"Los Dioses regalaron a los hombres de maíz un espejo que se llama Dignidad. En él los Hombres se ven iguales, y se hacen rebeldes si no son iguales"

Sub Comandante Insurgente Marcos


 

El Dilema Revolucionario del burgués
 

por Santiago Costa

 

Marco se despierta. El despertador no para de sonar, y mientras se tambalea por la habitación a oscuras, maldice a los chinos por hacer que el aparato haga un ruido tan insoportable. Las 5:50 a.m., todavía está a tiempo para un baño. Atraviesa la salita de estar, con su gran t.v Sanyo, se mete en el baño lo mas sigilosamente posible y prende la luz. Su cara demacrada lo asombra. Prende la ducha y se mete dentro. El agua está barbara. Mientras se frota el shampoo johnson en su cabeza, trata de mantenerse despierto. Se termina de enjuagar el jabón Dove del cuerpo y sale de la ducha. Se seca y va a la habitación. Se pone el calzoncillo Fus Usa y las medias Reebok, pero no puede encontrar el pantalón Stone. Finalmente lo encuentra y puede entonces ponerse las zapatillas Vans. Se rocía finalmente con su desodorante Axe y encima la remera Rip Curl. Ya siente movimiento arriba, su padre se debe haber levantado. Junta las cosas del colegio y las mete en la mochila Waterdog. Su viejo va hacia la cocina y él hacia el baño, se encuentran y se saludan. Marco entra al baño, se lava los dientes con Colgate y se pone gel Lord Cheseline. Campera de jean Levi’s y está listo.

Mientras desayuna conversando con su padre y su hermana, siente la llegada de un auto. Es el Corsa de su mejor amigo Seba, que lo vino a buscar. Marco está en 5° año y no aguanta por ir a la universidad.

Ya no soporta el colegio. Toda la mañana hablando en economía del “mercado”, la “libre empresa”, en geografía de la “globalizacion”. Por suerte hoy es viernes.-“ Chau Seba, nos vemos en gimnasia”. Ya está en casa, joya. Mientras almuerza ve el noticiero. Los demonios palestinos hacen un atentado, el tirano Chavez fue derrocado, Fidel planea una conspiración con armas biológicas. Lo apaga, ya no soporta tanta basura.

Se cambia y se va a gimnasia. Su Ford Escort casi no tiene nafta y Marco no sabe si darle su dinero a Estados Unidos cargando en Shell o Esso; o bien si dárselo a España cargando en Repsol-YPF. Se decide por los últimos, los gaitas por lo menos aparentan. Llego a gimnasia con lo justo. Hoy toca fútbol le dicen los chicos mientras le pasan la pelota Nike. Al terminar, el grupo de amigos decide ir a visitar a Juanjo, que trabaja en el shopping. Con Marco se suben al Ford el Tano y Pancho, y con Seba al Corsa el Viru y el Pelado. Consigue estacionamiento con suerte, y mientras entra en el shopping valuado en 3 millones de dólares, se acuerda que se olvido de comprar las jeringas para la colecta donativa al desabastecido hospital. - ¿Qué haces Juanjo, todo bien? Vendiste algo? Entre mate y mate charlan los siete. Marco se prende un Philip Morris mientras maldice fumar y pregunta que van a hacer a la noche. -“Nos juntamos a tomar unas cervezas y nos vamos al boliche. Después vemos el partido.” –“Bueno pibes, entonces nos vemos a las doce en casa”. Ya son las 6 y tiene que devolver el auto. En casa su vieja le da un beso apurada mientras lo reta por haber llegado tarde y hacerla irse a las corridas. Su viejo y su vieja laburando, su hermana estudiando en lo de una amiga y su hermano en basket. Paz total.

Prende la radio y mientras escucha una canción de Michael Jackson piensa en que, ya que no tiene nada que hacer, podría leer un poco. Ve el libro en ingles. El ingles ya sabe, pero le falta computación. Es obligatorio, no? Hoy día si no sos profesional, manejas el ingles y la computación a la perfección, no sos nadie. O por lo menos ese es el verso que te vende, o ves por la televisión. Mientras prendía su IBM pensaba en los abogados taxistas de Buenos Aires. Se metió en Internet y al instante le aparecieron numerosas ventanitas publicitando infinidad de productos, servicios, etc., todo en ingles por supuesto. Ante el atropello mercantil, Marco apago la computadora. Se fue afuera y mientras miraba el anochecer, filosofaba al compás de un pucho. Como ya era de noche, si se iban a juntar en su casa lo mejor seria ir comprando las cervezas. Como ya todos le habían dado la plata se fue al almacén del barrio.

Mientras abría la puerta y veía a la dueña, una señora mayor con su mejor sonrisa, penso que los almacenes eran una especie en extinción. Ya solo quedarían los grandes supermercados, con sus empleados impersonales y sus dueños desconocidos e internacionales. Se apeno al acordarse de que Tía, uno de los dos grandes supermercados de la ciudad, es ahora propiedad de Norte, empresa francesa. La sonrisa se convirtió en pregunta –“¿ Qué buscas hijo? –“Unas cervezas señora”. Esta le mostró la heladera cervecera y Marco la examino. Brahama brasilera; Budweiser yanky; Heinecken alemana... no dudo en agarrar unas Quilmes. Pero de repente se acordó que al Tano le gustaba tomar Gancia, “American Gancia”...
-“¿Qué haces Panchoo? Pasa...” Era el ultimo, ya estaban todos. Dieron comienzo así al semanal rito de deformar la realidad y destrozar la percepción, alcoholizándose. Empezaron charlando, después timbando, para terminar bailando al compás del cuarteto.

Antes de que alguno caiga, el Viru sentencio: -“ Al boliche!” Caminaron las cuadras que los separaban del boliche y entraron. Marcha sonando...”I just can’t get you out of my head”... la canción está buena penso Marco, pero la mitad de los boludos de acá adentro que la bailan no deben tener ni idea de lo que dice. Se dispersaron. Algunos se quedaron tomando en la barra, otros se fueron a buscar mujeres a la pista. Volvió a maldecir al imperio mientras se prendía otro faso. Faso...que bueno el lunfardo, por lo menos eso nos queda de identidad nacional. Mientras Marco filosofaba se le acerco el Tano, ya herido por el alcohol, y casi le tira el trago encima -“Guarda boludo!” -“Uh, perdona Marco, no te vi. Queres?” –“¿Qué es?”- “Bacardi con cola!” –“No te escucho!” “Cuba Libre!” Marco no podía parar de reírse “Pero boludo, si Cuba es libre hace rato!”

El Tano era un fiel reflejo del panorama, estaban casi todos hechos mierda. –“Che Seba, porque no vamos yendo, si no no nos vamos ni a enterar de cómo salga el partido” –“Dale, ayudame a rejuntarnos y vamos” Salieron todos del boliche rumbo a lo de Marco a ver el partido Argentina – Inglaterra. Por el camino vieron muchos grupos de personas iguales a ellos. Todos recién salidos del boliche, bastante mamados, riendo y cantando coritos a los ingleses. Algunos buitres, por supuesto, contando sus andanzas. Inclusive se veían ya muchas camisetas argentinas y, a lo lejos, resonó un desafiante aullido de trompeta.

Entraron al quincho y prendieron la tele. Todavía no habia empezado, faltaban 10 minutos y estaban dando la lista de titulares de cada equipo. Por eso, mientras el Viru vomitaba en el baño, el resto aprovechaba para desplegar banderas, hacer algunos mate, y otros servirse otro trago mientras ocupaban posiciones. El ambiente era de una ansiedad terrible. Con los ruidos del Viru de fondo, Marco se fue perdiendo en sus pensamientos. Empezó a pensar en los rivales, los ingleses. Penso en como dominaron a los galeses, los escoceses y a los irlandeses, estos últimos hasta hoy día en parte. En como invadieron Africa. Como se metieron en cuanta guerra pudieron con tal de sacar beneficios y en como le robaron Gibraltar a los gallegos y a nosotros las Malvinas. El viejo de Seba peleo en las Malvinas por la patria. Héroe Nacional, como muchos otros, lástima que gobernaban unos apátridas y genocidas, que tendrían que haber ido al paredón. Sí, ingleses imperiales, maestros del monstruo actual...

“Hay que hacerlos mierda!” La voz de Seba lo trajo de vuelta, los quiere menos, inclusive, que yo pensó Marco. Debe ser por eso que esperamos tanto este partido, es la única manera que tenemos de vengarnos de todos lo que nos hicieron y nos sigue haciendo fuera de la cancha. Los enclaves y los frigoríficos de principio de siglo pasado se afanaron todo, nos robaron las Malvinas argentinas y de paso nos ganaron una guerra. Pero por suerte siempre tendremos gente como el ex- presidente Menem, quien diez años después agasajaba a la princesa inglesa en su visita a la República...

“Dale Viru, que ya empezó!”

A los veinte minutos gol del Bati. Los pocos vecinos que estaban durmiendo se despertaron con los gritos. Seba justo estaba tomando cerveza y se la volcó encima. El Tano se cayo de la silla y Marco quedo rojo del grito. Al termino del primer tiempo todo era una fiesta. Empieza el segundo tiempo. Dos minutos y gol de Owen. Silencio sepulcral. Seba está como loco. Por suerte se calma un poco y recupera la fe. Van treinta y cinco minutos y les entra el cagaso. Lo bajaron al Burrito en el borde del área. Lo patea Veron y... golaso al ángulo!. Locura total! Marco los lleva afuera antes de que le rompan todo. Se suben a la camioneta Ranger y salen de caravana. Banderas, gritos, camisetas, coros y mucha euforia. Alegría Nacional...

Marco entra a su casa. está destruido. Ya llevo a cada uno a su casa después de cómo una hora de caravana. Son como las 9.30 y Marco solo quiere cama. Se repite la rutina. Entra sigilosamente, pasa por la salita de estar con su televisor Sanyo y llega a su pieza. Prende la luz, ve su cara demacrada por el sueño y el alcohol en el espejo de la pared, se desviste, apaga la luz y se acuesta.

Marco se acuesta y piensa. Piensa en su día, en su rutina, en su vida. Piensa en lo que ve y siente que otros no ven, algunos porque no quieren y otros porque no pueden. Piensa en los que ven lo que el ve y no les duele como a el, es mas, algunos lo disfrutan o aprovechan.

Piensa en los yanquis, los ingleses, los japoneses y los gallegos. Piensa... y se queda dormido.

Sueña un desierto. Siente la ausencia, la vive, la reconoce. De repente se ve dentro del Coliseo. El suelo es la arena, y muchos lo rodean. Se identifica con ellos, y no sabe por que...hasta que los mira a los ojos. Nadie le devuelve la mirada. Todos observan fijamente sus muñecas, atadas con dos grilletes y una cadena de oro. Eso era lo que compartía con ellos: eran todos esclavos. Los reconoce, son todos latinoamericanos. También hay asiáticos y africanos. Nadie quita su mirada de la cadena. Pero Marco siente que no la desdeñan, es mas, le parece que no toman conciencia de su condición de esclavos. –“Oye chico!” Alguien lo llama y Marco voltea. Se encuentra viendo a un anciano, que tan solo lleva un taparrabos puesto. está sentado en un rincón, y Marco va hacia allí. Nota que el anciano es el único que percibe su presencia. Se sienta al lado del anciano, que dice llamarse Hec. –“ Veo que te has dado cuenta que res un esclavo, es mas de lo que muchos pueden decir” -“Si, es mas, creo que a muchos les gusta llevar las cadenas” – “Es verdad. Voy a contarte lo que estas viendo, así podrás entenderlo”

El viejo miro el cielo y sus ojos expresaron tristeza. Tenia largo y blanco pelo, y una tupida barba. Su rostro surcado de arrugas revelaba su larga vida y vasta experiencia. Su cuerpo semidesnudo era extremadamente flaco, pero de músculos firmes. –“ Todos somos esclavos del imperio. La cadena es el símbolo de nuestra esclavitud. Pero como podrás apreciar no es de acero, sino de oro, y eso no es casual. La cadena de acero simboliza la esclavitud y crea el impulso de librarse, de romperla. Esta cadena no. El oro representa la lujuria, la avaricia y el deseo. La cadena corrompe y compra. En su reflejo y brillo los esclavos ven la vida soñada, la que vive el imperio. Es la eterna promesa. La cadena hipnotiza, no deja ver la realidad. Entonces, mientras tu y yo hablamos aquí y vemos la realidad, ese sudafricano de allí, desnutrido como lo ves, vive (o cree que vive) a través de la cadena su sueño. El ve en el brillo la realidad que quiere. En ella el es un exitoso medico negro, que estaciona su Mercedes Benz frente a un Mc Donald’s. Y se dispone a comer una hamburguesa con una Coca cola junto a su novia, una modelo...

¿Por qué no? ¿No es lo que tu querrías? Esa es la primer arma del imperio. Los esclavos no saben que lo son. En cambio los que si saben se encuentran ante un dilema: ¿Romper o no romper la cadena de oro? Es su impedimento de ser libre, pero a su vez, su bien mas preciado. La amplia mayoría se refugia en el brillante sueño de la vida perfecta de la cadena. Ellos son, puramente, idiotas.

Pero hay individuos que “despiertan” y eligen romper con la cadena, pero lo hacen de apoco. El jefe del imperio los ve. Allí está en aquella grada parado, se llama Sunidos. Te decía que el jefe del imperio los ve y les habla. Les promete la libertad con una condición: que trabajen treinta días para él, plazo que al vencer los hará libres. Ellos, cayendo en la trampa, acceden. Comienzan a trabajar, y se sorprenden al ver que el primer día no reciben su ración diaria de comida. Trabajan todo el segundo día, y se sorprenden mas al ver que el segundo día tampoco reciben su ración diaria de comida. Aquí se producen dos cosas. La primera es que muchos, de voluntad débil e intimidados por el hambre, deciden volver a su antigua vida esclava de brillo dorado. Los que continúan en su objetivo tampoco reciben ración de comida el tercer día, pero se encuentran en cambio al regresar al calabozo, con un banquete.

Se acercan a servirse, pero se les interpone un hombre enorme: FiMo. FiMo es la mano derecha de Sunidos, y les propone un trato: ”Todos podrán comer hasta saciarse, pero primero deberán pagar” La respuesta es obvia: - “¿ Cómo pagaremos si no tenemos dinero?” – “ Aquel que coma dará como pago la mitad mas uno de sus días trabajados” La tentación es irresistible y muchos se arrojan a comer, con el resultado de haber entregado 2 días y medio de su liberación. O sea que les queda nuevamente 29 días y medio para ser libres. Estos hombres estan perdidos, ya que no solo abandonan la posibilidad de ser libres, sino que pronto trabajan para pagarle días adeudados a FiMo. Entran así a un circulo vicioso del que no pueden salir, porque si no pagan, FiMo los mata.

Demás está decir que el trabajo es tan arduo que los que no comen nada mueren irremediablemente. Ha dado así una lección el imperio.

Pero existe un tercer grupo de individuos. Ellos toman conciencia de su condición de esclavos, y deciden liberarse a toda costa. No solo no negocian su liberación, sino que tratan de “despertar” a todos los que pueden. Y es aquí donde se exhibe la tercer arma del imperio: las bestias. Las bestias son tres: el águila por el aire; el lobo por la tierra; y el cocodrilo por el agua. Las bestias se arrojan sobre los decididos y valientes hombres, destrozando a muchos. La gran mayoría de las veces las bestias matan a todos los hombres, pero otras veces algunos hombres sobreviven, y son libres. Pero el imperio sigue enviando bestias, siempre diversas y diferentes, y nunca iguales. Los victoriosos hombres en general las repelen por un tiempo, pero las bestias cobran siempre vidas valiosas, nacen así los mártires... Después de cierto periodo los hombres acosados por la infinidad de bestias sucumben irremediablemente. El imperio le habla mal a los otros esclavos sobre estos hombres tanto y tan seguido, que la mayoría de los hombres los odia o los considera simples terroristas.” Marco le pregunto como era que el sabia todo eso, y porque no era como los demás. El anciano Hec volvió a mirar al cielo y una lagrima corrió por su mejilla. “Es simple niño, yo estoy ya muerto y no soy mas una amenaza para el imperio”

Marco volvió a ver sus cadenas y decidió romperlas...Oscuro, todo oscuro. Marco miró su reloj Casio: las 13.15. De pronto se dio cuenta que no todo estaba oscuro. Por entre la persiana y la cortina se filtraba un rayo de sol. Este rayo luminoso y brillante era hermoso y amable. Era encantador y cordial a la vista, alegraba el corazón y no dejaba ver el resto de la habitación sumida en la oscuridad. Este rayo dorado atravesaba toda la habitación hasta alcanzar, tendidas sobre la cama, las muñecas de Marco...

 

Santiago Costa
17 años, Argentina

 

*Publicado con anuencia del autor

 


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