ðHwww.oocities.org/espanol/pmalife/022003D.htmlwww.oocities.org/espanol/pmalife/022003D.htmlayedxšUÕJÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÈ°ll™4OKtext/html(¾ÍW™4ÿÿÿÿb‰.HMon, 19 May 2003 18:04:33 GMTMozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98)en, *šUÕJ™4 A Marco Ameglio S.
A MARCO AMEGLIO S.
 
Soy conocedor de sus intenciones de dirigir mi país durante el periodo 2004-2009, muchos dicen que su amplia experiencia política -4 periodos como legislador-, así como su trayectoria empresarial -empresas Bonlac-; son sus principales credenciales para ser considerado como la figura más adecuada para ocupar el solio presidencial por el próximo quinquenio.
 
Desafortunadamente, para usted, una amplia cantidad de ciudadanos no pensamos así.  De ser así, de ver solo trayectoria política y empresarial, tomando la primera, cualquiera debería ser presidente; y tomando la segunda, Martinelli debería triunfar por amplia mayoría.  En esas tonterías no me fijo, y ojalá todos los ciudadanos de esta nación actuáramos así.  Debemos ver más allá, ampliar nuestros horizontes mucho más allá , no ver pequeñas credenciales que muchos buscan magnificar; mas bien, hay que ver los hechos, las acciones y las proyecciones.
 
Antes de continuar, aclaro que dedicaré este artículo a atacar la famosa experiencia política que sus seguidores argumentan, sobre la experiencia empresarial no haré comentarios, no pretendo invertir mi tiempo y espacio en ese tema.  No cuestiono la experiencia empresarial, porque no la considero una característica importante a la hora de seleccionar a un buen candidato.  Ya he vito dos gobiernos de empresarios, el de Pérez Balladares y el de Mireya Moscoso.  Estoy seguro que ambos manejan sus empresas a la perfección, pero como gobernantes no llenaron las expectativa de la Nación.
 
Quienes argumentan que sus 20 años de experiencia legislativa -que se cumplirán el 31 de agosto de 2004, y de los cuales 5 resultaron de un periodo como suplente de legislador-, son suficiente credencial para optar por la presidencia de mi país; se equivocan.  Estos defensores se aferran a una productividad legislativa cuestionable y a una actitud política comparable con la de cualquiera de los que hoy componen el pleno legislativo.  Durante sus años como miembro del Parlamento Nacional, ningún ciudadano ha visto de usted nada que lo haga diferente del resto de los legisladores.  Y no me salga con la excusa de que una clara muestra de que la gente cree en usted, es el hecho de que los residentes del circuito al cual usted representa lo han reelecto tres veces.  Para mi eso es una falacia.  En las elecciones de 1989 la consigna era aplastar al PRD y la dictadura militar, por lo tanto había que votar por los candidatos civilistas -nunca más la democracia cristiana a obtenido tantos escaños como en 1989, para dar un ejemplo-.  ¿Y qué puedo decir de 1994 y 1999?, sencillo, aparte de la utilización de las inmorales y políticas partidas circuitales para convencer a los electores con obras propias de un alcalde o representante de corregimiento; puedo hacer una comparación con Balbina Herrera, la gente ya está tan acostumbrada al legislador que lo reelige una y otra vez, para no tener que pensar y analizar las propuestas, personalidad y acciones del resto de los candidatos.  Si usted se postula en el 2004 como legislador, y no dudo que lo hará, tengo la seguridad de que, a pesar de los puntos que señalaré a continuación, saldrá reelecto sin problemas.
 
Sus credenciales políticas son cuestionables.  En relación a su productividad, sus defensores solo hacen alusión a la  promoción o presentación de 8 importantes leyes en casi 20 años de trabajo -2 leyes por periodo-, de las cuales solo la Ley 58 de 2002, que establece medidas de retorsión en caso de restricciones discriminatorias extrajeras contra la República de Panamá; es la única que puedo considerar como buena.  El resto son leyes que no han cumplido con su cometido, ya que, como muchas otras leyes nacionales, fueron redactadas y aprobadas sin analizar consecuencias futuras.  Hay que recordar que nuestra Asamblea se caracteriza por aprobar leyes a diestro y siniestro, dejando la compilación y ordenación al tiempo y al interés de otros.  Realmente quisiera que sus defensores hicieran alusión a las otras leyes que ha propuesto y que no han sido consideradas por el pleno -si es que existen-, al conocerlas conoceríamos mejor su actitud  política.
 
Sí, sobre su actitud política habría mucho que decir, me pregunto ¿habrá presentado algún proyecto de ley que acabe con los privilegios de los legisladores?, ¿habrá presentado alguna propuesta que frene la corrupción, que acabe con el desperdicio de los recursos del Estado, que democratice más nuestra forma de gobierno, que de paso a una Asamblea más participativa, productiva e incorrupta?, ¿habrá usted dado el no a las reformas electorales, a las reformas tributarias, a el nombramiento inmoral de magistrados de la Corte?, ¿se ha opuesto usted a la equiparación de la Panamá Ports Company, al nefasto reglamento de la ley de transparencia, a las acciones corruptas de la actual administración arnulfista?, ¿qué ha hecho usted por cambiar nuestro patético modelo administrativo, herencia de la dictadura que usted enfrentó con tanta saña?...  
 
Lo dejo hasta aquí.  Señor Ameglio, usted es otro político común y corriente, de esos que buscan llegar a la presidencia por que les encanta el vaivén político del gobierno, no porque busquen solucionar los graves problemas que sufre la nación.  Su campaña ha iniciado con promesas vagas e inconsistentes.  Al igual que sus dos competidores arnulfistas, lo considero incapaz de administrar mi país.  No se merece esa oportunidad.
 
 
Viernes 28 de febrero de 2003