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Por: Francisco Jiménez Nuñez La contaminación en la mayoría de las ciudades importantes del mundo y en especial en México, es una preocupación de ciudadanos y autoridades, pero en Guanajuato, en la ciudad capital del estado natal del Presidente de la República Mexicana, este tema pasa inadvertido, por no decir de noche. Como uno de los mejores y más viejos negocios del Gobierno Municipal y de particulares es el transporte urbano, las pequeñeses que son la contaminación y la falta de verificación de los camiones urbanos, así como de la actualización de unidades de transporte, son asuntos que se arreglan en escritorios de la Presidencia Municipal y nada que ver con mejorar la calidad del are que miles de personas respiran cada día y no solamente los que habitan la ciudad, sino casi tres veces más de la población de Guanajuato, ya que la población flotante es el triple del número de capitalinos. No es exageración el decir que la parte de los tuneles de la ciudad cervantina está tan contaminada como el centro de la ciudad de México, solamente hay que pasar por un túnel entre las 12 del día y hasta las cuatro de la tarde, para darse cuenta de lo pesado que es el aire y lo difícil de su respiración. Pero eso no es importante para las autoridades, lo importante para ellos y para los dueños de las conceciones del transporte, que son dos y familiares, nada que ver con la llamada monopolización que en Guanajuato no existe, porque la verdadera preocupación es la de subir las tarifas cada año, para que los ingresos de todos los involucrados, además de los dueños y nada que ver con trabajadores, se eleve como se ha venido dando durante varias décadas sin aspirar a ningún cambio. | |