I
Introducción.
¿Qué
sucede con los hijos de los creyentes? ¿Por
qué abandonan la iglesia? ¿Puede detenerse
este terrible proceso? Y si la respuesta es
positiva ¿Qué puede hacerse, qué debe
hacerse?
II
Causas.
-
Una fe cultural.
En muchos de estos jóvenes se ha dado o se
da una confusión en relación con la
experiencia de la conversión. ¿Creen por
convicción personal propia o porque han
recibido esas creencias de sus padres? ¿Son
religiosos o convertidos? ¿Han aceptado a
Jesús o han aceptado una ética y una
moral? ¿Tienen relación o tienen religión?
-
Aumento del nivel cultural.
La mayor cultura y educación ha traído
consigo nuevas y desconocidas presiones,
ataques y cuestionamientos de la fe de los
hijos de creyentes. Su fe, en muchos casos
una fe cultural, no meditada, no
profundizada, no madurada, no asimilada en
la vida cotidiana, ha sido despiadadamente
desafiada y puesta en entredicho por las
ideologías y filosofías prevalecientes en
nuestra sociedad.
-
Modelos deficientes: Marcos de referencia (Iglesia
/ Padres).
¿Cuáles son los dos marcos básicos de
referencia para la formación de la
identidad espiritual del joven? Sin duda la
iglesia y la familia. Entonces, si estos son
débiles y no cumplen adecuadamente su función,
no hemos de extrañarnos que se produzca un
abandono de la fe por parte de los jóvenes.
III
Posibles soluciones.
1.
Ayudar a los jóvenes a clarificar su
experiencia de conversión.
Es trabajo de la iglesia ayudarles a
clarificar su posición delante de Dios. No
es nuestra responsabilidad negar ni afirmar
su situación ante Dios, antes bien procurar
los medios y las situaciones que les
permitan a ellos mismos entender de forma
clara y directa el Evangelio, cómo éste se
relaciona con su realidad personal y qué
espera Dios de cada uno de ellos.
2.
Crear espacios de libertad para las dudas y
las crisis.
Si permitimos que nuestros jóvenes se
cuestionen y planteen su fe y somos
responsables en elaborar y proveer
respuestas coherentes y maduras, la fe de
nuestros hijos prevalecerá.
3.
Hacer una seria autocrítica como congregación.
¿Cómo está afectando a nuestros niños y
jóvenes nuestra vida como congregación? ¿somos
una congregación con un estilo de vida
digno de ser imitado? ¿somos un motivo de
ánimo, estímulo y motivación para el
sector más joven de nuestra hermandad?
4.
Proveer a los padres con motivación y
recursos y adiestramiento para que puedan
desempeñar su función educadora.
Tenemos la firme convicción de que es
responsabilidad de la iglesia local ser un
soporte y un constante motivo de ánimo para
los padres.
IV
Conclusión
Nuestros
jóvenes son entidades morales libres y
responsables y finalmente es suya la decisión.
Sin embargo, es responsabilidad de la
iglesia proveer lo necesario para que esta
decisión pueda ser tomada con plena
comprensión de las implicaciones y
consecuencias de la misma.
Publicado
por Sepal Jovenes http://www.sepal.org/jovenes