¿Pero esta oposición está loca?

Por Mariana Hernández
mariannehz@hotmail.com

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27 de febrero de 2002

La oposición usa la libertad de expresión para decir que no hay libertad de expresión. Cuesta creer que gente inteligente pueda hacer esas cosas. ¿No será más bien que no es inteligente? Es desesperante que pueda pretender eso así con esa cachaza y contra toda evidencia. Uno la lee y no puede creerlo. El comunicado de la SIP sobre la carencia de libertad de expresión en Venezuela dejó en ridículo al surrealismo y al realismo mágico más delirantes. Seguro que el redactor se fumó una lumpia bien aliñada. ¿Por qué la SIP no decía nada cuando aquí apaleaban periodistas, cerraban medios, mataban periodistas, torturaban periodistas o extorsionaban a los periódicos con el papel, a través de Recadi (Oficina de Cambio Diferencial —que otorgaba divisas sólo a los que complacían al gobierno)? ¿Por qué no dijeron nada cuando Marta Colomina, bajo órdenes del gobierno de Blanca Ibáñez, perseguía a los partidarios de Carlos Andrés Pérez en el Canal 8? ¿Por qué no protestó ante el risible cuestionario que debían llenar los reporteros destacados en Miraflores cuando Caldera, en que debían consignar hasta el estado civil de su pareja?

La otra es que hoy los adecos conmemoran la masacre que perpetraron durante el Caracazo, hace 13 años. El cinismo humano es infinito.

Militares activos van a los hoteles a decir lo que les da la gana, pero esto es una dictadura. O sea, Chávez es como Pinochet, pues. Imagínense a un militar activo gringo pidiendo la renuncia de Bush en el hotel Hilton de Washington. ¿Cuántos segundos duraría vivo? Yo apuesto cinco segundos. Se aceptan apuestas. ¿Cuánto hubiera durado durante la dictadura de Pinochet?

No. Chávez no es Pinochet, pero tiene el proyecto de serlo, me dice una prima mía, que es una arrebatada antichavista. Evito el tema con ella porque se pone mal, empieza a dar gritos y tal, una chica normalmente tan comedida. ¿Qué le habrá hecho Chávez? Un día debiera meterles un susto para verlos corriendo como corrieron el 4 de febrero de 1992.

Veamos: lo único objetivo que pasa es que el tipo es malhablado. Me dirán: Chávez controla todos los poderes del Estado. Bueno, eso de que los controla es discutible, porque por ahí el Tribunal Supremo rechazó la demanda de Aristóbulo Istúriz contra las elecciones que perdió en la CTV, cosa que no creo que fuera muy del gusto de Chávez. En todo caso la mayoría bolivariana en la Asamblea y en el TSJ es producto del voto popular. También dicen que hay corrupción. No lo sé. Han mentido tanto que ya no les creo nada. Pero si es así presenten las pruebas y no pienso defenderlos. Y si hay corrupción ahora ¿por qué es ahora que arman este bochinche y no lo armaron antes cuando sí se comprobaron millones de casos entre ellos el latrocinio de Pérez, mancomunado o no? Comprobado y sentenciado por la Corte Suprema de Justicia de la IV República. No vi ni una sola marchita contra Blanca Ibáñez.

En fin, eso de malhablado amerita, justifica y requiere, obviamente, de cajón, una guerra civil. Eso no se discute siquiera. Guerra civil bien bonita, una carnicería, sangre, miembros despedazados, olor a pólvora con tripas al aire, porque un tipo es maleducado y no se leyó el Manual de Carreño, que es lo único comprobado. Óigame bien, amigo lector: ¿sabe usted cómo huele la pólvora mezclada con sangre y tripas al aire? ¿Tal vez, Dios no quiera, las de usted? ¿De su hijo? Porque un tipo es mal hablado, mire usted. ¿Quién fue el irracional que dijo que el hombre es un animal racional? Ah y se viste mal y canta canciones y hace chistes. Y habla largo. Causa suficiente para matar a varios miles de personas. Y a ver brazos y piernas regados por las aceras. A oír los gritos de agonía de los que saben que se están muriendo sin poder evitarlo. A poblar de huérfanos las calles de Venezuela. Como en Colombia. Como en Centroamérica. Como en Chile. Niños incluidos en la tragedia, como los niños que mataron las tropas del gran demócrata Carlos Andrés Pérez el 27 de febrero de 1989 porque salían, corriendo como suelen hacer los niños, de una panadería donde acababan de comprar pan. Obvio que hay que matarlos. Cualquier persona sensata piensa igual, ¿verdad? Menos mal que no uso revólveres porque ya hubiera matado a varios vecinos míos que se combinan horrible la ropa y hablan duro en los pasillos. El otro día oí a un tipo eructando en la calle y cómo lamenté no tener un hierro a la mano para echármelo. Digo, estoy segurísima de que Chávez eructa. Llego a oírlo y yo misma en persona voy y cometo el magnicidio, lo juro por este cerro de cruces. Aunque como cristiana no debiera jurar. Pero, bueno, una es débil.

Deben tener una furia que mejor no hablamos, porque nada menos que la embajadora Donna Hrinak haya ido a saludar al malhablado ese y encima se dejara jamonear por ese mono. ¡Una señora blanca y de trato dejándose magrear por ese zambo balurdo! ¡Lo que es la diplomacia, caballero! Es que ya no hay temor de Dios. Claro, los gringos no han invadido nunca a nadie por malhablado. Bueno, no soy historiadora, pero me imagino que no se han visto casos. Si alguien sabe algo que me avise, please (mariannehz@hotmail.com). Tal vez Manuel Caballero sepa algo. A lo mejor nos salvan bombardeándonos como hicieron con Sudán, con Afganistán, con Chorrillos en Panamá y en República Dominicana, que les quedó tan bonito aquello. Tocar la puerta no es entrar. A lo mejor nos ponen un buen Pinochet ahí para que todos seamos bien felices, con torturas, desaparecidos, asesinatos, padres y madres angustiados buscando a sus hijos y nietos desaparecidos durante décadas, incautación de niños para criarlos unos gorilas, que después tienen problemas crónicos de identidad hasta el día de su muerte, que tal vez sea un alivio. La felicidad, pues.

Lo que sigue es nada más con el amable propósito de desmoralizar a los antichavistas que hayan osado llegar hasta estos dos puntos: por ahí unos oficiales venezolanos (bueno, la noticia dice que son venezolanos) tantearon a los gringos en Washington para darle un golpe a Malhablado. Seguro que les dijeron que el zambo (¿no es así como lo llama la blanquísima Milagros Socorro?) come pescado con vino tinto (suficiente para una masacre, figúrate eso; por lo menos una masacre si no un buen genocidio, unos desaparecidos, con torturas indescriptibles, pues, como en el Cono Sur, tan bellos, tan tiernos). Pero los gringos les dijeron lo siguiente (no siga leyendo, amigo antichavista, todavía está a tiempo):

...a Bush administration official said some Venezuelan officers have sounded out U.S. diplomats about how Washington would react to a coup. They were told the United States stridently opposes any subversion of Venezuela’s democratic process, he said on condition of anonymity Tuesday.

Traduzco para los chavistas, porque me imagino, ¡por lo menos eso!, que los otros saben todos inglés:

Un funcionario de la administración Bush dijo que algunos oficiales venezolanos habían sondeado a diplomáticos estadounidenses sobre cómo reaccionaría Washington ante un golpe. Se les dijo que los Estados Unidos se oponen estridentemente a cualquier subversión del proceso democrático venezolano, declaró el funcionario bajo condición de anonimato este martes.

“Estridentemente”, ¡vaya adjetivo tan raro! Pero bien clarito. Yo que creía que el estridente era el malhablado. Para rematar, Richard Boucher, vocero del Departamento de Estado declaró:

    Those who may want change, political change, need to pursue it democratically and constitutionally.

O sea:

    Los que quieran cambio, cambio político, necesitan procurarlo democrática y constitucionalmente.

Ahi ta, pues, a calarnos al mono quién sabe por cuánto tiempo por culpa de esos malditos yanquis que no entienden la sensibilidad exquisita de estos opositores admiradores de tipos tan refinados, humildes, corteses, cultos, equilibrados, primorosos y sobre todo bienhablados como Enrique Mendoza y Alfredo Peña y mujeres tan ecuánimes, equilibradas y bienhabladas como Liliana Hernández, Ibéyise Pacheco y Marianella Salazar.


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