Venezuela: Alcalde de Caracas denuncia golpistas asesinos y relata victoria popular

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Viernes 7 de junio de 2002

Entrevista con Freddy Bernal (De Hora do Povo).

Freddy Bernal, alcalde de la capital de Venezuela, tuvo destacado papel en la organización del levantamiento popular que demolió el golpe del 11 de abril. En entrevista al periódico Hora do Povo, hizo una contundente denuncia de la “cuadrilla petrolera”, que usó pistoleros para disparar contra la multitud que apoyaba a Chávez. “Le pasé a la Comisión de la Verdad, instalada en la Asamblea Nacional, pruebas concretas de la acción criminal contra la población de los implicados en la conspiración”, afirmó Freddy Bernal a Susana Santos, enviada especial de HP a Caracas, durante entrevista exclusiva. Freddy Bernal es correligionario del presidente Hugo Chávez en el Movimiento Quinta República (MVR) y, cuando era jefe de Operaciones Especiales de la Policía, en 1992, participó del levantamiento cívico-militar liderado por el entonces teniente-coronel Chávez. Ahora, durante el fracasado golpe, Freddy Bernal estuvo en el centro de la resistencia y fue uno de los principales organizadores del movimiento popular que derrotó a la “cuadrilla petrolera”. En la entrevista, con riqueza de detalles y citando una gran cantidad de pruebas, el Alcalde de Caracas denuncia a los mandantes de los pistoleros que dispararon contra la multitud en el día 11 de abril, relata la defensa exitosa que el pueblo hizo del presidente y habla de la creciente organización de la población en todos los rincones del país.

Hora Do Povo: Los medios golpistas acusan —sin presentar ninguna pruebas— a los Círculos Bolivarianos como responsables por las muertes ocurridas durante el golpe, y ligan su nombre a la coordinación de las supuestas actividades paramilitares de los Círculos. ¿Que piensa usted de eso?

Freddy Bernal: En primer lugar, con toda la mala intención que les sobra, esos medios que fueron un factor fundamental en la conspiración, y los golpistas en general, no tienen la menor condición de decir que en el tiempo en que estuvieron en el poder, en los allanamientos ilegales, invasiones que hicieron en mi casa, en las casas de personas próximas donde me buscaron, en la residencia de algún conocido mío, encontraron algo ilegal. Nada. Mientras que nosotros, gobierno legítimo, realizamos en los últimos días algunas buscas en la casa de sujetos de ellos (se refiere al allanamiento hecho en la residencia de López Recao) y encontramos arsenales de armas. No pistolas ni simples revólveres. Fusiles AR-15 con mira telescópica infrarroja y lanzagranadas incorporado; gran cantidad de visores nocturnos, gran cantidad de cascos y escudos antibalas; gran cantidad de fusiles de alta potencia; gran cantidad de dispositivos para localizar objetivos por satélite; gran cantidad de todo tipo de armas sofisticadas que sólo se ven en las películas; con ellos es que fueron encontradas esas armas. En todos los allanamientos e invasiones ilegales que realizaron en nuestras residencias, oficinas, donde quiera que sea, no encontraron nada. Ellos acusan, atacan, sin ninguna prueba, mientras que nosotros tenemos todas las pruebas contra ellos, sin mentiras

Gobierno legítimo

En segundo lugar, se creo una Comisión de la Verdad. Yo, como alcalde de Caracas, puedo quedarme en mi gabinete, tranquilo, esperando que acabe la investigación de la verdad, sin miedo del testimonio de cualquier organismo nacional o internacional, con absoluta calma. Porque esa investigación va a confirmar que el alcalde de Caracas no tubo nada que ver con lo que pasó en los días 11, 12, 13 y 14. Ya muchos de esos que están hablando mucho, muchísimo, no se si van a esperar las conclusiones de la Comisión de la Verdad, como es el caso del alcalde metropolitano Alfredo Peña, como el alcalde de Chacao, de Baruta, esos que tenían 2 ministros en la Junta de gobierno que armaron, tenían a la Contadora General de la Nación, Liliana Hernández y el ministro de Finanzas, Leopoldo Martínez. Ellos están implicados directamente en la conspiración. Peña es el responsable directo por la Policía Metropolitana, y yo entregué pruebas, no papeles comunes, sino pruebas concretas de la acción de la Policía Metropolitana contra los ciudadanos. Entregué pruebas de que usaban armas ilícitas, entregué videos, fotos, entregué pruebas de que usaban guantes quirúrgicos para evadir las pruebas de parafina. Entregué pruebas, fotos, donde se ven sus ametralladoras disparando contra las personas, aparecen la vaina, la cápsula enyetando. Además, presenté los documentos médicos donde se comprueban 11 heridos en la cabeza, en el cráneo, con lesiones con entrada y sin salida, típicas de esas producidas por francotiradores, que fueron colocados explícitamente un día antes, para asesinar personas y crear un clima de conmoción.

HP: ¿Cómo se explica la persecución de los medios a los Círculos Bolivarianos?

Freddy Bernal: Bien, ¿porque el ataque a los Círculos Bolivarianos? Esos grupos (de los golpistas) dirigieron el país durante 40 años como si el pueblo fuese una manada de borregos, y nunca permitieron que la población se organizase y, mucho menos, que el pueblo reflexionase, pensase por si mismo sobre su destino Nuestra Constitución dice que nuestro régimen es una democracia participativa y protagónica y nos obliga, constitucionalmente, a organizar al pueblo y más, se está discutiendo una ley que se llama Ley de Participación Ciudadana. La Constitución nos obliga a que toda acción del gobierno sea discutida, debatida, con la población. Nosotros, consecuentes con esos preceptos, comenzamos a organizar a los Círculos Bolivarianos desde el año pasado, como una forma de organizar a la sociedad y a expresar que los problemas del país que heredamos son tan graves que sólo el Estado no puede resolverlos. Es importante que la sociedad ayude no sólo a diagnosticar sus problemas, como también a solucionarlos y a controlar las estructuras. Las miles de personas que participan de los Círculos Bolivarianos —desde profesores universitarios hasta sacerdotes católicos, cristianos evangélicos, campesinos, trabajadores urbanos, gente humilde, o sea, personas de todas las clases y actividades— discuten, opinan, realizan trabajos comunitarios en las escuelas, centros de salud, censos, etc. Fueron estas personas, que creen en el presidente, que se movilizaron conjuntamente con los sectores del pueblo desorganizado y fueron masivamente a las calles para defender el proceso. Ellos quieren desmantelar, destruir eso, porque saben que esa base fue la que los hizo retroceder después del golpe del día 11. Saben que esta base fue la que trajo de vuelta a Hugo Chávez y saben que esta base es el obstáculo para que ellos asalten el poder. Esos antipatria tienen en la mira, en lo estructural, a los Círculos Bolivarianos, y en lo personal, a algunos líderes, principalmente al presidente, y algunos otros, entre los cuales está mi persona. Ellos saben donde atacar para derribar algunas de las columnas fuertes del proceso revolucionario que vivimos.

Movilización

Nosotros no podemos cometer el error de desmovilizar al pueblo. Eso sería un suicidio. No podemos cometer el error de desmantelar a la organización social. Ahora, si algunas personas pertenecientes a los Círculos Bolivarianos se desviaron del camino e incurrieron en actos ilícitos tienen que responder ante la ley. Si algunas personas pertenecientes a los Círculos Bolivarianos portaban armas de fuego ilícitamente, e hicieron uso de las armas de fuego, tienen que responder ante la ley porque nadie puede estar por encima de la Constitución.

HP: ¿Como comenzaron las actividades golpistas el día 11 de abril?

F.B.: El día 11, yo me dirigí al canal de televisión del gobierno, el Canal 8. En el camino para allá, vi que la región este de Caracas estaba muy agitada y que había coches con aparatos de sonido arengando: “Todos a Miraflores!”. Eso no era ninguna manifestación normal, era una insurrección en marcha. Llego el canal 8 de televisión y entonces supe que Carlos Ortega, de la CTV, y Carmona de la Fedecámaras, estaban llamando a marchar sobre Miraflores. Entre las 2 y 3 de la tarde se iniciaron los tiroteos que conocemos con la lamentable cantidad de muertos y ahí se comprobó la intención insurreccional de la marcha. Yo no digo que todo el mundo que estaba allá estaba comprometido. No. Creo que más del 95% de las personas que marcharon, lo hicieron cívica y democráticamente, en protesto por lo que ellos creían que era inconveniente por parte del gobierno. No vamos a olvidarnos de la carga de los medios contra la revolución. Estaban en su derecho de marchar. Pero, unos 5% si, sabia a que estaba jugando y llevaron a esas personas manipuladas a una confrontación para generar el clima que se generó, y provocar un pronunciamiento de carácter militar. A las 20:30 horas yo ya tenía conciencia de que el gobierno estaba siendo derribado. No teníamos la fuerza necesaria para mantener la defensa del Palacio Municipal, hubiera sido irresponsabilidad mantener algún esquema aquí. Entonces, salí y fui para un lugar seguro, desde donde me mantuve en contacto con el vicepresidente y algunos ministros. A las dos de la mañana, el vicepresidente, Diosdado Cabello, me dijo: “Freddy, los últimos tanques leales acaban de dejar Miraflores. Cayó el gobierno”. En ese momento tan difícil, yo consideré que debía reafirmar la lealtad al presidente. Salí de aquel lugar seguro y fui para Miraflores. Allá estaban algunos ministros como Aristóbulo Istúriz, Nelson Merentes, María Cristina Iglesias, la ministra de Medio Ambiente, algunos diputados, entre otros Noelí Pocaterra.

Encuentro con Chávez

El presidente me atendió. Él estaba con los ministros del Interior y de Defensa y con un mayor de la Guardia Presidencial. Conversamos unos 15 minutos y él me dijo: “Freddy, nos derribaron. Me traicionaron. Tengo tres opciones. Quedarnos en Miraflores, con 400 soldados. Nos van a asesinar, como pasó con Allende. Ir para Maracay. Yo no voy a enfrentar Fuerzas Armadas contra Fuerzas Armadas, ni pueblo contra pueblo. ¿Sobre cuantos miles de muertos vamos a consolidarnos, Freddy? No voy a hacer eso. Me dieron tiempo hasta las cuatro de la mañana. Que me prendan, que me derriben. Y tú, que vas a hacer?”. Presidente, yo voy a pelear, le dije. Yo voy a pelear por esta revolución. Somos un gobierno legítimo, tenemos el apoyo del pueblo y no vamos entregar el gobierno a unos fascistas. Este pueblo merece una respuesta. A usted, presidente, ellos lo van a prender, y nosotros vamos a pelear. Hugo Chávez me dijo que tenia que tomar cuidado. “A ti ellos quieren matarte, si te agarran no van a perdonarte, tú eres un hombre joven. Esto continua, nosotros precisamos de líderes, no podemos sacrificar a los líderes”. Preguntó de nuevo: “Qué es lo que vas a hacer?”. Yo respondí: “Presidente, voy a pelear”. Él me abrazó, agradeció, reafirmó: “La revolución continúa, nos vemos, que Dios te bendiga”, y nos despedimos.

HP: ¿Cómo fue organizada la resistencia a partir de ahí?

F.B.: Yo fui para los lados de la Plaza Sucre, allá era una región liberada por la revolución. Empezamos a comunicarnos con una red de contactos y a pasar instrucciones porque las personas habían llevado un choque, no conseguían entender lo que era que había pasado. Entonces, Aristóbulo (ministro de Educación) y Maria Cristina (ministra de Trabajo), habían conseguido salir de Caracas e ido para Maracay; Nelson Merentes (ex ministro de Finanzas) había ido con el general García Carneiro para el Fuerte Tiuna, para intentar retomarlo. Nicolás Maduro (diputado del MVR), Cilia Flores (diputada del MVR), yo y otros estabamos en Caracas. Yo me concentré en movilizar a las lideres populares intermedios para que subiesen a los barrios e informasen a la población de que el presidente estaba secuestrado y que teníamos que cercar a Miraflores y al Fuerte Tiuna y defender esos lugares. ¡Todo el mundo, en masa, a las calles! Esa era la consigna.

¡Todos a las calles!

En el mismo viernes, ellos lanzaron la versión de que yo había sido asesinado, mira, me mataron tres veces en un mismo día. Pero esos comentarios, mentiras, todo lo que hacían para amedrentar a la población, sirvió como bandera movilizadora, en vez de desmovilizar, sacó al pueblo a la calle con más fuerza. A las 11 de la mañana del sábado, el general Baduel se pronunció en Maracay, diciendo que el Presidente tenía que volver. Él ya había hablado con muchos generales. El pueblo continuaba aumentando en las calles y sumando más fuerzas militares favorables al gobierno.

Retorno a Miraflores

Por vuelta de las 20:30 horas llamó un almirante diciendo que entregarían al Presidente. El coronel Hurtado le dijo: “Cuidado, Almirante, tome mucho cuidado, ordene a las fragatas que no pueden colocar en riesgo la vida del Presidente”. Fue montada una estrategia: se envió unos helicópteros para camuflar la venida de Chávez y garantizar su seguridad. Él no vendría en esos helicópteros, sino por otro lado. Varios oficiales se ofrecieron para servir como si fuese de celada, en caso de que intentasen matar al Presidente. Y Chávez fue conducido por otro lugar, no por donde pensaban los golpistas. Fue para la Brigada de Paracaidistas en Maracay y no para Miraflores, mientras acababan de consolidarse las fuerzas. Efectivamente, recibimos al Presidente más o menos a las dos y media de la mañana. Cuando nos abrazamos, el presidente dijo: “Freddy, yo no soy nada frente al coraje y la valentía de este pueblo. Estaba ayer en Turiamo, reflexionando, y sabía que ustedes no se iban a quedar quietos. Me imaginaba que el pueblo estaría en las calles. Éste es un pueblo valiente; no iba a permitir una dictadura. Yo pensé que iba a volver, pero dentro de un año; yo nunca pensé que iba a volver en 24 horas. Es un milagro lo que pasó”.

HP: La política de afirmación de la soberanía del país salió fortalecida...

F.B.: Seguro. Creo que para algunos en el mundo, nosotros somos un mal ejemplo para América Latina porque levantamos la defensa de la integridad latinoamericana, porque somos un gobierno principalmente para las clases más desposeídas, con una distribución de riqueza de una forma más equitativa, con un programa económico que no es el neoliberalismo más salvaje, un proyecto con justicia social. Porque ejercemos el derecho de ser un pueblo soberano y autónomo en nuestras decisiones, que no tenemos por qué bajar la cabeza frente a ninguna potencia mundial. Porque tenemos una alianza con los países árabes de la OPEP, porque es muy importante para nosotros mantener los precios del petróleo, no tenemos por qué dárselo gratis, las potencias no nos dan los productos de ellas, nosotros los compramos. Por ese tipo de cosas somos un mal ejemplo para algunos. Pero, nosotros no nos metemos en sus decisiones y podemos pedirles que no se metan en las nuestras.


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