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La misión del estratega
En Expomanagement México 2002, Michael Porter, el reconocido profesor de la Harvard Business School, enfatizó que una buena estrategia equivale a rigor y esfuerzo, no a destellos de genialidad espontánea.


“La estrategia no es cuestión de poesía, fantasías o arranques líricos, por el contrario, debe estar basada en el rigor y el estudio de todos los procesos que integran la organización.” Ese fue el mensaje principal con el que Michael Porter, el celebrado profesor de la Harvard Business School,en la apertura del Congreso de ExpoManagement 2002, en la ciudad de México.

Porter inició su conferencia "La Nueva Era de la Estrategia" con un breve panorama de los problemas y retos que enfrentan las empresas en el cambiante escenario global. En palabras del autor de Competitive Strategy y Competitive Advantage, los ejecutivos deben darle un mayor enfoque al management interno de sus compañías, en lugar de prestar una excesiva atención a los cambios que se gestan en el ajedrez global --como el surgimiento de China como potencia comercial del siglo XXI--. En este sentido Porter abundó en los temas centrales que, a su juicio, componen la visión moderna de la estrategia: la estrategia competitiva y la internacionalización.

El que mucho abarca, poco aprieta
De acuerdo con Porter, la tendencia seguida por muchas empresas en el sentido de abarcar diversos mercados y apuntar a la obtención de clientes de lugares diferentes es un craso error. Servirle a todos no es servirle a nadie, por lo que el primer paso que debe seguir toda empresa es establecer una estrategia competitiva que consiste en elegir a qué sector de la industria pertenecerá. Las preguntas claves para fijar una buena estrategia competitiva deben ser:

  1. Presiones externas para imitar a los demás. Los analistas bursátiles tienden a caer en la trampa de la moda y pugnan porque las compañías imiten “casos exitosos” que no necesariamente se sostienen en el tiempo. Un ejemplo de esto lo constituyen los múltiples fracasos de las empresas punto com.

  2. Mentalidad inadecuada para administrar. El término “centrarse en el cliente” se malinterpreta como “atender todas las necesidades del cliente”. Una empresa exitosa satisface los requerimientos del cliente que le corresponden, no todos.

  3. Prejuicios en los sistemas de costos. La inadecuada asignación de costos se usa para justificar la incorporación de nuevos productos, servicios o grupos de clientes que no le son funcionales a la organización.

  4. Presiones de crecimiento. El deseo de crecer, a menudo empujado por los mercados de capital y/o la aparente saturación del mercado objetivo de una compañía, lleva a los administradores a ampliar la oferta de la compañía en detrimento de su calidad de ser única.

  5. Incentivos organizacionales. No se trata de “incentivar por incentivar” a ciertas áreas de la empresa, sino de formular una estrategia integral de crecimiento.

Internacionalización, oportunidad de crecimiento
La globalización ha modificado sustancialmente las oportunidades estratégicas de las corporaciones, sobre todo aquellas de los mercados emergentes. De esta forma internacionalizar una compañía no equivale a ampliar su posición estratégica, sino a profundizarla. Para Porter, este paradigma es de especial relevancia para los países en vías de desarrollo, a los que aconsejó, entre otras cosas, elevar la penetración del mercado en la categoría elegida; extender el mercado de lo que la compañía puede ofrecer de manera única; extender el mismo posicionamiento a nuevos segmentos; encontrar segmentos adyacentes que impliquen hacer el mínimo de trueques, y crecer geográficamente para aprovechar nuevos mercados donde funcione el mismo posicionamiento.
No se trata de internacionalizarse en forma desordenada, sino de aprovechar todas aquellas ventajas que supone la globalización -nuevas tecnologías, facilidad de comunicación- e incorporarlas a la estrategia, sin que esto suponga perder el destino trazado originalmente, concluyó Porter.

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