ðHwww.oocities.org/espanol/planydirest/pla/plan45.htmwww.oocities.org/espanol/planydirest/pla/plan45.htmdelayedxû„ÔJÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÈ€xOKtext/html€hÓ+cÿÿÿÿb‰.HSun, 12 Jan 2003 04:11:22 GMTMozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98)en, *û„ÔJ Estrategia, algo más que poesía

IMCT000004.gif (4244 bytes) Estrategia, algo más que poesía
Michael Porter, enfatizó que una buena estrategia equivale a rigor y esfuerzo, no a destellos de genialidad espontánea.


El que mucho abarca, poco aprieta
De acuerdo con Porter, la tendencia seguida por muchas empresas en el sentido de abarcar diversos mercados y apuntar a la obtención de muchos clientes de diferentes mercados es un craso error. Servirle a todos no es servirle a nadie, por lo que el primer paso que debe seguir toda empresa es establecer una estrategia competitiva consiste en elegir a qué sector de la industria debe pertenecer. Las preguntas claves para fijar una buena estrategia competitiva deben ser: ¿En qué mezcla de negocios debe estar la compañía? ¿Cómo deben integrarse y administrarse las estrategias de los distintos negocios a nivel grupo/corporación? ¿Cómo competir en un negocio o industria distintos?

Una vez fijado el sector en el que se desea actuar, resulta fundamental comprender que la única manera de perseverar es mediante un retorno de la inversión basado en la rentabilidad a corto y mediano plazos. El concebir la generación de valor de otra manera, apuntó Porter, es arriesgarse a repetir los fallidos esquemas seguidos por las empresa de tecnología en los últimos años. En aras de lograr este objetivo, y no maquillar de manera contable el valor económico real de la empresa, el disertante remarcó la importancia de estar consciente de la generación del valor depende de la capacidad de manejar precios por encima de los costos totales de producir bienes y servicios. Manifestó que el valor de las acciones no debe guiar la estrategia directamente, ya que el valor sostenible de las acciones, aquel que va más allá de la coyuntura, depende del valor económico real de la corporación.

Porter identificó cinco barreras que con frecuencia impiden el desdoblamiento de una buena estrategia competitiva:

  1. Presiones externas para imitar a los demás. Los analistas bursátiles tienden a caer en la trampa de la moda y pugnan porque las compañías imiten “casos de éxito” que no necesariamente son sostenible al paso del tiempo. Ejemplo: Los múltiples fracasos de las empresas punto com.

  2. Mentalidad inadecuada para administrar. El término “centrarse en el cliente” se malinterpreta como “atender todas las necesidades del cliente”. Una empresa exitosa satisface los requerimientos del cliente que le corresponden, no todos.

  3. Prejuicios en los sistemas de costos. La inadecuada asignación de costos se usa para justificar la incorporación de nuevos productos, servicios o grupos de clientes que no le son funcionales a la organización.

  4. Presiones de crecimiento. El deseo de crecer, a menudo empujado por los mercados de capital y/o la aparente saturación del mercado objetivo de una compañía, lleva a los administradores a ampliar la oferta de la compañía en detrimento de su calidad de ser única.

  5. Incentivos organizacionales. No se trata de “incentivar por incentivar” a ciertas áreas de la empresa, sino de formular una estrategia integral de crecimiento.

Internacionalización, oportunidad de crecimiento
La globalización ha modificado sustancialmente las oportunidades estratégicas de las corporaciones, sobre todo aquellas de los mercados emergentes. La internacionalización no equivale a ampliar la posición estratégica; por el contrario, implica una profundización de esa posición. Para Porter, este paradigma es de especial relevancia para los países en vías de desarrollo, a los que conminó, entre otras cosas, a elevar la penetración en el mercado de la posición elegida; extender el mercado de lo que la compañía puede ofrecer de manera única; extender el mismo posicionamiento a nuevos segmentos; encontrar segmentos adyacentes que impliquen hacer el mínimo de trueques, y crecer geográficamente para aprovechar nuevos mercados donde funcione el mismo posicionamiento.

No se trata de internacionalizarse de manera gratuita y desordenada, sino de aprovechar todas aquellas ventajas que supone la globalización (nuevas tecnologías, facilidad de comunicación) e incorporarlas a la estrategia, sin que esto suponga perder el destino trazado originalmente, concluyó Porter.



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