ðHwww.oocities.org/espanol/pmalife/pma34www.oocities.org/espanol/pmalife/pma34.htmllayedx³UÕJÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÿÈÅlœXOKtext/html(¾ÍWœXÿÿÿÿb‰.HMon, 19 May 2003 18:20:05 GMTMozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98)en, *³UÕJœX Matices Económicos I
MATICES ECONÓMICOS I
 
Panamá está en una situación económica precaria, los índices de la misma no dan esperanza a que vaya a mejorar en lo que resta del 2002.  La caída empezó a inicios de 1999 -algunos aseguran que fue a mediados de 1998-; no obstante, la realidad es que desde antes de la llegada de Mireya Moscoso al poder, las condiciones auguraban días oscuros para la economía nacional.
 
La caída de la economía panameña se debe, en gran medida, a dos aspectos preponderantes:
· Los problemas económicos globales, causados principalmente por el cambio monetario de Europa -la implantación del Euro como moneda única de la Comunidad Europea- y la incertidumbre que esto provocó en los mercados internacionales -especialmente en Estados Unidos-,  a pesar de las tantas prevenciones que se tomaron; esto, junto a la histórica caída global de las bolsas de valores.
· Incapacidad de establecer una estrategia nacional de repunte económico, ni por la administración saliente en 1999 -que prácticamente no le interesó lo que venía-, ni por la recién llegada -que se preocupó por otras cosas y no se previno de lo que realmente era relevante-.
 
Cierto es que la inestabilidad económica de las principales economía globales causó impacto negativo en el resto del mundo, pero es completamente inaceptable querer culpar a la misma de la situación paupérrima que vivimos hoy.  Desde el momento en que este panorama empezó a vislumbrarse con la caída de las bolsas a finales de la década pasada, las economías poderosas empezaron a tomar medidas, mismas que son conocidas por todos -cambios en los tipos de interés, estrategias de intercambio comercial, reuniones extraordinarias de organismos económicos y comerciales-, todas con el fin de buscarle solución a los problemas que se avecinaban.
 
Las medidas empezaron a dar resultados positivos, tanto así que las economías poderosas -Europa, Estados Unidos, Sureste Asiático- empezaron a dar muestras de recuperación; en especial las Asiáticas.  Para inicios del año 2001, la incertidumbre del Euro era menor, mientras que en Estado Unidos se vivía lo que parecía el repunte de la decaída economía; sin embargo, para esas mismas fechas, la economía panameña seguía cayendo, luego de que durante 17 meses de gobierno, la administración Moscoso no había sido capaz de idear un verdadero plan que hiciera despegar la economía; por el contrario, se dedicaba a culpar de la situación, a los problemas económicos mundiales, obviando que la tendencia al alza era lo que se veía en el panorama.
 
No obstante, la tendencia al alza se resquebrajó con los sucesos del 11 de septiembre de 2001, los cuales afectaron de forma negativa, aparte de la economía Estadounidense, a las economía del mundo, en especial la Europea -la Asiática no se resintió tanto-.  Bajo el paraguas de estos hechos, la administración panameña encontró el pilar del cual podía asirse, a fin de echar culpas y no buscar soluciones.
 
Los problemas económicos de diversas naciones del orbe han llegado a situaciones alarmantes, como es el caso de Argentina; sin embargo, no se puede atribuir toda la culpa a la economía global, por lo menos en el caso de Argentina.  No obstante, la incertidumbre que causó semejante descalabro, ha tenido sus secuelas negativas en Chile, Paraguay, Brasil y Uruguay -siendo este último el más afectado-; poniendo en peligro la estabilidad económica de los grandes del MERCOSUR.  A pesar de la situación, ninguna de estas naciones ha dedicado sus esfuerzos a culpar de sus contrariedades a la hecatombe Argentina, por el contrario, han hecho todo lo posible por luchar en contra de esta onda expansiva que amenaza día y noche los mercados suramericano.
 
A diferencias de estas naciones, que después de los eventos del 11 de septiembre de 2001 y de la caída argentina, han dedicado sus esfuerzos a encontrar rutas de recuperación o, al menos, de estabilidad; en Panamá seguimos culpando de nuestra situación, ya no solo a la situación económica global, sino que desde mediados de septiembre de 2001 hasta la fecha, todo es culpa de Osama Bin Laden y del desaparecido World Trade Center.
 
Luego del 11 de septiembre de 2001, los bloques económicos decidieron tomar cartas en el asunto, las economías Asiáticas decidieron aprovechar, responsablemente, la coyuntura que abría la decadencia Estadounidense; mientras que las Europeas hicieron todo lo posible por evitar recaídas y así mantener el panorama de crecimiento que se vislumbraba antes de los actos terroristas.
 
En el año que ha transcurrido desde los eventos, las tendencias han sido variables en lo que se refiere al estatus económico de Estados Unidos, leves alzas y excepcionales caídas han caracterizado este periodo; en especial, variaciones negativas, no solo por culpa de las políticas gubernamentales, sino por las malas jugadas de grandes consorcios, aspectos que han creado incertidumbre general; a tal punto, que, hace unas semanas, por primera vez, desde que el Euro se puso en circulación, éste sobrepaso al dólar en la cotización mundial, convirtiéndose, por unos días, en la moneda más poderosa del mundo después de la libra esterlina.  Este hecho no se debió a que el Euro hubiese elevado su valor, sino más bien, a la abrupta caída del dólar estadounidense; el cual, gracias a medidas tomadas por la Reserva Federal, volvió a su sitial, aunque un poco débil.
 
De igual forma, un año después de los hechos del 11 de septiembre de 2001, las economías europeas lograron mantenerse estables, consiguiendo que el Euro se salvaguardara en su posición de tercera moneda más importante del mundo; así, en estos momentos, el Banco Central Europeo augura mejores días para la joven moneda, más aún cuando existen proyecciones del futuro ingreso de más países a la Unión Europea y, por ende, la esperanza de un despegue económico sin precedente en Europa.  Por otro lado, las economías asiáticas están en un buen momento, tal vez no tanto como el que quisieran estar viviendo -Japón no está muy contento con su situación económica, relativamente estable-, pero en comparación con los vaivenes que sufrieron las economías Europeas y la Estadounidense, los poderosos asiáticos no deben tener mucho de que quejarse.
 
Las tendencias económicas globales no son exageradamente alentadoras, sin embargo no son tan malas como hace unos meses atrás; en estos momentos, culpar de cualquier inestabilidad económica a los hechos del 11 de septiembre del 2001, es completamente inaceptable e irresponsable; en especial para nuestro país.  Solo hay que ver a nuestro vecino Costa Rica, quien a pesar de las variaciones mundiales, demuestra tendencia al alza en su economía interna, gracias a la toma de decisiones adecuadas y precisas en programas de reactivación económica y lucha contra la corrupción.
 
En nuestro país, no se han tomado medidas prudentes; los planes de reactivación que se aprobaron no tenían un fundamento científico, mucho menos tendrán resultados efectivos las inversiones que se pretenden hacer con 200 millones del Fondo Fiduciario para el Desarrollo.  Un buen programa de reactivación debe incluir, en primer lugar, medidas que den resultados a corto plazo; desafortunadamente la administración actual ha sido incapaz de lograr algo así, por el contrario, ha preferido seguir culpando a los atentados del 11 de septiembre de 2001.
 
En comparación con Costa Rica, Panamá tiene una cantidad superior de recursos para establecer estrategias a corto plazo, sin embargo, las mentes que pueden preparar planes de este tipo no son las que nos gobiernan hoy; ese es nuestro principal problema.  No existen eficientes planes económicos y, mientras vivamos con esta realidad, seguiremos en una situación inestable, decadente y poco esperanzadora.
 
Entonces ¿qué se debe hacer?; en nuestra siguiente participación veremos la propuestas que, en materia económica, consideramos como posibles estrategias que podrían fundamentar planes a corto plazo.
 
Lunes 9 de septiembre de 2002