PRIVATIZACIÓN Y RENACIONALIZACIÓN
 
Desde que se dieron las privatizaciones de dos de los servicios públicos básicos, no hemos cesado de escuchar las voces de aquellos que claman la “renacionalización” de estas empresas, es decir, que el Estado vuelva a asumir el control de las mismas; no obstante, a pesar de que siempre he considerado estas opiniones como carentes de fundamento y de razón, nunca imaginé que formarían parte de la característica demagogia electoral. Y es que ya solamente no se está prometiendo el derogar las reformas tributarias, ahora tenemos un candidato y a un pre-candidato a  la Presidencia de la República, hablando de devolverle al Estado el control de las empresas privatizadas.  Y digo hablando, porque es todo lo que hacen, ya que ninguno ha sido capaz de decir cómo pretende lograr semejante meta.
 
Sin embargo, a estos personajes se le suman todas aquellas personas que públicamente han acotado que es prioritario concretar la bendita renacionalización.  Los más osados apuestan a la utilización de los dineros del Fondo Fiduciario para el Desarrollo (FFD) para “recomprar” las empresas eléctricas y de telecomunicaciones; los menos atrevidos dicen que hay que establecer estrategias económicas que nos permitan ”encontrar” los fondos para concretar una operación de compra de las acciones que poseen las empresas privadas; y los más extremistas solo dicen que hay que renacionalizar a como de lugar.
 
En cualquiera de los casos, al hablar del tema de devolverle al Estado el control de los servicios públicos, hay que ser lo más responsable posible.  En primer lugar hay que mirar hacia atrás e identificar cuáles fueron los errores que se cometieron en el proceso privatizador.  A mi consideración el principal fallo en que se cayó fue el de entregar el control total de las empresas so pretexto de la muy afanada inversión.  
 
Para ponerlo más claro, veamos el caso de Intel S.A., la empresa de telecomunicaciones mixta que poseen el Estado, Cable & Wireless y los empleados.  Cable & Wireless pagó más de 600 millones de dólares por el 49% de las acciones de Intel S.A., sin embargo, como el contrato obligaba a la empresa a realizar millonarias inversiones en un determinado periodo de años, el Estado decidió crear un monopolio temporal y entregar el 100% de la administración a la empresa británica.  Es decir, el Estado, co-propietario de la empresa, dueño de igual cantidad de acciones, decidió no participar en la administración.  Así mismo ocurrió con las empresas de reproducción y distribución eléctrica que se crearon en el demagogo proceso de reestructuración del antiguo IRHE, que supuestamente iba a fomentar la competencia.  Hoy, el Estado solo tiene a ETESA, y si observamos nuestras facturas eléctricas, es la que menos porcentaje recibe en la ponderación de la cuenta mensual de cada cliente.
 
Horrores se cometieron, la competitividad prometida por el falaz Balladares es una farsa, tanto en electricidad como en telecomunicaciones.  Aún no encuentro justificación al hecho de haber cerrado desde le inicio el mercado de los celulares o al haber vendido la red de telefonía a una empresa privada o al haber abandonado el mercado de producción eléctrica.  ¿Qué hubo detrás de todo esto?, ésa es la pregunta que hay que responder para que la renacionalización sea viable, pero ningún candidato se atreve a plantearla, porque eso representaría jugar a que se les queme su rabo de paja.
 
La renacionalización por “recompra” es imposible, quien lo prometa, miente.  El FFD no alcanzaría y buscar crédito para tal fin, sería un error imperdonable.  Arrebatar por arrebatar sería una opción estilo castrista, que conllevaría romper el orden jurídico.  Solo hay dos opciones para disminuir el sufrimiento que han causado los “errores” de la privatización, la primera, crear un ente que realmente regule los servicios públicos, aparte de legislar nuevamente en materia de telecomunicaciones y electricidad, a fin de eliminar los defectos del sistema actual e impulsar una apertura de mercado que realmente genere competencia y que involucre la participación del Estado de manera activa en la administración de estas empresas, o bien, como competidor en el mercado.  La segunda, la única forma de renacionalizar: responder ¿qué hubo detrás de todo esto?; identificar, investigar y probar esos vicios de corrupción de los que tanto se dice, fueron parte del proceso privatizador, reitero, ¡dicen!.  La sola identificación de uno, bastaría para declarar nulo el contrato, permitiéndole al Estado reclamar la empresa y rectificar sus errores.  Realmente, considero que la mejor opción es la segunda, pero no veo en ninguno de los candidatos actuales el suficiente coraje ciudadano como para atreverse a tocar el pasado.
 
 
Miércoles 20 de agosto de 2003
 
 
Revisa mi propuesta sobre las telecomunicaciones en la página LO NUEVO de mi sitio y baja el anteproyecto de la página de DOCUMENTOS...