En medio de las dificultades normales, los misioneros oblatos han escrito una página en la historia de España. La realidad de la llegada de los Oblatos a la Península se hiso el 18 de Noviembre de 1882. Esta es la fecha que será el acta de nacimiento de la que con el tiempo iba a ser la Provincia Española. Provincia, se llama a la parte de una región, en este caso la región comprende Europa. España fue fundada desde Francia. A finales del siglo XIX la congregación tropezaba con grandes dificultades en Francia (País donde nació la congregación) a causa de las leyes anticlericales que cortaban la libertad en la Iglesia y especialmente de los institutos de vida consagrada. Las casas de formación estaban sometidas al asedio permanente del gobierno de turno y la Administración general de los Oblatos busca un lugar fuera de Francia para escolasticados y noviciado. Estas fueron las lineas de Accion que el Superior general propuso como programa de vida a los primeros fundadores venidos de Francia:
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Se juzgó que España podría ser lugar propicio para el noviciado del Mediodía en Ntra Sra de L'Osier. Se hicieron gestiones y se examinaron diferentes inmuebles en Getaje, en Hortaleza yen Sarriá. Por diversas circunstancias nada de esto llegó a buen puerto. La divina providencia facilitó otro camino a traves de las Religiosas de la Sagrada Familia de Burdeos. Entre una congregación y otra había surgido una buena relacion dada la amistad que tuvieran en vida sus respectivos fundadores. En el año de 1882 las religiosas tenían ocho obras florecientes en Madrid y sus alrededores. La Superiora de estas religiosas pidio al P. General de los Oblatos que enviara algun sacerdote oblato para atender a sus religiosas en territorio patrio. La Idea que culminó con el envió de varios religiosos tenia un doble objetivo. Por un lado la fundacion en España se veía propicia para poder brindar refugio a posibles exiliados y además presentaba buena perspectiva vocacional para un futuro.
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Comenzaba una andadura que era como un terreno por explorar. Como nuevos trabajadores del evangelio, el terreno resultaba atrayente y ”Menudo campo se les abrķa!¡inmenso campo! |