no-intencional,
siendo aprehendido y configurado mediante un acto de interpretación que
proporciona “el sentido que interpreta”.
Este sentido a su vez es reconocido en una forma u otra por el
acto-cualidad, sea un juicio, un deseo, etc.
[*]
“Introduction to Phenomenology”, Dermot Moran.
Edit Routledge,
London and New York, U.K. 2000, 568 pp.
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